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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de octubre de 2016

Familia Infante de Holguín, Cuba



Un mito en Holguín es la familia Infante y sin embargo, poco o casi nada, es lo que de ellos se conoce: Que en algún momento del siglo pasado fueron los principales ganaderos de Cuba y que, dicen, Wenceslao Infante, tronco fundador de la familia, hizo su fortuna vendiendo al ejército español residente en Holguín reses robadas de los campos cercanos. Solo eso es lo que se sabe… pero no hay pruebas de nada, ni siquiera hay pruebas de la leyenda que dice que  Wenceslao Infante murió asesinado por su amante.

Felizmente La Aldea recibió de manos del profesor de la Universidad de Holguín, Máximo Tamayo Tamayo, su tesis para obtener el título de Máster en Historia y Cultura de Cuba titulada: “La familia Infante: su trayectoria económica, política y cultural en el Holguín republicano” y con la información que de allí obtuvimos publicamos seguidamente “Los Infante de Holguín, del mito a la real verdad”.

Panteón de la familia Infante Maldonado en el Cementerio Municipal de Holguín
GENEALOGÍA DE DON WENCESLAO INFANTE BIDOPIA, RAIZ DEL FAMOSO CLAN DE LOS INFANTE DEL SIGLO XX HOLGUINERO:

Los primeros con el apellido Infante vinieron a Cuba durante los primeros años de la conquista desde la región de Triana en Sevilla, España y se asentaron en la zona de Bayamo.

Aquellos sevillanos de apellido Infante fueron un matrimonio con sus dos hijos. Se llamaba el padre Don Juan Infante y la madre Doña Sebastiana de Guzmán, y sus hijos don José y don Juan.

Este don Juan Infante fue el tatara-tatarabuelo del famosísimo Wenceslao Infante Bidopia de Holguín.

Don Juan Infante creció en Bayamo, donde se casó y tuvo hijos, como es común, y como también era común en su tiempo, tuvo una amante, que se llamó doña Antonia de Leyva Castro y Ruiz de Ruelda. Tres hijos tuvieron los amantes: Don Juan, Doña María y don Esteban. Y aunque eso no era común en su tiempo, don Juan reconoció a sus hijos naturales y los tres llevaron su apellido.

Uno de ellos, don Esteban Infante Leyva de Castro vino a Holguín y fue el tatarabuelo del célebre don Wenceslao Infante Bidopia. ¿Cuándo vino? No antes de 1735 y así se puede afirmar porque aun se conserva un censo de Holguín de ese año en el que dice que para la fecha vivían en esta comarca 122 familias integradas por 732 personas. Y lo mejor del censo citado es que en él están escritos todos los apellidos las familias residentes. El apellido Infante no aparece.

La primera vez que en los viejos libros de Holguín aparece escrito el apellido es en 1750, pero eso no significa que sea en la tal fecha cuando llegó. Pudo ser antes y solo en la fecha dicha fue cuando hizo la transacción que fue anotada por uno de los notarios de la ciudad. Por tanto se puede afirmar que el apellido Infante llegó a Holguín después de 1735 y antes de 1750.

¿Qué hizo el primero de apellido Infantes en Holguín? Compró tierras… o sea, que venían con dinero y al parecer con mucho, porque las compras fueron  grandes extensiones de terreno en Uñas, Managuaco, Damián y Cacocum. Y así, igual, don Esteban se casó era una muchacha que procedía una antigua y poderosa familia de la comarca, los Almaguer: Doña Inés Almaguer, y muy pronto tuvieron hijos: Francisca, María, Felipe, Juan Miguel y Esteban Infante Almaguer.

De ellos nada más nos interesa don Juan Miguel Infante Almaguer (bisabuelo de Wenceslao). se casó en Holguín con doña Ana Felipa Fernández Corral y tuvieron nueve hijos: José Dolores, José Francisco, Antonio, Juan Miguel, María Agustina, José de Jesús, María de la Concepción, Rosa y Pablo de Jesús Infante Fernández.

De ellos nueve únicamente nos interesaremos en don José Dolores Infante Fernández, (abuelo de Wenceslao) y nacido en Holguín el 11 de febrero de 1796. El día antes de cumplir 26 años don José Dolores se casó en Holguín con María Josefa de la Concepción Pupo Pérez y con ella tuvo a Juana Bautista de Jesús, Manuel Felipe de Jesús, Juan Antonio de Jesús, María de la Concepción de Jesús y Josefa María de Jesús Infante Pupo.

De ellos nada más nos interesa el segundo hijo, don Manuel Felipe de Jesús Infante Pupo, (padre de Wenceslao). Nació aquel en Holguín el 9 de septiembre de 1825, y cuando cumplió 31 años, en 1856, se casó con Rita Josefa Bidopia Escalona. (Era ella hija de Juan Bidopia y de Juana Escalona). Del matrimonio solamente nacieron dos hijos, porque Rita Josefa murió joven. Fueron esos: don Lorenzo Justiniano y Miguel Wenceslao Infante Bidopia. (Y ya hemos llegado al famoso don Wenceslao Infante Bidopia, de quien en Holguín se habla mucho, pero del que no se sabe casi nada). 

Firma de don Wenceslao Infante Bidopia
 
Fue este uno de los hombres más ricos de Holguín, pero no se sabe cómo hizo su fortuna. Y asimismo murió de forma “extraña”: de bala un día 31 de diciembre. Hay quienes dicen que el tiro se lo dio una amante suya, y otros dicen que el tiro se lo dio el mismo Wenceslao quien llegó de improviso a la casa de su amante y la encontró con otro, entonces los mató a los dos y después se suicidó.

 

DESCENDENCIA DE DON WENCESLAO INFANTE

Don Wenceslao Infante Bidopia nació en Holguín el 2 de octubre de 1861.Cuando tenía 20 años se casó con doña María Dolores Maldonado Labrada. Del matrimonio nacieron seis hijos: Armando, Alfredo, Arturo, Antonio, Aurelio y Asunción Infante Maldonado. Ellos seis conforman lo que en Holguín se conoce como la muy poderosa Sucesión Infante. Seguidamente les invito a saber la fecha en que nació cada uno y con quién se casaron, además de los hijos que tuvieron, que también fueron parte de la Sucesión Infante.

 

El mayor, que nació un año después del matrimonio de sus padres, (año 1882), fue don Armando Infante Maldonado. El primogénito, además de heredar gran parte de la enorme fortuna del padre y de dedicarse a la ganadería, que era la principal fuente de ingreso de los Infante, se dedicó a la política llegando a tener altas posiciones, sobre todo en el gobierno de Machado. Se casó éste en Holguín con doña Ana Castañeda Mayasén, y tuvo los once hijos que seguidamente mencionamos:

  1. Don Armando Infante Castañeda, (éste se suicidó en 1924 antes de dejar descendencia).
  2. Don José Ramón Francisco de la Caridad, (falleció soltero y sin dejar descendencia).
  3. Doña María Josefa de la Caridad, (también falleció joven y sin dejar descendencia).
  4. Doña Ana Laura de los Santos. (Contrajo matrimonio con Fernando López Zorrilla, natural de España. Era aquel hermano del célebre médico Francisco López Zorrilla).
  5. Doña Josefa de los Dolores. Casó con el doctor en medicina Miguel Ángel Diéguez Santiésteban.
  6. Doña Berta María. Casó con el gibareño Armando Sánchez Hernández. Éste fue Fiscal de la Audiencia de Holguín.
  7. Don Rubén. Casó en diciembre de 1935 con María Rosa de la Caridad Yebra Proenza y casi de inmediato se divorció para casarse con Clara Luz Freyre Gálvez. Pero duró poco este segundo matrimonio porque Armando murió de cirrosis hepática siendo muy joven.
  8. Don Alfredo. Casó con Marta Grant y poco después se divorció. En segundas nupcias casó con Luz Marina Vidal Ramírez, pero ella falleció a menos de dos años de casados. Entonces, el 23 de agosto de 1944 casó con Consuelo Longoria y con este matrimonio se unen dos poderosas familias: los Infante de Holguín y los Longoria de Gibara.
  9. Doña Mireya María. Casó con Francisco Guell Salvador, natural de Santiago de Cuba.
  10. Don José Miguel. Casó con Blanca Núñez Gálvez.
  11. Don Wenceslao Armando. Casó con Ana María Artola Angulo.

Don Alfredo Infante Maldonado, segundo de los hijos del clan Infante de Holguín, se casó en primeras nupcias con doña Emilia Cordovés García, con la que tuvo cuatro hijos y en segundas con doña Altagracia Pérez Villanueva, con la que tuvo dos hijos. Veamos el listado completo de los hijos de don Alfredo:

  1. Doña Laura Inés Infante Cordovés. Casó ella con el médico cirujano Pío Berdayes Oliva, natural de La Habana.
  2. Don Alfredo Wenceslao. Casó en primeras nupcias con María Teresa Masferrer Feria. (No tenemos información de quien fue su segunda consorte).
  3. Doña María de los Dolores. Casó con el santiaguero Félix Muñoz Cusiné.
  4. Don Wenceslao Alfredo. Casó con Berta Villegas de la Cruz.
  5. Doña Rita Estrella Infante Pérez (no tenemos información sobre su consorte)
  6. Don Aurelio Lorenzo, (tampoco tenemos información sobre la persona(s) con quien se casó).
Don Alfredo Infante Maldonado, además, tuvo con dos madres diferentes, tres hijas fuera de su matrimonio, las tres llevaron su apellido. Fueron: Digna Infante Rodríguez y María Dolores y Marta Inés Infante González.

El tercero del clan Infante de Holguín fue don Arturo Infante Maldonado, este, como otro de sus hermanos tuvo altos cargos políticos de los que hablaremos más adelante. Su casa en Holguín, ubicada en la Avenida de Los Álamos esquina a Mariano Torres, se convirtió en palacio de los pioneros. Don Alfredo falleció en el hospital Lenin de Holguín el día 15 de agosto de 1971. Con su esposa doña Blanca Rosa Rielo de Zayas tuvo tres hijos y fuera del matrimonio tuvo otros dos a quienes reconoció y dio su apellido. Fueron ellos:

  1. Doña Inés Dolores Infante Rielo de Zayas. Casó ella el 18 de diciembre de 1959 con don Otto Munster Oliva y con él tuvo tres hijos:
·        En 1960 a: Blanca María Munster Infante (quien vive en La Habana y trabaja como Investigadora del Centro de Estudios de la Economía Mundial).
·         En 1961 a: Inés María Munster Infante (quien vive en La Habana y trabaja en la Clínica Internacional Cira María García)
·        Y en 1962 a: Arturo.  Éste es especialista en Inmunología y actualmente reside en Argentina.
(En 1963 el matrimonio se divorcia. Inés Dolores permaneció soltera hasta su muerte ocurrida en La Habana el 2 de diciembre de 2011).

  1. Doña María Julia Infante Rielo de Zayas. Casó con don Rodolfo Burgos Socarrás y tuvo cuatro hijos:
·        Ana Dolores Burgos Infante.
·        Rodolfo.
·        Ana Teresa
·        Guillermo.
(De ellos solo queda con vida el último, quien reside en los Estados Unidos. Doña María Julia Infante Rielo, vivió sus últimos años en los Estados Unidos. Falleció el 25 de diciembre de 2012.).

  1. Don Arturo Luís Infante Rielo de Zayas. Casó con la santiaguera María Vieiro García. (El apellido de doña María fue muy famoso en Cuba por las Galletas Viero. Era ella la hija del dueño de esa marca de galletas). El matrimonio tuvo dos hijos que en 2016 todavía viven.
·        Marta María Infante Vieiro, (en la actualidad ella es ama de casa).
·        Ramón (trabaja como guionista del Instituto Cubano de Radio y Televisión, ICRT. Uno de sus últimos trabajos fue el guión de la película “La Edad de la Peseta”)

Don Antonio Infante Maldonado, el cuarto de los hijos de Wenceslao Infante, fue alcalde de Holguín y también a él le debemos la escalinata de la loma de la cruz. Don Antonio, que nació el 4 de julio de 1886, se casó por primera y única vez en el año 1932, cuando ya había cumplido 46 años. Se llamó su esposa doña María Fernandina Betancourt Aguilera. Sus hijos fueron:

  1. Don Arturo Infante Betancourt, (el único varón). Casó éste con doña Mirta Socarrás.
  2. Doña María con don Carlos Penín Dominicis.
  3. Doña Hilda con el Dr. Enrique Gutiérrez Torralbas.
  4. Doña Silvia. (murió soltera)

(Antes, durante y después del matrimonio don Antonio mantuvo relaciones maritales con dos mujeres con las que no se casó, quizás porque eran pobres). Fue una ellas: Mercedes López González. Con la que tuvo a Aurelio Antonio y Raúl Antonio. Y con una segunda amante, de la que no conocemos su nombre, tuvo a Antonia María. Ninguno de sus hijos naturales fue reconocido por don Antonio.

Doña María Asunción Infante Maldonado falleció cuando tenía 42 años. Para entonces estaba casada con un médico santiaguero, pero nunca tuvo hijos.

Don Aurelio Infante Maldonado: este murió a la edad de 8 años víctima de la viruela brava.


LA FORTUNA DE DON WENCESLAO INFANTE:

Casado en 1881, cuando nada más había cumplido 20 años, Wenceslao puso una bodega para sostener a la familia. Pero eso no significa que tuviera fortuna: en la época el capital para abrir bodega era de unos 500 pesos. Y al año siguiente la vende porque, dijo, iba a dedicarse a otro tipo de giro: Venta y comercialización de carne de res… o sea, compra de carne de res al por mayor y venta al pormenor en el mercado de la ciudad, (plaza de la Marqueta).

No era este segundo un mal negocio, y menos para don Wenceslao que, dice la tradición, era un genio en los negocios, pero había mucha competencia en ese ramo: el hombre no se haría rico, consideran los historiadores. Menos aún con el inicio de la guerra independentista cubana en 1895.

Cuando se reinició la guerra decenas de holguineros acudieron al llamado de Martí, pero don Wenceslao no fue a la guerra, sino que él siguió vendiendo carne de res en el mercado de Holguín.

La guerra provocó que la inmensa mayoría de los propietarios perdieran sus negocios… y más si esos negocios estaban relacionados con las fincas que rodeaban la ciudad. La presencia mambisa en las inmediaciones impedía el paso de quienes vivían en Holguín a sus propiedades en el campo y a la vez esas propiedades fueron atacadas por los libertadores. Las reses se salieron de sus potreros… las que no fueron cazadas por los soldados de la revolución fueron cazadas por los españoles… ya nadie era dueño de nada.

A la ciudad no entraban los suministros que se necesitaban. Por ese motivo el Ayuntamiento se vio obligado a rebajar los impuestos a los suministradores… solo que no había muchos suministradores. La carne, sobre todo, subió de precio. Entonces, dicen que Wenceslao se dedicaba a cazar las reses que andaban desperdigadas por los montes y las traía a la ciudad. Quien más le compraban era el ejército español, pero también le compraba la población. Sus ganancias fueron astronómicas… Tanto que el modesto vendedor de carne de res antes de la guerra, cuando esta terminó en 1898 se compró una de las tiendas más grandes de la ciudad: La Luz de Yara.

Muy pronto su tienda se convirtió en la más grande y mejor surtida de la comarca: de todo se podía comprar en la tienda de Infante, que a diferencia de las demás que había en Holguín, tuvo varios departamentos. Les explico: todas las otras tiendas de la ciudad se dedicaban a un solo giro, o sea, eran quincallas, o sederías, o sombrererías: la de Infante fue, quizás, una de las primeras grandes tiendas por departamentos que tuvo Holguín: por eso es que se decía que la de Infante tenía adentro varias tiendas.

El miércoles 25 de abril de 1900 el periódico el Eco de Holguín publicó las siguientes cuartetas sobre la Luz de Yara:

Desde Cuba hasta Gibara
no se encontrará una tienda
que sus artículos venda
cual vende la Luz de Yara.

¿No ve usted ese señor
que por esa calle va?
Pues acérquese y oirá
lo que dice con dolor:

Es inútil, no hay remedio
desde que se abrió esa tienda
por más barato que uno venda
no puedo ganar ni un medio…

Y si a precios de factura
mis géneros rebajara
todavía La Luz de Yara
vendería con más baratura.                                                                                                                                                                                                                                                

Ahora Infante fue a buscar
a La Habana otro surtido
venderá como ha vendido
y nos hará reventar…

Y tendremos que cerrar
pues es verdad evidente
que ya Infante está demente
y vende sin reparar…


Le va muy bien a Wenceslao Infante como comerciante, pero eso no lo lleva a apartarse del negocio relacionado con las carnes y la ganadería. A fines de 1899 adquiere un lote de toretes que vende a los campesinos arruinados durante la guerra. Y en 1900 se va hasta Puerto Rico y compra y trae a Holguín una riquísima carga de vacas, toros, caballos, yeguas y mulos que anuncia en la prensa y vende como pan caliente.

Para entonces nuestro “hombrín” ya tenía una gran fortuna, que sino es la más grande de la comarca, se acerca a serlo. Y porque tiene tal fortuna, una Compañía extranjera abre en Holguín un banco que hace préstamos y depósitos de dinero y nombra a Wenceslao Infante su tesorero.

A la vez Infante pone anuncios en la prensa de la ciudad en los que dice que compra ganado flaco o en malas condiciones… claro, paga barato. Y los campesinos, que no tenían con qué alimentar a sus hijos, les venden sus únicas vacas o toros. Wenceslao las lleva a las tierras que ha comprado y las mejora y las vende como carne y le gana el doble de lo que gastó.
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Hay que reconocer que Wenceslao Infante siempre supo llevar sus dos negocios de forma equilibrada. Y cuando digo sus dos negocios de lo que habla La Aldea es de la ganadería y de la tienda La Luz de Yara. Los productos que Infante vendía en La Luz de Yara llegaban desde países distantes: Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos… Para adquirir las mercancías que luego vendía en su tienda, Infante tenía diferentes agentes que viajaban a La Habana y allá compraban al por mayor los surtidos que llegaban a Holguín. Pero a veces, porque probablemente desconfiaba de sus agentes o quizás porque él decía muchas veces que el ojo del amo es el que engorda al caballo, el mismísimo Infante se iba a La Habana y era él mismo quien compraba la mercancía para surtir la tienda… Después, cuando su hijo mayor tuvo edad para hacerlo, fue el muchacho quien se encargó de viajar frecuentemente a La Habana a comprar para vender en Holguín.
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Las ganancias que le aportaban la tienda y la carne de res, Infante las invierte en comprar tierras. En menos de una década se convirtió en dueño de un inmenso latifundio. Por eso cuando llega la telefonía a Holguín, es Wenceslao Infante uno de los pocos que puede darse el lujo de, a través de las líneas telefónicas, unir su casa en Holguín con sus fincas ganaderas de Guaramanao y Santa Inés.
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Pero bien sabía el viejo Infante que era en la ganadería donde estaban las entradas monetarias que lo harían lo que fue, el hombre más rico de la comarca y también de las comarcas vecinas. Dice el periódico “El Eco de Holguín” que en mayo de 1906 partió hacia Venezuela uno de los hijos de Wenceslao, Armando Infante. Iba el joven a preparar un embarque de cuatro mil cabezas de ganado que el padre había comprado. El lote de reses viajó sin percance alguno, desembarcándolas por el puerto de Gibara y llevadas de inmediato a la finca Santa Inés, que se encuentra en las inmediaciones de Buena Ventura.

Pero para esa fecha, 1906 y durante los años posteriores, el gran imperio Infante se vio amenazado por un enemigo muy poderoso…

Se había asentado en Chaparra una empresa norteamericana que se dedicaba a la producción de azúcar: The Chaparra Sugar Company. Como todas las empresas azucareras, la Chaparra Sugar creó un latifundio inmenso comprando tierras a los empobrecidos campesinos de la zona… y ya era la Chaparra dueña de todo lo que va desde Chaparra hasta San Andrés y necesitan seguir comprando, pero las siguientes tierras no estaban en venta… su propietario no se estaba asfixiando en deudas como los pobres campesinos con los que habían hecho negocio… las tierras que la Chaparra necesitaba eran nada menos que del muy solvente Wenceslao Infante Bidopia. Es más, las tierras de Infante se extendían como una frontera sólida para los intereses de la Chaparra: San Agustín de Aguarás, San Andrés, Guaramanao, Manatiales, Majibacoa y Las Coloradas.

Los abogados de la Chaparra Sugar Company hicieron todo lo que pudieron para que Infante les vendiera sus propiedades a las buenas o a las malas, pero nada pudieron. Y eso que el administrador de la Chaparra Sugar era un conocido Mayor General mambí que luego llegó a ser Presidente de Cuba: Mario García Menocal.

Infante no vendió y tampoco fracturó su imperio. Más bien lo que hizo fue expandirlo. Además de las fincas que poseía, Wenceslao Infante Bidopia compra otras ubicadas en las haciendas Máguano y El Canal en la hacienda de Cauto Cristo. Sus nuevas propiedades estaban separadas de las anteriores. En 1913, para unir su imperio,  Infante arrendó los potreros que eran propiedad del abogado norteamericano Blackburn Wilson en San Lorenzo, Máguano y Manantiales… Y entonces fue el terrateniente natural de Holguín con mayores extensiones, donde pastaba, nada menos que el 30 por ciento del ganado de la comarca.
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Porque era un hombre de negocios con una extraordinaria visión, Wenceslao Infante sabía bien que el secreto estaba en invertir su dinero en diferentes ramas, por si una de ellas entraba en crisis: Fue accionista de la Compañía de Fomento de Holguín S.A., que era la más grande empresa constructora de la zona, copropietario de la mina Santiago S.A., ubicada en Guajabales y que era entonces la mina de oro más productiva de la región, y uno de los socios del Banco Español, filial en Holguín. Arrendó sus tierras en Las Coloradas para la siembra de caña de azúcar y sus tierras en Guajabales para la explotación de la mina Nuevo Potosí.

Otro de los rubros económicos a los que se dedicó Wenceslao Infante fue a prestarles dinero a los colonos de caña de Banes, que vendían sus productos a la United Fruit Sugar Company. Con quien nunca tuvo negocios, a pesar de que se lo propusieron muchas veces, fue con la Chaparra Sugar, a quien siempre consideró sus enemigos.
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LOS EXTRAÑOS SUCESOS QUE LLEVARON A LA MUERTE A DON WENCESLAO INFANTE

Hombre con tantas propiedades, y como era lógico en la moral de la época, tuvo varias amantes. Una de ellas, de la que no hemos podido averiguar el nombre, era la preferida de Wenceslao Infante. A esa le puso casa en Holguín, una casa que estaba muy cerca de la que compartía con su esposa y sus hijos.

Bien saben la mayoría de los holguineros que la casa de Wenceslao Infante en Holguín es la que hoy se usa como Casa de Cultura, ubicada en la calle Maceo, frente al Parque Calixto García y casi al lado de la tienda la Luz de Yara. La casa de la amante estaba en la misma calle Maceo, a una cuadra de su casa residencial, casi en la esquina a la calle Aguilera, al lado de la hoy Caberna de los Beatles.

El 31 de diciembre de 1925 Wenceslao Infante Bidopia era considerado el ganadero más importante de Cuba. Sin embargo, ese día se desplomó en la esquina de las calles Maceo y Aguilera, en la acera donde está la caberna de los Beatles… una bala en el pecho fue la causa de su muerte.

En la memoria popular de la ciudad hay varias versiones sobre la muerte de Wenceslao Infante. La Aldea narra dos:

Una dice que ese día, 31 de diciembre de 1925, Infante visitó a su amante con la que almorzó. Luego durmió una siesta y cuando era las tres o las cuatro de la tarde decidió marcharse a la casona donde tenía a su familia oficial, que estaba solamente a dos cortas cuadras de distancia. Entonces la amante, celosa, le dio un tiro para que nunca más pudiera volver a los brazos de la esposa. Tambaleante salió Wenceslao a la calle, dio varios pasos y frente a la actual Caberna de los Beatles cayó sin vida.

Dice la otra hipótesis que ese día Infante no tenía previsto ir a la casa de su amante, pero en la tarde se embulló. Llegó. Abrió con su llave y encontró a la amante con otro hombre, ambos dormidos. Wenceslao sacó su pistola y los mató a los dos, luego se suicidó.

Las dos hipótesis son trágicas. A La Aldea le parece que la primera es la más creíble

Al día siguiente, 1ro de enero de 1926, el periódico “El Eco de Holguín” publicó lo siguiente: “A las cuatro y treinta de la tarde de este viernes primero de enero y en imponente y piadosa manifestación, se llevó a cabo el acto de entierro de Wenceslao Infante al que asistieron miles de personas.

“Lo enterraron en un impresionante panteón, a la entrada derecha del cementerio de la ciudad”.

Dicho panteón de la Familia Infante está construido con mármol gris y encima tiene un ángel hermoso hecho por alguna casa escultora de Italia.

Al cumplirse un año de la muerte de Wenceslao el periodista Antonio Torres escribió en el periódico “El Eco de Holguín”: “Don Wenceslao, con su labor constante y ecuanimidad personal llegó a adquirir una posición social y económica tan brillante que se consideraba y se le tenía por el hacendado más rico, millonario, de la provincia de Oriente…”
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A menos de dos meses de la extraña muerte del riquísimo Wenceslao Infante, el Juez de Holguín, Dr. Juan Antonio Suárez de Castro, quien, por cierto, era yerno del difunto, dio lectura al testamento. Era su última voluntad que la mitad de todos sus bienes pasaran a manos de su esposa y viuda doña María Dolores Maldonado y Labrada. Y la otra mitad a sus hijos. Nada para nadie más.

Por más que hemos buscado información, nada supimos del destino de la amante.
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 LA SUCESION INFANTE.

La viuda y los hijos de Wenceslao Infante no dividieron la fortuna, sino que decidieron mantener unida la gran propiedad y multiplicarla. Para tal fin fundaron la firma: “Sucesión Infante”.

Figuraron al frente de la Sucesión en igualdad de jerarquía, todos sus hijos: Antonio Infante, culto y distinguido farmacéutico quien luego fue Alcalde de Holguín, Armando Infante, abogado, quien luego llegó a ser Representante a la Cámara por varios períodos, siempre por el Partido Liberal, y Alfredo y Arturo Infante, comerciantes de gran visión para los negocios. Dicen los historiadores que Alfredo y Arturo, quienes nunca se dedicaron a la política, sino a sostener y multiplicar los negocios del padre, fueron los más fuertes puntales de la casa Infante de Holguín.

La Sucesión Infante emprendió las obras sociales más grandes del Holguín de su tiempo y asimismo fueron los de mayor proyección económica en la comarca. Sus grandes haciendas, donde pastaban miles de cabeza de ganado que producían carne y leche, se convirtieron en las mejores de Oriente.

En 1927 la Sucesión Infante era la propietaria de las siguientes fincas rurales: Santa Inés de Las Calabazas, Los Moscones de San Lorenzo, Las Parras, San Andrés de la Rioja, Cercado del Cristo, de Naranjo y otros, Vacía Botija, Cabezuelas y San José de Guaramanao. Todas unidas hacían un total de 837 214 caballerías, en la fecha valoradas en $ 11 160 000.00 pesos.

Igual que como antes había hecho su padre, los herederos invirtieron en industrias, sobre todo de derivados de la ganadería. Fueron ellos quienes construyeron una fábrica procesadora de carne conocida como “Tasajera Infante” y otras empresas menores de las que hablaremos más adelante, que será cuando narraremos la historia particular de cada uno de los hijos de Wenceslao Infante Bidopia.

 
VIDA POLITICA DE LA FAMILIA INFANTE

No parece que el viejo Infante, que durante la colonia no era viejo, haya sido miembro de alguno de los partidos políticos surgidos después del pacto del Zanjón y tampoco mostró interés alguno por los grupos independentistas o de otro pensamiento que tantos había en Holguín. Sin embargo, a partir de 1902, comienza a mostrar algunas aptitudes que lo vinculan con la política. Y en 1908 se postula y es elegido Concejal del Ayuntamiento por el Partido Liberal.

En las actas del ayuntamiento holguinero se puede seguir la labor del concejal Wenceslao Infante, a quien escogieron como miembro de la Comisión de Ornato y Obras Públicas. Por ejemplo, en el acta de la Sesión del 12 de octubre de 1908, Infante discrepa de la Ley Orgánica de los Municipios en el punto de Ingresos Municipales, o sea, en los impuestos a criadores de ganado vacuno menor de dos años; dice el acta que Infante apoyó la propuesta del también Concejal Oscar Albanés que consistía en que cada ganadero solamente pagara 15 centavos por cada cabeza de ganado vacuno que fuera a inscribir en los registros municipales, y si se trataba de cualquier tipo de ganado importado, que solamente se pagara 25 centavos por cabeza. (Claro que al concejal Infante le interesaba fijar cuotas bajas a los impuestos por cabezas de ganado, él era el ganadero más cabezas poseía).

En otras actas se comprueba que Infante era un Concejal disciplinado que no se ausentaba de las reuniones y que su voz era escuchada y que las más de las veces sus propuestas las aprobaban. Pero aún así el Concejal pidió una licencia y se la aprobaron.

Probablemente la licencia fue porque Infante estaba muy ocupado en sus negocios y participar en el Ayuntamiento Municipal le robaba tiempo y tiempo para hacer su fortuna era lo que él necesitaba. Hasta que concluye el mandato no se ve más su firma en las actas.

Pero el viejo Infante quería influir a favor de sus intereses, por lo que era muy importante estar donde se tomaban las decisiones políticas y administrativas; como él no tenía tiempo, influyó para lo fuera uno de sus hijos. En las elecciones de 1910 los holguineros eligen concejal a Alfredo Infante.

La prueba de que a los Infante no le interesaban los ideales políticos sino sus intereses particulares, es que Alfredo llega a la Asamblea Municipal por el partido contrario al de su padre: Wenceslao fue Liberal, Alfredo, Conservador. Y conservadores fueron los demás hijos del gran cacique liberal Wenceslao Infante, a pesar de que el partido con más seguidores en Holguín era el Liberal.

Pero en Holguín el apellido Infante era más poderoso que los programas de gobierno de cualquier partido. Por lo que no importa que los Infante fueran candidatos por otro partido, los liberales holguineros votaban por los Infante conservadores. Incluso, en las elecciones parciales de 1922 el partido Liberal derrotó a los conservadores en cinco de los seis gobiernos provinciales y en 81 de las 116 alcaldías de Cuba, pero en Holguín otro Infante conservador es elegido concejal: Armando Infante. Y no un concejal cualquiera, sino que fue elegido Presidente del Ayuntamiento.

Por eso Armando sustituyó al alcalde durante la Chambelona y fue el Alcalde interino de Holguín. Durante este periodo es cuando les nace a los holguineros la idea de construir la escalinata de la Loma de la Cruz. El alcalde interino apoyó la iniciativa y de su bolsillo aportó parte del dinero… (Aunque fue esa parte de dinero, muy exigua. Con la gran fortuna que poseía su familia el solo podía construir la escalinata, pero no lo hizo. La escalinata de la loma de la Cruz fue construida por colectas populares de casi todos los holguineros de entonces).

LOS INFANTE Y EL PRESIDENTE GERARDO MACHADO.

En 1924 sube a la presidencia el candidato liberal Gerardo Machado, por lo que se podría imaginar que los Infante estaban en la oposición, pero no fue así. El Presidente, desde antes de serlo, tenía vínculos muy estrechos con los sectores burgueses azucareros y con ciertos elementos de la burguesía no azucarera, entre estos últimos, los Infante.

En las mismas elecciones que llevan a Machado a la Presidencia (en su primer mandato), Armando Infante es elegido Representante a la Cámara y su hermano, el doctor en farmacia Antonio derrotó a Pepe Sera y se convirtió en Alcalde de Holguín. Fíjense, amables lectores, que cuando en todo el país los Liberales eran quienes ganaban las elecciones, incluyendo las presidenciales, en Holguín dos conservadores fueron elegidos. En su libro de historia de Holguín dice Pepito García Castañeda que los holguineros veían en Antonio Infante no a un conservador, sino al hombre capacitado y de sólida fortuna que mejor que nadie podía administrar el municipio.

Poco después de las elecciones el nuevo alcalde de Holguín (año 1924), fue entrevistado por la prensa local. Dijo esa vez que había comenzado su gestión tropezando con dos obstáculos graves: la falta de fondos para emprender las obras de más urgencia e incluso, sin dinero ni para pagarle sus sueldos a los empleados… (pero el alcalde no podía excederse en hablar mal de la anterior administración del municipio, porque esa había estado en manos de su hermano). Entonces los periodistas le preguntaron cuáles obras públicas esperaba construir: Muchas, dijo.

Y ciertamente, durante su mandato se enfrascó, en la construcción de obras públicas. Arregló las calles de tierra de Holguín, que siguieron siendo de tierra, pero sin tantos huecos como antes tenían y también arregló muchos de los caminos vecinales. Y para realizar aquellas, el poco dinero que tenía la alcaldía lo usó para comprar maquinas de hacer caminos: una niveladora, una zanjadota y quizás una de las primeras máquinas de hacer concreto que hubo en Holguín.

Claro que por ser un Alcalde constructor se ganó la simpatía de casi todos los holguineros. Pero el Alcalde también quiso ganarse la buena voluntad del Presidente de la Isla, y para ello invitó a Machado a visitar a Holguín. Y Machado vino a inaugurar el municipal Panteón de los Veteranos por la Independencia.

Esa fue una visita rara, porque el Presidente rompió las tradicionales normas de protocolo: cuando el tren presidencial llegó a la Estación de Holguín allí lo esperaban las autoridades del gobierno municipal que suponían que Machado se dirigiría a la sede de la alcaldía y el ayuntamiento, esto es, a La Periquera. Pero el Presidente no fue a los edificios gubernamentales, sino a la casa particular del Alcalde, actual Casa de Cultura de Holguín. Tampoco habló a los holguineros desde los balcones de La Periquera, como aconsejaba el protocolo; el Presidente habló desde el balcón del Alcalde.

Obviamente que la prensa de la época reflejó la visita del presidente en sendas crónicas. Leamos algunos fragmentos: “En la Terminal ferroviaria el General Machado ocupó uno de los lujosos automóviles de los Infante y en él recorrió las principales calles de la ciudad, entre los vítores y aplausos de los vecinos. Y, dice la crónica, cuando el auto llegó al palacete de la familia Infante, el general-presidente bajó y fue hasta el balcón. Desde allí presenció el desfile de los holguineros que le saludaban. Luego habló el Presidente y la gente lo ovacionó. Y cuando todo terminó el Presidente se encerró en el mejor cuarto donde descansó cómodamente y de donde no salió sino a las nueve de la noche para participar en el suculento banquete que sus anfitriones le tenían preparado”. Por cierto en ese banquete no participó nadie que no fuera de la familia Infante. Por eso los holguineros dijeron que el Presidente no vino a visitar a Holguín sino al Alcalde y a su familia.

Al día siguiente Machado volvió a subir en el lujoso automóvil de los Infante y se dirigió a la Terminal de Trenes y se marchó a La Habana.

Seis años se mantuvo Antonio Infante como alcalde de Holguín, y pudo estar más tiempo, pero en 1930 entregó la alcaldía al Presidente del Ayuntamiento, Maximino Parra, por tener urgencia de trasladarse a los Estados Unidos a atender problemas de salud. Sin embargo eso no le impidió que aún estando ausente, en las elecciones de 1932 ser elegido Representante a la Cámara. Ahora dos hermanos Infante eran Representantes: Antonio y Arturo. Y en esas mismas elecciones otro Infante, Alfredo, resultó electo concejal en Holguín.

Pero retrocedamos en el tiempo. Al momento en que Antonio Infante era alcalde de Holguín, su hermano Arturo era Representante a la Cámara y Gerardo Machado era presidente de Cuba y a la vez, eran los Infante los principales ganaderos de Cuba.

Y por su cercanía con Machado, ellos, acompañados de otros ganaderos fueron al palacio Presidencial y fueron recibidos por el Presidente. Concluida la entrevista, los Infante dijeron a la prensa que solo habían ido a saludar al Presidente, pero que “aprovecharon” para tratar de una muy importante negociación de ganado consistente en la exportación de 40 mil reses para Colombia. El presidente los autorizó, dijeron.

Tan íntima fue la amistad de los Infante con Machado que hay quienes dicen que sin esa estrecha relación los Infante no habrían conseguido la fortuna que tuvieron.

Otra prueba de la cercana relación de los Infante con el presidente Machado es la declaración dada por Armando Infante a dos escritores cubanos que publicaron un libro laudatorio en 1932. Dice Antonio en el libro que “Machado está llamado a orientar la sociedad cubana hacia los más altos y decorosos destinos, a poner un valladar infranqueable a las desvergüenzas administrativas de otras épocas, a darle fuerza de verdad y validez a la Ley, a imprimirle a la nación impulsos mejoradores en lo económico y, en fin, a realizar una labor a favor del patriotismo en todo orden. A hacerlo es a lo que se ha dedicado el gobierno de mi ilustre amigo, o sea, ese inmenso cubano, el General Gerardo Machado y Morales, por quien siento una admiración sin cuento y un cariño entrañable que me nace del alma”.

La historia de Cuba demostró que Machado estaba muy lejos de merecer los elogios de Antonio Infante… Machado había sumido al país en una crítica situación: para entonces se habían agudizado todas las contradicciones económicas, políticas y sociales. En respuesta el país entero luchaba en su contra. En el caso específico de los territorios rurales de Holguín, Las Tunas, Velasco, Bayamo, Manzanillo y Jiguaní, en abierta oposición a Machado operaban guerrillas organizadas por Unión Revolucionaria, la organización que desde Holguín capitaneaba Antonio Guiteras.

En 13 agosto de 1933, Machado huyó el país. Al día siguiente los antimachadistas victoriosos organizaron en Holguín la que se llamó “Manifestación de la Victoria”. Durante la manifestación circularon proclamas en las que se les pedía a los machadistas confesos de la ciudad que la abandonaran o la justicia popular los alcanzaría… en la lista de quienes los vencedores pedían que se fueran de Holguín estaban Rafael Gómez, Oscar Albanés, Pepe Urbino y Armando y Antonio Infante.

Nadie se fue de Holguín, y aunque en la lista de Machadistas confesos estaban varios, la euforia revolucionaria parcializó su odio en la familia Infante, llegándose al extremo de acusar y procesar en la causa 551 de 1933 a Antonio Infante por haber intentado matar al antimachadista José Ramón Borjas. Pero el acusado pudo demostrar su inocencia. También Alfredo Infante fue llevado a los tribunales, acusado, solamente, de machadista.
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Una vez que cae Machado como obra de la revolución de 1933, es elegido presidente de facto Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, hijo del Padre de la Patria. El presidente de facto firmó un decreto que declaraba disuelto el Congreso de la República y que declaraba que cesaban en sus puestos todos los funcionarios elegidos en los gobiernos de las provincias y municipios bajo el mandato de Machado. Por lo que los dos Infante que eran Representantes a la Cámara dejaron de serlo.

Asimismo, después de disuelto el Congreso, los Partidos políticos acordaron que para las siguientes elecciones no podía figurar como candidato a la Cámara o al Senado ninguno de los que habían sido representantes o senadores en tiempos de Machado. Pero esa medida fue inútil. Había mucho en juego. En 1936 hubo elecciones otra vez y  varios de los políticos de cuando Machado volvieron al senado y a la cámara: entre ellos, Armando Infante.

De todas formas, es cierto que después de la caída de Machado, con la excepción de Armando, ninguno de los otros Infante volvieron a la política, dedicándose, solamente, a cuestiones económicas y de negocio.
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EL TEATRO CONSTRUIDO POR LOS INFANTE EN HOLGUÍN.

El teatro principal o Teatro Infante, luego Teatro Eddy  Suñol, es el más notable y visible aporte de los Infante a la ciudad de Holguín.

El céntrico terreno era propiedad de Manuel Grave de Peralta a quien Wenceslao Infante se lo compró en el año 1917, para levantar allí alguna construcción, quizás un teatro. Pero, sin que sepamos qué hizo que cambiara de idea, seis años después, en 1923, se lo vendió a Federico Narbona.

Narbona construyó allí un teatro y lo explotó por dos años. En 1925 Wenceslao se interesa y lo compra. Hay historiadores que consideran que Infante no sabía a qué podía dedicar el terreno que había comprado y por eso lo, pero cuando vio que el ramo de los teatros daba negocio, volvió a interesarse y quiso construir uno con condiciones constructivas superiores al de Narbona, superior, incluso, a todos los teatros que hubo en Holguín antes… y por eso fue que insistió para que Narbona le vendiera lo que antes fue de él y que él había dejado que se le escapara de las manos.

Aunque quería construir otro mejor, hasta tanto lo hiciera, Infante siguió explotando el teatro de Narbona que en lo único que cambió fue en el nombre, ahora en poder de Infante pasó a llamarse Teatro Oriente.

Mientras el Oriente fue de los Infante actuaron en él la vedette Josephine Baker y también las electrizantes y muy eróticas Mulatas de Bombay y El Bataclán de París, además de otras figuras y elencos de fama mundial. Pero Infante no estaba del todo contento, el quería hacer un gran teatro, solo que para tal empresa se necesita organizar la logística.

Todavía no se decidía a comenzar, a pesar de que ya había comprado otro teatro, el Holguín, que estaba al fondo del Oriente. Y en eso llegó el infausto día 31 de diciembre de 1925, que fue cuando su amante le dio un tiro y lo mató.

Quizás porque muchas veces oyeron al viejo Infante hablar del teatro que iba a levantar en el mismo espacio donde estaban los otros dos que eran de su propiedad, o porque en verdad el negocio de los teatros era rentable, su sucesión se decidió. Demolieron los dos teatros para ocupar el terreno y edificar el nuevo que llevaría el nombre de su padre muerto: teatro Infante.

Sin escatimar dinero, la Sucesión Infante contrató al arquitecto habanero Saturnino Mario Parajón, quien entonces se consideraba el mejor proyectista de teatros de Cuba. (Antes el arquitecto había construido el teatro Fausto de La Habana). Para entonces, años finales de la década de 1930, estaba de moda en Cuba el estilo decorativo de edificios Art Decó y Parajón lo utilizó. 

El Art Decó consiste en decorar las fachadas de los edificios con líneas verticales para que la construcción parezca más alta de lo que es. Por eso sugiere La Aldea que cuando estén frente al teatro miren su fachada: los casi 16 metros de altura están ornamentados con cinco líneas. La del centro es la que tiene una mayor decoración. Asimismo el arquitecto usó otros elementos geométricos en el diseño de la fachada: pirámides escalonadas, anillos entrelazados, rombos, líneas en zig zag y elementos florales. La decoración de la fachada fue tarea encomendada por los Infante a la Casa de Silva y Companía.

Parajón consiguió lo que los herederos de Infante querían: un modernísimo edificio que ocupa más de 30 metros de ancho. Concebido en tres niveles (platea, balcón de preferencia y tertulia), al ser inaugurado tenía capacidad para 2 mil 427 almas. En el primer nivel o planta baja, además del salón enorme donde están las lunetas, está el escenario con un sótano debajo, tramoya, seis camerinos y almacén. En el segundo nivel, el salón de preferencia, tres oficinas y la caseta de proyección. Y en el tercero, galería o tertulia con bancos de madera con respaldo donde se sentaban los que tenían menos dinero.

La obra del escenario fue realizada por el maestro tramoyista Mario Ferrer López; las butacas de madera y rejillas dobles para un mayor confort, por Francisco Bermúdez; Anderson Trading Company garantizó los ventiladores inyectores de aire natural que mantenían un agradable ambiente en las salas; Luis Sosa y Compañía las luces indirectas, lámparas y pararrayos. Reconocidos ebanista como José Heliodoro Claro y Sergio Sánchez Leyva, trabajaron todo lo concerniente a la madera. La belleza final de la obra fue ejecutada por las firmas Díaz y Molina y Francisco Ballesteros, quienes se encargaron de la decoración de yeso y enlucidos de masilla, la pintura del edificio y, además, del suministro de cristales y vidrios.

Los sucesores de Wenceslao Infante tampoco escatimaron dinero para la comprar a distintas empresas norteamericanas el equipamiento que llevaría el teatro. Fue el que adquirieron el más moderno de Cuba en su tiempo. Tanto que todos eran modelos del año que los empleados de los Infantes habían visto en la Feria de New York, que fue donde los compraron. Por su parte la Western Electric garantizó el sonido y la proyección los equipos de Motiograph. 

El periodista, historiador y etnógrafo de la ciudad Juan Albanés Martínez, calificó la inauguración del Teatro Wenceslao Infante, como uno de los hitos culturales de Holguín, el más costoso de todos los teatros que a lo largo de la historia de Holguín se ha edificado, 200 mil pesos.

La inauguración de la obra hermosísima se realizó a la altura de lo construido: los Infantes pagaron la presentación de dos orquestas y una película que era un éxito cinematográfico entonces. En la crónica que escribe Juan Albanés dice cómo se desarrolló el espectáculo inaugural al que asistieron lo más selecto de la sociedad de entonces y el Consistorio, presidido por su alcalde, Juan José García Benítez.

Dice Albanés que ese viernes 2 de junio de 1939, (año de inicio de la segunda guerra mundial), hubo dos tandas inaugurales en el Infante: la primera a las 6 de la tarde y la segunda a las 9:30 de la noche, ambas con el mismo programa. El público asistente recibió a la entrada souvenires, uno de los cuales fue un folleto, que es hoy un documento museable e historiográfico, en el que se recogen todos los interesantes datos de la construcción del inmueble, incluyendo los nombres de los arquitectos, ingenieros y operarios que laboraron en la obra, así como también las casas especializadas y marcas proveedoras de los materiales y equipos.

El programa inaugural comenzó con el Himno Nacional interpretado por la orquesta Avilés. Acto seguido hizo usó de la palabra el alcalde con palabras elogiosas para la Sucesión Infante que había dotado a la ciudad de una obra admirable. A continuación, se apagaron las luces y comenzó la proyección de un cartón cómico titulado “Robinson Crusoe en el aire”, al que siguió el film de la 20th Century Fox, “Jesse James”, hecho en tecnicolor. El programa concluyó con la presentación de la orquesta femenina Renovación con su cantante Rita María Rivero, presentadas por el periodista Miguel Otero Bargalló.

El acto fue divulgado por la prensa local y nacional, entre ellos uno de los periódicos más importantes del país, El Diario de la Marina que le dedicó una página completa.

El personal del teatro estaba uniformado, y las paredes del vestíbulo se habían engalanado con fotografías de famosos artistas, lo cual resultaba una atracción más para el público. Entre los retratos estaban los de Greta Garbo, Clark Gable, Robert Taylor, Marlene Dietrich, Carmen Miranda, Joan Crawford y Loretta Young.
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A partir de su inauguración el teatro Wenceslao Infante se convirtió en el centro cultural más importante de los holguineros gracias a la Empresa Maldonado, Roca y Hermanos, que trajo los éxitos cinematográficos de entonces y las compañías de baile más famosas del país y extranjeras que llegaban a Cuba.

Todavía se recuerdan a grandes figuras y espectáculos inolvidables que en sus tablas han actuado: Jorge Negrete, Libertad Lamarque, Esther Borjas, al Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de España, Rosita Fornés, Omara Portuondo, Frank Fernández, Joan Manuel Serrat, los niños cantores de Viena, y los niños cantores de México, por nada más citar algunos.

Después del triunfo de la Revolución el teatro fue dejando de ser cine y se convirtió en sede de la compañía holguinera de teatro lírico Rodrigo Prats.
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En el año 2001 el teatro cerró sus puertas debido a su marcado deterioro. La reparación costó más de tres millones 370 mil pesos. Ahora el teatro cuenta con algunos espacios que antes no tenía, entre ellos un salón de protocolo, espaciosas cabinas de audio y luces, y más de mil nuevas lunetas.

Club Rotario de Banes, Oriente, Cuba



En 1899, sobre las cenizas del fuego mambí, comenzó la recuperación de Banes con un impulso exterior decisivo: el establecimiento de la compañía bananera norteamericana United Fruit Company, empresa capitalista que monopolizó casi totalmente el territorio. Ya asentada la Compañía fue evolucionando de gran empresa azucarera hasta que desaparecieron definitivamente las plantaciones de guineo, que es como en la zona se le dice plátano fruta.

Uno de los grandes obstáculos que tuvo que enfrentar la United fue la insuficiente mano de obra para la construcción de un central azucarero y de vías férreas, entre otros proyectos, al extremo que importaron braseros, fundamentalmente desde las Islas antillanas. Y cuando la Compañía ya hubo alcanzado desarrollo económico, a Banes llegaron migraciones de diversas partes del mundo, siendo la procedente de los Estados Unidos la más influyente.

Banes, 1910


El 17 de enero de 1910 Banes se constituido municipio, segregándose de Gibara. Desde entonces fue muy rica su vida social y cultural, sobre todo a través de las sociedades de instrucción y recreo. Sobresalieron entre ellas la Flor Crombet, fundada en 1903 por negros y mulatos de la clase media, la Colonia Española, abierta por  inmigrantes de la otrora metrópoli en 1911, el Club Banes, que desde 1918 acogió a la burguesía blanca y el Club Americano o "American Athletic Club",  centro cultural de la colonia americana al que también asistían altos empleados de la United Fruit Sugar Company de otras nacionalidades.

Asimismo la localidad contó con teatros y en los predios de la literatura hubo un gran número de publicaciones, entre ellas los periódicos y revistas “La voz de Banes”, “El Liberal”, “La Razón”, “Correo Semanal”, “El Cubano”, “La Patria” y “El Pueblo”, publicación esta última surgida en 1915 y desaparecida con el triunfo de la Revolución en 1959, y de la  cual se conserva una colección casi completa.

Pero entre las manifestaciones del arte en Banes, fue la música quien mejor y más determinó el desarrollo cultural  del municipio. Proliferaron en el pueblo academias, notables instrumentistas, compositores, cantantes y agrupaciones de disímiles géneros y formatos que han trascendido en la historia musical del país. Nombres muy representativos fueron Emilio Rodríguez y Juana Pérez, gestores de orquestas, academias y formadores de varias generaciones de músicos y pedagogos de este arte, especialmente miembros de su propia familia; entre ellos quienes obtuvieron mayor reconocimiento internacional fueron los integrantes del Trío  Hermanos Rigual, autores de “Cuando calienta el sol” y otras famosas canciones, el director de orquesta Absalón Pérez, notable promotor de la música cubana en México, y asimismo el legendario pianista Pedro Jústiz Rodríguez, Peruchín, que supo fusionar magistralmente los ritmos cubanos con el jazz afro norteamericano.

También engrandeció la música cubana el sacerdote de la iglesia parroquial Rafael Font, compositor de música sacra y director de un memorable coro. Similar fue la obra de Jesús Avilés y su hijo Carlos en las bandas de concierto y en la Colonia Española se fomentó el Grupo Artístico Banense que entre las décadas de 1920 y 1930 escenificó zarzuelas y otras obras de teatro lírico con una sistematicidad y nivel artístico como ocurrió en pocas ciudades de la Cuba profunda.

Los diferentes gremios que desde los años 20 conformaban la Unión Obrera de Banes, además de encabezar los enfrentamientos a la poderosa compañía yanqui, también se encargaron de la organización de actividades culturales y sociales. En 1925 impulsaron la realización del carnaval, celebración que hasta ese momento sólo era dirigida por la burguesía local. Para dichas festividades fue invitado el líder  antiimperialista Julio Antonio Mella, quien además de participar, realizó actividades revolucionarias, entre otras, dejar inaugurada un aula de la Universidad Popular "José Martí " en el local de la Unión Obrera. Esa visita de Mella puso de manifiesto las proyecciones del movimiento obrero local, la defensa de la identidad nacional y su integración con las corrientes ideológicas y estéticas más avanzadas de la sociedad.

No obstante la penetración hegemónica de Estados Unidos en Banes se hizo sentir fuertemente, incluso en modelos culturales y espirituales, y claro, toda labor proselitista que la favoreciera, fue apoyada por la United Fruit Company. El desempeño del Club Rotario, sin desdeñar sus aportes a la comunidad y a la preservación de la identidad nacional, también evidenció con creces esa  fuerte influencia que nos llegaba de los vecinos del Norte.

 


CLUB ROTARIO EN BANES

En la noche del 11 de diciembre de 1934 fue constituido el Club que, pese a su procedencia  norteamericana, conformación elitista y la postura conservadora y hasta plenamente reaccionaria de algunos de sus líderes, también hizo mucho por el desarrollo sociocultural de la localidad. 

Anuncio insertado en la revista Casana, de Holguín, año 1956


La directiva provisional quedó formada por el Dr. Rafael Díaz Balart, presidente; Manuel Godínez, secretario; Avelino Torres, tesorero; Octavio Silva, sargento de armas; y como voales: Dr. Asuero Rosell, Ramón Sara, M. Moralejo y M. Caballero.

El 20 de abril de 1935 el club recibió la carta constitucional en una memorable velada efectuada en el amplio y elegante Patio Andaluz de la Colonia Española. Para la sesión tan especial colocaron una larga mesa que fue encabezada por el Dr. Díaz Balart y el Gobernador del Distrito 25 Dr. Felipe Silva. Asistió también el presidente del Club Rotario de Holguín, que regaló a los banenses una bandera que representaba a la institución. Desde mucho antes la sesión se anunció en la prensa local. El lunes 1 de abril de 1935 el  diario “El Pueblo” dijo:

“Para el próximo día 20 de los corrientes, está fijada la fiesta que organiza el Club Rotario de esta ciudad, con el fin de recibir la carta fundamental del club, que será traída por el Gobernador del Distrito. Ha de ser esa una fiesta espléndida, que dará comienzo con un banquete y continuará con un regio baile, siendo el lugar escogido la elegante sociedad de la calle general Marrero. Las invitaciones comenzarán a repartirse en esta semana. El activo secretario del Club, mi estimado amigo Manuel Godínez no descansa y organiza en unión de otros componentes de la comisión de propaganda, una fiesta que sea digna del Rotary (…)”[1]. 

Una vez que tuvo carácter oficial el Rotarismo en Banes inició la realización de importantes acciones que le ganó reconocimiento y prestigio dentro de la sociedad.

Además de comerciantes y de funcionarios de la compañía extranjera, en el Club se agruparon médicos, abogados y arquitectos, entre otros exponentes de la pequeña y mediana burguesía; “unidos por la amistad, el deseo de servir a su comunidad y  la defensa de sus intereses profesionales de la forma más honorable”, según proclamaban su reglamento y la  publicidad originada en su seno.

Un elemento que distinguió al club fue el aporte femenino. Su Comité de Damas Rotarias fue uno de los primeros que se constituyó en la región, (a mediados de la década de 1930). Las mujeres rotarias banenses siempre fueron muy activas y sobresalieron con  particular empeño en la entrega de la canastilla rotaria todos los años. El día de su primera entrega, en enero de 1936, la prensa publicó lo siguiente:

(…) Dicha la canastilla será entregada en sesión-comida que los rotarios celebrarán en la Colonia Española el próximo viernes a las 7 p.m. con la asistencia del Gobernador Rotario del Distrito 25, Sr. Mario. E. Dihigo y con las señoras rotarias que fueron las que confeccionaron la canastilla.[2]

Las Damas Rotarias también organizaban todos los años bailes caritativos con el fin de recaudar fondos para obsequiar juguetes y golosinas a los niños pobres el 6 de enero, Día de Reyes. En la fecha además realizaban visitas a los hospitales, tanto al de la compañía extranjera como al otro existente en la ciudad, interesándose por los enfermos. Y cuando enfrentaban problemas de salud que no podían resolver por ellas solas, hacían gestiones con comités de otros lugares. En estos casos podía ser la falta de especialistas o de algún equipo médico imprescindible. Lo anterior se evidencia la correspondencia intercambiada entre la esposa del Secretario del club banense y la señora de Cañas de Abril, uno de los más relevantes rotarios  de Oriente.

Santiago de Cuba, enero 19 de 1946.
Sra. María Luisa C de Godínez
Secretaria de las Damas Rotarias, Banes.
Querida compañera:
Al llegar de La Habana nuestra presidenta Pastora Portilla de Salcines, me hace entrega de su carta del 3 del actual que con mucho gusto le contesto. He entrevistado al Dr. Cinea, Director del Hospital Civil y este ha puesto a nuestra disposición una cama para el niño que ustedes enviarán lo más pronto posible. Será atendido por el Dr. Feria, y si tiene necesidad de algún aparato se lo compraremos nosotras. Le rogamos nos avise el día de la llegada del niño a  esta ciudad para recibirlo en la estación del ferrocarril con una ambulancia. Esperamos sus noticias y deseándole muchas felicidades en el año que comenzamos quedamos de usted; muy atentamente:
Margot Caballero de Cañas
Presidenta Comité Pro Niños Lisiados[3].

Por otra nota publicada posteriormente en el periódico El Pueblo, se sabe que ese niño, llamado Ariel Santiesteban, fue llevado por su madre a Santiago de Cuba, donde tres Damas Rotarias le esperaban en la estación de trenes con una ambulancia y que fue llevado al hospital, siendo operado por el Dr. Feria Mora. Las Damas Rotarias de Banes, ante aquel gesto humanitario, enviaron una carta de reconocimiento tanto a la presidenta del Comité Pro Niños Lisiados de Santiago de Cuba como al médico que operó satisfactoriamente al  pequeño.

Por otra parte, la presencia de socios que cultivaban las letras, el periodismo y otras expresiones del arte, favoreció al club. Desde su fundación los banenses organizaron veladas culturales, tertulias literarias, proyecciones de películas, conmemoraciones de fechas históricas y homenajes, abriendo caminos al disfrute espiritual de parte de la población.

De forma especial la literatura jugó un papel importante: los socios tuvieron a su disposición obras clásicas y otras representativas de su época gracias a las gestiones que hicieron para intercambiar libros con otros clubes nacionales e internacionales. Figura sobresaliente en esa modalidad fue Rolando Gómez de Cárdenas. 

Rolando Gómez Cárdenas, notable intelectual y rotario de Banes, Cuba.
Parque Cardenas, en Banes


LOS ROTARIOS BANENSES. EL ARTE Y LA LITERATURA:

Gómez de Cárdenas (1908-1990), está considerado uno de los tres periodistas más relevantes del Banes republicano, junto a Ricardo Varona Pupo y Eduardo Abril Amores. Fue fundador de la Revista “Portada” en la década de 1950, semanario independiente de información y cultura. Además de ser su director, Gómez Cárdenas realizaba ilustraciones basadas en xilografías. Dentro de su obra como ilustrador destaca el personaje de Adiv Cará o Voyme, que como El Bobo de Abela, fue creado para hacer críticas sociales. Asimismo creó el personaje de “Pamela”, que era una simpática jamaiquina que interpretaba Romilio Márquez, un destacado actor radial que representó a su pueblo en múltiples escenarios. Gómez de Cárdenas además creó e imprimió en su revista valiosos grabados de personalidades de la cultura, las ciencias y la historia cubana como Agustín Acosta, Carlos J Finlay, Antonio Maceo y Julián del Casal.

Otra figura destacada fue el abogado, narrador y periodista Víctor Amat Osorio (1912-1993). Este escribió una de las obras imprescindibles de la narrativa holguinera, titulada “Seis cosas viejas” (Banes, 1937). Del texto el importante crítico literario y rotario santiaguero José Antonio Portuondo, dijo a través de una radioemisora nacional:

[Lo que escribe Víctor Amat en su obra] (…) es cosa de hoy. Del hoy humano y del ahora literario que saben y practican Luís Felipe Rodríguez y Carlos Montenegro. Del ahora que escribe y sirve en su México agrarista Mariano Azuela, cuya influencia está patente en este cuento de Amat que narra un supuesto accidente de la Revolución Mexicana. Y si es cierto que la lengua de sus personajes no está siempre conforme con su condición, también es cierto que vale mucho más el vigor con que hablan esos personajes y la vida caliente que late en  las páginas  fuertes de este cuento.

En la “Estampa de tierra y sol” advertimos de inmediato, que el campo descrito sabe  a nuestro campo cubano más allá de las influencias mayores de algunos grandes narradores contemporáneos de nuestra América como Jorge Isaac y José Eustasio Rivera. Y en esta influencia hay mucho también del congénito sentido de la tierra del hombre americano, que provoca coincidencias notables entre los que ya tienen nombre conquistados y este Víctor Amat, que tiene derecho a obtenerlo.

El campesino de Amat en la “Estampa de tierra y sol”, como el de Icaza, como el de Rivera y como el gaucho de Guiraldes, es un ser empequeñecido ante su campo, que se pierde devorado por la angustia de sus bejucos y sus pastizales(…) Víctor Amat, lo dicen sus “6 cosas viejas”, tendrá pronto derecho- mañana mismo si él quiere, a decir en alta voz sus cuentos donde lean los suyos Azuela y Jorge Icaza, César Falcón o Luís Felipe Rodríguez[4].

El Club Rotario, además, organizaba concursos martianos en las escuelas públicas de la ciudad,  patrocinaba y apoyaba recitales, conferencias de escritores y encuentros con personalidades como Jorge Mañach, Emilia Bernal y Enrique Serpa[5], este último un destacado narrador y periodista del diario El País, que recibió un homenaje en 1946 por los rotarios banenses en acto que fue reflejado en el periódico “El Pueblo”. El club también reconoció al bardo banense Gastón Baquero, uno de los grandes renovadores de la lírica cubana. En 1944 obtuvo Baquero el premio Justo de Lara al Mejor trabajo periodístico, por ese motivo el club acordó enviarle una carta de felicitación.
A los rotarios se debe la creación de la primera biblioteca pública de la localidad. El dinero que les hizo falta lo consiguieron organizando verbenas, como las de los días 10 y 11 de julio de 1937 en el parque Domínguez:
“El Club Rotario, esa noble institución que forman cultas y distinguidas personas de nuestra ciudad, ha acordado celebrar una verbena. ¿Cuál es su fin? Pues uno que seguramente aplaudirá todo el pueblo: el de dotar a Banes de una magnífica biblioteca pública. Y esto para un pueblo es muy importante, ya que en ella el adelanto cultural lo puede obtener todo el que lo desee. (…)”[6].  
La donación de libros por parte de los socios del club más las compras realizadas por el gobierno local, permitieron acumular una considerable colección. De esa forma contó Banes con su primera biblioteca pública, a la cual se le puso por nombre Rafael María de Mendive, en homenaje a ese insigne maestro cubano. La inauguración tuvo efecto el 14 de noviembre de 1937, pero hay que destacar que en esos años en Banes, como en todo el país, el analfabetismo era elevado y esa dura realidad impedía a muchos el acceso a las fuentes de cultura y recreación que son los libros.

Durante julio de 1939 el Club organizó conciertos con jóvenes valores en los municipios de Banes, Antilla y Mayarí con el fin de recaudar fondos para incrementar las colecciones de la biblioteca. 

 

La música fue la otra manifestación cultural que más presencia y trascendencia alcanzó en el quehacer de los Rotarios de Banes: frecuentes eran las presentaciones de las orquestas Melodías de Cheveto y la Avilés de Banes, esta última dirigida por el profesor Carlos Avilés, ya fuera en las sesiones del Club o en verbenas,  tómbolas y actividades de otro tipo. Generalmente esas se organizaban para recaudar recursos para edificar la iglesia católica, construir parques, carreteras u otras obras de beneficio a la comunidad.

Organizaron también magníficas presentaciones de artistas que hacían música de concierto. Una de ellas fue la preparada por las Damas Rotarias en los salones del American Club en la noche del 5 de mayo de 1944, en esa ocasión la soprano santiaguera Carmen Mascaró de Mestre interpretó piezas de Mascagni, Saint Saens y compositores cubanos. “A ese acto, según reseña el cronista social  Arsenio Camilo, brillante y emotivo, asistió un numeroso público (…) Las horas pasadas fueron de verdadero deleite espiritual, en un marco de elegancia y distinción. El acompañamiento al piano fue de la rotaria banense Belén Godoy de Horta, la que en unión de dos músicos de la localidad, Marino Armando Oviche en el violín y Pascual Oliván en el violonchello, interpretaron un trío de  Mendelssohn, el eminente compositor alemán”[7].

LOS ROTARIOS BANENSES. LA POLITICA

Cualquier valoración del Rotarismo desde las ciencias sociales contemporáneas, así como desde el pensamiento político sustentado en Cuba en los años de Revolución, obliga a no obviar la influencia del pragmatismo norteamericano y la democracia burguesa en los postulados enarbolados por la organización. Detengámonos en la militancia política de los integrantes del club, porque sería ingenuo o manipulador  ignorar que es el  propio orden social burgués el que obliga a la existencia de este tipo de institución.

La membresía proveniente de diversas profesiones, aunque limitada y muy selectiva, permitía que entre los Rotarios hubiera socios de cualquier militancia política. Banes, al fundar el suyo, era un centro neurálgico, por su diversidad de partidos y por lo apasionados que eran sus líderes. Por lo anteriormente dicho, adentro del Club banense convivió un amplio abanico de posiciones políticas. Entre ellos el socialista Rolando Gómez de Cárdenas, el Liberal Víctor Amat, el Auténtico Jaime E. Pozo y los Díaz Balart, fundadores del PAU, (este Partido respaldó la dictadura de uno de los hijos más tristemente célebres de la localidad: Fulgencio Batista y Zaldívar).

Varios rotarios banenses fueron miembros de los desgobiernos de Batista, o de los no menos corruptos del Autenticismo. Algunos de ellos nada más llegaron a Concejales del Ayuntamiento Municipal, pero otros fueron Representantes a la Cámara, Senadores, Ministros y líderes políticos que se aliaron a esos siniestros círculos de poder y que al triunfo en 1959 se marcharon del país y continuaron su militancia contra revolucionaria, como aún lo siguen siendo los herederos del  presidente fundador del club, Rafael J.Díaz Balart.

Periódico “El Pueblo”, Banes, 25 de marzo de 1953. Dice: “DENUNCIA DEL CLUB ROTARIO DE BANES. Habana, Marzo 24. El Ministro de Salubridad Dr. Enrique Saladrigas, ha dictado las órdenes para que se practique una investigaciones (Sic) en relación con la acusación formulada por el señor Manuel Godinez, del Club Rotario de Banes, quien afirma que en el Hospital Civil de aquella población se carece de alimentos y de medicinas para los enfermos”.


Y aunque según los Estatutos del Club, entre los Rotarios no tenían cabida los debates políticos, en más de una oportunidad en la tribuna pública, y hasta en los órganos de prensa, hubo enfrentamientos entre los rotarios banenses: Díaz Balart, por ejemplo, criticó el proceder como Alcalde del veterano mambí Octavio Silva y   Víctor Amat condenó el golpe dado por Batista el 10 de marzo de 1952 pero, poco después, aceptó cargos en esa dictadura.

LOS ROTARIOS BANENSES. LUCHAS CIVICAS.

Al margen de que algunos socios hicieron uso demagógico y manipulador de la oratoria o de determinados cargos en beneficio de sus partidos políticos y su provecho personal, se puede afirmar que en sentido general el Club Rotario de Banes se destacó por la realización de actividades cívicas y patrióticas.

Centro de veteranos de la Independencia de Banes.

Entre las fechas históricas que con más frecuencia festejaban estuvieron el 28 de enero, natalicio de José Martí, el 10 de octubre, inicio de las guerras de independencia en Cuba, el 24 de febrero, reinicio de esas guerras, y el 20 de mayo, instauración de la República en Cuba[8].

En las propias sesiones plenarias del Club realizaban discursos diferentes personalidades que lo integraban, como Víctor Amat, que poseía excelentes dotes de orador; y también colocaban ofrendas florales dedicadas a los próceres de la independencia cubana y organizaban desfiles cívicos. Uno de ellos es el que fue anunciado por la prensa local de la siguiente manera:

“En la noche del 24 de febrero en los salones de la Colonia Española se llevará a efecto una velada artístico-literaria para festejar de esa forma tan gloriosa efeméride patria. La velada ha sido organizada por el Club Rotario de esta localidad. El acto será exclusivamente para los socios en quienes hay verdadero interés por disfrutar de esas horas de expansión espiritual. La parte musical estará a cargo de la orquesta de Alemany”[9].

Respecto a las conmemoraciones del natalicio y muerte del Apóstol cubano, el club organizaba charlas sobre su vida y  obra en instituciones y escuelas públicas, concursos de poesía, plástica, escultura, construcción de rincones martianos, así como la ya mencionada canastilla martiana que se entregaba a propósito de su nacimiento cada 28 de enero.

Otras conmemoraciones que festejaban era el día de las madres.

También el deporte tenía un espacio en esa sociedad, prefiriendo el basketball y el fútbol. Cada fin de año los Rotarios convocaban a juegos en los que se involucraba a todas las sociedades de recreo existentes en la ciudad, y también organizaban las competencias rotarias interclubes a la que asistían delegaciones de Antilla, Mayarí, Holguín, Gibara y Puerto Padre. Algunos de estos eventos deportivos se hacían con el fin de recaudar fondos para destinarlo a acciones de bien público.

Los rotarios de Banes y las vías de comunicación del pueblo.

Las vías de comunicación para Banes eran una cuestión que se venía exigiendo desde mucho antes de la fundación del club, incluso desde cuando estuvo en el territorio el líder estudiantil comunista Julio Antonio Mella en 1925. Por supuesto que esas carreteras traerían mejoras para la localidad en diversos órdenes, sobre todo para la industria, la agricultura y el comercio y más si lograban unir a Banes  con Holguín y de esa forma enlazarse con la Carretera Central. Precisamente esa carretera se debe, en gran medida, al esfuerzo rotario. En una de las sesiones efectuadas por los rotarios del pueblo, la carretera a Holguín fue objeto de debate:

“Los rotarios y la carretera a Holguín
La carretera que conectando en Báguanos nos una con Holguín fue el tema central tratado por el Club Rotario en su sesión del pasado lunes para conmemorar el 13 aniversario de haberse fundado en Banes (…) El presidente del Club se refirió a la necesidad de luchar intensamente por la carretera de Banes a Holguín. El señor Irizarrry Ortiz es un entusiasta propagandista de esa obra y labora por ella dentro y fuera del club. Sobre esa vía de comunicación hablaron distintos rotarios y también el alcalde Pozo. Este último informó sobre las gestiones hechas ante el Ministro de Obras Públicas y de la participación activa que en esas gestiones ha tenido el distinguido rotario Paquito Frexes. Agregó el alcalde Pozo que el ingeniero Lora le había dicho que estos eran los momentos oportunos para que Banes lograra unirse por carretera con Holguín (…)”[10].

Igual entre los aportes del Club a la vida pública de la localidad estuvo la construcción de la carretera Banes-Samá, obra esa de gran envergadura que comunicó la cabecera municipal con aquel poblado que resultó ser un enclave de gran importancia económica para la región. Los rotarios estuvieron al tanto de la obra y en momentos en que estuvo paralizada por diferentes causas, enviaron cartas al presidente de la República. De igual forma mantenían informado al pueblo a través de la prensa de todo lo que sucedía al respecto:

“Los rotarios banenses hacen encomiables esfuerzos para que finalmente se acabe de construir la carretera que va desde esta localidad hasta Samá, uno de los sitios bananeros más importantes de toda esta comarca. Se dice que el coronel Batista vendrá para su inauguración, lo que quiere decir que esa obra tendrá que dejar el paso de tortuga que hasta ahora ha venido llevando para coger el de gigante a marcha forzada”[11].

En  1957, la prensa local hace énfasis periódicamente en la poca atención que el gobierno y el ayuntamiento local, le brindaban a las obras que requería la población y sobre todo a aquellas que aún iniciadas continuaban paralizadas. En respuesta a esta situación, en reunión efectuada por el Club Rotario el 13 de julio de ese año en el Ceibón Club; se acuerda continuar trabajando en lo referente al acueducto, una de las necesidades más apremiantes de la ciudad, la carretera hacia Punta de Mulas, riego de asfalto a la carretera que conducía a la playa Baní (Guardalavaca) y la instalación de lámparas de mercurio. Con respecto a este tipo de alumbrado   el periódico El Pueblo reseña:

“Tal como lo acordó en una de sus últimas sesiones el Club Rotario de Banes procederá en breve, por cuenta de su peculio particular a instalar las luces de mercurio en los alrededores del Palacio de Justicia, situado al final de la avenida de Cárdenas. En esa noble iniciativa suya, el Club Rotario ha tenido la cooperación decidida de nuestro alcalde municipal señor Francisco Pérez San Juan y de la Planta Eléctrica de Banes, contribución que consiste en técnicos y otros detalles. Solo falta que el Alcalde determine en qué lugares se fijarán esas luces, para inmediatamente proceder a su instalación[12].

La instalación de esas luces de mercurio fue uno de los últimos aportes del Rotarismo banense a su comunidad, porque con el  triunfo de la Revolución, igual que todas los otros clubes, sociedades cívicas, de profesionales e instrucción y recreo, los Rotarios desaparecieron.

LOS ROTARIOS BANENSES. OBRAS HUMANITARIAS Y DE BENEFICENCIA.

Los Rotarios de Banes se caracterizaron, además, por el desarrollo de obras  humanitarias y de beneficencia, sobresaliendo entre ellas las colectas públicas. Una fue destinada al hospital Flor de la Caridad en un momento en que aquel estuvo en crisis por la carencia de alimentos y medicinas. También apoyaron las campañas de la  Liga contra el cáncer, las del Comité Pro Bani Semper (similar al Mil Amigos en Holguín), entre otras.

En la campaña de la Liga contra el cáncer efectuada el 3 de febrero de 1945, las Damas Rotarias aportaron 31.76 pesos convirtiéndose en la institución que más tributó en esa jornada.

Otro problema que  ayudaron a resolver fue la mendicidad callejera: “Y aunque no lo conseguimos de una manera terminante, por la mucha miseria que nos azota, fue muy disminuida, creando la Casa del Necesitado, gracias a la cooperación de la United Fruit Company, dando albergue en la misma a más de una veintena de niños abandonados por sus padres, y una suma igual de mayores de ambos sexos. Este asilo lo administra con gran pulcritud el Ejército de Salvación”[13].

LOS ROTARIOS BANENSES. RECONOCIMIENTOS.

Habitualmente una vez a la semana los miembros del club se reunían en instituciones locales como la Colonia Española, el Club Americano, el Ceibón Club y el Hotel Comercio de la ciudad, y allí analizaban el funcionamiento, las potencialidades y limitaciones que tenían. A una de esas reuniones, efectuada en el Hotel Comercio, asiste el Gobernador Rotario de Cuba en el  bienio de 1939-1940, Carlos Gárate Bru. Este dijo al concluir que había quedado muy satisfecho del funcionamiento, de la actividad y del entusiasmo del club.

“Visitando otros clubes es como se siente uno contento y orgulloso de pertenecer a la gran familia rotaria, muchas gracias a estos compañeros por sus atenciones y bondades”[14].

Tenían los rotarios condecoraciones de honor y otras distinciones destinadas al reconocimiento de los valores morales, culturales, científicos y deportivos de personas e instituciones que lograran destacarse. Entre ellas era el máximo reconocimiento la Copa de Honor, otorgada cada año al club que más se destacara en las actividades que eran de vital interés para el desempeño de su funcionamiento, que eran la asistencia a las reuniones semanales, conferencias y asambleas regionales y de Distrito, así como la participación en eventos internacionales. Al de Banes se le confirió en dos ocasiones esta alta condecoración, una de ellas fue reseñada de la siguiente forma por la revista Bayamo Rotario:

“Espléndida la noche de ayer donde tuvo su fin la Asamblea Regional, después de haber tratado asuntos tan importantes que tienen mucho que ver con el desenvolvimiento del rotarismo cubano (…) Al finalizar el acto fue premiado el club de Banes, por su nutrida representación en la misma con una Copa de Honor, bellísima copa de gran valor artístico y a la vez espiritual. Un llamado de atención a los demás clubes para que sigan este ejemplo (…)”[15].

Otro reconocimiento de gran valía era la Rueda Rotaria Especial, dada al rotario que más socios aportara al club. En el año 1954, esa máxima distinción fue conferida al  veterano secretario del club, Manuel Godínez por su aporte de 8 nuevos socios.

Y una forma de homenaje que trascendía a todo el país era la inclusión en los Cuadros de Honor de la Carta Mensual del Gobernador o en las publicaciones de los clubes, en las que eran reflejadas las instituciones o socios que alcanzaran más de un 75% de asistencia en las reuniones o en el pago de las cuotas financieras. El club  banense figuró en varias ocasiones en esos listados honoríficos.








[1] Periódico “El Pueblo”. Vida Social, Banes, 1 de abril de 1935, p. 4.
[2] Periódico “El Pueblo”. Vida Social, Banes, 27 de enero de 1936, p. 4.
[3] Periódico “El Pueblo”. Noble acción de las Damas Rotarias, 5 de febrero de 1946, p 4
[4] Periódico “El Pueblo”. El libro de la semana, 8 de Julio de 1937, p. 1.
[5] Serpa fue creador de una obra amplia, sobresaliendo entre ellas la novela “Contrabando”, donde hace una crítica a los males de

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