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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

21 de abril de 2017

Los Grave de Peralta en la manigua cubana de 1868 y su especial relación con Camaguey



La forma de ser, creer y pensar de una comunidad es su cultura. La cultura crea leyes NO escritas pero inviolables a partir de las que actúan los seres humanos. Por tanto están determinadas por la cultura de la localidad las decisiones que Julio Grave de Peralta toma cuando es designado máximo líder de los holguineros sobre las armas. Por ejemplo, él tuvo mucho cuidado en respetar los intereses locales de cada barrio; ascendió a altos grados y situó en cargos importantes a los líderes naturales de las diferentes capitanías y las unidades de combate que creó tenían un carácter eminentemente local. Los vecinos de cada barrio constituyeron una compañía que las dirigía un líder local y sus soldados, incluso, podían determinar quien sería su jefe.
Es verdad que mirándolo con la perspectiva que nos da el tiempo, es fácil de entender que una guerra no se gana con medidas como las anteriormente dichas, pero siempre se debe tomar en cuenta que quienes se fueron a la guerra en el 68 no eran cubanos, sino, solamente, holguineros, bayameses, camagueyanos… Entonces España era la MADRE PATRIA y el lugar de nacimiento la PATRIA CHICA. Cada quien se fue a la guerra para conseguir al independencia de la PATRIA CHICA. El concepto de cubanos nació posteriormente a partir de la propia guerra. Por eso es ilógica la actitud de algunos historiadores que sancionan el pasado con las ideas del presente. Un pensador famoso dijo: YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA. Por lo que para entender a los hombres hay que entender, primero, sus circunstancias. Lo otro es un ajedrez histórico que gasta y se gasta sancionando figuras históricas.
LOS GRAVE DE PERALTA EN LA MANIGUA DEL 1868 CUBANO
De los hermanos se incorporan al movimiento independentista los siguientes: Julio, que llegó a Mayor General; Belisario, General de Brigada; Manuel y Francisco,  Coroneles y Liberato que alcanzó los grados de capitán. A Pedro, que residía en Guantánamo donde trabajaba en la administración colonial, casi al inicio de la guerra lo detuvieron y trasladaron a Santiago de Cuba y lo acusaron de participar en la conspiración. Pero en verdad la única culpa de aquel era ser miembro e la familia en que nació.
Otros miembros de la familia también se unieron a las fuerzas independentistas, entre ellos José Miguel Masferrer Grave de Peralta, hijo de una hermana Grave de Peralta con un emigrante español. José Miguel cayó en combate en el año 1873. Ostentaba el grado de comandante.
Igual varios primos de los Grave de Peralta participaron en la guerra, entre ellos sus primos maternos de apellido Cardet, que tantos parientes tenían en el Camaguey. 

El parque principal de la ciudad de Holguín lleva el nombre del General Julio Grave de Peralta:

Estatua al mayor Ignacio Agramonte en Camaguey, Cuba
HOLGUIN Y EL CAMAGUEY DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DE LA GUERRA DE 1868.

En su libro LA FURIA DE LOS NIETOS dice Abreu Cardet: ¿Por qué hay tanta afinidad entre los Grave de Peralta y los revolucionarios camagüeyanos? ¿Por qué Julio Grave de Peralta le ofrece el mando de la división de Holguín a un camagüeyano en marzo de 1869? Son estas preguntas sin respuestas, o, dice rápido el historiador, quizás estas preguntas tienen demasiadas respuestas.
Se sabe que los revolucionarios del Camaguey eran contrarios a Carlos Manuel de Céspedes en lo referente a estrategias y políticas, y quizás, las relaciones tan cercanas que con ellos tuvo Peralta tiene que ver con lazos familiares, o lo que es igual, que probablemente estamos ante un mundo invisible que hasta hoy la historiografía cubana no ha estudiado: las relaciones entre las diferentes regiones y las familias.
Entre los Cardet que se distinguieron durante la guerra grande de los diez años destacan los siguientes: Miguel Ramón y Priciliano Cardet y Zayas, que eran primos hermanos de los Grave de Peralta. Miguel Ramón alcanzó el grado de capitán del Ejército Libertador y desempeñó importantes y delicadas tareas en los primeros años de la contienda, entre ellas las siguientes.
Ya levantado en armas, Julio y sus hombres se acercaron a la ciudad de Holguín con el ánimo de atacarla, pero precisaban tener contacto con conspiradores que todavía no se habían levantado en arma y que permanecían en la ciudad. Para que con ellos hablara, Julio mandó a su primo Miguel Ramón. Éste entró en Holguín con la misión de reunir información sobre la situación de las fuerzas enemigas, y lo consiguió.
Otra de muy difícil misión de Miguel Ramón Cardet fue la que a continuación les narramos: A principios de 1870, en plena ofensiva española contra las fuerzas rebeldes y en momentos en que las bisoñas fuerzas mambisas vivían una situación de crisis, Julio le envió municiones a Máximo Gómez, que operaba en la zona de Barajagua y estaba en una posición de extremo peligro porque se le habían agotado las balas. Para que tan riesgosa tarea seleccionó a su primo. Miguel Ramón tuvo que avanzar con pocos hombres y por entre las numerosas fuerzas españolas dislocadas en la zona, pero su misión fue todo un éxito. Desde entonces Gómez le tuvo plena confianza y en diversas ocasiones lo usó como guía.
Miguel Ramón Cardet murió en combate en 1872.
Prisciliano Cardet por su parte fue teniente abanderado del Estado Mayor de Julio. Murió durante la guerra.
También emparentado con Julio, Guillermo Cardet Gueton, fue miembro de su Estado Mayor. Cayó en la guerra de 1895 con el grado de coronel.

20 de abril de 2017

¿Cómo es que el líder de la conspiración de 1868 en Cacocum encabezó el alzamiento holguinero?



A pesar de todas las razones dichas anteriormente, el historiador José Abreu Cardet dice que la pregunta sin respuesta todavía es ¿cómo Julio y sus hermanos se convirtieron en líderes del movimiento revolucionario en parte de la jurisdicción de Holguín, llegando, incluso, al extremo de involucrar en él a las autoridades locales?¿Como pudieron los Grave de Peralta y no lo pudieron otras relevantes figuras del movimiento independentista de reconocida capacidad militar? Antonio Maceo por ejemplo, debió esperar años para alcanzar altos cargos y grados, pese a que desde los primeros momentos demostró elevadas cualidades militares.
Casona holguienra donde nacieron los Grave de Peralta y Zayas
A lo mejor la verdad está en que a diferencia de los Maceo, los Grave de Peralta tenían antepasados que habían ocupado altos cargos en el cabildo. Su abuelo materno, por ejemplo, fue la personalidad de mayor relieve en la jurisdicción durante las primeras tres décadas del siglo XIX; y la abuela materna, la entonces muy conocida Pepa Cardet, era una mujer rica, de carácter fuerte y que pese a su condición de mujer tenía un peso de alguna importancia en la sociedad criolla holguinera. Abreu Cardet dijo a La Aldea sobre este asunto: igual que hay personas que nacen por herencia genética propensas a padecer determinadas enfermedades, los Graves de Peralta nacieron con los muy exclusivos genes sociales del liderazgo local. Los vecinos de los Grave de Peralta y Zayas conocían las muchas leyendas en torno a la terrible e irreverente abuela de ellos y quizás, alguno recordaba cuando Miguel Cardet Jiba, el bisabuelo, protestó en el cabildo ante un teniente gobernador o cuando un tatarabuelo fundó, junto a otros vecinos, la ciudad de Holguín. Lo anterior, dice convencido Abreu Cardet, debió influir mucho en la fidelidad de los 200 hombres que se alzaron en Guayacán del Naranjo con Julio Grave de Peralta al frente y, asimismo, files le fueron los Dos Mil que muy pronto se les unieron.
Una vez más la pregunta: ¿por qué Julio Grave de Peralta consiguió ocupar el principal puesto dirigente de los holguineros en la manigua? ¿Por qué Julio y no otro?, un Feria Garayalde por ejemplo, o un Aguilera.
Al comenzar la guerra de 1868 en las jurisdicciones de la cuenca del Cauto prácticamente todos los líderes de relieve que deciden en el ámbito de jurisdicción son gente de arraigo familiar relativamente antiguo en la comarca. Ellos darán nacimiento a los futuros caudillos. Y los Grave de Peralta y Zayas habían reunido toneladas de arraigo a lo largo de la historia anterior a ellos.
Una característica común en la mayoría de la élite de las familias criollas de la comarca (como mismo en las otras comarcas orientales),  es el  respecto absoluto por su gente. Por tanto a quienes la revolución naciente les otorga los grados y cargos en la estructura militar y política es a personas de arraigo o que se han ganado el respeto de los vecinos de cada comarca, o sea, están tratando, por todos los medios, de respetar la familia. Y entre las familias, las más sólidas…
Pero el respeto no es solo a las familias más “respetables”. Para los hombres y mujeres que se van a la manigua cubana en el 68 toda familia es respetable y nada les preocupa más que protegerlas. Cuando van a reclutar a los futuros soldados de la independencia, tratan que los hombres responsables de familia numerosa se excluyan de las nominas militares. Y cuando los jefes militares intentan que sus soldados no se alejen de sus comarcas es para que puedan atender a la familia; lo que quiere decir que estamos ante tropas que tienen un carácter regional.
Posteriormente los historiadores y los maestros de escuela han enseñado que el regionalismo y el caudillismo fueron males incurables que provocaron que la guerra terminara sin la victoria; y eso es una verdad tan grande como una catedral. Los independentistas del 68 cubano se negaban a responder ante un jefe que no fuera uno de sus caudillos (aunque esos caudillos, con honrosas excepciones, no fueran estrategas militares), y también los soldados y caudillos se negaban a ir a pelear en otro lugar que no fuera su patria chica… Pero, dice Abreu Cardet en su libro LA FURIA DE LOS NIETOS, no podía ser de otra forma: en esa valoración hay que tomar en cuenta la familia y sus intereses antes de irse tras valoraciones políticas.
Y se pregunta el historiador holguineros: ¿algunos de estos líderes regionales hubieran encontrado apoyo en sus soldados si por razones estratégicas se decide trasladarlos  a regiones lejanas donde no podrían atender y proteger la familia? Para los terratenientes y campesinos del Cauto la familia tenía un peso determinante. Ellos, como lo probaron muy bien, estaban dispuestos a retar al poderoso imperio español, pero la preservación de la vida de sus familias determinó sus actitudes futuras. Por ejemplo, para ellos era inadmisible la posibilidad que su familia quedara abandonada a su suerte si el hombre caía durante las operaciones militares. Ejemplo de esa forma de pensar es un hecho protagonizado por Julio Grave de Peralta: Al organizar el movimiento conspirativo en Cacocum éste hizo una recolecta de dinero entre los comprometidos con el objeto de crear un fondo para ayudar a las familias de los que durante el desarrollo de la guerra murieran en combate.

Eduardo Cordón, (la infidelidad de los fieles)



Además de la traición del jefe de la conspiración en Holguín, otro factor que influyó decididamente en el éxito de los conspiradores de Cacocum lo constituye el hecho de que a las tropas insurrectas sobre las armas se incorporó el capitán pedáneo de esa comarca, que como se sabe, era el principal jefe militar español en cada territorio.
Unos pocos datos sobre el capitán pedáneo de Cacocum: Se nombraba Eduardo Cordón, era natural de Málaga, en España y estaba casado con Leonela de Feria Garayalde.
La finca y residencia de Cordón y la de Julio y Belisario Peralta estaban una al lado de la otra. Los dos Peralta eran bailadores empedernidos, buenos jinetes y gente solvente, por lo que inspiraban simpatías y seguro que eso influyó en ganar para la causa de Cuba a Cordón. Desde entonces ellos y otras personas conspiraban públicamente y el capitán pedáneo informaba a sus superiores que la situación en el territorio se encontraba bajo su control.
Hay otro asunto interesante sobre Eduardo Cordón y el reconocimiento de Julio Grave de Peralta como el líder de los holguineros sobre las armas: el capitán pedáneo y su esposa Leonela debieron servir de vínculo entre los Grave de Peralta y los Feria y Garayalde, familias esas que resultaron fundamentales en los primeros momentos del alzamiento, pero que vivían separados por casi cincuenta kilómetros de bosques y malos caminos. Cuando comenzó la guerra los Feria y Garayalde acataron el liderazgo de Julio y siempre le fueron fieles. Julio los premió con altos grados militares… y cuando salió del país para organizar una expedición que trajera armas y municiones a la guerra, se hizo acompañar por un Feria y Garayalde.
LEONELA DE FERIA Y GARAYALDE
Mayor General Luis de Feria Garayalde
En su libro LA FURIA DE LOS NIETOS, el historiador José Abreu Cardet insiste una y otra vez sobre la importante participación de las matronas residentes en la cuenca del Cauto en la organización y posterior desarrollo de la guerra de los Diez Años. Leonela fue una de esas grandes señoras que en Holguín sirvió de principal sostén a sus varones en la guerra. Ella y todas las otras que ya no tienen nombre porque la historia las olvidó, tras bambalinas durante la organización, jugó un papel en ocasiones determinante sirviendo de enlace entre las diferentes familias de las jurisdicciones del oriente de la isla. Pero, lamentablemente, la historiografía cubana siempre muestra la guerra como cosa de hombres y no destaca la función elemental e insustituible de la mujer mambisa.
Estudiada a profundidad por Abreu Cardet, en la zona de Holguín durante la guerra grande de los Diez Años, sin la participación de la mujer la vida cotidiana hubiera sido un infierno insoportable para los mambises. Ellas, dice el historiador, antes de que la guerra estallara pintaron sus hogares con los muy misteriosos colores de la conspiración, y cuando llegó la fecha señalada marcharon con sus familias a la cegadora e implacable luz de la independencia. Como ejemplo de lo anteriormente expuesto, dígase otra vez el nombre de Leonela de Feria y Garayalde, esposa de la máxima autoridad militar y civil española en Cacocum. Ella lo convenció en las ideas de su familia y cuando comenzó la guerra, lo acompañó al campo de batalla donde vio morir a casi la totalidad de los suyos sin sentirse jamás ni vencida ni compañía: ella era otro soldado más aunque cumpliera misiones diferentes a las de los hombres de la tropa.
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La conspiración independentista de 1868 en Holguín. Julio Grave de Peralta y sus hermanos pero con especial interés en la participación de él. (Se ofrece información sobre el traidor Belisario Alvarez de Céspedes)



Según el historiador José Abreu Cardet, quien ha revisado todos los documentos antiguos sobre los Grave de Peralta, todos resultaban sospechosos de oficio. Julio, por ejemplo, estaba registrado en el libro "a vigilar" que llevaba la policía local. Y tenían razón. La gran empresa política de los Peralta antes de octubre de 1868 fue aportar a la organización del movimiento conspirativo holguinero que daría inicio a la guerra.
La conjura de los orientales del Cauto se inició por la eternamente rebelde cuidad de Bayamo y luego se fue tejiendo en los muchos vericuetos de la familia criolla; en las salas, cocinas, alcobas, patios y haciendas se desarrollaban las reuniones; en un descampado cualquiera se organizaban entrenamientos, siempre de noche para esconderse de las autoridades españolas. Cómplices unos de otros eran los criollos y  delante de la oficialidad española parecía que eran sumisos, que aceptaban lo que “los amos” decidieran… nunca escenificaban rebeldías públicas sino que más bien andaban cabizbajos, aceptadores de todo… Y en un silencio tibio seguían conspirando. Como una enfermedad contagiosa la conspiración nacida en Bayamo saltó de jurisdicción en jurisdicción. Para mantener alejado del oído de los delatores y policías, para reunirse sin levantar sospechas, fundaron logias…
Se desconocen los orígenes del movimiento insurreccional en Holguín. De los hechos nada más ha quedado un documento sin fecha de la logia masónica que fue utilizada para encubrir sus actividades conspirativas. Documento, por cierto, que las autoridades españolas encontraron en la casa donde se amaban Manuel Hernández Perdomo y Juana de la Torre. Ese, (como es lógico), es parco en extremo. Solo dice que la logia se organizó “en el año anterior”, exactamente el día que la humanidad conmemora el nacimiento de Cristo, es decir el 25 de diciembre, (más no dice anterior a qué año, por lo que no es posible determinar la fecha exacta). Algunas evidencias hacen probable que fuera en 1867. Dice el citado documento, además, que pese a las gestiones realizadas por los individuos comprometidos de una villa cercana, (seguramente Bayamo), los holguineros respondieron tímidamente al primer llamado, pero que los individuos comprometidos de la villa cercana, insistieron, y al fin se creo el primer grupo de conspiradores en Holguín y que fundaron una logia para con esa cobertura actuar sin levantar sospechas.
Sobre el nombre de la logia existen tres versiones. Para el historiador Constantino Pupo esa se llamó “Los Hijos de la Viuda”; para Juan Andrés Cue Bada el nombre era “Redención”. En el documento encontrado en la casa de Manuel Hernández Perdomo dice que se llamaba “R”.
El jefe del movimiento y Venerable Maestro de la logia era el licenciado Belisario Álvarez y Céspedes, primo del bayamés Carlos Manuel de Céspedes.

EL TRAIDOR, EL CAPITÁN GENERAL Y LOS VOLUNTARIOS. UNA HISTORIA VIVIDA EN CUBA PROXIMA DESPUES DE 1868
Belisario Alvarez Céspedes
Al estallar el alzamiento del 10 de octubre el líder de la conspiración en Holguín se negó a secundarlo diciendo que no contaban con suficientes armas y parque. Y cuando la revolución se extendió por Manzanillo, Bayamo, Jiguaní, Tunas, Santiago de Cuba y Holguín don Belisario se unió a las fuerzas coloniales. Luego, cuando las tropas cubanas entraron en la ciudad se guareció en La Periquera, el edificio de mayores dimensiones del centro histórico en aquellos momentos; los españoles fortificaron la casona y soportaron el bloqueo y sitio a que los sometieron los mambises desde el 17 de noviembre al 6 de diciembre de 1868; por lo que don Belisario combatió a sus antiguos compañeros pero no informó a las autoridades coloniales de su participación en la conspiración
Al retirarse las fuerzas cubanas de Holguín los hispanos hicieron investigaciones y comprobaron que el individuo había sido un personaje importante en la organización de la guerra, por ello lo detuvieron y lo enviaron a La Habana donde lo encerraron en la fortaleza de la Cabaña. (Todo eso ocurrió en medio de la efervescencia del odio de los integristas). 
Para entonces el gobernador español en la Holguín que dirigió la defensa de las fuerzas sitiadas en La Periquera, Francisco de Camps y Feliú, habían sido destituido del mando de la plaza y se encontraba en La Habana. Allá se enteró del suceso.
Camps, probablemente ofendido de que el holguinero hubiera organizado la intentona en la jurisdicción bajo su mando, también sabía que aquel se había batido con arrojo cumpliendo todas las órdenes que le había dado y por eso decidió mediar para obtener su libertad.
Años después de concluida la guerra Camps y Feliú escribió sus memorias. En ella describió sus gestiones para liberar al conspirador holguinero arrepentido.
Dice que era entonces el Capitán General en la Isla don Domingo Dulce, quien hacía intentos de cambiar la política de guerra a muerte aplicada por los integristas durante los primeros meses de la contienda y trataba de atraerse a los independentistas cubanos, pero en el ambiente de La Habana predominaba el odio contra estos.
“El preso en la Cabaña por una vil calumnia que atacaba groseramente su fidelidad, había sido ascendido a coronel comandante de voluntarios y luego condecorado con la placa roja de 2ª clase del Mérito Militar.
Cuánto se inventaba en su descrédito, por personas que en poco tienen el honor ajeno, lo desmentía la conducta de Álvarez, que fue uno de los más decididos defensores en la Periquera de Holguín y por tanto leal compañero del jefe de la plaza. Éste no podía olvidar en la desgracia á su buen amigo y camarada, y creyó su deber acudir ante el General Dulce pidiéndole, con súplica patriótica, la inmediata libertad del preso y la obtuvo en el acto, pero de nada le sirvió por haber opuesto resistencia á su cumplimiento algunos individuos en la fortaleza. Regresó á la Habana el portador de la orden de libertad con un mundo de ideas en el cerebro, si bien agradecido al resuelto comportamiento del capitán de voluntarios D. José de Rojas que supo mantener sumisa á su compañía y obediente á las órdenes del coronel D. Miguel Antonio Herrera, sólo sin el auxilio del irresoluto gobernador de la fortaleza, en aquel alboroto mar de las pasiones de la canalla.
“Sabedor de lo ocurrido el Sr. General Dulce, le dijo al que esto escribe, el 25 de Abril de 1869:
“— Señor Comandante: el preso saldrá en libertad porque lo quiero, y lo mando; ahora mismo voy á la Cabaña.
“—Yo deseo acompañar á V. E., mi General.
“—No venga Ud., que es joven y no debe comprometerse inútilmente; yo soy viejo y lo mismo me da vivir que morir.
“—Pero mi General…
“—Nada, déjeme usted solo.
“Vistióse Dulce de uniforme, púsose la gran cruz de San Fernando y digno y resuelto subió á pié, con gran trabajo corporal, la empinada y molesta cuesta del Castillo; dirigió su palabra á los jefes; dio órdenes terminantes al gobernador militar; recomendó la obediencia á los oficiales, elogiando al calumniado preso; y ordenó, con resolución, la inmediata soltura de Álvarez y Céspedes. Esta se llevó á efecto poniéndose de acuerdo el gobernador de la Cabaña con el coronel de voluntarios D. Julián de Zulueta, quien tuvo la delicadeza de dimitir la coronelía, como medio de aplacar á los murmuradores, conservándola por consejo de los más cuerdos, después”.
Domingo Dulce acabó siendo  destituido por los voluntarios pues consideraban que éste no actuaba con todo el rigor necesario contra los revolucionarios. Belisario Álvarez y Céspedes continuó sirviendo a España en Holguín y fue condecorado. Después de 1902 se desempeñó como abogado de la Chaparra Sugar. Dicen que entonces era sordo como una tapia. Falleció a principios del siglo XX. Su tumba se conserva en el cementerio de la localidad.

Según el historiador Constantino Pupo, de la familia Grave de Peralta pertenecían a la logia Julio, Francisco y Manuel Grave de Peralta, pero el primero debió participar poco tiempo porque fue deportado al extranjero.
Por su parte el historiador Abreu Cardet dice que Belisario y Liberato, aunque no eran miembros de la logia, estaban involucrados en la conspiración, y que si bien Julio tuvo un papel destacado en la guerra, durante su organización no la tuvo tanto, pero la historiografía ha sobrevalorado su figura de Julio durante esos meses porque en la historia es costumbre ver el resultado final y no el proceso que llevó a ese resultado.
Antes de estallar la contienda otros individuos tuvieron mayor relevancia: Belisario,  Joaquín Castellanos, Jesús Rodríguez. Julio solamente era el jefe del movimiento en la capitanía pedánea de San Pedro de Cacocum, pero, es justo que lo digamos, gozaba de la absoluta confianza de la dirección, al extremo de que se le asignaron tareas importantes como las de conducir correspondencia secreta a Bayamo y otras delicadas misiones, pero, insiste Abreu Cardet, no por ello dejaba de ser, tan solo, el jefe del movimiento en una capitanía pedánea.
Aunque adelantemos algunos sucesos que ocurrieron posteriormente, es preciso que respondamos a esta pregunta: ¿Cómo es posible que el más importante levantamiento en Holguín fuera el de los conspiradores de Cacocum y cómo es que Julio Grave de Peralta pasara a capitanear las fuerzas de Holguín? Uno de los motivos es que el jefe de la conspiración la traicionó. Lo otro lo publicará La Aldea en el siguiente post.

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