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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

1 de febrero de 2016

Osvaldo Aguilera González



Lloviznó insistentemente el día que visité a Osvaldo Aguilera y González en su casa, que hasta ese momento no sabía dónde quedaba. Alguien me orientó, más o menos. Caminé envuelto en una capa para el agua, a ciegas, temeroso de que no quisiera aceptar mi invitación al programa. Ya me habían dicho que el locutor de voz hermosa dedica su vida a asistir a un templo donde se reúne con otros espiritistas locales. Por la radio nada más se le ve cuando hay  momentos muy importantes. 

No fui su alumno y en eso envidio a mi colega Sánchez Grass, que consiguió con él una cercanía como me habría gustado. Jamás me llamé a mi mismo locutor cuando Osvaldo estaba cerca, el locutor es él, con una voz tan viril que le brota de los testículos, parece. Su dicción es tan perfecta como mismo su pelo pulcramente peinado. Una de sus manos es más pequeña que la otra y en los ojos le baila una sonrisa a la que le temo más que a la ira de un juez. Pero nunca juzga, (nunca me juzgó), como hacen otros locutores de estirpe menos alta que la de este Maestro indiscutido. Y es esa la causa de mi miedo: no saber cómo me evalúa, aunque una vez entró en una cabina de grabación de la radio donde yo estaba trabajando y después de un minuto oyendo me dijo que tenía buen ritmo. (Tener buen ritmo no lo es todo para ser locutor, pero me puse su piropo en el pecho como la medalla ganada por el soldado en el fragor de la batalla).

Una anécdota de Osvaldo que no he confirmado, es un mito en la radio. Confirmarla era mi propósito si iba a la televisión. Se dice que ocurrió durante una emisión del programa Apartado Popular, que es donde se promocionan los productos que venden los mercados. La locutora acompañante era María Hortensia Ruisánchez. Lo que se cuenta asegura que esa vez ocurrió así:

OSVALDO: ¿Qué oferta esta mañana el Mercado Paralelo de la Calle Garayalde?

MARIA HORTENCIA: (DESPUES DE VARIOS PRODUCTOS ANUNCIADOS) En los cárnicos tenemos etc, etc, etc y Mortadella…

OSVALDO: (INTERRUMPE) Usted querrá decir Mortadel-la.

MARIA HORTENCIA: ¿Así que se dice Mortadel-la, eh maestro?

OSVALDO: DA UNA LARGA EXPLICACION SOBRE EL ORIGEN DE LA PALABRA, INCLUSO HABLA DEL LATIN Y SUS DERIVACIONES Y DE LA PRONUNCIACION DE LA DOBLE L.

MARIA HORTENCIA: Todos los días una aprende algo nuevo, gracias por la lección. Ahora sigo con la oferta del Mercado Paralelo: en los lácteos tenemos yogurt, helados, leche y… (HACE UNA PAUSA Y EN SU VOZ SE ASIENTA EL DUENDE DE LA PICARDÍA) Por favor maestro, ayúdeme: ¿Cómo se dice mantequilla o matequil-la?

Si Osvaldo acepta ir a mi programa voy a tener cojones de preguntarle si es verdad la anécdota, me juraba debajo de la llovizna molesta, cuando su voz me llama. Dijo él que un buen espíritu le avisó que iba a buscarle. Lo cierto es que todas las casas estaban cerradas por el frío y la humedad, también la de él. Pero justamente cuando pasé por allí, salió Osvaldo al balcón y supo que el bulto envuelto en el nylon verde de la capa de agua era yo. 

Mi saludo fue invitarlo al programa. Dijo que sí sin tener que pensarlo. Lo sentí solitario, deseoso de conversar. Me habló de un curso de locución que quiere impartir, pero ningún funcionario se interesa. Le dije que si le falta alumnos, que me tome por tal. Me dijo que a estas alturas no tiene gracia, que su curso es para niños. Nada le dije de la anécdota maldita… mejor lo tomo por sorpresa, me propuse.

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Osvaldo Aguilera González nació en Banes, Holguín, de padre carpintero y madre ama de casa. 

CESAR: ¿Tan desesperado estaba usted por tener un radio, Osvaldo?¿Cómo tuvo el primero?

OSVALDO: Tener un radio era tener el mundo adentro de la casa, pero el mundo costaba una fortuna: 10 pesos. Un día me enteré que unos vecinos vendían su radio y hablé con el viejo. El me miró con unos ojos que denotaban más embullo que el mío. No sé cómo pudo reunir tanto dinero, pero al día siguiente me puso diez pesos de a uno, uno encima del otro y yo salí corriendo, muerto de miedo de que ya lo hubieran vendido. Pero no, ninguno de los vecinos podía darse aquel lujo. Lo compré. Era una caja cuadrada y misteriosa por la que hablaban las voces más lindas del mundo. Papá, que era carpintero,  hizo una mesita esquinera y la puso en lo alto. Debajo mi vieja tenía su máquina de coser. Esos son los sonidos de mi niñez: el ruido de mi madre cosiendo y del radio: las voces, los sonidos, la música.

CESAR: Me habla de las emisoras de radio que entonces oía, quizás de los programas, si los recuerda. 

OSVALDO: REMEMORA LO QUE RECUERDA.

CESAR: Y oía, seguro, a la Cadena Oriental de Radio. 

SONIDO: SE OYEN VIEJAS PROPAGANDAS DE LA RADIO.

CESAR: ¿Qué hizo que usted comenzara a soñar con hablar como aquellas voces que oía por la radio? Por cierto, voces muy distantes del Banes donde vivía.

OSVALDO: Copiaba lo que hablaban los narradores y después lo repetía, tratando de parecerme a ellos.
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CESAR: ¿Cómo es que el hijo de carpinteros se decide a estudiar dirección teatral en Santiago?

OSVALDO: Yo era quien presentaba a las compañías de teatro que iban a Banes: ¿te fijas que lo que quería era ser locutor?

HABLA DE SU PRIMERA ENTRADA A UNA EMISORA DE RADIO EN SANTIAGO. DE CÓMO REGRESA A BANES. FUNDA UNA RED DE ALTOPARLANTES EN TODA LA CALLE PRINCIPAL DEL PUEBLO Y MAS TARDE FUNDA LA PRIMERA EMISORA QUE HUBO EN AQUEL LUGAR AL CAMBIAR UN REFREGIREADOR POR UN TRANSMISOR.

CESAR: Qué o quién es responsable de que usted viniera a Holguín, a trabajar en Radio Angulo.

OSVALDO: Fue el célebre Sergio Antonio González Valero. Todavía recuerdo el olor de la cabina. Olía a aire, a distancias. Esa fue una de mi más grande felicidad.

CESAR: Después usted hizo lo mismo que Valero: trajo a otro gran locutor: Rafael Peña Santana, que era entonces un joven de voz hermosa allá en Puerto Padre.

OVALDO: Decían que Santana podía ser mi competencia, el que me desplazara, pero nunca ocurrió. Convivimos.

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DESDE LA CABINA DE RADIO ANGULO, ENTREVISTA CON ENMA GARCIA, LOCUTORA Y COMPAÑERA DE TRABAJO.

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CESAR: Todavía tiene la voz hermosa, firme, vibrante: y sin embargo, para sorpresa de oyentes y colegas, decidió jubilarse. ¿por qué?

OSVALDO: Un repentino infarto me tomó desprevenido. Yo creía que me iba a morir al día siguiente. 

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En ese segundo que va del final del programa a que los camarógrafos y el coordinador se acerquen, Osvaldo me dijo lo más lindo del mundo: “te has convertido en el locutor más íntimo de la radio”… Y luego repitió la palabra Radio tres o cuatro veces. “En la televisión no sé cómo te irá. Es que las luces son tan fuertes que uno no oye”. Quise agradecerle pero entonces la productora ya se lo llevaba. 

No le dije nada de la mantequilla, ni falta que hace porque lo mejor de las leyendas es que nadie las puede probar. 

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EL TEXTO QUE SIGUE ES UN FRAGMENTO DE LA CRONICA QUE MERECE EL MAESTRO ESCRITA POR SU ALUMNO JORGE LUIS SANCHEZ GRASS:

OSVALDO AGUILERA GONZALEZ, LA PRIMERA VOZ…

La CMKO ha tenido durante años un lujo que es hoy su propio descalabro. Grandes voces de la locución en plenitud de facultades que han alcanzado la longevidad y el retiro sin dejar relevo que medianamente se les parezca. Por eso durante décadas habrá que recordar la personalidad y el estilo de Enma García, la sobriedad de Néstor Salazar, el insuperable modo de animar de González Valero, la manera de narrar de Rafael Peña Santana, la versatilidad de Joaquín Mulén Ojeda, la frescura para colarse en el hogar de Alicia González Diéguez y la eterna manera de presentar la planta de Osvaldo Aguilera González. Otros nombres engrosarán la lista pero aún no tienen páginas en la historia. (...)

Hace unos 30 años, cuando no me sabía dueño de las facultades que te definen como gente que vive de y para la voz, me centraba en los mejores ejercicios de dicción que jamás hizo nadie. Escogía yo cada tarde los mejores destornilladores del pañol de mí padre, seleccionados por sus tamaños y colores, y los colocaba en su tablón de martillar, encajados por sus propios filos. De manera que quedaban dispuestos con el estilo de una tribuna, a la usanza de las utilizadas por los líderes de la Revolución Cubana en sus discursos kilométricos. Ante estos destornilladores y subido en un banco pronunciaba yo mis propias parrafadas, que pasaban entre la improvisación y la lectura de las versiones taquigráficas que salían cada semana en el diario Granma. Nunca me paré por falta de discursos, siempre teníamos efemérides joyantes y sentidas. El jardín de nuestros héroes era y es inmenso. (...)

Mi maestro no es otro, que Osvaldo Silvio Aguilera González, una de las personas más nobles que ojos humanos hayan visto.Mis clases fueron muy particulares, No porque abonara yo tarifas por curso alguno, como se estila ahora en los talleres de los que salen cientos de graduados y ningún locutor después de pagar la matrícula y cada mes de asistencia. Mis clases fueron muy particulares porque se extendieron por más de dos años. Era como un tipo de licenciatura en la que debías aprender anatomía, fisiología e higiene del hombre, porque un buen locutor debe dominar al máximo los órganos de la fonación y las partes del cuerpo humano que intervienen en la emisión del sonido. Se precisaba en aquellas sesiones saber de tonemas, ritmos, estilos, lingüística, cultura general, geografía, definir los estilos y escuchar a los grandes en medio de una sed de monitoreo inmenso. Escuchábamos con pilas casi todas las emisoras. Las clases transcurrían en el portal de Mariana de la Torre 92 altos. Casi siempre con la complicidad de las estrellas e inmersos en un exquisito apagón que nos hacía compañía. Por entonces soñábamos con una máquina de escribir, una grabadora de cintas y algún micrófono de mediana calidad adjunto a una consola pequeña. Los sueños hoy por inalcanzables han ido variando. Mi maestro nunca dispuso de este equipamiento elemental para hacer lo suyo. Nunca hubo sensibilidad ni posibilidad para ayudarlo. Los máximos interesados nunca han estado interesados en este tipo de carencias primarias de este tipo de profesionales.Más que un curso fue siempre un intercambio. Desembarcaba yo con mis reflexiones de mis últimas lecturas, las cuales eran asumidas como un ejercicio de improvisación. Sólo lecturas. Vencidos por las necesidades, en casa dejamos de tener Televisión en Colores, hubo que ceder el último trofeo obtenido por mí padre el Vanguardia. Gestamos juntos un segmento de comentarios y críticas que llegó a ser muy escuchado en el oriente de Cuba. Todavía hoy me sale gente en el Facebook pidiéndome amistad que me revelan que eran oyentes de estos comentarios que estuvieron al aire casi una década contra viento y marea. Cada lunes estábamos en los tribunales de la mediocridad. Las columnas se presentaban en vivo los domingos con una inmediatez impresionante y una valentía sedimentada en algo que me enseñó Manuel Angulo Farrán sin proponérselo: ¨La elocuencia tiene que estar comprometida con la verdad¨ , esta ha sido siempre mi interpretación de su : ¨Diciendo con valor lo que otros callan por temor¨.

25 de diciembre de 2015

Estados Unidos

Por Julio César Urbina

Primeramente se pensó que el Preston se levantaría en la zona de Santa Isabel de Nipe para aprovechar la cercanía de los campos, pero estudios que se realizaron para la construcción del puerto informaron que el costo del dragado en esa zona era muy costoso. La idea se desechó.

Foto del Central Preston en los comienzo de su contienda azucarera en Febrero de 1907

Y finalmente, en 1904, comenzaron a construir en la parte Norte del Lote VIII Occidental de la antigua hacienda “San Gregorio de Mayarí”, sito en el barrio de Punta de Tabaco, término Municipal de Mayarí en la Provincia de Holguín. Este lote de terrenos entonces era propiedad de otra compañía norteamericana que luego vendió a la United Fruit Sugar Company. 

El enorme monstruo que se levantó era de dos y cuatro plantas con paredes de hierro galvanizado sobre acero y los pisos de acero y cemento. Y además construyeron los enormes almacenes, viviendas y otros edificios, estos mayormente de maderas traídas de Hondura y casi prefabricadas, con techos incombustibles; posteriormente se decidieron por construir casa de ladrillos y techo de tejas francesas en la zona del malecón, y algunas con techo de placa.

 
El central se concluyó en el mes de junio de 1906 y acto seguido realizaron las pruebas en ese mismo año. Al año siguiente realizó su primera zafra.

Obviamente que los estadounidenses que vinieron a Preston para la fabricación del central fueron, junto con los jamaiquinos, los primeros emigrantes que llegaron a la zona. Estos acompañados de cubanos que vivían en otras partes de Cuba y que también fueron a trabajar en Punta de Tabaco. (Los primeros estadounidenses que llegaron a la zona provenían de Boston, capital del estado de Massachussets).

Entre ellos,

El Ingeniero Jack Kilving Smit, nacido en Boston el día 4 de diciembre del año 1895, con número de pasaporte 45697-B-X, de color de piel blanca, hijo de Jack y Xiomara. Trabajó en el Departamento de Fabricación del ingenio con un salario de $ 390.00desde 1929 hasta 1952. Casado con una cubana llamada Lalin Urbina Mora, con la que tuvo dos hijos, no se marcha de la Isla sino dos años después de concluir su contrato con la Compañía. Se asienta en Puerto Rico hasta el día de su muerte, ocurrida en el año 1964. 

Robert W. Bringhurst nació en Alexandria, Louisiana, Estados Unidos de Norte América, el día 13 de julio de 1903, comenzó como supervisor en el Departamento de fabricación del Preston con un salario de $ 241.28 desde enero de 1934. casado con mujer estadounidense y con No. de Pasaporte 92352.

Edward E. Bartelt Keipper,  nacido en Colgate, Wisc. Estados Unidos el día 20 de noviembre de 1905, con No de Pasaporte 87988, comenzó a trabajar con la UFSCo en Febrero de 1929, como Ingeniero Mecánico, con un salario de $ 260.00. estaba casado con norteamericana.

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En el siguiente cuadro, puede apreciarse la composición general del  contingente de familias norteamericanas asentadas en la División de Preston (según el censo de 1940):

Número de familias……………………..24
Hombres……………………………………..27
Mujeres……………………………………….21
Niños…………………………………………..11
Total……………………………………………59

Viviendas:

Avenida en el barrio de los "americanos" en Preston
 
Casi todos residían en el barrio americano, en el que también vivían altos empleados cubanos. Aquel se encontraba ubicado estratégicamente, ligado al Ingenio por fáciles vías de acceso, próximo al muelle y alejado lo suficiente de la barriada de la mano de obra barata, o sea del barrio de Brooklyn.

Todo lo relacionado con la edificación de viviendas corría por Compañía. Nadie en lo individual tuvo autorización para edificar sus casas, por lo tanto en Preston no surgió arquitectura paralela alguna.

Respecto a las formas de construir la vivienda en esta comunidad, la gestión empresarial siguió dos procedimientos que fueron los más usuales y que se extendieron a todos los Valles de Preston:

Uno, levantamiento de la vivienda "in situ" por medio de un proceso constructivo artesanal y manual a partir de un plano prefijado por la Oficina de Ingeniería y Proyectos, al que había que atenerse sin posibilidades de variaciones.  

Dos, se traían las viviendas prefabricadas desde los Estados Unidos o Panamá. En Preston solamente había que armar los paneles de madera en los lugares que para ellas había decidido la Compañía, pero esta variante no prosperó mucho tiempo, sobre todo porque la práctica demostró la incompatibilidad del modelo importado con el medio físico.

Barrio de los Americanos: 

 
La compañía disponía de un plano exclusivo donde se señalaba la ubicación exacta de los hogares de los estadounidenses que radicaban en el batey. (Ejemplo de ello es el Plano No 3598, confeccionado el día 4 de Agosto de 1941).


Casa No Nombre y Ocupación
4020 Mr. Trinler (Administrador)
4021 Mr. Pearson (Superintendente de Ingenio)
4022 Mr. Smiths (Ingeniero Agrícola)
4023 Mr. Brewer’s (Contador)
4024 Mr. Esquivels (Vicepresidente)
4026 Mr. Reid (Ingeniero Mecánico Auxiliar)
4027 Mr. Burgees (Superintendente de Ferrocarril)
4028 Mr. Savignac (Asesor Jurídico) Sin familia
4028 Mr. Armstrong’s (Pastor Metodista) Sin familia
4029 Mr. Bolins (Auxiliar Administración)
4030 Mr. Tassing (Superintendente Materiales)
4031 Mr. Wellers (Maestro Mecánico)
4035 Mr. Dooley’s (Superintendente Ingeniería)

Avenida del barrio de los "americanos" en Preston
 
En el barrio de los norteamericanos solo vivían los empresarios y altos funcionarios de la compañía, siempre en lujosas casa con todas las comodidades de la época. Tenían aquellas los pisos pulimentados, doble forro, cielos raso, de cuatro a seis cuartos, sala, saleta, comedor, cocina,  grandes patios y jardines además de las calles asfaltadas.

Todas las  actividades domésticas y de jardinería eran atendidas por jamaiquinos, ingleses y japoneses (estos últimos eran los preferidos para que crearan los jardines).

La exclusiva y muy pequeña comunidad norteamericana de altos funcionarios y empresarios del batey de Preston y también los que residían en el batey de Guaro, se diseñó para atenuar y relajar las preocupaciones devenidas de la responsabilidad laboral de sus habitantes, para aliviar la rudeza del clima subtropical húmedo y caluroso, no exente de plagas y enfermedades, y, sobre todo, para conservar las tradiciones, hábitos culturales y el nivel de vida de la clase media de su país, aliviando así las tensiones y el desgarramiento que entraña la separación de su territorio étnico y su inserción en otro ambiente cultural y social diferente al suyo. 

En algunas casas de norteamericanos y de algunos cubanos de muy buena posición, se lucían hermosas lámparas traídas del extranjero, generalmente de los Estados Unidos, Italia o Francia. La que se ve en la fotografía es francesa del siglo XIX y perteneció a unos de los estadounidenses asentado en Preston.

Otra forma que encontraron los empresarios y los altos funcionarios de la Compañía para resaltar su dominio sobre los demás grupos asentados en el Batey, fueron las decoraciones de los cielos rasos. El que se muestra en la fotografía es el techo de uno de los médicos del Preston, todavía hoy en muy buen estado de conservación.

 
En la fotografía se ve otro prototipo de una de las casas utilizadas por los estadounidenses asentados en el Barrio de los Norteamericanos. Esta casa también poseía todo el confort al que ellos aspiraban pero era mas pequeña que las mostradas anteriormente. Las de su tipo solo tenían dos o tres cuartos, pisos pulimentados, portal corredizo, doble forro, cielo raso, grandes ventanales, techo de zinc y amplios patios. Se las entregaban a familias sin hijos, que no necesitaban un hogar tan amplio.

El prototipo de casa que mostramos fue una prueba realizada por los norteamericanos, con el fin de ir disminuyendo las casas de madera. El objetivo era que las nuevas casas fueran de bloques y con techos de teja francesa, lo que las hacía más duradera y resistentes a los sucesos atmosféricos. La de la foto se construyó en 1957. para entonces se manejaba el plan de sustituir más del 50 % de las viviendas del batey durante la década del 60.

Las labores de mantenimientos a las casas de los norteamericanos las realizaban una gran cantidad de obreros extranjeros que trabajaban para la compañía, como podían ser carpinteros (españoles o cubanos), electricistas (ingleses), pintores (cubanos), plomeros, (jamaiquinos, ingleses o cubanos), ayudantes generales, (hondureños, ingleses o jamaiquinos), techeros (cubanos e ingleses).  Además el Departamento de Ingeniería y Proyectos llevaba el récord de reparaciones por parte del personal que atendía, igual, la zona de Guaro y Herrera donde había áreas pertenecientes a la UFSCo.

La Mansión del Presidente.

Comenzada a construir en 1923 con el No de Plano 902-137 y 902-138, nada más era ocupada una vez al año durante la exclusiva visita del Presidente de la Compañía y una nieta que siempre le acompañaba.

 
Tenía todas las comodidades: lujosos salones, balcón con pisos enchapados con placas de bronce que se tenía que limpiar diariamente con solarine, (esta limpieza le daba el aspecto de ser de oro). El resto de los pisos de la casona eran de mosaicos de primera calidad.  Seis cuartos, cada uno de ellos con baños intercalados, amplios vestíbulos, y, ya para 1935 modernizan la cocina que desde entonces tuvo todos los detalles de una sofisticada Cocina Internacional, biblioteca, patio con relucientes jardines, terrazas, salón de billar.

En algunos lugares específicos la casona disponía de sistemas de claraboyas para aprovechar la luz solar. Por ejemplo en el pasillo central y en el salón de billar.  Tales claraboyas disponían de cristales especiales que impedían que los rayos solares dañaran a las personas, llamados Tragaluz.

Al terminar cada zafra los jamaiquinosde la brigada de construcción fregaban las claraboyas  con detergente y mucho agua hasta que eliminaran el hollín y el bagacillo.

Toda la madera utilizada en el interior de la mansión del Presidente eran preciosas, cedro, caoba y azulejo. Y muy cerca de la mansión había una pequeña construcción de madera con cocina, un cuarto y tres lavaderos, donde radicaban las amas de casa, y al lado de esta dicha construcción había un garaje para los vehículos del presidente.

Todo o casi todo el mobiliario de la mansión eran de junquillo. Y como así eran los muebles del Presidente, se hizo tradición que los empleados de buena posición adquirieran estas joyas tejidas, que daban gran belleza a la sala, salón o cuarto, que era donde comúnmente se encontraban. Cuando por cualquier razón una de las piezas era dañada se reparaban en el taller de carpintería donde trabajan los maestros ebanistas españoles.

En la foto se muestra un ejemplar muy bien conservados de un  sillón de junquillo que perteneció a la casa de las enfermeras, que eran, generalmente, norteamericanas. 
Durante las visitas del Presidente se realizaban en la casona actividades festivas. A ellas eran invitados algunos de los altos funcionarios cubanos. Estos, siempre que se realizaban tales fiestas, vivían momentos muy estresantes, hasta que recibían la invitación. No ser invitado podía significar que las áreas por ellos atendidas no satisfacían al Presidente y por tanto era casi seguro que antes de aquel marcharse enviaría la comunicación por la que ese funcionario sería despedido.


 Detalles de la vivienda: 

Primera Planta
Descripción
Medidas
Pequeño Portal a la Entrada
12’ x  6’
Terraza Lateral Izquierdo
47’
Terraza Lateral Derecho
45’
Terraza Frontal
62’
Biblioteca
14’ -11’’ x  25’- 8’’
Comedor al lado de la Biblioteca
14’-10’’ x  20’- 9’’
Vestíbulo ubicado a continuación entrada
27’ x  9’- 8”
Vestíbulo después de la escalera
20’- 3” x  9’-8”
Vestíbulo pegado salón Billar
19’- 9” x  9’-10”
Salón de Billar
14’-11” x 19’-10”
Baño pequeño
7’-10” x  8’- 2”
Baño cuarto de cocinero
6’ x  8’-6”
Cuarto Cocinero
10’- 5” x 13’-3”
Cuarto Sirvienta
8’-10” x  8’- 6”
Comedor
25’- 6” x  9’-1”

La segunda planta era destinada solamente para  cuartos (6), cuartos de baños (6) y un pequeño balcón para el disfrute del presidente, con su piso enchapado en bronce. 

Segunda Planta
Cuarto No 1 (Presidencial)
20’- 3” x 11’- 4”
Cuarto No 2
15’ x 8’- 6”
Cuarto No 3
13’x 16’
Cuarto No 4
13’- 2” x 15’-10”
Cuarto No 5
15’ x  8’- 9”
Cuarto No 6 (Nieta)
20’- 3” x 10’- 6”
Cuarto de baño presidencial
10’- 8” x  8’-10”
Demás cuartos de baños
6’- 6” x 10’-10”

Toda la casona estaba cubierta por una enredadera de Hiedra, traída a Preston desde el África por el jardinero japonés. Y en sus alrededores grandes luminarias con 18 pompas de cristal fino de color Ambar (marca LIGHTOLIER NO 378, que tenían un Costo Original de $ 10.00 cada una), que le daban a la casa un matiz muy reluciente y refrescante ante la vista de todos.

Asimismo toda el área de la Mansión estaba limitada por una gran cerca de madera pintada de color blanco, (igual las otras grandes casonas propiedad de la compañía que tenían cercas de madera o de metal).

La casona del Presidente era atendida por 15 obreros: cocineros, sirvientes, personal de limpieza, chofer, custodios, jardineros, lavanderas, etc., que en su gran mayoría eran extranjero, jamaiquino, hondureños, chinos, japoneses. Muestra de los Jardines de la casa del Vice Presidente. 

Nivel cultural:

La totalidad de los estadounidenses radicados en los Valles de Preston, eran Graduados Universitarios en la Universidad de Harvard, lo que era una premisa fundamental para conseguir un puesto en ese monopolio, en distintas especialidades, Ingenieros Mecánicos, Eléctricos, Civiles, Agrónomos, Médicos, Veterinarios, Especialistas Fitosanitarios, Económicos, etc.

En el barrio del batey donde ellos y algunos pocos cubanos vivían, había una escuela que era exclusivamente para sus hijos, hecha de madera de dos plantas. En la baja estaban las aulas y en la superior la casa de la maestra, que tenía a su disposición tres cuartos, sala, comedor, cocina, amplios portales, doble forro, pisos machihembrados y pulimentados, toda pintada de color blanco en su exterior. En sus inicios la profesora vino de California para atender las clases desde 1ero hasta 6to grado.

En esta escuela, cada mañana al comenzar las clases, se izaba la bandera norteamericana y se cantaba el himno nacional de aquel país.

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Alimentación:

En sus casas de vivienda los norteamericanos gustaban de sus comidas típicas, ensaladas frías, comidas con abundante pimienta, algunas carnes (especialmente la de pollo, sin el pellejo), pescados, pastas, muchos helados y confituras, pero todo con poca grasa.

Las sirvientas de los “americanos” en Preston  tenían que ser jamaiquinas o barbadences de buenas costumbres en la cocina y de muy buenos modales, además, obligatoriamente ellas tenían que tener facciones físicas finas (o sea, que casi parecieran blancas).

Asimismo muchos de los estadounidenses de Preston importaron gran cantidad de cocinas eléctricas, que en la actualidad se conservan en buen estado y funcionando. Dichas cocinas son consideradas ahora por quienes las usan, un objeto patrimonial.

La que se ve en la foto es de la propiedad de la familia Rey Ayala.

Receta.

Ensalada de Pollo a la Americana:
  • 2 pollos de dos libras cada uno.
  • 1 libra de jamón.
  • 6 huevos.
  • ½ libra de papas.
  • 1 pepino encurtido.
  • ½ lata de punta de espárragos.
  • 1½ taza de mayonesa.
  • 1 cebolla.
  • Sal
  • Pimienta.

Se salcochan los pollos de modo que queden blandos. Se les separa la piel y se desmenuza la carne con las manos. El jamón se salcocha junto con los pollos y se pasa por la maquinilla de moler carne con cuchilla fina uniéndolo con el pepino, la cebolla y la parte blanda de los espárragos. Las papas se salcochan y se pican en pedacitos y todo se une con la salsa mayonesa. Se sazona con sal y pimienta.


Vestimentas:

Los hombres que residían en la zona gustaban andar durante las tardes de verano con short y camisillas. Pero asistían al trabajo con cuello y corbata sin importar la estación del año que se viviera. En invierno cuando no trabajaban llevaban sacos de color preferentemente de color azul claro o gris claro.

En el caso de las mujeres, ellas vestían muy a la moda con trajes largos y combinaciones de collares, aretes, abanicos. Los días festivos iban con sombreros y elegantes carteras y en las noches frescas lucían bufandas de telas finas, fundamentalmente seda, de colores claros. En algunos casos, durante los días festivos, abusaban de los cosméticos, colorete en sus mejillas y labios con colores muy fuertes. 

Transporte:

Desde el mismo año en que entraron los estadounidenses a los Valles de Preston, se comienza a importar automóviles, casi todos de las fábricas de la Ford. Ellos, obviamente, despertaron la curiosidad de los moradores que se estaban asentando en Preston.

Asimismo la UFSCo se vio necesitada de contratar servicios de transportación marítima de cabotaje para llevar hasta la zona algunas mercancías, principalmente arroz y harina que compraban en La Habana y Santiago de Cuba. Luego la Flota Blanca de la Compañía estableció desde 1914 y hasta 1949 un servicio regular de carga y pasaje a La Habana, que los pobladores de los Valles de Preston lo utilizaban como un bojeo por toda la Costa Norte del País. Los barcos de la Compañía, durante el viaje que duraba dos días, ofertaban el servicio de alojamiento, variadas comidas, actividades recreativas como juegos de cartas, póquer, barajas. Y lógicamente, los pasajeros disfrutaban de las maravillas naturales de la costa.

Viajaban en los barcos de la compañía los estadounidenses, pero también cualquiera que pagara los servicios de la Flota Blanca.


 
A partir del quinquenio que va desde 1930-1935 se comienzan los estudios de la construcción de un Aeropuerto propiedad de la Compañía, para el servicio de correos, pasajes y expreso, además de trasladar algunas cargas ligeras que necesitara la compañía de forma urgente.

 
Los servicios aéreos de Preston peraban con equipos bimotores DC-2, de fabricación norteamericana. Los aviones de la Compañía hacían dos vuelos diarios, uno con salida a las 12.00 pm y otro a las 4.30 pm, con la ruta Preston-Santiago de Cuba-La Habana-Boston, podían transportar 21 pasajeros y alcanzar una velocidad de crucero de 300 km/h.  

En la década de 1950 se construye una nueva pista de hormigón de aproximadamente 800 metros. Ello favoreció las operaciones del aeropuerto que se mantuvieron hasta el 1963 con vuelos diarios desde Preston, Nicaro, Moa, Santiago de Cuba y la Habana. (Vista fotográfica de uno de estos aviones en el aeropuerto de Preston).

Igual en el quinquenio de 1930 al 35, con el apoyo de la UFSCo. se crea la Compañía de Gascares Urbina S.A (coche motor con capacidad para 60 personas sentadas, baño interior y servicios de dos viajes diarios, uno a las 5.00 am y el otro a las 4.30 pm). En estos coches ferroviarios los pasajeros iban desde Preston hasta Herrera, donde podían tomar el tren que cubría la ruta Santiago de Cuba-Antilla. (En el viaje de la mañana se hacía la combinación para alcanzar el tren que iba hacia Santiago y en la tarde recogía a quienes venían desde Santiago y con destino a Preston). 

Comercio:

 
El uso principal del muelle de Preston era para las exportaciones de azúcar y mieles, que se transportaban directamente desde Preston hasta Boston, pero igual se utilizaba para las importaciones de algunos equipos necesarios y piezas de repuesto que la Compañía y para la entrada de mercancías varias para el comercio.

Era el comercio de Preston propiedad de la Compañía y se vendía en él productos de primera calidad  provenientes desde Boston, Estados Unidos, y llegados directamente  al Puerto de la Compañía. Y así fue desde el año de 1919. Compraban en él todos los que tuvieran dinero para pagar.
 

La tienda estaba organizada por departamentos especializados en cada género de mercancías: ferretería, víveres, ropa, calzado, efectos electrodomésticos, cosméticos, golosinas, cárnicos, peletería, etc., y su función fue la de servir para la venta al detalle e igual, la de abastecer a las sucursales y cantinas de todas las propiedades de la compañía incluyendo las que estaban en la zona de Guaro con todas sus colonias y el poblado de Herrera con sus áreas aledañas. 

Costumbre de nacimiento:

Según una investigación realizada fue solamente una pareja de estadounidenses a quienes les nació un hijo en el hospital del batey. Fueron ellos el Superintendente de Ferrocarril, Mr. Burgees y su esposa Roxana. Y como era costumbre de la zona, aunque no en su lugar de origen, ellos pidieron al matrimonio de jamaiquinos, la Sra. Pitry y al Sr. Walfrido que le confeccionaran el típico licor macerado llamado “Aliñao”, y de él brindaron y tuvo gran aceptación entre los otros estadounidenses que los fueron a visitar.  

Interpretaciones artísticas:

A las mujeres estadounidenses residentes en Preston y en las otras áreas de la Compañía les gustaba tocar el piano a la hora de recibir visitas en sus hogares y también en las reuniones familiares. Asimismo tocaban el Hiukelele, fundamentalmente cuando hacían la música Country y el Rock and Roll.

Por otra parte, casi todos los estadounidenses asentados en los Valles de Preston, fueron muy amantes a las actividades que brindaban los circos ambulantes desde los primeros momentos de la historia, entre ellos se recuerda el norteamericano  Ringling Brothers, que llegó a petición de Mr. Preston, quien era muy buen amigo de los hermanos  Ringling, dueños del circo, para que vinieran a hacer el espectáculo de  cierre de la zafra del 1929, que fue la de más alta producción en la historia del ingenio. También vino el circo Gavy, Fofo y Miliqui, el Santos y Artiga, el Montalvo Puvillones, el Rapsores, etc.

 
Llegaban los artistas por vía ferroviaria y hacían las delicias de todos, incluyendo a los estadounidenses, tan dados a mirar las maravillas de la prestidigitación. En la foto vecinos frente a la carpa de uno de los circos que visitó Preston.


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Foto tomada al saco alegórico a la proeza de los Industriales del Central Preston en 1919, cuando fueron capaces de producir 1, 014 425 de sacos de 350 libras de azúcar. Este estuvo expuesto en un museo en la ciudad de Boston durante muchos años.

Actividades Deportivas:

Los estadounidenses de Preston eran fanáticos a los juegos de basque, bolibol, tenis de campo, pelota, tenis de mesa (existía una mesa en el Club de los norteamericanos y otra en el club de los cubanos), ciclismo, y, se dio casos de algunos estadounidenses que dedicaban sus fuerzas a la pesca de cordel.

Campo de golf
En el caso específico de la practica de del golf, los niños pobres corrían a servirlos cargándoles los bolsos de los bastones. Después de un duro andar por todo el campo solo recibían 10 ó 20 centavos.

Y como era otra de las actividades gustadas por los estadounidenses era la práctica de la natación en todas sus modalidades, en el barrio exclusivo de ellos había una piscina.

Martinica

Por Julio César Urbina

Martiniqueño nada más trabajó en la División de Preston, Elías Hubert, quien nació en la Isla de Martinica de padres franceses, el día 15 de diciembre de 1891. Poseía Pasaporte con el número  114904, expedido en la Ceiba, Martinica, el día 8 de febrero de 1918. Comenzó a trabajar como Mecánico el 9 de diciembre de 1919 y se encargó del montaje de las Máquinas del Departamento de carpintería. En marzo de 1935 retornó a su país de origen.

Una de las máquinas montadas por el martiniqueño. Casi cien años después continua en perfecto estado.




 


24 de diciembre de 2015

Japón

Por Julio César Urbina

Casa donde residió uno de los japoneses de Preston (foto actual)
En los documentos que se conservan en Preston aparece uno que da fe de la llegada al batey el día 12 de diciembre de 1924, procedente de Panamá, de Kanjiro Matsumoto, nacido en Yokoama Kobe, Japón, con No de Pasaporte 562645.

Otro de los japoneses asentados el batey fue Joseichi Ynouye, quien nació el 20 de agosto de 1900, en Okinawa, y que tenía el Número de Pasaporte 18957. Se desempeñaba aquel como empleado domestico del Presidente y por solicitud de aquel, con un salario mensual de $ 60.00. Comenzó a trabajar en la Compañía el 27 de febrero de 1936, y entró por el puerto de Preston, procedente de Boston.

Otro de fue Konashin Saitow, nacido el 9 de diciembre de 1888. Este comenzó a trabajar con la UFSCo, en mayo de 1932 como Mayordomo del Hotel Miramar.

De los tres, solo dos consiguieron quedar en la memoria de los vecinos actuales, Saitow, que ocupó el puesto de su coterráneo en la cocina del Presidente de la División, y el jardinero Matsumoto.

En el siguiente cuadro puede apreciarse la composición general del primer contingente de familias japonesas asentadas en la División de Preston (censo de 1940).

Número de familias……………………………………….1

Hombres……………………………………………………….3

Mujeres……………………………………………………...NO

Niños…………………………………………………………….5

Total……………………………………………………………..8

El Jardinero de Preston.



Parque de Preston, (foto actual)
Kangiro Matsumoto, era especialista en jardinería y fue contratado directamente por la Compañía para los trabajos de podas de árboles, siembras especiales de plantas, árboles, enredaderas, para que hiciera injertos en todo tipo de plantas, etcétera. El japonés jardinero fue admirado por todos los moradores del batey, por las obras de arte que creaba, sobre todo en la poda de los árboles con los que conseguía las menos imaginadas figuras.


Así mismo Kangiro Matsumoto trajo a Preston desde Panamá la hiedra que tan popular fue creciendo en casi todas las construcciones de mampostería de la mayoría de las casas que se encontraban frente a los muros de contención, y también en el hospital de la compañía, que estaba recubierto completamente de la planta y también el Club para los negros (hoy casa de Cultura). 

El jardinero japonés de Preston tenía secretos que se llevó a la tumba de cómo podar la hiedra para que la enredadera fuera dócil. (Hiedra, nombre común de las plantas de un género de enredaderas leñosas de la familia Araliáceas. La hiedra común suele cultivarse en Europa, Asia y en América como ornamental, guiada de forma que cubra los muros de los edificios. Forma hojas pequeñas de color casi siempre verde oscuro).

Otro lugar donde reinaba el jardinero japonés fue el parque del batey. Este parque comenzó a construirse casi conjuntamente con el central. Toma una manzana completa y en 1944 se le hicieron transformaciones en las luminarias, la estructura de sus arbustos y, especialmente, se colocó un sencillo monumento a José Martí en 1945. Además sembraron en el parque cocoteros, mangos, anoncillos y laureles que eran podados por el jardinero en forma circular perfecta, rosas, palmas reales y según consta en el plano del parque que apareció en la papelería de la UFSCo. con el número 3740 del año 1944, se le instaló un sistema de regadío para el césped.

El jardinero del Preston casó con una cubana, natural ella de la zona de Banes y llamada Clotilde Trujillo Verdecia. Tuvieron cinco hijos, cuatro varones y una hembra. Todos recibieron nombres propios del Japón: Himao, Ital, Hichiro, Isamo e Isay Matsumoto Trujillo. Cuentan que a ellos el padre les revisaba constantemente la planta de los pies, pues, decía, que el pié de un japonés puro debía de ser limpio y muy suave.

Cuentan sus familiares que en el horario nocturno, a la hora  de dormir a los más hijos y a los nietos después, el jardinero solía interpretar canciones de cuna pero en idioma japonés, por lo que los niños se aficionaban a ellas.

Y, también dijo su familia, a la hora de descansar, después del almuerzo,  Matsumoto solía poner algo duro debajo de al almohada (¿un ladrillo?) y muy pegado a la nuca, diciendo a quien se extrañaba, que así se sentía más cómodo. Y cuando permanecía en la casa, siempre andaba descalzo para sentir la frescura del piso que, decía, le hacía bien para la circulación.

Creencias.

Matsumoto profesaba el Budismo, y participaba en los cultos cuando visitaba la zona de Banes, Santiago de Cuba o La Habana, donde el número de nipones eran mucho mas numeroso que en Preston o Mayarí.

Los dos nipones que por más tiempo vivieron en Preston asistían diariamente a las funciones cinematográficas que se exhibían en el Cine del Batey. Nadie como ellos gustaban más del séptimo arte.


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