Por José Abreu Cardet
La guerra de 1868 se desarrolló con extrema crueldad. Pero, en sus inicios, ocurrió un olvidado acontecimiento al que queremos referirnos en este breve artículo. Francisco de Camps y Feliú, comandante de infantería del ejército español y gobernador de Holguín, no fue un hombre que se destacó por una actitud arrogante y despreciativa hacia los cubanos. Su esposa era cubana y el mismo pertenecía a una región, Cataluña, que sufría el yugo imperial. Quizás esos son factores que influyeron en su forma de actuar hacia los cubanos. En general se había ganado el aprecio de los holguineros.
Al estallar la guerra, y los mambises ocupar casi todo el territorio de la jurisdicción, Camps y Feliú concentró el grueso de su fuerza en la manzana donde se encuentra el edificio conocido hoy como, La Periquera. Los revolucionarios le pusieron sitio a esa manzana desde el 17 de noviembre.
Durante el sitio se realizó una tregua donde ambos bandos conferenciaron. Los cubanos negociaban la rendición de los españoles. Estos últimos al parecer se mostraban bastante propensos a llegar a un trato, pero al final esto no resultó.
Durante la tregua Julio Grave de Peralta uno de los líderes de los sitiadores tuvo un gesto de caballerosidad con Camps. Como en la manzana fortificada se encontraban una cantidad de mujeres le regaló una vaca para que pudieran comer carne y le escribió una nota caballerosa y respetuosa que el propio Camps se encargó de reproducir años después cuando publicó su libro Españoles e Insurrectos.
“Sr. Don D. de C. Y F. —Holguín, 22 de Noviembre de 1868. —Muy Sr. mío: La resistencia opuesta por usted, ya debe cesar. Ha cumplido usted como valiente militar, y ya debe pensar en salvar la vida de las personas débiles encerradas en esa casa, que no podrá defenderse de un asalto combinado. Diríjome a su gran corazón en nombre de la humanidad.” “He ordenado que se le facilite a usted una vaca para que esas señoras coman carne fresca. —Patria y Libertad. —Julio Grave de Peralta.”
En su libro de recuerdo anotó Camps refriéndose a el en tercera persona que: El comandante militar no contestó; pero le dio las gracias personalmente en la Plaza de Armas, evitando que Peralta le diera un abrazo, diciéndole: —“Los generales no se abrazan cuando parlamentan, se harían sospechosos.” Peralta comprendió la advertencia y se contuvo; hablaron después y ambos se retiraron. (1)
Julio Grave de Peralta quien se convertiría en el líder de la insurrección lo había tratado. Incluso en su diario personal anotó que durante la tregua: “…tuve la oportunidad de hablar extensamente con el Teniente Gobernador Señor Francisco Camps persona bastante simpática y caballero y digna de aprecio por todo aquel que tuvo el placer de tratarlo y su amabilidad era muy popular” (2) Una olvidada historia de caballerosidad entre dos hombres que combatieron con valor en bandos
contrarios pero mantuvieron un respeto que no es muy frecuente en una guerra.
Notas
1— Francisco de Camps y Feliu Españoles e Insurrectos. Establecimiento Tipográfico de A. Álvarez y Compañía. La Habana. 1894
2—Constantino Pupo y Aguilera, Patriotas Holguineros, Holguín, 1956, pp. 25, 26
OTROS ENLACES:
La Periquera (Foro de Historia Militar)
El sitio de La Periquera
El sitio de la Periquera, un documento muy singular
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