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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

10 de mayo de 2020

El nuevo Virrey del Perú priva a García Holguín de sus propiedades e indios

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt


La llegada del virrey Blasco Núñez Vela y los mandatos ordenados por él también alborotaron a la población de Trujillo, donde, como en todas partes del Perú, a todos los vecinos y soldados les quitaron los indios de servicio. Y a Diego Mora y García Holguín les quitaron los indios de sus encomiendas[1].
El argumento de Núñez Vela para proceder a privar de sus encomiendas a García Holguín fue que había entrado en posesión de ellas siendo Teniente Gobernador, lo cual quedaba absolutamente prohibido en las nuevas ordenanzas[2].
En el juicio que posteriormente se siguió contra el Virrey algunos testigos dijeron “(…) que en ambos pueblos [Trujillo y el vecino San Miguel] los vecinos y personas que lo supieron estaban escandalizados en verles quitar los indios, especialmente a García Holguín, que es caballero y viejo y honrado y que ha servido a Su Majestad en estas tierras”[3]. Lo anterior prueba que ante la opinión pública trujillana era García Holguín una figura de renombre y por tanto no estaban de acuerdo que lo privaran de sus propiedades y que lo dejaran sin medios para sustentarse, y tanto así que dramatizaban diciendo que la supuesta edad del Teniente Gobernador era de ochenta años. (De acuerdo con el estimado de edad y tomando en cuenta otros datos que antes hemos dado, la edad verdadera debió ser cercana a cincuenta y cinco).
Ante los desastres promovidos por el virrey Nuñez Vela, carlos V nombró en 16 de febrero de 1546 a Pedro de La Gasca como Presidente de la Real Audiencia de Lima y lo envistió de plenos poderes para actuar como pacificador. A su llegada de La Gasca anunció que era portador de cartas del Emperador español donde se ofrecía derogar las Leyes Nuevas.  



[1] Vázquez, Baltasar, editor. “Traslado de la probanza que fyciern los oidores de la abdyencia de Los Reyes contra el Virrey Blasco Núñez Vela sobre los alborotos y escándalos que produxo con su ida”. En Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españoles de América y Oceanía. Madrid: Imprenta de J.M.Pérez, 1869.
[2] Puente Brunke, José de la. “Encomienda y Encomenderos en el Perú” (Fragmento digitalizado). Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla, 1992.
[3] Ibíd, Baltazar Vázquez. (Nota 1)

García Holguín le es fiel a Pizarro

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt

Justamente en el momento en que la conquista del Perú corría mayor peligro por la arremetida de Manco Inca, fue cuando se desencadenó el conflicto entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro por la posesión del Cuzco que ambos consideraban estaba entre las gobernaciones que cada uno de ellos había recibido en virtud de la Real Cédula de 21 de mayo de 1534.
El enfrentamiento entre pizarristas y almagristas marcó uno de los periodos más sangrientos de los protagonizados por los conquistadores españoles en América.
En Trujillo la mayor parte de los vecinos, incluyendo al Teniente Gobernador García Holguín, eran leales a Pizarro[1].
Finalmente el conflicto condujo a la ejecución de Almagro en el Cuzco, el 8 de julio de 1538 y el asesinato de Pizarro el 26 de junio de 1541. Posteriormente y en vista de que el hijo de Almagro encabezó a los seguidores de su padre y la guerra continuó, el 16 de septiembre de 1542 se produjo la batalla de Chupas, entre las tropas almagristas y las de Cristóbal Vaca de Castro, nombrado por la Corona juez comisionado y gobernador del Perú. El hijo de Almagro fue ejecutado en el Cuzco el 27 de noviembre de 1542.
La siguiente etapa de las Guerras Civiles estuvo claramente definida como la rebelión de los encomenderos contra la corona española, sobre todo por el descontento de los encomenderos por una serie de disposiciones legales enunciadas por el Rey conocidas como las Leyes Nuevas. (Este conjunto legislativo, promulgado el 20 de noviembre de 1542, pretendía mejorar las condiciones de vida de los nativos de la América española)[2].   
Con la compleja misión de poner en vigor las Leyes Nuevas, Carlos V envió a Perú a Blasco Núñez Vela con la investidura de primer Virrey. El Virrey llegó en marzo de 1544 y tal fue su exceso de celo en el cumplimiento de su tarea, y tan grande su desconocimiento de la realidad peruana y americana en general, que lo único que consiguió fue exacerbar los ánimos hasta la radical postura de los encomenderos de presentar un proyecto separatista de la corona. 


[1] Castañeda Murga, Juan. “La casa del capitán García Holguín en la ciudad de Trujillo del Perú: apuntes para su historia”. Cuadernos de Historia I, 2002.
[2] Castro Arenas, Mario. “Panamá y Perú en el siglo XVI”. Alicante: Universal Books, 2010.
 

Guerra civil en Perú. El teniente Gobernador de Trujillo se prepara para defender la ciudad

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt



El periodo inmediatamente posterior a la fundación de Trujillo fue extremadamente convulso y violento, sobre todo por las Guerras Civiles que entre ellos mismos se hicieron los conquistadores del Perú (1537-1554).
Manco Inca Yupanqui fue uno de los cuatro sucesores de Atahualpa que se enfrentaron al desmantelamiento del imperio por los españoles, sin embargo, aprovechando la compleja situación política de las naciones andinas en ese momento, divididas y enfrentadas entre sí, Pizarro logró manipular a Manco Inca haciéndole creer que se aliaban y nombrándolo emperador.
Pero tantos fueron los abusos que cometieron los españoles contra el pueblo inca, que Manco Inca inició una nueva rebelión y puso en vilo el dominio de los conquistadores en la región. Entonces tal fue el temor que invadió a Pizarro que comenzó a pedir ayuda a todos los gobernadores de Indias y también a todos los cristianos que vivían dentro de su gobernación[1].
Obviamente que Trujillo no quedó exenta de tales exigencias. A los de esa villa Pizarro les solicitó que acudieran con todas las gentes y armas disponibles y a la misma vez les envió un navío para que sacasen del pueblo a las mujeres y niños y para que resguardaran todos sus bienes  (Trujillo está situada muy cerca del océano Pacífico).
Llegada la petición de Pizarro, García Holguín, entonces Teniente Gobernador de la villa, convocó a una junta de vecinos que acordó la defensa del pueblo y “poner a salvo a las mujeres remitiéndolas por mar a la ciudad del istmo [Panamá] bajo el cuidado de Rodrigo Lozano”[2].


[1] Velasco, Juan de. “Historia del reino de Quito en la América meridional”. Vol II. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1789.
[2] Zevallos Quiñones, Jorge. “Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú” Vol. I. Las Semblanzas. Trujillo: Fundación Alfredo Pinillos, 1996.

García Holguín, Teniente Gobernador de Trujillo, Perú

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

De la etapa peruana en la vida de García Holguín hasta su muerte en 1557 y otros eventos que sucedieron posteriormente a ese año, existen numerosas referencias en la historiografía peruana moderna, en particular la relativa a la ciudad de Trujillo, y ahora pasamos a resumirla.
El 3 de diciembre de 1535, Francisco Pizarro emitió una provisión designando a García Holguín y a Diego de Mora para capitanear a la gente llegada con Alvarado. En el dicho documento dice: “(…) vengan por capitanes de la dicha gente dos personas que sean servidores de Su Majestad, e de fidelidad e de habilidad, por ende, confiando de voz Garzi Holguín e Diego de Mora, que con toda paz e buen recaudo e como convenga traereys la dicha gente (…)”[1]
Casa de García Holguín en Trujillo.
Tres años después de fundado el pueblo de Trujillo, García Holguín era Teniente Gobernador de la villa*. Para entonces había sido beneficiado en la repartición de los solares con uno que hacía esquina con la plaza principal y dando el frente a ella y por tanto a la Iglesia Mayor. La casa que se erigió era de dos pisos y contaba con zaguán, patio, corredores, salón, cuadra, cámara, traspatio y huerta. (Parte del inmueble original aún existe en el centro histórico de Trujillo).
Casi recién nombrado Teniente Gobernador, a su casa en Trujillo llegó don Melchor Verdugo de Olivares** para la toma de posesión de su encomienda. Antes no se habían visto y después lo harían muy comúnmente. Verdugo, posiblemente para hacerle honor a su apellido, se convirtió en el peor enemigo de todos los que Holguín tuvo alguna vez.

 *Se contradicen los autores en la fecha en que García Holguín asumió como Teniente Gobernador de Trujillo y también en la fecha en que dejó de serlo. Zevallos Quiñones afirma que desde 1536 García Holguín pasó a sustituir en el cargo de Teniente Gobernador de Trujillo a Martín de Estele quien había fallecido. Lo cierto es que en 1537 ya Holguín aparece firmando con ese cargo en una información de méritos y servicios. Busto Duthurburu asegura que estuvo en el cargo hasta 1541
** Melchor Verdugo nació en Castilla, España y con 16 años de edad pasó a América, seguro que como escudero de algún soldado de cierta importancia y coterráneo suyo… El adolescente Verdugo fue a Perú y junto al conquistador de aquellas tierras, Francisco Pizarro, participó en el despojo de las ancestrales propiedades de los incas. En pago a sus servicios Pizarro le otorgó un solar en el Cuzco. Sin embargo a Verdugo le pareció que era muy poco y siguió aspirando hasta que consiguió un gran feudo y muchos indios en la ciudad de Trujillo. A que el Teniente Gobernador de esa villa le oficializara las propiedades que le acaban de entregar fue Verdugo y conoció a García Holguín, que, repito, era el Teniente Gobernador. García Holguín hizo lo que quería el visitante y Verdugo se convirtió en personaje influyente del pueblo, tanto que lo nombraron regidor perpetuo… Se dice que las propiedades de Verdugo en Trujillo fueron las más ricas de la región en aquellos tiempos. Y que esa riqueza provenía de las minas de plata que estaban dentro de su feudo… Y se dice también que las riquezas de Verdugo provenían de la extorsión a que sometió a los curacas o príncipes locales incas.


[1] Pizarro, Francisco. “Testimonio: documentos oficiales, cartas y escritos varios”. Editado por Guillermo Lohman Villena. Vol. 3. V Centenario del descubrimiento de América, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos. Departamento de Historia de América “Fernando de Oviedo”, 1986.
 

García Holguín participa en la fundación de la ciudad de Trujillo, Perú

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



Por orden de Pizarro los que habían llegado de Guatemala debían partir adonde él, y todos se pusieron en marcha. A su paso por el valle de Chimú, cuando eran los meses finales de 1534, mandó Pizarro que fundaran una población y que le pusieran Trujillo por nombre, en honor a su ciudad natal. De esta forma García Holguín fue de los treinta y un conquistadores que se convirtieron en fundadores y primeros habitantes de la naciente ciudad.

Posteriormente (en 5 de marzo de 1535), Francisco Pizarro instituyó las funciones del Cabildo e hizo el reparto de las tierras e indios. A García Holguín correspondió los repartimientos de Santa y Huambacho[1], que según Zeballos Quiñones era una encomienda pobre y por tanto no rendía tributos significativos; sin embargo a otros, como por ejemplo, Melchor Verdugo, le asignaron Cajamarca, que era muy poblada y por tanto recibiría abundante tributos.






[1] Varios autores dan fe de que es cierta esa información, entre ellos: Busto Durthurburu, 1973; Puente Brunke, 1992; Zeballos Quiñones, 1996; Bammert Bellido, 1997; Castañeda Murga, 2002; Chávez Marquina, 2015.

La campaña de Alvarado en el Ecuador y Perú fue un fracaso tremendo

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

La campaña de Alvarado en el Ecuador y el Perú estuvo plagada de tropiezos debido al desconocimiento de la región, las inclemencias naturales, el hambre, las enfermedades y las constantes escaramuzas con los nativos que debieron enfrentar durante los varios meses de deambular por selvas, cordilleras y pantanos. Y cuando al fin cruzaron los Andes, exhaustos y sin muchos hombres de tropa que murieron en el intento, se encontraron con que ya había españoles en la zona que pensaban descubrir. Eran esos los que iban con Sebastián de Belalcazar, uno de los capitanes de Pizarro, quien diez meses antes había fundado la villa de Santiago de Quito.

Muy pronto llegó a Pizarro la noticia de la llegada de Almagro y su expreso deseo de arrebatarle su descubrimiento y asimismo que la tropa de Alvarado era significativamente superior, no obstante Pizarro decidió defenderse y envió a Diego Almagro a enfrentar a los recién llegados.
Cuando ambos capitanes españoles (Almagro y Alvarado) estuvieron frente a frente se surgieron voces demandando que no se derramara sangre española.
Alvarado, comprobando que el enfrentamiento podía resultar desastroso para ambas partes y en pleno conocimiento de que actuaba fuera de la ley, aceptó el requerimiento de no causar disturbios y abandonar el país en paz; no obstante el Gobernador de Guatemala había invertido una fortuna en la empresa e, incluso, su vida estuvo en peligro, por lo que no se retiraría con las manos vacías, por eso su propuesta a Almagro: que le entregaría sus barcos, caballos y todos los pertrechos que traía, y que los hombres que quisieran quedarse lo podrían hacer, a cambio de cien mil pesos oro.
Y aquí aparece nuevamente el capitán García Holguín desempeñando el papel de hombre de confianza: luego de que los capitanes llegaron a un acuerdo satisfactorio a ambos, designaron a sus respectivos representantes para hacer efectiva la transacción. Almagro envía a Diego de Mora y Alvarado a García Holguín. Los negociadores se encontraron en Paita[1].
Mientras negocian los hombres de ambas huestes intercambian información. Unos exaltan los prodigios y riquezas de las tierras encontradas, otros maldicen su infortunada suerte. Y al final unos pocos de los que vinieron con Alvarado, con Alvarado regresaron a Guatemala, pero la gran mayoría, incluyendo a casi todos los capitanes, se pasaron a las fuerzas de Pizarro, entre ellos García Holguín[2] que se asentó en Trujillo y allí siguen sus huesos desde el día de su muerte ocurrida veintidós años después .


[1] Zárate, Agustín de. “Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú”. Biblioteca peruana. Lima: Editores Técnicos Asociados S.A, 1555 
[2] Hurtado, Publio. “Indianos Cacereños. Notas biográficas de los hijos de Alta Extremadura·. Barcelona: Tipolitografía de Luis Tasso, 1892

3 de mayo de 2020

Alvarado quiere participar en el botin del Perú, y para que explore manda a García Holguín

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



En 1527, después de la campaña centroamericana Pedro de Alvarado regresa a España. Se libra de las graves acusaciones que pensaban en su contra y recibe los títulos de Adelantado y Gobernador de Guatemala, el hábito de Santiago y como colofón, se une en matrimonio con Francisca de las Cuevas, sobrina del duque de Alburquerque[1].

Pero hombre ambicioso y de grandes empresas, como era, no le era suficiente la gobernación de Guatemala y enterado de las noticias que le llegaban sobre tesoros fabulosos en los reinos del Perú, de ahí que en 1532 acordó con el Emperador que enviaría a su costa una expedición a los mares del Sur en son de conquista de islas y tierras no descubiertas. 

Cieza de León[2] dice textualmente que Alvarado “envió un navío a  costa del Perú por la mar del Sur para que tomase lengua de lo que había y de lo que era la tierra. Y como jefe puso a un caballero de Cáceres, llamado García Holguín.

Los contrarios a la tesis de que García Holguín es el mismo que aparecerá más adelante como personaje principal en Perú, aseguran que se trata de dos personajes distintos con igual nombre, sin embargo pasan por alto cuando Cieza de León dice que se trata del mismo que capturó a Cuauhtémoc en Tenochtitlán.

“Volvió García Holguín diciéndole al Adelantado (de Guatemala) que la tierra del Perú era muy grande y rica y adonde se podría bien descubrir”[3]. Y por ese motivo en febrero de 1534 Pedro de Alvarado se dio a la vela con una poderosa armada que desembarcó en Caraquez, en el actual territorio del Ecuador.


[1] García Añoveros, Jesús María. “Alvarado, Biografía”. Real Academia de la Historia. 2018.

[2] Cieza de León, Pedro de. “Crónica del Perú. Tercera Parte. Descubrimiento y conquista del Perú”. Lima. Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial: Academia Nacional de Historia, 1987.


[3] Ibíd.

García Holguín durante el periodo 1532-1534

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



Hasta el momento no se ha localizado ninguna información que aporte datos sobre las actividades de García Holguín en el periodo de 1532 a 1534, sin embargo, algo se puede inferir acudiendo a los relatos de los cronistas coloniales.
Pedro Alvarado, el conquistador al que llamaron el Dios del Sol
Después de la muerte de Garay, Cortés retomó sus planes de expansión y en 6 de diciembre de 1523 despachó a Pedro de Alvarado rumbo a Guatemala; con él iban ciento veinte jinetes, cuarenta caballos de recambio y trescientos hombres a pie con cuatro piezas de artillería. A estos se sumaba un nutrido contingente de nativos comandados por sus propios jefes. Bajo el mando de Alvarado se fundaron las villas Santiago de los Caballeros de Guatemala y San Salvador en territorio de lo que hoy es El Salvador.
Siendo García Holguín uno de los hombres de confianza de Cortés, se infiere que por órdenes del virrey haya partido a unirse a Alvarado en Guatemala en algún momento posterior a 1531. E incluso, teniendo en cuenta la posición económica que gozaba entonces, se presume que haya participado en la campaña con sus propias armas y caballos.

El tipo de relación entre Holguín y Cortés segun un documento

Por Arquímedes de Paz y José Novoa


Todavía falta por comentar un documento donde no queda lugar a dudas sobre el tipo de relación que existió entre Hernán Cortés y García Holguín. Se trata de una carta que envió Cortés a un primo suyo y procurador Francisco Núñez. (Este hombre era la persona de plena confianza de Cortés en la península después de la muerte de don Martín Cortés[1]).
La dicha carta está fechada en 14 de marzo de 1531 y en ella Cortés revela “quienes eran sus amigos y la identidad de aquellos otros que no merecían su aprecio”[2]. De García Holguín habla largo y por eso es larga la siguiente cita:
“Noble señor primo:
“Gara (Sic.) Holguín os escribe y os encomienda cierto negocio suyo. Es persona muy honrada a quien yo tengo mucha obligación y voluntad de aprovechar y para vuestro trabajo os envía no sé qué y tiene vergüenza de ser tan poco. Mucho placer me haréis, señor, en que en todo lo que le convenga y él os escribe, se ponga toda diligencia porque, además de que él tendrá cuidado de os gratificar, yo también pongo a mi cuenta lo que por él se hiciere”[3].
El texto se explica por sí solo y pone de manifiesto el grado de cordialidad que tenía Cortés con Holguín.


[1] Martínez Martínez, María del Carmen. “Cartas privadas de Hernán Cortés al Licenciado Núñez”. Anales del Museo de América No. 12 (2004)
[2] Ibíd.
[3] Cortés, Hernán. “Cartas y memoriales”. Editado por María del Carmen Martínez Martínez. Vol 26. Colección: Humanistas Españoles. León: Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo. 2003
 

¿Era García Holguín contrario a Hernán Cortés?

Por Arquímedes de Paz y José Novoa


Se sabe que García Holguín fue esencial en una conjura secreta contra Hernán Cortés e igual se sabe que Cortés tuvo noticias de lo que se tramaba.
En acto de estrategia política, Cortés se hizo el que no sabía nada y perdonó a sus enemigos, tratando de pasarlos a su bando. ¿Con García Holguín lo consiguió o la verdad es que entre ambos hombres había vínculos confidenciales?
Hernán Cortés
Cortés y Holguín se conocían y seguro que coincidieron en más de una ocasión y lugar durante la etapa de conquista y toma de posesión de la isla de Cuba. Incluso, el propio García Holguín, en el juicio de residencia a Cortés en 1529, declara que conoce al conquistador de México de poco más o menos que unos doce años. Pero debieron conocerse desde mucho antes. Holguín llegó a Cuba con Narváez y para entonces Cortés ya acompañaba a Diego Velázquez. Fue Cortés el primer alcalde de Santiago de Cuba cuando García Holguín lo era de Bayamo, por lo que es casi imposible que no se hubieran encontrado antes de la partida de Cortés hacia México. Sin embargo en su declaración en el juicio, Holguín no dice nada de la vieja relación. ¿Fue por olvido o para ocultar una vieja relación?
En la mencionada declaración de García Holguín hay otro elemento que lleva a conjeturar sobre una posible complicidad entre él y Cortés.
Respondiendo[1] a quien lo interroga, Holguín atestigua que estando en Coyoacán, supo de la llegada de Francisco Garay a la provincia de Pánuco con documentos reales que le otorgaba la gobernatura de aquel lugar, pero, aunque sabía eso, Cortés mandó a Pedro de Alvarado a que suspendiese la marcha a Guatemala y que fuese con toda su gente a donde estaba Garay. Cuando le preguntan si sabía para qué Cortés mandó a Alvarado a Pánuco, responde que no sabe. ¿No lo sabe o no quiso decirlo? Un movimiento de tropas tan significativo y repentino hacia una zona en la que Cortés tiene puesta su mira de expansión y ¿García Holguín no tiene idea de su propósito?
Pero lo narrado hasta aquí no es todo. En su declaración dice Holguín que un día después de la partida de Alvarado a encontrarse con Garay, Cortés lo envía a él a que lo alcance y se le una (pero no dice para qué lo han enviado allá). Por el camino, dice el declarante Holguín, se encontró con Alvarado y el capitán Diego de Ocampo que traían varios españoles presos y traían también a Francisco Garay, pero que no supo si en categoría de preso o no. (Es difícil de creer que en una situación tal no fuera evidente si Garay venía preso o por su voluntad; por tanto es de suponer que García Holguín estaba tratando de ocultar las verdaderas intenciones de Cortés al mandar a que se realizaran las acciones narradas).
Se sabe que estas acciones encubiertas son muy difíciles, cuando no imposibles, de dilucidar. De todas formas acotamos otros hechos para entender qué estaba sucediendo y que sucedió después.
Francisco Garay fue gobernador de Jamaica. En 1520 obtuvo permiso de la Corona para colonizar los alrededores del río Pánuco, al norte del golfo de México. A su llegada llevaba documentos firmados por el rey en los que lo nombraba Adelantado o Gobernador de aquel lugar. (Una segunda intención, o quizás la primera y más importante de las que perseguía la Corona con la presencia de Garay, era contrarrestar la creciente influencia de Hernán Cortés en México)
Sin embargo antes de la llegada de Garay, Cortés se había adelantado y ocupó la zona, fundando en ella la villa de Santiesteban del Puerto.
Igual es conocido que desde su llegada, Garay tuvo que sufrir muchos infortunios, preferentemente por la tenaz resistencia de los aborígenes. Al final se dio por vencido y pidió que intercedieran por él ante Cortés. Este le concedió todas las garantías y atenciones al llegar a Texcoco, donde lo esperaba con un banquete de bienvenida e incluso, con la propuesta de casamiento de una hija suya con el hijo mayor de Garay, pero Garay no pudo disfrutarlo, murió, dicen unos que de frío y otros, que Cortés lo asesinó.    
  


[1] López Rayón, Ignacio. Editor de; “Sumario de la residencia tomada a don Hernán Cortés, gobernador y capitán general de la Nueva España, y a otros gobernadores y oficiales de la misma. 2 vols. Archivo mexicano. Documentos para la historia de México, 1852

 

García Holguín tenía en México enemigos que le envidiaban

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

El capitán García Holguín era figura de reconocido prestigio dentro del grupo de conquistadores que poblaban el escenario político y social de los primeros años del México colonial y asimismo tenía una posición económica acomodada. Pero lo uno y otro despertó recelos en algunos que no veían con buenos ojos el alcance de sus relaciones sociales. Así en 28 de julio de 1528 Alonso de Estrada escribe al bachiller Juan de Ortega que se recomendaba a Gonzalo Suárez para ocupar cargos públicos en la provincia de Michoacán y añade el comentario de que no le parecía bien que en su lugar se escogiera a “García Holguín, que tantos amigos y conocidos tiene por allá y aún también por quitárosle de a cuestas…”[1]


[1] Romero de Solís, José Miguel. “Andariegos y Pobladores. Nueva España y Galicia (siglo XVI)” Zamora, Michoacán: Archivo Histórico del Municipio de Colima, 2001.

García Holguín fue un gran personaje en México

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



Códice azteca que recuerda el apresamiento de Cautémoc por García Holguín

Apresar al príncipe azteca fue el evento de la vida de García Holguín más minuciosamente registrado por la historiografía colonial[1]. Y también lo hicieron historiadores modernos[2] y otros contemporáneos[3]. Sin embargo, luego de dar cuenta de la victoria, los documentos, hasta ahora conocidos, no hacen mención a la participación de García Holguín en los eventos posteriores.

Es de suponer que estuvo presente en el aparatoso festín que ofreció Cortés a sus capitanes y soldados y, que allí, entre ruidosos brindis, se rememoró el episodio crucial protagonizado por Holguín y los tripulantes de su bergantín. Probablemente, en medio del jolgorio se habló de premios y recompensas, pero eso solo se puede inferir, conociendo los procederes acostumbrados de la organización administrativa colonial de la época.

Sin dudas, García Holguín fue recompensado. Porras Muñoz[4] citando el índice y Extractos de los Protocolos Notariales del Archivo de Notarías de México (1524-1553), dice que “en la primera repartición de solares en la traza de la ciudad, tocó a don García Holguín una esquina de las calles Tacuba y Brasil”. Parte de esas propiedades las vendió García Holguín a Francisco de Soto, barbero y vecino de Tenochtitlán en 1528 por 1 000 pesos oro de minas y la otra parte a Juan de Soldevila por 1 115 pesos de oro corriente. El precio indica que la propiedad estaba altamente valorada. 

Igualmente Porras Muñoz conjetura que Holguín tuvo una casa en la calle de los Donceles, que era una de las más antiguas de Ciudad México y de las primeras donde se asentaron los conquistadores. Lo anterior viene de la anotación hecha en una de las actas protocolares de 1529: “que compró un solar el Licenciado don Diego de Delgadillo en los solares donde solía estar el monasterio de San Francisco, en la calle que va hacia la casa de García Holguín”.

Apresamiento de Cautémoc, detalle. García Holguín con barba tupida.
La misma fuente informa que en 1526 “García Holguín obtuvo la confirmación del Cabildo de un ojo de agua y el terreno circundante, compuesto por cincuenta pasos en cuadro hasta la pared de Chapultepec, que el Holguín había comprado a los indios algunos años antes”. (La compra de la posesión la había hecho García Holguín seis años antes, es decir en 1521, año de la caída de Tenochtitlán).

Y, lo más importante: durante los años 1523 y 1524, Hernán Cortés procedió al reparto de los pueblos y habitantes originarios del Estado Tarasco en Michoacán[5]. A García Holguín le asignó la encomienda de Ucareo y sus pueblos aledaños, en la región del Zinapecuaro.

Se puede tener información de otras veces en que Hernán Cortés favoreció a García Holguín siguiendo el juicio de residencia que le siguieron al primer en 1529[6]. Uno de los que declaró fue Francisco Verdugo, cuñado de Diego Velázquez y a la fecha del juicio, alcalde ordinario de Ciudad México: este individuo dijo que en julio de 1526 Hernán Cortés le había quitado los indios de Teotihuacán que Verdugo había recibido por cédula del tesorero y del contador y se los dio a García Holguín quien, según declara Verdugo, “era regidor de esta ciudad”.

En fin, que en México fue García Holguín dueño de solares, huertas, casas en zonas céntricas del nuevo entramado colonial de Ciudad México, de haciendas en zonas ricas y fértiles y señor y amo de muchos indios. Y por si fuera poco todavía, en los Libros de Actas del Cabildo de la Ciudad de México consta que García Holguín fue elegido y ejerció como uno de los doce regidores de la ciudad en los años 1526 y 1527. Y en 1ro de enero de 1531 recibe los votos del Cabildo para su elección como alcalde ordinario, cargo que ejerció durante todo ese año.





[1] Herrera y Tordecillas, 1601; Solís y Rivadeneyra, 1838; Díaz del Castillo, 1853; Cervantes de Salazar, 1971; Torquemada, 1975; López de Gómara, 2007; Alva Oxtilxóchitl. 

[2] Alamán, 1844; Hurtado, 1892; Orozco y Berra, 1880.

[3] Busto Duthurburu, 1973; Porras Muñoz, 1982; Dammert Bellido, 1997; Miralles Ostos, 2004; Thomas, 2004; Novoa Betancourt, 2010.

[4] Porras Muñoz, Guillermo. “El gobierno de la Ciudad de México en el siglo XVI”. Serie de historia novohispana. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históricas. 1982

[5] Pérez Escutia, Ramón Alonso. “Explotación, despojo y resistencia en las comunidades campesinas de la región de Zinapecuaro en la época colonial”. Tzintzun: Revista de Estudios Históricos, No. 7


[6] López Rayón, Ignacio. Editor de; “Sumario de la residencia tomada a don Hernán Cortés, gobernador y capitán general de la Nueva España, y a otros gobernadores y oficiales de la misma. 2 vols. Archivo mexicano. Documentos para la historia de México, 1852


García Holguín apresa a Cuautémoc

Por Arqímedes de Paz y José Novoa



Después de sofocada la conjura de la que dimos cuenta en la entrada anterior, Hernán Cortés nombró los capitanes de trece bergantines que patrullarían el lago Texcoco. Uno de ellos fue García Holguín.
Mucho se ha hablado de lo antes narrado. Cuando nombró a García Holguín como capitán de uno de los bergantines, ¿lo que estaba haciendo Cortés era seguir una astuta maniobra política para comprometer a un enemigo potencial, o, ese fue un gesto de reconocimiento para recompensar a un colaborador eficiente? Por lo que haya sido, lo cierto es que esa decisión tuvo un resultado inesperado y de enorme trascendencia para el curso de los acontecimientos posteriores, que definió la historia de México y la del resto de América.
Cuautémoc apresado (Autor anónimo)
El 13 de agosto de 1521, García Holguín descubrió un grupo de canoas que trataban de huir. El capitán las persiguió y finalmente las apresó. En ellas viajaba Cuauhtémoc, quien era el oven emperador de los aztecas.
Con la captura del líder contrario a los españoles, cesaron de inmediato los combates y de hecho colapsó el imperio azteca[1]. El cronista Bernal Díaz del Castillo aseguró que cuando se supo la noticia todo Tenochtitlán se sumó en un silencio casi sepulcral[2].  
De este episodio es interesante anotar la disputa surgida entre García Holguín y Gonzalo de Sandoval por el derecho de entregar el prisionero a Hernán Cortés[3].
Como superior jerárquico de García Holguín, Sandoval le demanda el derecho que tenía de entregar el emperador apresado. Holguín se rehúsa tajantemente. Cortés, enterado de los acontecimientos, da órdenes para que detengan la pelea, que él decidirá, dice, a quien le corresponderían los honores. Y finalmente, Cortés aseguró que haría una relación y la mandaría al Rey para que fuera él quien decidiera a cuál de los dos, Sandoval u Holguín, le correspondía el derecho de reflejar la acción en su escudo de armas. Bernal Díaz del Catillo dijo que a la vuelta de dos años fue Cortés quien recibió la merced real y que desde entonces en su escudo de armas se le representaba como vencedor del emperador azteca.



[1] Las castas guerreras y sacerdotales aztecas debieron quedar totalmente desconcertadas cuando supieron que su emperador había sido capturado. Para ellos la rendición ni siquiera se tenía como una posible opción.
[2] Díaz del Castillo, Bernal. “Verdadera historia de los sucesos de la Nueva España”. En Historiadores primitivos de Indias. Vol II. Biblioteca de autores españoles. Madrid, 1853
[3] Ibíd.

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