1882, Primeros días de abril
Llegan a Madrid la esposa y los hijos del
General
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Llegan
a España la esposa y los hijos del general. Él los ha ido a esperar a los
muelles de Algeciras. En Nueva York, Isabel y los cinco niños tomaron el
vapor “Villa de Marsella” de la Compañía Trasatlántica francesa rumbo a
Gibraltar. Y desde allí un pequeño barco muy poco marinero que les hace
sufrir los embates del Atlántico, mientras los conduce a Algecira donde los
esperaba Calixto. Un agente secreto siguió al General desde Madrid hasta el
puerto donde fue a esperar a su familia para evitar que pudiera fugarse.
Desde
Algecira la familia vuelta a reunir, se trasladó en un barco a Cádiz y de
allí por tren a Madrid donde se alojan en el piso 2do izquierdo, número 90 de
la calle de Fuencarral.. Instalada su casa, esta fue en lo adelante, según
dijo Juan Gualberto Gómez: “el cuartel
de los insurrectos cubanos en Madrid”.
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Juan Gualberto Gómez
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Por
la misma fecha se conocen en Madrid, Calixto y Juan Gualberto Gómez, que acaba
de llegar y se sostenía con lo que le pagaba el periódico “la Discusión”.
Juan
Gualberto Gómez: “la colonia cubana en
Madrid se enorgullecía de tener al general allí, con ellos”.
E
igual, el público madrileño se familiarizó con aquella figura gallarda que
caminaba por sus paseos, frecuentemente a la cabeza de un grupo de
compatriotas que le seguían con fidelidad y devoción: entre ellos Juan
Gualberto Gómez, Eusebio Hernández…
Muchas
veces va el general al edificio del Congreso español para presenciar los
debates en los que el tema Cuba será tratado. Allí traba contacto con los
líderes Republicanos cuya amistad procura y cultiva.
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Tristán de Jesús Medina
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Otro
con el que el que Calixto trabó cercana amistad fue el escritor y orador
criollo Tristán de Jesús Medina. Dice Carlos: “Medina y mi padre se cambiaban libros y papeles. Él [Tristán] vivía en el piso tercero de la casa
número 29, calle Isabel la
Católica, era de poca estatura, trigueño de pelo negro
peinado casi cubriendo las orejas y delgadísimo. Sus ojos negros centellantes
fascinaban a primera vista. Hablaba pausadamente
pero con energía. Era fecundísimo escritor y orador sagrado”.
El
escritor le regaló a Calixto un ensayo suyo que había hecho sobre Mozart y
que le publicaron en Madrid en 1882 con la siguiente dedicatoria: “A mi querido y respetable paisano el Sr.
Don Calixto García por quien quisiera yo estas páginas musicales fueran mas
bien harpas vibrantes, con tantas cuerdas como renglones aparecen aquí, cuyas
melodías adormecieran los malos recuerdos de sus días adversos, cicatrizaran
sus heridas y abrieran el horizonte de sus esperanzas.
Otro cubano triste.
Tristán Medina”.
Cuando
el General logra fugarse de España e ir a los campos de Cuba otra vez en
armas, seleccionó un grupo de libros que su esposa debía llevarse con ella a
los Estados Unidos, entre ellos estaba el Mozart de Tristán de Jesús Medina.
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1883, Enero 30
Le nace al General su hija Merceditas
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Le
nace al general en Madrid su hija Mercedes de la Concepción. (Alguna
bibliografía dice que nació “tullida”, otra que “tuberculosa”). Lo cierto que
es Merceditas va a ser un personaje muy importante para comprender los
últimos días del padre.
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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)
6 de marzo de 2017
Calixto García. Biografía. 61
Calixto García. Biografía. 60
La
familia de Calixto en los Estados Unidos
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En
Estados Unidos, Isabel Vélez se crece en la adversidad: cose pago y recibe la
módica ayuda de algunos emigrados. Carlos, el hijo de ambos, de unos trece
años, tiene que trabajar en las tardes, después que termina las clases para
ayudar al sostén del hogar. Ahora el muchacho es mensajero de la Western Unión
Telegrap Company. En sus andazas entregando la correspondencia, conoce el
mundo sórdido de los barrios marginales neoyorquinos. En su diario-memorias,
redactado muchos años después, dice: “La
policía no podía hacerse respetar. En esas calles me aterraba entregar
telegramas habiendo sido conminado por un rufián a entregarle un telegrama
que no iba a él dirigido. Escape con suerte”.
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1881,
Octubre 15
Los
deportados cubanos en Madrid esperaban ansiosos que sustituyeran al General
Blanco de su cargo de Capitán General en Cuba
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Carta
del general a Bavastro: “Mucho
esperaban aquí (Madrid) los
deportados del relevo de Blanco (como Capitán General de Cuba)”. Se daba
por seguro que cuando cambiaran al Capitán General iban a poder volver a Cuba
los que aquel había deportado. “Pero
esas esperanzas, dice el general, eran ilusorias, porque el sucesor no piensa
permitir la vuelta a Cuba a más que
unos diez o doce. Se dice que hay una lista en la que se clasifica a los
deportados.
“A mi me tiene sin cuidado, pues no
pienso volver más a Cuba. Creo se tardará mucho que se nos permita salir de
este país que es todo lo que necesito.
“Mucha culpa tienen esos (los
cita en una relación que envía) en lo
que está pasando, pues si nos hubieran ayudado no se encontrarían hoy en esa
situación; pero hay que perdonarles su ignorancia pasada en gracia de sus
sufrimientos presentes”.
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Calixto
no piensa volver a Cuba aunque lo autoricen
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Completamente
amargado por el desastre del pasado (su obligada derrota y rendición), le
dice Calixto a su buen amigo Bavastro:
“le agradezco la noticia que me da y no
deje siempre de hacer lo mismo, pues por más que yo tenga formada la idea de
no ocuparme más de la política, no puedo olvidar a los que fueron mis
compañeros, ni he dejado de pensar como siempre. Creo que mis paisanos no
quieren ser libres, pero yo no puedo creer que mi país sea feliz con el
gobierno tiránico que lo rige y si bien es sumamente difícil que yo vuelva a
empuñar las armas por una causa que mis compatriotas no quieren que triunfe,
no por eso dejaré de mirar como mi ideal único el que mi país conquiste su
independencia”
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1882,
Enero 20
Para
dentro de dos meses el General espera a su familia en Madrid
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En
otra carta de Calixto a Bavastro: “Espero,
para dentro de dos meses, a mi familia. Ya me he decidido a plantar mi tienda
en la capital de España, pues el gobierno no alza la orden privativa de
libertad que sobre mi pesa” (Esperando a la familia alquila apartamento y
se dedica a prepararlo)
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Principales
figuras de la independencia de Cuba visitan a la esposa y los hijos de
Calixto en Nueva York.
Antonio
Maceo.
Carlos
García: “Si no hubiera ido a la guerra con mi padre, me hubiera puesto a las órdenes
de Maceo”
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Mientras
el General espera a su familia en Madrid, su hijo Carlos cuenta que la
familia, allá en Nueva York, era constantemente visitada por las principales
figuras de la independencia cubana cuando algunos de estos llegaban a la
ciudad.
“Aunque tenía poco más de once años,
criado en la emigración, los iba a ver con frecuencia [a
los patriotas emigrados], pude fijar en
mi mente detalles correctos de sus personas.
“Antonio Maceo era un hombre de buena
estatura, fornido y de aspecto grave, vestía de levita negra Prince Alberty y
se alojaba en la casa de huéspedes de Madame Griffou, francesa creo que de la
martinica. Allí también vivían algunos de nuestros caudillos.
“Julio Sanguily era todo un gentleman
elegantemente vestido; él residía en el famoso hotel Windsor en la 5a
Avenida. El marqués [Salvador Cisneros Betancourt], tenía un chinchalito con Cigar Store,
donde había un indio de madera pintado en el espacio entre la pared y la
acera, al lado de la puerta de la 8a Avenida. [Allí] trabajaba y vendía
tabacos a los pocos parroquianos que entraba en tan pobre local. La vida de
los tres era totalmente diferente. Maceo agitándose entre los abatidos
emigrados en un esfuerzo de levantar fondos. Asistí con otros niños emigrados
a un mitin que estuvo muy concurrido en el cual dieron los cubanos pequeñas
cantidades y prendas de ropa para los mambises rendidos en Oriente. Yo me
quité mi sobretodo y lo eché en la pila. Maceo me dio la mano y felicitó
preguntándome cuando venía mi padre de la prisión en España. (...) Me invito
luego a que fuera a visitarle a su alojamiento en la casa de Huéspedes de la
calle 9. Fui a verle y Madame Griffau, la propietaria, me hizo pasar al salón
de recibo atestado de patriotas emigrados y veteranos de la guerra. Atento y ceremonioso
me dio consejo de obediencia filial y recados para mi madre. La impresión que
me causo el general Antonio nunca la olvidé. Si no hubiera ido a la guerra
con mi padre, me hubiera puesto a las órdenes de Maceo”.
Carta de Calixto a su amigo Bavastro
de 20 de enero de 1882: “Por Félix Figueredo he sabido que Maceo está en
Honduras con una buena colocación. Me alegro que así sea, pues aunque él no
me desee mucho bien, yo no puedo menos que deseárselo a todos aquellos que se
han sacrificado por nuestra desgraciada patria”.
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La
familia del General sigue en Nueva York, hasta que tengan economías para
reunírsele
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En
Norteamérica Carlos García Vélez logra cambiar de trabajo, ahora es mensajero
en el comercio de los comerciantes Zell y Po, y a la vez desarrolla una gran
sensibilidad por la música.
“Desde muy niño manifesté afición a la
música a tal punto que una hija del
Dr. Pablo Desmernine, Nena, gran pianista, me tomó de alumno cuando yo tenía unos diez
años; pero como llegaba a la clase con las manos sucias de cargar los
mandados de la tienda a sus parroquianos, tuvo Nena Desmernine que suspender
mi enseñanza musical. Pero no dejé de asistir a conciertos con billetes que
me regalaban los Sager Beer Saloon de Nueva York, en obsequio como anunciante
de los carteles y programas de exhibición”.
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1882,
Marzo 15
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Carta
del general: “Debe embarcar en Nueva
York para ésta, mi familia, que reside en 360 West, 45th Street. Al fin me he
determinado a traerla para acá, pues Vd. sabe lo doloroso que es estar
separado de las personas que se quieren y además, aquí, trabajando mucho,
podré educar a mis hijos, a lo cual están reducidas hoy todas mis
aspiraciones. Además de la colocación que tengo en el Banco de Castilla, en
las horas que me deja libres, me dedico a dar lecciones de inglés y gano lo
bastante para vivir”.
Faltaban
entonces más de trece años para el estallido del 95. En esa fecha escribe el
general, que espera la reunificación con su familia, estas palabras cargadas
de amargura: “Nada nuevo puedo decirle
respecto a la política. Ni ahora ni nunca podrá hacer España nada favorable a
Cuba, pero aquí se oyen las amenazas de los autonomistas como quien oye
llover.
“Yo no me ocupo de política y menos de
la política bastarda que ahora está de moda en nuestro país.
“(Pero) a pesar de los pesares y a pesar de los
desengaños, late en mi pecho el mismo sentimiento que latía en 1868”
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Calixto García. Biografía. 59
1880,
Septiembre 24
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El Capitán General de Cuba envió un telegrama al
Presidente del Consejo de Ministro y al Ministro de Ultramar donde “ruega deje en libertad a Calixto García
bajo palabra de honor en el punto que elija”, porque él le había ofrecido
obtener del gobierno esa concesión “de
que lo cree digno por su
caballerosidad y condiciones de carácter”.
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1880,
Septiembre 25
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El Ministro de Ultramar telegrafió al Capitán General
de Cuba, pidiéndole “que aguarde carta
y documentos que le remite por correo respecto libertad Calixto García y si
con ellos y las reflexiones que se le hace, insiste en lo que manifiesta en
su telegrama, se sirva decirlo también por telegrama”.
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1880,
Octubre 9
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Al parecer para esa fecha ya había llegado a manos del
Capitán General de Cuba el correo del Ministro de Ultramar, e igual, al
parecer, las reflexiones que le hace no lo convencieron, por lo que ese mismo
día la máxima autoridad española en Cuba pasó otro telegrama a sus superiores
en el que dice “que se deje en libertad
a Calixto García bajo palabra de honor”.
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1880,
Octubre 11
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El Ministro de Ultramar cursó un telegrama al
gobernador de Alicante para que “ponga
de inmediato en libertad a Calixto, quien, dice el telegrama, debía de trasladarse a Madrid para una
entrevista con él”[1].
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1880,
Octubre 12
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Apenas Calixto se entera de la inesperada noticia
solicita que Espinosa debía de recibir igual tratamiento y en esta fecha marchó a Madrid. Al día siguiente se
entrevistó con el Ministro de Ultramar, ocasión que aprovechó para solicitar
la libertad de Espinosa, Modesto Fonseca, Juan Soto y Juan Moncada. Logra que
el primero sea puesto en libertad inmediatamente, pero para decidir sobre los
otros, el Ministro escribe al Capitán General de Cuba, pidiéndole su opinión.
Ese mismo día, por telegrama, el Capitán General en Cuba, Ramón Blanco, se
negó a que fueran liberados.
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1880,
Octubre (en fecha posterior a la liberación de Calixto)
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Por carta explica el Capitán General de Cuba Ramón
Blanco al Ministro de Ultramar que por el papel desempeñado en la guerra,
Calixto podía ser un factor importante:
“Creo
conveniente y político se deje en libertad a Calixto García bajo palabra de
honor; hoy existe entre él y los Maceos una profunda división que conviene
utilizar evitando vuelvan a unirse los elementos que aquí los representan.
Los amigos de Calixto, todos
arrepentidos sinceramente, trabajan eficazmente por la pacificación y [para] facilitar al gobierno su misión en este
punto. Carrillo ha ofrecido no volver a hacer armas jamás pidiendo se le permita
volver en breve al país para dedicarse al trabajo.
“Conviene
atraerse estos elementos con la magnanimidad y empleando el rigor con los
aventureros, lo que no ofrecerá garantías para el porvenir. Ruego por tanto a
V.E se sirva llamar a su presencia a Calixto y si en vista de su actitud y de
las razones expuestas conceptúa convincente acceder a mis deseos se lo
agradeceré por que creo comprometida mi palabra, pues contando con la
confianza que siempre me ha dispensado el gobierno le aseguré que quedaría en
libertad”[2].
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Calixto
queda obligado a residir en Madrid
|
Sin embargo el trato caballeroso que las autoridades
españolas le brindaron a Calixto, eso no significa que lo dejaran de
considerar como lo que realmente era: uno de los mayores peligros para el
colonialismo español en Cuba. Cuando por real decreto se indultó a los
deportados y prisioneros políticos cubanos en España, el trato hacia el
veterano general mambí, también fue excepcional y completamente diferente al
que dieron a todos los demás. A los demás se les deja libres de decidir su
destino, pero Calixto está obligado a residir en Madrid.
Es que existen en Calixto García circunstancias
especiales y excepcionales, entre ellas su condición de jefe principal de la
guerra chiquita y por tal el Gobierno español trataba de evitar que su
presencia en la isla pudiera constituir algún peligro. Calixto no puede
acogerse a la gracia de indulto y las autoridades peninsulares le obligan, so
pena de volver a ser apresado y llevado a prisión, a permanecer “por ahora en la península”. (Todos
los meses el general se tiene que presentar en el Ministerio de Ultramar).
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Calixto
comienza a crear las condiciones para que su familia se le una
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Ante la imposibilidad de abandonar España, al General
cubano no le quedaba otro remedio que tratar de establecerse, trabajar y
crear las condiciones para que su familia se le uniera. (Calixto vivió en
España 15 años, desde septiembre de 1880 hasta octubre de 1895).
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1880
(Meses
finales)
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Un amigo de la infancia, Pedro Sotolongo, quien era
director del Banco Hispano Colonial le consigue colocación en el Banco de
Castilla. Este hecho trae la censura de muchos patriotas, sus amigos, y
también de sus enemigos que dicen que el general ha claudicado y que estaba
en acuerdos con el Gobierno español[3].
|
El
General enferma de gravedad
|
Solo, sin familiar ninguno a su lado, el general
enferma de gravedad: “una pulmonía
doble que lo puso a las puertas de la muerte”, dice posteriormente doña
Lucía a Rojas Oria por carta.
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1881,
Abril 18
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Enterada de lo que dicen los malos intencionados en
relación con el empleo del general, doña Lucía escribe desde el Cerro, La Habana al buen amigo de
tiempos de prisión de Calixto, Rojas Oria: “Aunque estoy segura que no habrás creído los rumores que se
corrieron de que Calixto estaba colocado en el Banco de España, quiero que
sepas que está colocado en el Banco de Castilla, y que en esa colocación no
ha intervenido el Gobierno. El mandó los estatutos del Banco para desmentir
esos rumores”[4].
En la misma carta dice doña Lucía: que el hijo había
sufrido la puñalada del frío, “una
pulmonía doble que le puso a las puertas de la muerte, y solo como estaba.
Pero tanto los cubanos como los españoles se portaron admirablemente con él”,
durante el periodo de su enfermedad.
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[1] ¿Por qué aquel tratamiento especial
respecto a Calixto? ¿Por qué se le puso en libertad mientras otros patriotas
permanecían en prisión? Seguramente que fueron varios los factores que
influyeron en tal actitud de los españoles, pero determinante debió ser la
nueva política que trató de llevar a
cabo el Capitán General español en Cuba.
[2] Igualmente pudo influir en el General
Ramón Blanco la personalidad dé Calixto y su vida legendaria. El capitán
general en su correspondencia dejó entrever su admiración personal por el
heroico General mambí. El hacendado de Jiguaní era capaz de sostener una
conversación en inglés, francés o español sobre política internacional o la
ciencia militar, y podía dirigir combates como el de Santa María de Ocujal o
Melones y perdonarle caballerosamente la vida a soldados y oficiales enemigos,
o dispararse un tiro antes de caer prisionero o venir en bote de remo para
combatir en una guerra perdida. Todo eso pudo muy bien despertar cierto respeto
personal en sus enemigos e incluso la secreta admiración del Capitán General.
[3] La prueba de que el empleo se lo
aportó su viejo amigo, es que por la misma vía el General consiguió colocación
para un hermano del cura Seperlana, preceptor de sus hijos Carlos y Justo en la
“Trasatlántica Española”.
[4] Ambos, Calixto y su señora Madre,
doña Lucía, dejaron escritos por carta que entonces apenas había esperanzas de
alcanzar la redención de Cuba, por lo que no quedaba al General otra ocupación
más importante que trabajar para tener a su familia cerca y a ellos darle el
frente. Otros puestos ocupados por el General en Madrid fueron: una cátedra en
la institución de libre enseñanza “La Asociación para la Enseñanza de la Mujer”, y asimismo dio
clases en “El Fomento de las Artes”, en “El Centro Instructivo del Obrero” y en
“La Academia
de Valliciergas”.
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