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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

17 de octubre de 2017

Los autores e interpretes holguineros ante la despiadada rivalidad de ritmos extranjeros (1960-1990)

Por: Zenovio Hernández Pavón y Ana Luisa Tamayo

Desde su misma eclosión la canción cubana ha tenido la rivalidad de otras modalidades cancioneriles y bailables de distintos pueblos, sobretodo, de Europa y América, pero sin dudas que uno de los periodos más complejos y polémicos ocurrió en los años de 1960 y 70 cuando la avalancha de baladas, canciones del complejo beat, pop y rock, así como de la bossa nova y del jazz.
Pero, definitivamente la cultura musical criolla es el resultado de un incesante proceso de transculturación, asimilación, mezclas, fusión y decantación, por lo que aquellas música que aparentemente atacaron y pusieron en peligro la cancionística cubana terminaron por ser sumadas al grande torrente creador de los músicos cubanos, adquiriendo, definitivamente, un sabor nacional. 

Pilar Moraguez
En el mundo musical de Holguín de los años 1960 irrumpieron intérpretes como la baladista Pilar Moráguez y grupos como Los Céntury, Los Láser, Tocadis, Los Fatomas y Los Pifer. Algunos de ellos repetían de forma mimética las creaciones de Los Beatles, Elvis Presley, Paul Anka, Aznavour o Doménico Modugno, y otros comenzaron un proceso de fusión con los ritmos cubanos; entre los últimos fueron precursores Los Céntury, un grupo que alcanzó una enorme popularidad en las provincias orientales. Y entre los autores  Manuel de Jesús Leyva, Juanito Márquez y Ramiro Gutiérrez, incursionaron en estas modalidades foráneas cubanizándolas.
Durante los años 70 y 80 la canción extranjera siguió teniendo una presencia significativa en los medios masivos y en el repertorio de nuestras figuras  y agrupaciones. Pero para entonces ya había comenzado una modalidad que fue trascendental en la música de entonces y hasta hoy: la nueva canción cubana, que con la constitución oficial del Movimiento de la Nueva Trova en Manzanillo en 1972, alcanzó una extraordinaria masividad e impacto nacional e internacional.
Precisamente en ese mismo período de tiempo la cancionística holguinera vivió una etapa de insoslayable desarrollo cualitativo y cuantitativo, no solo por los jóvenes trovadores que fueron surgiendo, sino también por la fundación de una amplia red de instituciones culturales: Casas de la Cultura, de la Trova que enriquecieron la vida musical y revitalizaron el movimiento de aficionados que en décadas anteriores había sido tan fuerte y que para entonces estaba languideciendo.
Es entonces cuando el Centro de Superación de la Cultura local acogió una de las matrículas más grandes en el curso de orquestación impartido por el maestro Armando Romeu González, bajo el método de la Berkley Music, uno de los más completos del mundo. Asimismo se impartieron clases de canto y otras materias que elevaron el nivel profesional de intérpretes, arreglistas, directores musicales y artísticos, productores y guionistas; todo ello posibilitó la evolución y desarrollo de la canción y los espectáculos.
Lamentablemente en la década de 1970 la radio solamente emitía unos pocos programas musicales con talento local dedicados, preferentemente, a la música guajira, la trova y la canción lírica. Una mayor difusión la comenzó a ofrecer desde 1976 la televisión que inauguró en Holguín un estudio del canal “Tele Rebelde”, desde el que se realizaban frecuentes programas para todo el país, entre ellos se recuerda: “Todo el Mundo Canta”, que confirmó la excelente cantera de voces de esta región con el triunfo de María Dolores Rodríguez, Raquel Zozaya, Orlando Silverio, Estrella Merencio y el grupo Géneros.
Por su parte la Casa de la Trova de Holguín (inaugurada en 1975 y luego bautizada con el nombre de Faustino Orama, El Guayabero), solía reunir un grupo de más de veinte viejos trovadores que organizaban peñas y descargas, Dagoberto Betancourt, Pedro Guerra, Mérido Gutiérrez, Los Hermanos Sánchez y Arsenio Aguilera Solares, son los nombres de algunos de aquellos auténticos artistas del pueblo, que con sus canciones, voces o guitarras, engrandecieron las noches de la trova y la bohemia holguinera de los años 70 y 80.
Es una lástima que hoy, en el afán de recaudar divisas y acercar al turismo internacional, la Casa de la Trova brinda mayor espacio a la música tradicional bailable.
En esos años en la ciudad hubo una sistemática programación de la Agrupación Nacional de Conciertos que incluyó a figuras de prestigio mundial como Gema Dimitrova, María Bieshu, y a las principales voces cubanas del género.
Por su parte las Jornadas de la Cultura de los países socialistas y el espectáculo anual Gala, trajeron hasta la ciudad a Alla Pugachova, Biser Kirov, Klary Katona, Chris Doer, Ewa Demarzick y Edita Pieja. Mientras que de otros países de Europa y América actuaron también artistas populares como: Joan Manuel Serrat, Alberto Cortez, Sonia Silvestre, Lucecita Benítez, Estela Rabal y Los Cinco Latinos, Susana Baca, Lilia Vera, María de Lourdes, Anibal Sampayo, Ángel Cárdenas y Luis Gardel.
Y por supuesto también actuaron en Holguín cantantes y grupos cubanos de amplia convocatoria, desde Silvio Rodríguez a Elena Bourke, pasando por Carlos Puebla, Alfredito Rodríguez, Omara Potuondo, Pacho Alonso, Pablo Milanés, Amaury Pérez, Miriam Ramos, Virulo y su Conjunto Nacional de Espectáculos, y los grupos Moncada y Monte de Espuma.
A principios de los años 90 se inició el que eufemísticamente se llama en Cuba: Período Especial y que en verdad es la más grande crisis económica que ha vivido el país. Entonces la vida musical se deprimió ostensiblemente y hubo que suplir con talento local gran parte de la programación, pero eso elevó el nivel profesional, fomentó nuevas expresiones y el reconocimiento público a muchos de los valores del territorio. Aunque justo es señalar que desde mucho antes, intérpretes holguineros como los reunidos por Raúl Camayd en su compañía lírica, disfrutaban del reconocimiento popular en todo el país.
En los años 70 y 80 la canción lírica sigue ejerciendo un atractivo de particular fuerza para holguineros y visitantes. El teatro lírico, que en 1980 adopta el nombre de Rodrigo Prats, expande su labor mucho más allá de sus puestas escénicas; dos momentos de particular resonancia se produjeron en 1988: la primera edición del concurso bienal para jóvenes cantantes líricos y la fundación de la filial de canto del Instituto Superior de Arte.
Sin embargo los excelentes intérpretes de la canción lírica en Holguín no cuentan con repertorio creado por autores holguineros, con las honrosas excepciones de “Por los potreros de Yara” de Manuel de Jesús Leyva; “General de mi tierra” de Raúl Camayd, “Tabaré” de José Fernández, y unas pocas y no muy trascendentes incursiones de Conrado Quevedo u Orlando Silverio.


El bolero en Holguín


Por: Zenovio Hernández Pavón y Ana Luisa Tamayo
La más antigua, grabada y difundida línea de la cancionística holguinera hasta hoy es el bolero.
Destacados compositores de boleros holguineros nucleados alrededor del Taller del Autor Musical son Rolando Coré, autor de Por ti lloraba, Duda ciega y Amor en la noche (grabados por Clara y Mario, trío Los cancilleres y Tejedor, respectivamente); Alfredo Morales (“Chiquitín”), autor e intérprete de Terrible Sueño (pieza que popularizó en Cuba, Héctor Téllez); Jorge Rivero, autor de Descarga corazón y Si en silencio me amas (el primero popularizado por Raúl Planas y el segundo por Pedro Gómez y Raúl Ferreiro).
Otros autores que le antecedieron son Juanito Márquez y Manuel de Jesús Leyva Barrera (Koko).

Juan Márquez Urbino, probablemente el más importante de los autores holguineros y también el más universal, nació en la ciudad en 1929; en la actualidad está radicado en los Estados Unidos. Como compositor, arreglista e inventor del ritmo pacá, Juanito ha estado cercanamente relacionado con la orquesta Hermanos Avilés y la Riverside, que popularizaron sus primeras y más importantes creaciones, y asimismo el cuarteto Las D’ Aida y la Orquesta Aragón cantaron algunas de sus piezas.
Entre sus boleros más significativos destacan “Alma con Alma”, (nombre que asumió el Festival Boleros de Oro en Holguín) “Como un Milagro” y “Esos Tiernos Ojos”
Es en Juanito Márquez donde se encuentran las mejores peculiaridades del bolero cubano hasta los años de 1970.
Su formación autodidacta no le impidió estar a la altura de la armonización más moderna de esos años. Su sobrino Gustavo Márquez, contó a La Aldea que Juanito tenía muchas amistades que compartían el gusto por la música, y cualquiera de ellos, cuando iba a los Estados Unidos le traía el último disco de swing, y textos que le informaban de las últimas maneras que se orquestaba en el mundo; ello, obviamente le permitía mantenerse informado de las formas y modos más modernos y ponerlos en práctica. Y asimismo el músico fue un gran estudioso de la orquestación de los clásicos, sobre todo, del tratado de Rimsky Korsakov, el cual estudió íntegramente.
Su bolero “Alma con Alma”, aunque la melodía tiende a ser bastante regular, los saltos de séptima, novenas y octavas ascendentes y descendentes, además de las secuencias, propician que la obra presente una riqueza armónica, melódica e interpretativa vasta. “Como un Milagro”, por su parte, presenta una melodía altamente inestable con cromatismos que incitan contactos tonales, lo cual provee a la obra de gran riqueza melódica, dramática e interpretativa.



Como un milagro
En silencio me llegó tu amor
tan sutil como el abrir de una flor
casi fue como un milagro
capricho raro de una deidad.

Si tú supieras cuánto te he besado
con el pensamiento,
si tú supieras cuánto has penetrado
ya en mis sentimientos.

Te siento como aroma
que alegra mi vida,
te siento como ángel
que en mi alma se anida
maravilla de quererte
y de estar junto a ti.

Cuando tú quieras de lo que he pensado
realidad haremos,
cuando tú quieras todo lo soñado
lo viviremos.
Será un milagro más,
milagro.
....................................


 

Por su lado la carrera musical de Manuel de Jesús Leyva Barrera (Koko) es innegablemente abarcadora y fructífera. Trompetista, compositor de alrededor de doscientas obras, arreglista y director de diversos formatos instrumentales (septetos, jazzband, bandas), incursiona en la creación de varios géneros de la música popular donde se incluye el bolero. Piezas suyas en este género son: “Que lástima, pero que lástima”, “Me duele esta separación”, (obra ganadora en un Festival del Creador Musical de Holguín y cantando por más de diez años en el hotel Tritón por las peticiones del público) y “Gracias de doy”, pieza defendida por Mundito González y ganadora de un Festival del Creador Nacional; “Sentirás mi amor por ti”, “Ni el recuerdo de tus besos”, “Nace una gran felicidad” y “Que grato despertar”, que fue grabada por la inconfundible voz de Lino Borges.

13 de octubre de 2017

Los románticos años ´60 en Holguín, Cuba

Por: Zenovio Hernández Pavón y Ana Luisa Tamayo


Un acontecimiento indescriptible constituyó la entrada triunfal a Holguín de los guerrilleros de tres frentes rebeldes el 2 de enero de 1959. Ese día Antonio Coré compuso la Marcha Triunfal Fidel Castro, pieza que luego popularizó el dúo de Olga y Tony en su escuchado programa de Radio Progreso. 

Desde ese entonces la música, el arte de forma general, y la educación, la salud, y otras esferas de la vida social comenzaron a tener protección y estímulo por parte del Estado en todo el país.

Ante las nuevas posibilidades, Holguín comenzó a trascender entre las regiones de más sólido quehacer de los músicos profesionales y aficionados, particularmente en la música bailable, la de concierto y muy especialmente en la canción lírica y popular.

Dentro de la línea de concierto, la música vocal siguió siendo preponderante, casi la única modalidad existente entre las décadas de 1960 y 1970. el mayor logro de estos artistas fue hacer realidad el viejo sueño de fundar una compañía profesional de teatro lírico, que debutó bajo la dirección general del barítono Raúl Camayd el 16 de noviembre de 1962 con la zarzuela Los Gavilanes, del español Jacinto Guerrero.

Desde sus mismos inicios el Teatro Lírico ayudó a formar excelentes voces que le han permitido la renovación de la compañía, el montaje de obras, conciertos y espectáculos en teatros, centros nocturnos y otros disímiles escenarios abarcando géneros clásicos y populares; pero ello no habría sido posible sin el grande esfuerzo de Camayd y el apoyo de pedagogos del canto como Zoila Gálvez y Daniel Escudero.

A la misma vez en aquellos románticos años de la década de 1960 en la ciudad se gestó un fuerte movimiento coral gracias a que numerosos organismos formaron coros de aficionados de alta calidad, destacando entre ellos el de Comercio, que fundó en 1962 el maestro Augusto César Milord. Luego, en 1964 la maestra Ana Arriaza Fernández fundó el Orfeón Holguín, uno de los mejores de su tipo en Cuba y que en más de 43 años de labor, entre otros significativos aportes, ha sido cantera de valores de la cancionística holguinera. De su seno han salido el cuarteto Alma, María Fermina, Isabel Angulo, Rodolfo Antonio, Concepción Casals y Dayamí Revé, entre otros.
 



En la misma fecha, pero en el campo de la música popular, se vivieron en la ciudad momentos excelentes y de repercusión nacional, entre ellos la gestación del pacá y el ritmo coco por Juanito Márquez y Manuel de Jesús Leyva (“Koko”), respectivamente. Hasta hoy esos son los únicos aportes de la música popular holguinera al vasto mundo de los ritmos bailables cubanos, los dos dados a conocer por la Orquesta Hermanos Avilés y luego incorporados al repertorio de diversas agrupaciones del país.

Igualmente en esos años desfilaron por el Teatro Infante, por el Casana Club, el Terraza y el Tropicaña, entre otros escenarios, artistas eminentemente populares a nivel nacional como Pacho Alonso, Ñico Membiela, Orlando Vallejo, el Trío Matamoros, el Indio Araucano, Luis Aguilé, Ramón Veloz, las Hermanas Lago, Héctor Cabrera, Orlando Contreras, Tito Gómez, Manolo Pazos, Roberto Faz, Elena Bourke, Carlos Puebla, Ramón Calzadilla, María Remolá, Los Zafiros, Alba Marina, Clara y Mario, Bola de Nieve, Teresita Fernández, entre otros.

Estos artistas, muchas veces, eran acompañados por orquestas locales y compartían el escenario con solistas o grupos holguineros de valía, algunos de los cuales se establecieron o realizaron exitosas temporadas en la capital y otros escenarios del país: Pilar Moráguez, Germán Piferrer, Alberto Herrero, Pedro Gómez, Alfredo Morales (Chiquitín), William Cordero.  Los tríos Los Aventureros  y Los Viajeros, mientras tanto, grabaron discos y tuvieron una gran acogida en la radio y la televisión nacionales.

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