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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

22 de junio de 2017

Faustino Orama, El Guayabero 13 (Triunfa la revolución cubana)



 
Todo comenzó a cambiar para Faustino después del triunfo de Revolución cubana. Poco a poco se fueron desvaneciendo prejuicios, barreras y fatalismos geográficos. Cualquier aporte, por pequeño o distante de la capital que estuviera, se empezó a reconocer y a legitimar.


El Guayabero en fechas
1959-1962
Trabaja con el conjunto "Estrellas de Oriente" y otras agrupaciones holguineras con las que canta en emisoras de radio, cabaret y fiestas populares.

Pero, obviamente que después del 1ro de enero de 1959 en Cuba no faltaron batallas que dar, esfuerzos que emprender, obstáculos que vencer, sueños que aspirar y frustraciones que sufrir, pero ahora todo ocurría en un contexto social de franqueza y unión por el bien colectivo que reverdecía las esperanzas. En el caso de los músicos, uno de los primeros retos fue desterrar el uso de los aparatos mecánicos en los bailes y lograr la contratación de las agrupaciones. En ese empeño colaboró Faustino desde el sindicato y otras organizaciones que iban surgiendo.

El Guayabero en fechas
1962
Reorganiza su conjunto con el que se presenta en centros nocturnos, y junto a Benny Moré y otras figuras y agrupaciones ameniza carnavales y otras celebraciones, entre ellas las del año siguiente dedicadas a recaudar fondos para socorrer a los damnificados por el ciclón Flora.

En Holguín la vida cultural alcanzó una impresionante masividad bajo la dirección de Cultura Municipal y su entusiasta director, el doctor Silvio Grave de Peralta. Son esos los años fundacionales de instituciones como la biblioteca Alex Urquiola, el Orfeón Holguín, el Teatro Lírico y un movimiento coral no igualado en décadas posteriores. La música bailable también vivió momentos de singular esplendor. El Guayabero integró la nómina de “Estrellas de Oriente”, uno de los mejores conjuntos holguineros de entonces. Luego reorganizó su agrupación “Trovadores Holguineros”, al frente de la cual actuó entre 1962-1964 en incontables carnavales, fiestas esas de particular expansión, en la que los cubanos toman calles y plazas, bailan, beben cerveza y ríen. En ellas Faustino comenzó a ser una de las figuras más solicitadas.
Pero como siempre ocurre, aún en momentos de efusividad, durante su despegue como creador no faltaron momentos de tristeza, como lo fue su último encuentro con Benny Moré, entonces en franco deterioro físico por las dolencias que meses después lo llevaron a la tumba.




21 de junio de 2017

Faustino Orama, El Guayabero 12 (En Guayabero mamá, me quieren dar)



Conocedor de que timoratos, beatas y otros absurdos ponían barreras a la gracia y doble sentido de sus piezas, Faustino no las cantaba cuando se presentaba en la radio o en sitios de la burguesía para los que era contratado con su conjunto; para esos casos tenía un repertorio más convencional que no iba más allá de las guarachas de Ñico Saquito.
Pero cuando las presentaciones era en los predios de la gente humilde y por tanto libre de prejuicios, máscaras y formalidades, su ingenio y sentido del humor se desbordaba. El premio era la risa, alegría y unas pesetas que le dejaban caer en su sombrero cuando él pasaba el cepillo, aconsejando a todos que “cooperaran con el artista cubano”.
“En Guayabero mamá, me quieren dar”
Pero a veces ocurría que por sus descargas sabrosas nada más conseguía un plato de comida, unos tragos o un lugar donde pernoctar.



Por cierto, en uno de esos, sus comunes recorridos del año 1955, llegó al caserío Guayabero, cercano al central santiaguero Miranda (hoy Julio Antonio Mella) y allí vivió una peligrosa aventura que le inspiró la pieza que le dio definitiva identidad artística.
Ocurrió que en la rústica cantina el juglar, acompañado de varios músicos de su conjunto, se divertía de lo lindo cantando sus simpáticas composiciones, mientras los parroquianos se reían a carcajadas. Una trigueña hermosa le servía tragos de vez en cuando… y en eso llegó el jefe del puesto de la Guardia Rural, quien era el esposo de la muchacha y, celoso, armó la bronca. Mientras Faustino corría por entre los verdes cañaverales nació la inspiración.


En Guayabero (Son)
Letra y música: Faustino Orama Osorio
Trigueñita del alma
no me niegues tu amor
trigueñita del alma
dame tu corazón
nunca pienses amor mío
que yo pueda olvidarte,
nunca pienses amor mío
que yo puedo olvidarte
Montuno: En Guayabero, mamá, me quieren dar.
Me case con una enana
Coro: Guayabero
Para el colmo del reír
Coro: Guayabero
Le puse la cama en alto
Coro: Guayabero
Y no se pudo subir
Montuno: En Guayabero, mamá, me quieren dar.
No vayan a San Andrés
Coro: Guayabero
Allí fueron mis dos hijas
y de dos vinieron cuatro.
Montuno: En Guayabero, mamá, me quieren dar.
Un guajiro el otro día
Coro: Guayabero
Llegó a una fonda apurado
Coro: Guayabero
y pidió para almorzar
Coro: Guayabero
seis platos de bacalao
Coro: Guayabero
se comió un lechón asado
Coro: Guayabero
con treinta bolas de queso
Coro: Guayabero
Montuno: En Guayabero, mamá, me quieren dar.
Cuando estuvo satisfecho
Coro: Guayabero
En un jardín se agachó
Coro: Guayabero
y cuando se levantó
Coro: Guayabero
la tonga valía mil pesos
Guía: En Guayabero, mamá, me quieren dar.

Con “En Guayabero”, el músico trasnochador, amante del son y las mujeres comenzó perdió su nombre y ganó el sobrenombre que lo inmortalizó.
Pasado el tiempo el son se convirtió en tema obligado en cualquier sitio al que arrimó su guitarra o su tres y, más importante aún, devino especie de carta blanca que desarmó a no pocas gentes de rostro adusto que no transigían ante sus canciones «irrespetuosas», pues ante tal expresión de autochoteo o de burlador burlado, sus canciones terminaron tomando un matiz festivo e indefenso.


Faustino Orama, El Guayabero 11 (A mí y a todo el que conozco, nos gusta que baile Marieta)

Marieta: Faustino Orama, El Guayabero:



Se recuerdan aún los sitios y ambientes sórdidos de Holguín en los que habitualmente actuaba: los prostíbulos o casa de citas de María Vázquez, La China y El Chémbalo, donde absolutamente siempre era bien recibido con sus sones y guarachas picarescas, pletóricas de alusiones sexuales y choteo criollo.
Allí, donde actuaba, el solitario Faustino buscó y encontró compañía sentimental. Particularmente importante fue una mulata de radiante belleza y atributos físicos, que se convirtió en musa inspiradora de una de sus composiciones más famosas: Marieta. En retribución, la bailadora que noche tras noche del año 1948 veía bailar en el burdel de La China, Faustino la inmortalizó y hoy integra el “Diccionario de la mitología cubana. Catauro de seres míticos y legendarios de Cuba”, de Manuel Rivero y Gerardo Chávez[1]. En ese libro la Marieta, reina del baile, la diversión y la cama, está unida a otras beldades de su raza de la talla de Cecilia Valdés y Amalia Batista.

Marieta (Autor: Faustino Orama), Intérprete: Ibrahim Ferrer:



                  
                 Como baila Marieta (Son)
Letra y música: Faustino Orama Osorio

A mí me gusta como baila Marieta
Todo el mundo conoce a esa prieta,
A mí me gusta que baile Marieta
Ya to´ el pilón se acabó con Marieta,
A mí me gusta que baile Marieta…

Marieta por un trabajo
¡Ay Dio!
Me cobraste cuatro reales
¡Ay Dio!
Mi vida eres muy carera
¡Ay Dio!
Yo puse los materiales.

A mí me gusta que baile Marieta
Todo el mundo conoce a esa prieta.
A mí me gusta que baile Marieta
La precisa y me enseña la letra,
A mí me gusta que baile Marieta...

Marieta a mí me pidió
¡Ay Dio!
Tres pesos con disimulo
¡Ay Dio!
Y dijo que me pagaba
¡Ay Dio!
Con el tiempo y sin apuro.

A mí me gusta que baile Marieta
Así sabroso bailando Marieta.
A mí me gusta que baile Marieta
La precisa y me enseña la letra.
A mí me gusta que baile Marieta…

Afínense bien la lengua,
¡Ay Dio!
Que no se les vuelva un nudo,
¡Ay Dio!
La hija soltera de Clara
¡Ay Dio!
A diario me mortifica
¡Ay Dio!
El día que yo me incomode
¡Ay Dio!
Le voy a partir la cara.

A mí me gusta que baile Marieta
¡Ay!, con su diente de oro me engaña.
A mí me gusta que baile Marieta...
A mí me gusta que baile Marieta...

Hay un hombre que ha sembrado
¡Ay Dio!
Una yuca y se le ha dado
¡Ay Dio!
De un tamaño regular
¡Ay Dio!
El día que fue a sacar
¡Ay Dio!
Hizo al gobierno un encargo
¡Ay Dio!
Que decretara un embargo
¡Ay Dio!
En aquella sitiería
¡Ay Dio!
Por que la yuca tenía
¡Ay Dio!
Un kilómetro de largo

A mí me gusta que baile Marieta
A mí me gusta que baile Marieta...

Allí fue una comisión
¡Ay Dio!
Y la yuca analizaron
¡Ay Dio!
Y pudieron comprobar
¡Ay Dio!
Que daba buen almidón
¡Ay Dio!
En la misma información
¡Ay Dio!
Preguntaron si en él dio
¡Ay Dio!
Del campo en aquel retiro
¡Ay Dio!
La yuca nació sola
¡Ay Dio!
Y le dijeron que no
¡Ay Dio!
Que el dueño era Casimiro

A mí me gusta que baile Marieta
Mira mima tremenda yuquita,
A mí me gusta que baile Marieta
Que sabroso bailando Marieta
Todo el mundo conoce a esa prieta
Mira mima conoce a Marieta,
A mí me gusta que baile Marieta

(Música)

Allí llegaron de Oriente
¡Ay Dio!
Veinte muchachas preciosas
¡Ay Dio!
Veinte verdaderas rosas
¡Ay Dio!
Que perfuman el ambiente
¡Ay Dio!
Hay una precisamente
¡Ay Dio!
La hija de Clodomiro
¡Ay Dio!
Que al verla mandó un suspiro
¡Ay Dio!
Y dijo de esta manera
¡Ay Dio!
Yo si que me como entera
¡Ay Dio!
La yuca de Casimiro.

A mí me gusta que baile Marieta
Aquí Peralta conoce a Marieta,
A mí me gusta que baile Marieta
Y Santana bailó con Marieta,
A mí me gusta que baile Marieta

Otra llegó de La Maya
¡Ay Dio!
Por poco se parte un brazo
¡Ay Dio!
Por ocultar un pedazo
¡Ay Dio!
Entre el refajo y la saya
¡Ay Dio!
La otra me dijo calla
¡Ay Dio!
Que yo la miro y la miro
¡Ay Dio!
Por pena no me la tiro
¡Ay Dio!
Pero te puedo jurar
¡Ay Dio!
Que no me voy sin probar
¡Ay Dio!
La yuca de Casimiro.

A mí me gusta que baile Marieta
Todo el mundo conoce a Marieta,
A mí me gusta que baile Marieta...

Allí llegó una viejita
¡Ay Dio!
Que ya contaba setenta
¡Ay Dio!
Y según sacaba cuenta
¡Ay Dio!
Decía que era señorita
¡Ay Dio!



[1] Rivero, Manuel y Gerardo Chávez. “Diccionario de la mitología cubana. Catauro de seres míticos y legendarios de Cuba”, pág 89.

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