Fue durante la segunda
década del siglo XIX, aproximadamente entre 1822 y 1826, cuando llega a Cuba la
rama paterna del General Calixto García Iñiguez.
La afirmación
anterior la basamos en el testamento que el abuelo don Calixto García de Luna
Hernández Izquierdo dictó en Venezuela, donde vivían, y que él dictó, quizás,
porque ya tenía la idea de viajar en busca de negocios que le propiciaran
incrementos financieros.
Según las palabras manuscritas
del General del Ejército Libertador y descendiente directo de esa rama, Carlos
García Vélez, interesado en desentrañar información sobre sus antepasados su
hermano Mario estableció comunicación con el Párroco de Cabrejas, lugar de la
provincia de Soria, en Castilla la Vieja, en España, donde nació el abuelo don Calixto García de Luna Hernández
Izquierdo y los demás de sus antepasados. El dicho Párroco, que era de apellido
Carreteros, hizo gestiones y logró obtener alguna información, confirmando que
los García de esa zona habían llegado a ella en algún momento del siglo XVIII[1].
Y asimismo que el
abuelo era hijo de don Benito García
de Luna y doña Narcisa
Hernández Izquierdo, y que había nacido en los primeros días del mes de
Octubre de 1773 y bautizado en la
Iglesia de San Millán, en Cabrejas del Pinar, el 17 de dicho
mes y año.
Aun siendo un
joven, don Calixto se estableció en Maracaibo, Venezuela, sirviendo en el
Ejército de la corona española y tomando parte en la Batalla de Carabobo de
1814. En esa batalla perdió una de sus manos, la derecha, por lo que tuvo que abandonar
su carrera de militar y dedicarse a otras actividades.
En Venezuela se
casó el abuelo don Calixto con la nativa de Valencia del Rey, María de los
Ángeles González Velázquez. De la unión nacieron siete hijos: Josefa María
(1803), Manuela (1806), José Agustín (1808), Santiago (1809), Ramón (1812),
Rosa (1815) y Calixto Anselmo del que hasta el momento nada más se conoce su
nombre y que según el historiador José A. García Castañeda, murió pequeño[2].
Para ver en tamaño mayor haga clic sobre la imagen |
Concluida la guerra
de independencia venezolana, don Calixto abandonó aquellas tierras junto con
los últimos soldados de la corona, pero en lugar de volver a su país decidió
probar fortuna en Cuba.
Infructuosa ha sido
la búsqueda de información que nos de la fecha exacta de su llegada y el lugar,
pero casi se da por cierta la hipótesis de que entró por el puerto de Santiago
de Cuba, debido a que aquel poseía gran auge comercial en el momento posible del
arribo y también por la posición geográfica con relación al país de donde
provenían don Calixto y sus hijos varones, José Agustín, Santiago y Ramón,
quedando el resto de la familia en Venezuela.
El biógrafo del General
Calixto García aseguró que muy pronto los García González dejaron Santiago para
asentarse definitivamente en San Isidoro de Holguín y que traían con un capital
de 24000.00 pesos[3].
En Holguín los
García González se dedicaron fundamentalmente al comercio, abriendo en 1829 un
establecimiento para la venta de baratijas que estaba valorado en 8 000.00
pesos y que administraban sus hijos[4].
Se considera que
fue en la década de 1830 cuando la familia se afianzó económicamente en la
jurisdicción holguinera.
En 1836 se produjo
en España el nombrado por la historia como Motín de la Granja, un alzamiento
militar que obligó a la Reina Regente doña María Cristina a proclamar la
Constitución de 1812, dándole el poder al Partido Progresista.
En ese momento era
el Gobernador de la provincia oriental de Cuba el General Miguel Lorenzo, este
cuando se entera que en la Península se había restablecido el régimen
Constitucional puso en vigor la misma en los territorios bajo su mando. Inmediatamente
se prepararon elecciones municipales y se formaron milicias. En lugares como Manzanillo,
Jiguaní, Mayarí, Bayamo y Holguín hubo demostraciones de apoyo por parte de
gente de ideas avanzadas y beneficiados.
En el caso de
Holguín la Constitución se juró el 19 de Noviembre de 1836, disponiéndose tres
días de festejos populares, se hicieron paradas militares y la música se
escuchó por las calles, pensando la mayoría que había llegado a su fin el Despotismo.
Según el
historiador García Castañeda los holguineros construyeron una Pirámide
Constitucional con una lápida alegórica al hecho histórico, que se situó en la Plaza de Armas.
Alarmado por los
acontecimientos que se sucedían el Capitán General y Gobernador de Cuba, General
Tacón dictó medidas que frenaran los mismos. Primero obligó al General Lorenzo
que abandonara la Isla y comenzó una represión que ajustara las cuentas a los
más visibles constitucionalistas.
Muy diferente a la
actitud de la familia materna del General Calixto García, quien nació
precisamente en esos años, que se mantuvieron en absoluto apoyo a la Monarquía
y se beneficiaron con cargos que le aumentaron sus arcas, la familia paterna,
con don Calixto García de Luna Hernández Izquierdo fue de los más exaltados a
favor de la Constitución. Se dice que iba por las calles de la ciudad dando
vivas y diciéndoles a los negros esclavos que desde ese momento todos eran
iguales.
Por eso fue
sometido a un proceso judicial y enviado a la Fortaleza.Autores como Juan Casasús
aseguraron que al ocurrir la encarcelación tenía don Calixto 70 años y que la
misma se prolongó por largo tiempo, sin embargo esta autora discrepa de ello,
primeramente porque en 1836 no tenía 70 años, sino 64 y segundo porque se sabe
que solamente cumplió menos de diez meses de cárcel, teniendo cerca, como fiel
compañía a su hijo Ramón, que para ese fin abandonó a la esposa con la que
solamente hacía dieciséis meses que se había casado[5].
La Libertad la
consiguió don Calixto gracias a las gestiones realizadas y a un documento a su
favor confeccionadoy enviado al Capitán Generalpor los comerciantes de Santiago
de Cuba y de Holguín. La máxima autoridad política y militar de la Isla firmó
el acta de liberación el 28 de Agosto de 1837, bajo la condición de vigilancia
por término de 2 años.
El regreso de don Calixto
García a Holguín fue por mar, desde el Puerto de La Habana viajó hasta el de
Gibara, llegando a su destino el 5 de Octubre de 1837. Después de presentar su
documentación,se le permitió continuar hacia la ciudad de Holguín.
Paralelo a los
sucesos narrados, don Calixto García vendió dos esclavos, cada uno por un valor
de 50 pesos. Y momentos cercanos y anteriores a la proclamación de la
Constitución, en remate público adquirió una pulpería que había pertenecido a
don Pedro Zorrilla por un precio de 9038 pesos y 6 reales. A su regreso de la
prisión dio carta de libertad a una esclava criolla de su propiedad de cinco
años y en mayo del año siguiente compró un esclavo criollo.
Para 1842 don
Calixto tenía un capital invertido en la Sociedad y Establecimiento de Bringas y Compañía
ascendiente a 11477 pesos y 7 reales. Entre 1845 y 1847 realizó un préstamo de
1020 pesos y 4 reales.
En el mes de
diciembre del año de 1845 don Calixto recibió una letra por valor de 4000 pesos
sencillos librada contra su persona; acompañaba al documento una carta de aviso
enviada por su esposa pidiéndole que sufragara esa cantidad que debía desde
antes de salir de Venezuela. Don Calixto se negó a aceptar la dicha letra,
manifestando para ello que no le constaba que la firma del documento fuera la
de su esposa y porque no tenía fondos en su poder para solventarla. ¿Hasta qué
punto desconoció la firma y cuanto era verdad que no poseía fondos? Se puede
afirmar categóricamente que sí tenía dineros suficientes.
Si se realiza un
análisis constatando los negocios financieros que realizaba, se podrá observar era
persistente en él la compra y venta de esclavos y los préstamos de dinero, lo
que le suponía grandes ganancias.
Entre enero de 1846
y diciembre de 1847 don Calixto dio recibo de conformidad por el pago de la suma
de 16000.00 pesos que le debían y en julio de 1847 recibió otros 7000.00 pesos
por concepto de pago hipotecario.
Pero pocos de esos
negocios los habría podido llevar a cabo si no hubiera llegado a la ciudad con
dineros suficiente. Él mismo declaro:
“(…) haber dejado bienes en Costa Firme y
pueblo de San Joaquín (Provincia de Caracas); que había dejado en poder de un señor
de ese pueblo nombrado Manuel Fulgana 14506 pesetas que constaban en las
escrituras del Señor Escribano de Valencia, Miguel Melián, de fecha 2 de abril
de 1820; que había dejado hipotecado una legua de terreno en la jurisdicción de
San Joaquín y que poseía por bienes en esa ciudad 24000.00pesos (en vales y
documentos) y que nadie le adeudaba nada a él y él no debía nada a nadie”[6].
En esa misma ocasión aseguró don
Calixto que su consorte había aportado al matrimonio una dote de 1000.00 pesos,
una esclava y prendas, y que él no había aportado nada.
En 13mayo de 1836
redactó un testamento con el que echó por tierra el que había hecho en 1820. La
diferencia entre ambos es que en el primero nombró como sus albaceas a sus tres
hijos varones, José Agustín, Santiago y Ramón para que ellos arreglaran las
divisiones de su fortuna entre ellos, su esposa María de los Ángeles González y
los hijos que habían quedado en unión de la madre en Costa Firme y en el
segundo decidió que su Albacea fuera don Francisco Frexes y que su fortuna,
después de pagar los gastos del funeral y de entierro, se dividiría en dos mitades, una debían
entregarla a doña Joaquina Aguilera en recompensa por sus servicios, y la otra
mitad se distribuiría entre Ramón, por haberlo acompañado y servido el tiempo
que estuvo en prisión y entre su albacea, el Sr. Frexes.
En este testamento,
que parece ser el último, también aparecen plasmados los últimos deseos de don Calixto
García de Luna Hernández Izquierdo para cuando ocurriera su muerte; en relación
a su entierro pedía se realizara en el Campo Santo de esta ciudad o en
cualquier otro donde acaeciera su muerte, que sus funerales y entierro quedarían
dispuestos por sus Albaceas y que su costo fuera suplido con sus propios
bienes. Dijo, además, contradiciendo otras declaraciones al respecto, que había
aportado a su matrimonio 20000.00 pesos y su consorte de 1000.00 pesos.
Así mismo declaró
que lo que debía y a él le debían estaba registrado en un libro que guardaba
también sus secretos y que llevaba el Sr. Frexes, no recordándose deberle o que
le deban otras cantidades diferentes a las que estaban en el dicho libro, pero
que en caso de probarse lo contrario se solventaría lo uno y se exigiría lo
otro.
Es válido asegurar
que pudo comprobarse que doña Joaquina Aguilera dedicó muchos años al cuidado y
alimentación de don Calixto, pues al faltarle a él una de sus manos y por tener
la otra casi inutilizada por lo temblorosa que estaba, no podía llevarse los
alimentos a la boca, y eso lo hacía por él hasta el fin de sus días la
mencionada señora.
Con relación a la
fecha de la muerte de don Calixto existe gran confusión, ya que la bibliografía
recoge que esa acaeció el 17 de Julio de 1848, pero en el registro asentado en
el Libro 1, folio 182, No. 350 de la Catedral de San Isidoro de Holguín, dice que el
Presbítero don Miguel Alonso ofició el entierro el 17 de Junio de ese año
siendo ese de Cruz Alta con Misa y Clamores, tal como eran las ceremonias que
se le hacían a los difuntos que poseían medios económicos. Y su albacea, Sr.
Frexes, que se encontraba presente, aseguró que don
Calixto dejó de existir cerca de las cinco de la tarde del día 16 de junio de
1848, producto de enfermedad natural.
[1]Centro de
Información Museo casa Natal de Calixto García. Fondo Carlos García Vélez.
Apuntes y Diarios.
[2] Museo
Provincial La Periquera, Holguín. Fondo García Castañeda. Carpeta 11. Documento
554
[3] Casasús,
Juan. “Calixto García, el estratega”.
Oficina del Historiador de la Ciudad. La Habana 1962
[4]Museo
Provincial La Periquera, Holguín. Fondo García Castañeda. Carpeta 7, Documento
365
[5]Archivo
Provincial de Historia de Holguín. Protocolos Notariales. Año 1848, Folios 97 y
98.
[6]Archivo
Provincial de Historia de Holguín. Protocolos Notariales. Años 1834-1837,
Folios 11 y 12.