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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

13 de enero de 2015

Bariay, el lugar de la costa norte de Cuba por donde desembarcó Cristóbal Colón.



Por: Luis González Pérez.

El Grupo Humboldt comprueba la Tesis de Bariay en octubre de 1941.

Desde el desembarco del gran almirante Cristóbal Colón en tierra cubana, hasta el mes de octubre de 1941, es decir, 449 años, estuvieron pendiendo como una espada sobre nuestra historia las siguientes preguntas: ¿Cuál es el puerto de San Salvador, en la costa norte de Cuba?, ¿Donde desembarcó Colón el 28 de octubre de 1492? y ¿En que lugar de las costas de Cuba tomo tierra Colón?

La perdida del único documento autentico, el Diario de Colón, escrito por el propio almirante, entre otras causas, trajo durante siglos la duda de la ruta seguida por Colón y del lugar donde desembarcó en Cuba; ello que desató una incontenible controversia histórico – geográfica en la que no pocas hipótesis de diversos investigadores y autores nacionales y extranjeros atribuían a diferentes lugares entre Nuevitas y Baracoa, el sitio exacto de la recalada de Colón.

Los estudios realizados para determinar el lugar exacto del desembarco colombino se fueron inclinando hacia el puerto de Gibara desde la década de los años 60 del siglo XIX, con investigaciones como la del chileno F.A.Vernhagen con su trabajo “Descripción de las rutas del descubridor Cristóbal Colón” publicadas en 1864 y 1869 y la del investigador canario Antonio M. Manrique Santiago, “Investigaciones históricas y geográficas. Rutas del Almirante Cristóbal Colón en costas de Cuba”, publicada en 1889; los trabajos del investigador cubano Herminio C. Leyva y Aguilera: “Derrotero de Cristóbal Colón por las Bahamas y costas de Cuba” y “Primer viaje de Colón. Estudio acercas del primer puerto visitado en la isla”, dado a la luz en el año de 1892; incluyendo la obra del almirante español don Patricio Montojo, quien mandara la escuadra española en el combate de Cavite, Filipinas, en 1898: “Las primeras tierras descubiertas por Colón” escritas con motivo del IV Centenario del Descubrimiento en 1892.

El problema histórico–geográfico continuo siendo objeto de controversia. El eminente historiador cubano Ramiro Guerra, en el primer tomo de su importante y conocida obra: "Historia de Cuba" publicada en 1931, resume la disparidad de opiniones que se mantenía aun en los inicios de 1920existentes para fijar el punto de desembarco de Colón en su primer viaje: ”El lugar donde el Almirante tomo tierra el citado 28 de octubre de 1492, no ha podido ser fijado con exactitud”

Un año después, en 1922, continuando la línea que propone a Gibara como el puerto exacto y definitivo del arribo colombino, el eminente ingeniero civil cubano Luis Morales y Pedroso presento como conferencia, en la Sociedad Geográfica de Cuba en la sesión del 3 de abril de 1922, un meticuloso, razonado y documentado trabajo titulado: “Lugar donde Colón desembarcó por primera vez en Cuba” que prácticamente convenció a la comisión designada y encargada por aquella institución científica para estudiar el trabajo y emitir una conclusión al respecto.

El estudio del Ingeniero Morales Pedroso “iba imponiéndose, entre los doctos cuando a propósito de la celebración anual del descubrimiento varios investigadores y escritores apasionados con el tema, pusieron en duda las conclusiones de Morales Pedroso”[1].

La discusión mantuvo en pie otras teorías y retornaba al punto de partida. Por esto en el mes de septiembre del año de 1936, por iniciativa de la Sociedad Colombista Panamericana y del Lyceum de La Habana, interesados en dejar señalada con exactitud la ruta de Cristóbal Colón por las costas de Cuba en su primer viaje, libraron la convocatoria de un certamen historico–geográfico en la que invitaron a las entidades y personas que hubieran realizado investigaciones en torno a este importante asunto para que presentaran sus trabajos de acuerdo a la pregunta siguiente: ¿cuál fue la ruta exacta que por la costa norte de Cuba recorrió Colón en sus carabelas en el viaje del Descubrimiento de América desde la tarde del 27 de octubre de 1492, hasta que abandono nuestra isla el 4 de diciembre del propio año?

A principios del año de 1937, después de una rigurosa selección y un estudio profundo y concienzudo de las diversas monografías, el Jurado integrado por reconocidas personalidades como los doctores Elías Entralgo, Emeterio Santovenia, José Maria Chacón y Calvo y Fernando Du Bouchet, entre otros; acordó distinguir por su fondo y por su forma el trabajo presentado por el piloto mercante J. Van Der Gucht y el ingeniero civil S. M. Parajon, titulado: “Ruta de Cristóbal Colón por la costa norte de Cuba” porque el trabajo da consideraciones evidentes que permiten asegurar “que el desembarco de Colón debió verificarse en un puerto comprendido entre Gibara y Cabo Lucrecia”. Seis puertos hay en ese corto tramo de costa, Gibara, Jururú, Bariay, Vita, Naranjo y Sama, pero según la investigación, es el puerto de Bariay el que “mayor número de probabilidades tiene para merecer ese honor, sin que ello signifique que el jurado indique como cierto dicho puerto, por estimar que con las fuentes de que disponemos hasta hoy y dentro de los limites antedichos, es imposible llegar a una conclusión”[2] O sea, que el jurado dejó un espacio para la incertidumbre y no dio un fallo definitivo a aquel viejo problema histórico–geográfico, que todavía continuó sujeto a polémicas y a la inseguridad.

Pero esa incertidumbre concluyó en el verano del año de 1940 cuando a bordo del velero “Mary Otis” el arqueólogo naval y navegante experto norteamericano Samuel Eliot Morison, profesor de Historia de la Universidad de Harvard, bajo los auspicios de la “Harvard Columbus Society” repitió la ruta del primer viaje de Colón “desde la recalada de San Salvador por las Bahamas a Cuba y a lo largo de la hermosa provincia del Oriente hasta el Cabo de Maisí.”[3]  De acuerdo con las indicaciones del Diario el doctor Morison hizo el mismo trayecto que Colón, lo que le permitió confirmar los argumentos anteriores que estaban a favor de la bahía de Bariay como lugar de llegada de Colón. (argumentos que habían sido expuestos en 1936 por Parajón, Van Der Gucht y el Dr. Carlos Iñiguez).

Prosiguiendo el itinerario de Colon, el Dr. Morison con sus acompañantes arribo al puerto de la ciudad de Santiago de Cuba el 25 de junio de 1940. ¿Cómo conocieron la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente (SGHO),  y el recién creado Grupo Humboldt (GH) al especialista norteamericano al llegar a la ciudad?

Pensamos que por la vía de la prensa; seguramente que fue cuando en el “Diario de Cuba” del 25 de junio de ese publicó  en la sección “Noticias el Puerto” la siguiente información: “Procedentes de los Estados Unidos y de distintos puertos de la costa norte de la Isla, entro en puerto el yate americano Mary Otis en el cual hacen un viaje de estudios de la ruta de Cristóbal Colón en el viaje del descubrimiento de Cuba un profesor y un alumno de la Universidad de Harvard”.[4]

Al siguiente día, 26 de junio, en el vestíbulo del hotel “Casa Granda” se produjo el encuentro entre el Dr. Morison y el Dr. Pedro Cañas Abril, presidente de la SGHO, destacado profesor de Geografía del Instituto de Segunda enseñanza de Santiago de Cuba, lo acompañaba Luis Casero Guillen, miembro de la SGHO, ambos fundadores del Grupo Humboldt, cinco meses antes. Con ellos iba el reportero del Diario de Cuba, Aurelio Fernández Viña, a quienes Morison, de inmediato, mostró las rutas seguidas por Colón en sus viajes de descubrimiento,  que habían sido recorridas por él en el viaje recién concluido y plasmadas en una magnifica carta geográfica de las aguas que rodean las costas orientales cubanas. A la pregunta de sus anfitriones acerca de su segundo viaje desde Las Bahamas a la costa norte de Cuba el Dr. Morison explico con el vigor profesional que lo caracterizaba: “Este segundo viaje se inicio en Miami a bordo de la Mary Otis, embarcación de 45 pies de largo con un desplazamiento de diez toneladas, y cuyo aparejo es de tipo Queche, el más apropiado para una navegación como la que estamos realizando. Nuestra primera escala fue en la isla de Watling denominada Guanahani por los indígenas y que fue el primer pedazo de tierra americana vistas por hombres de Europa.

“De all,í bordeando los cayos y bajos que abundan en las aguas del Norte de Oriente, navegamos hasta Gibara, con el objetivo de precisar el punto exacto donde verificó Colón su primer desembarcó en la isla de Cuba”[5]. Y sobre el punto exacto donde desembarco Colón afirmo, Morison, de manera categórica: “He podido comprobar que el primer puerto  cubano en que recaló el Descubridor de América fue el de Bariay, situado al este de Gibara. Coincide exactamente la detallada descripción de esa rada hecha por el Gran Almirante en su diario de viaje con la citada de Bariay a la que bautizo con el nombre de San Salvador”[6].

La importancia que tuvo el encuentro entre el Dr. Morison y los representantes del Grupo Humboldt, quienes lo atendieron y ofrecieron, además, informes de gran interés y utilidad relacionado con su proyecto de reconstrucción histórica, radicó en que estos últimos conocieron la experiencia práctica mediante la cual Morison, con el Diario de Colón y la investigación de Van Der Gucht y Parajón, como herramientas de trabajo, confirmó el puerto de Bariay como el lugar del arribo colombino; y que sin lugar a duda, el Dr. Cañas Abril y Casero que conocían todo lo relacionado con la larga polémica, se convencieron del resultado expuesto por el profesor norteamericano, y apreciaron su imparcialidad en lo que atañe al problema histórico del primer puerto de Cuba visitado por Colón. Fue éste encuentro el primer paso que los condujo, un año después, a interesarse y actuar en la confirmación cubana de la polémica tesis.

Quince días después, el 10 de julio de 1940, en la Academia de Ciencias, el Dr. Morison pronuncio una conferencia acerca de la ruta de Colón, "previa invitación de la Sociedad Geográfica de Cuba, con motivo de la expedición que dicho profesor llevo a cabo para seguir la ruta del Gran Almirante, desde el Puerto de Palos de Moguer hasta las Antillas"[7].

Al llegar al tema de Bariay, apoyándose en sus cartas geográficas, el Diario y el trabajo de Parajón y Van Der Gucht, que estaban presentes en la conferencia, Morison afirmó de manera explicita y segura: “No albergamos duda alguna después de seguir su ruta SSO, desde las Islas Ragged, que San Salvador era la Bahía de Bariay. Como dice Colón, el acceso a esa bahía es “sin peligro de baxos ni de otros inconvenientes”. Baraiy tiene una anchura de tres cuartos de millas,  como para voltejear en ella, y las 12 brazas (11 de las nuestras) que Colón señala como profundidad. Igual esta bahía está frente a los promontorios del que habla el Almirante, los mangles cubren las playas interiores como observó Colón, y las montañas se elevan en el interior. Una de estas le hizo recordar la Peña de los Enamorados en el reino de Granada y desde la cual el cristiano Manuel y la mora Laila, se despenaron al ser perseguidos por el padre enfurecido. Otra montaña, es inequívoca como para identificar la Bahía de Bariay: “y una de ellas tiene encima otro montecillo a manera de una hermosa mezquita” [8].

Pero a pesar de que Morison confirmo que San Salvador era la bahía de Bariay, el problema continuo vigente, situación que vuelve a la luz en el artículo “Bariay fue Puerto de desembarco de Colón en Cuba”, publicado en la revista Carteles a finales del mes de octubre de 1940, por Van der Gucht y Parajón. En él los científicos cubanos exhortan a concluir la polémica al respecto, opinando que la Sociedad Geográfica de Oriente [entiéndase la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente]: “podía tomar a su cargo la resolución oficial del problema, efectuando cuantas investigaciones estimase que hicieran falta, hasta dejar erigida en una de las arenosas playas de Bariay una sencilla tarja que fije y conmemore definitivamente el nacimiento de Cuba a la civilización”[9].

Luis Boix Comas, fundador de la SGHO [1939] y Secretario del Grupo Humboldt [1940] al leer el articulo de los dos investigadores, es quien solicita el tema: “Lugar del desembarco de Colón” para la próxima junta del Grupo Humboldt que tendría lugar a principios del mes de noviembre de 1940, sobre todo, dice, por la importancia que tiene para la SGHO y el Grupo Humboldt, este último como su Sección de Excursiones. Por lo anterior es que en la noche del 7 de noviembre de 1940, en uno de los salones del edificio del Gobierno Provincial de Oriente –sede de la SGHO y del GH– se efectuó la junta No 11 de ese Grupo, presidida entonces por Francisco Repilado Gutiérrez, y como secretario de la misma Luis Casero Guillen.

A la junta asistieron trece miembros, la mitad del grupo, que a decir del Dr. Felipe Martínez Arango “tuvo sus raíces en una brillante iniciativa de Luis Casero y en los esfuerzos de los Dres. Ulises Cruz Bustillo y Pedro Cañas Abril –y de otros compañeros no menos estimables– que le dieron el tono académico y lo dejaron oficialmente ajustado -el día 4 de febrero de 1940– como la Sesión de Excursiones de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, fundada en Santiago de Cuba el año anterior”[10].

Integrado por personas dedicadas al estudio y de indiscutible competencia en la ciencia, existía entre los integrantes del Grupo Humbolt consagración y sabiduría. Su misión era la de investigar todo lo pertinente en relación con la geografía y la historia de la provincia, aportando la mayor suma de datos en una y otra ciencia, para ratificar lo ya dicho por otras personalidades, que han dedicado su tiempo a las investigaciones en estas dos ramas de la ciencia.

En aquella reunión con el tema “Lugar del desembarco de Colón” solicitado por Luis Boix, se encontraba en el orden del día. Al llegarle su turno Luis Boix informó a los humboldtistas presentes el contenido del articulo y la sugerencia de los investigadores Van der Gucht y Parajón de que la SGHO pusiera punto final al problema. A propuesta del Secretario de esa junta, Luis Casero Guillen, se acuerda dirigirse al Dr. Pedro Cañas Abril, Presidente de la SGHO, quien se encontraba en la capital de la Republica cumpliendo deberes profesionales, “indicando la conveniencia de celebrar una sesión dedicada exclusivamente a esa cuestión, invitándose a la misma personas eruditas en la materia, e inclusive al propio Ing. Parajón a la SGHO”[11].

Aceptada la propuesta de Casero se tomo el acuerdo y quince días después, el 22 de noviembre de ese año, a las 2 y 30pm, se llevo a efecto la Junta No 12 en cuyo orden del día se mantenía el asunto “Lugar del desembarco de Colon”. Intervino el Dr. Pedro Cañas Abril quien dio a conocer que “había recibido la instancia del Grupo Humboldt acerca de la conveniencia de celebrar una sesión en la cual se trate los puntos de vista que sostiene el ingeniero Parajón y el profesor Morison, de la Universidad de Harvard, sobre el desembarco de Colon por Bariay, indicando que próximamente procederá a la convocatoria de esa sesión con el propósito de tratar de que la vieja cuestión del lugar por donde desembarco el Almirante sea resuelto definitivamente”[12].

No se ha encontrado el acta de la sesión o de la junta que confirme si se llevo a efecto la actividad científica acordada en el seno del Grupo Humboldt para estudiar a fondo los puntos de vista coincidentes acerca del suceso histórico y geográfico. Pensamos que el estudio se realizo por los miembros de la SGHO y del Grupo Humboldt dirigidos por el eminente geógrafo y profesor de esa especialidad Dr. Pedro Cañas Abril; tomándose la acertada decisión de que si no se podía resolver definitivamente el viejo problema histórico-geográfico, por lo menos se podía hacer el intento de llevar un poco mas de claridad a tan discutido problema, visitando las bahías y lugares andados por Colón, por lo que la presidencia de la SGHO, encargó el cumplimiento de esta tarea a su Sección de Excursiones,el Grupo Humboldt. El “Grupo” como le llamaban cariñosamente sus miembros y admiradores, se propuso en el año de 1941, coincidiendo con el 449 aniversario del arribo de Colón a nuestras costas, realizar este intento mediante la preparación y ejecución de dos excursiones  programadas para el mes de octubre de ese año.

En el programa para las excursiones de ese año ocuparon los lugares 21 y 22 con el nombre de Ruta de Colon 1 y 2. La primera visitaría y estudiaría: Gibara-Sama o Gibara-Cabo Lucrecia, y la segunda visitaría la línea costera Gibara-Manatí.

Las excursiones hacia esos lugares de la costa norte de Oriente fueron preparadas cuidadosamente y con el entusiasmo característico de los humboldtistas, ya que en el centro de su ánimo estaba, además de ayudar a resolver el citado problema, demostrar que la SGHO y el Grupo Humdoldt tenían la capacidad científica de contribuir a la solución del aun controvertido dilema.

La excursión “Ruta de Colón 1” se efectuó durante los días 9, 10,11 y 12 de octubre de 1941. Por la Circular de la misma (documento que orientaba los fines de la actividad y su organización a cada miembro) el objetivo fue el de: “reconocer las bahías que se encuentran en el tramo de la costa norte de Oriente comprendido entre Gibara y Sama, o sea, la porción del litoral que según el fallo del jurado del Concurso de la Sociedad Colombista Panamericana, incluye el lugar donde Colón desembarcó por primera vez en Cuba”[13]. “En secuencia el Grupo visitaría las bahías de Gibara, Jururú, Bariay, Vita, Naranjo y Sama, también la Silla de Gibara y algunas playas cercanas a dichas bahías”[14].

“La Ruta de Colon 1” fue organizada como lo exigía el reglamento oficial del Grupo Humboldt: como líder (organizador y jefe) el Dr. Manuel W. Aguilera Maceira, líder auxiliar (Co-líder): Ing. Ulises Cruz Bustillo, Cronista: Luis Casero Guillen, quien era el responsable de acopiar todos los pormenores ocurridos durante la excursión y reflejar como se cumplía el objetivo de la actividad, de una manera comprensible y atractiva al lector, además de recoger las impresiones de los demás miembros, incorporándolas a su escrito o anexándolas como trabajos individuales a la crónica, que posteriormente se analizaban juntas.

Según la circular de esta excursión, el itinerario que había que seguir por el Grupo fue elaborado por el líder de la misma, el Dr. Aguilera Maceira, gibareño de nacimiento y conocedor de la zona que se estudiaría por los excursionistas. Aguilera Maceira también fue el encargado de escoger los días para realizar los estudios necesarios en los lugares previstos.

Siguiendo el itinerario propuesto fue el día 10 de Octubre el escogido para recorrer en una lancha gasolinera toda la bahía de Gibara y desembarcar en algunos lugares interesantes del litoral. Posteriormente salida y llegada en camión a la Silla de Gibara, una interesante montaña que juega un importante papel en el problema que motivo esta excursión. Y luego llegada a la bahía de Bariay: “allí almorzaremos, después saldremos al puerto de Jururú en la misma embarcación y más tarde salida de Bariay para el central “Santa Lucia”[15] Todo el recorrido que duraba 12 horas completas.

El sábado 11 de octubre estaba previsto la visita al puerto de Vita, donde estarían toda la mañana, regresarían a Naranjo para comer y a dormir. Este recorrido también duraba unas 12 horas.
“Domingo 12 de octubre: salida en lancha remolcadora para la bahía de Sama. Después de realizar el correspondiente estudio de dicha bahía, tendremos la oportunidad de visitar algunas personas que posean objetos indios de apreciable valor”[16] Este recorrido debía durar unas 8 horas.

A través de la circular se repartieron las responsabilidades individuales y colectivas para cada participante: “el Dr. Juan de Moya Flamand tendría a su cargo el botiquín medico, Luis Boix, Moya Flamand, Freyre y Repilado tendrían a su cargo las fotografías en blanco y negro. Sabater llevaría los rollos Koda-Crome para las fotos de la exacta cámara Bandtan (orgullo del Grupo). El DR Cañas será el responsable de indicar las fotografías documentales que deberán tomarse. Los Doctores Cañas y Aguilera y el señor Freyre recogerán ejemplares geológicos y mineralógicos. Por su parte Mr. Bucher y Boytel atenderán el aspecto de la zoología. El ingeniero Sr. Ulises Cruz Bustillo llevara un mapa de la región que visitaremos y levantara los croquis necesarios”[17].

Participaron en la excursión 13 humboldtistas y un invitado de honor: el hermano Justo Félix, del colegio La Salle quien aportó su sabia colaboración para lograr concluir el problema-objetivo de la excursión.

El mismo día de la partida del Grupo Humboldt hacia la costa norte oriental el Diario de Cuba, máximo órgano de prensa provincial radicado en Santiago de Cuba y admirador del Grupo Humboldt, publico la noticia de la excursión con el siguiente, y atractivo, titulo: “Interesante excursión histórica organiza el Grupo Humboldt. Visitara los puertos de la costa norte donde se cree pudo desembarcar Colón” en la que se dió a conocer la importancia y la finalidad de la misma “llevar un poco mas de luz al tan discutido problema del lugar por donde desembarcó el Gran Almirante en su primer viaje de descubrimiento de Cuba, el 27 de octubre de
1492”[18]

De la labor llevada a cabo por los integrantes del Grupo en la zona Gibara-Cabo Lucrecia, y que se extendió a la zona de Banes, nos informa, de manera general Luis Boix, fundador del grupo y su secretario entre los años 1940-1945. Durante  aquellos tres días “se recorrieron las bahías del tramo comprendido entre Gibara y Banes con el fin de replantear la ruta de Colon al descubrir Cuba. Se estudiaron los vientos, corrientes, sondeos, rumbos, distancias, alturas, señales, etcétera. Se encontró un residuario de los aborígenes de Bariay.”[19]

Lastima que esta información no aporta la riqueza de los detalles del trabajo individual y colectivo realizado por el Grupo en las zonas estudiadas.

Por el Diario de Cuba se sabe que el Grupo Humboldt regresó a la ciudad de Santiago de Cuba al concluir su primer periplo colombino el lunes 13 de Octubre de 1941, y que sin pérdida de tiempo, invitó a los periodistas de esa ciudad y a ellos el Dr. Pedro Cañas Abril, Presidente de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, a nombre del grupo Humboldt, informó de los resultados obtenidos en el viaje y le entregó a los periodistas la siguiente nota en la que se da a conocer la conclusión definitiva del estudio efectuado en esa primera excursión: “Después de una cuidadosa comparación de las descripciones del Diario del Gran Navegante con la realidad geográfica, los miembros del Grupo “Humboldt” hemos llegado a la conclusión de que el primer puerto por donde Colón desembarco en Cuba fue el de Bariay, corroborando así la valiosa tesis sostenida por los señores Parajón y Van der Gucht, y recientemente, en 1940 por el Dr. Morison, de la Universidad de Harvard, que repitió en un yate la Ruta del Descubridor. Los excursionistas del Grupo “Humboldt” estimamos que existe una perfecta concordancia entre Bariay y el Puerto de Río de San Salvador que describe Colón, y que solo esta bahía reúne todas las condiciones que corresponden exactamente a los datos del Almirante. Un detalle identificador de gran importancia, el cerro “que tiene encima otro montecito a manera de hermosa mezquita” solo es visible de un modo destacado y llamativo desde Bariay.

“También se puede observar desde el interior de Jururu (Rio de la Luna) pero el  descubridor no penetró allí, y desde Vita; pero en cuanto a ese puerto, el interesante cerro ofrece un aspecto que tampoco se aviene a las demás. La excursión llegó hasta el cerro y lo escalo parcialmente. Como no tiene nombre alguno, el Grupo “Humboldt” lo ha bautizado con el de “Mezquita de Colon”, cambiándole a esa altura el nombre vulgar que tenia”.[20]

En esta breve nota el Grupo no pudo dar cuenta de todos los pormenores científicos de la excursión. Sin embargo en ella hicieron constar “que los miembros del Grupo hallaron inclusive un residuario indio a la orilla del mar, en el interior de la bahía de Bariay. Sabido es que Colon encontró a su desembarco dos Cabañas de pescadores”.[21]

A continuación decía la nota humboldtista: “La correspondencia entre Gibara y el “Río de Mares” del Almirante es también decisiva. La Silla de Gibara no es la altura con el montecillo a manera de mezquita, como han entendido algunos. Según expresamos antes la altura a que se refiere Colon está perfectamente identificada como cerro que de modo singular se destaca desde Bariay. Esta confusión ha sido causa de muchos errores”.[22]

Y aseguraba la nota que: “Las distancias, los rumbos los sondeos de los puertos y las señas del litoral dadas por Colón se ajustaban con asombrosa exactitud a la realidad geográfica”[23]. Finalizaba el grupo Humbolt con una interesante información por la cual se sabe que entre ellos mismos no había un criterio único con respecto a la tesis de Bariay, y que estos no cambiaron de opinión hasta que fue comprobada por los estudios que realizaron: ”Algunos de los miembros del Grupo que sostenían criterios distintos al de Bariay, han rectificado sus opiniones después de observar directamente esa realidad, admitiendo ahora todos los excursionistas que Bariay es sin dudas de ningún genero el Puerto o Río de San Salvador de la nomenclatura colombina”[24]

Tocante al invitado de honor del Grupo a esta excursión, el Hermano Justo Félix, profesor del colegio “La Salle” de Santiago de Cuba, muy documentado por sus profundos estudios acerca de los asuntos de la ruta de Colón, la nota expresa: “que antes del recorrido realizado en nuestra compañía le asaltaban diversas dudas de que Bariay fuese el primer sitio que  piso Colón en tierra cubana, pero que después de la excursión se había convencido totalmente de que dicho lugar era del primer desembarque de los gloriosos descubridores”.[25]

La conclusión que corroboro a Bariay en la primera excursión, como el lugar largamente buscado no impidió la preparación y realización de la segunda – Ruta de Colón 2 – a la zona norte de Oriente. Y a hacer el segundo recorrido partieron los humboldtistas con el mismo entusiasmo y con una organización similar a la primera, ahora contando con la colaboración de las administraciones del central azucarero Santa Lucia y de la Manatí S.C. La actividad científica se enmarcaría durante los días 26, 27 y 28 de octubre coincidiendo con el 449 aniversario del desembarco de Cristóbal Colon en Cuba y mantuvo el mismo objetivo de la primera pero en la zona Gibara-Manatí.

La documentación legada por el Grupo Humboldt acerca de esta otra excursión es, lamentablemente, poca y con una  muy general, ni su circular, ni su crónica, ni sus croquis se han podido hallar. Ante esta dificultad nos ayudan la reseña que hizo el Dr. Felipe Martínez Arango en su valioso trabajo “En Marcha con el Grupo Humboldt” publicado años después, y la continuación del, no menos valioso informe de Luis Boix enviado a la escritora norteamericana Erna Fergusson, citado con anterioridad.

La breve reseña del Dr. Martínez Arango nos ubica en el litoral costero de Gibara-Manatí, en el nordeste de la costa oriental, lugar donde se realizo la actividad investigativa por los humboldtistas y cuya conclusión descartó a esa zona como el lugar indicado.

Esta nos dice: “Como en la excursión anterior se hizo un minucioso recorrido. Se estudiaron los vientos, corrientes, sondeos la topografía de la costa y de los cerros visibles desde ella, y se llego a la conclusión – con el Diario del Descubridor a la vista – que Cristóbal Colón toco tierra cubana por primera vez en la bella bahía de Bariay”, termino municipal de Gibara, Provincia de Oriente, quedando así ratificado el criterio de los cubanos Van der Gucht, Parajón, Iñiguez, y el norteamericano Morison”.[26]

Por el informe escrito de Boix, mas explícito, se puede saber que se recorrieron las bahías y ensenadas del tramo de costa comprendida entre Gibara y Manatí, con igual finalidad que la excursión anterior. El objetivo de  estas excursiones fue la confrontación de las variadas opiniones acerca del lugar del primer desembarco de Colón en Cuba.

Se hizo un minucioso estudio de todas las bahías, ensenadas, playas, puntas, costas, bajos, sondeos, rumbos, distancias, vientos y corrientes del extenso tramo del litoral comprendido desde Manatí a Banes, así como de los detalles de la topografía de esa región, comprobándolas cuidadosamente con las anotaciones del Diario del Gran Almirante. Como resultado de todo ello, se arribo a la conclusión de que “fue la bahía de Bariay el sitio de nuestra Isla primeramente visitado por el Descubridor, comprobándose así la veracidad de la tesis sustentada por los cubanos Van der Gucht, Parajón e Iñiguez y por el norteamericano Morison”.[27]

A continuación, Boix ofrece las conclusiones arribadas por el Grupo durante su estancia de trabajo en aquella zona:

“Existe una perfecta concordancia entre los datos del Diario de Colón y todos los accidentes de la costa y del relieve, de modo tal que Bariay se ajusta exactamente a la descripción de aquel, quedando identificada esta bahía como el Río de San Salvador, de la nomenclatura colombina; Gibara se ajusta perfectamente a Río de Mares , y así sucesivamente se pueden reconocer con precisión los detalles de la costa, de las alturas, de los fondos, de los rumbos, distancias, etc., de la porción del litoral recorrido por el Almirante en su viaje de descubrimiento, hasta disipar toda duda en cuanto a la edificación de esos lugares.[28]

En cambio –asegura  Boix en su informe- no hay concordancia, sino divergencias insalvables, si se toma otro lugar como punto de partida del derrotero de Colón por la costa norte de la actual provincia de Oriente. Uno de los detalles más conspicuos en la determinación de Bariay, como primer punto de acceso de Colón a Cuba, es una elevación que tiene encima un montecillo a manera de una hermosa mezquita [véase Diario de Colón]. Este cerro único de esta forma en todo el tramo de costa recorrido fue bautizado por el Grupo Humboldt con el nombre de la “Mezquita de Colón” Además descubrió el Grupo en estas investigaciones un residuario indio.[29]

Y concluye Boix, inspirador y participante en las dos excursiones a la costa norte de Oriente: "Puede afirmarse que quienes sostienen criterios distintos de Bariay como sitio del primer desembarco de Colón, lo hacen porque nunca han estado en Bariay. Una visita a este lugar con el Diario del Almirante en la mano, es suficiente para que se rinda a la evidencia todo aquel que no quiera cerrar los ojos a la verdad”.[30]

Coincidiendo con el 449 aniversario del descubrimiento de Cuba y el desembarco del Almirante, el Diario de Cuba se hizo eco de las conclusiones expuestas por el Grupo Humboldt en esta segunda y última excursión, al publicar un artículo informativo titulado: "Descubrimiento de la Isla de Cuba, hace hoy 449. Artículo anónimo de uno que estuvo en Bariay que quedó convencido", en el que informaba lo siguiente: "La inspección se efectuó hace poco días y los diez curiosos investigadores pudieron comprobar, rindiéndose a la evidencia, que en Bariay fue el desembarco, porque solo allí concurren todas las señales, mayormente una, que es decisiva: el montecillo a manera de una hermosa mezquita que tiene encima una de las lomas que cierran el horizonte"[31]

A partir de ese momento, existieron dos lugares diferentes de la costa norte de Oriente aceptados por dos instituciones científicas del país, fundamentadas en dos tesis: la tesis de Gibara, presentada por el entonces ya fallecido ing. Luis Morales y Pedroso, recomendada por la Sociedad Geográfica de Cuba y la tesis de Bariay confirmada in situ por el Grupo Humboldt de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente. Una de las dos debía ser la correcta y la aceptada por los científicos y académicos cubanos del ramo de la geografía.

La convocatoria librada en el mes de abril de 1942 por la Sociedad Geográfica de Cuba, a través de su órgano, la prestigiosa Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, para celebrar el Primer Congreso Nacional de Geografía en La Habana en los días comprendidos desde el 24 al 27 de octubre de 1942, con motivo de la conmemoración del 450 aniversario del Descubrimiento de Cuba que tendría como tema principal el de  “Geografía del Descubrimiento. Lugar donde desembarco Colón el 28 de octubre de 1492”[32], por lo que indudablemente que sería debatido el problema de la dualidad de Gibara y Bariay como lugares del desembarco.

El Grupo Humboldt, en representación de la SGHO, partió rumbo a La Habana para asistir al magno evento de los geógrafos cubanos. Su delegación estuvo compuesta por 20 humboldtistas[33] que presentaron treinta temas perfectamente redactados y documentados,[34] y brillantemente argumentados con fotografías y proyecciones de calidad innegable. Lo anterior proporcionó gran esplendor  científico a los cuatro días que duró el congreso.

Obviamente entre los treinta temas que el GH llevó la Congreso se encontraban los resultados de las dos excursiones “Ruta de Colon I y II”, que fueron centro de acalorados debates al enfrentarse los simpatizantes de las dos tesis.

El Dr. Felipe Martínez Arango presente en el evento nos reveló lo sucedido en aquella sección del congreso, en un memorable artículo publicado días después en una revista santiaguera muy leída en los medios profesionales de la ciudad donde, dice:

“Después de una amplia deliberación sobre este particular, y una vez oídos los magníficos trabajos y disertaciones del Hermano Justo Félix, el Dr. Iñiguez y del Grupo Humboldt, sugerimos al Dr. Pedro Cañas Abril, Presidente de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, que se sacara a votación el problema para que esa Sección del Congreso hiciera su pronunciamiento concreto sobre el particular, así se hizo por otro compañero del Congreso, y la “Tesis de Bariay” triunfó por abrumadora mayoría de votos, con la muy sensible e inexplicable abstención de los miembros de la mesa y de dos o tres congresistas. Propuesta nuevamente en la sesión plenaria del Congreso celebrada en la Universidad Nacional, volvió a triunfar, no sin haber sido precedida de una agitadísima y acalorada discusión”.[35]

El Diario de Cuba inmediatamente se hizo eco del triunfo de la SGHO y del Grupo Humboldt al publicar la siguiente información:

(...)"los humboldtistas sostenían que dicho desembarco fue efectuado en el Puerto de Bariay y sus conclusiones han sido aceptadas por los geógrafos cubanos. En la sesión plenaria del Primer Congreso de Geografía celebrado en la Universidad Nacional, teniéndose en cuenta los elementos de prueba presentados, se acordó, tras acalorados debates, estimar a Bariay como el punto de desembarco de Cristóbal Colón el día del Descubrimiento de la Isla de Cuba, corroborando las conclusiones del Grupo Humboldt perteneciente a la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente”. [36]

La participación de los humboldtistas en el congreso fue muy destacada, haciéndose grandes elogios de la labor científica realizada por esa institución perteneciente a la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, por todos los delegados que asistieron a esa convención, entre los que figuraban ilustres personalidades como el Dr. Salvador Massip, profesor de geografía de la Universidad de La Habana y primera autoridad en Ciencias Geográficas en Cuba, quien dijo del Grupo Humboldt grandes elogios y manifestó que instituciones como ésa debían existir en todas las provincias de Cuba para el progreso de la ciencia. El Congreso tomó el Acuerdo General por unanimidad, de hacer entrega de un diploma de honor al Grupo Humboldt y que el próximo Congreso tuviese por sede la ciudad de Santiago[37].

Ante el éxito obtenido, y sin perder prácticamente tiempo, distintas organizaciones e instituciones de la provincia de Oriente, entre ellas la Asociación de Veteranos de la independencia, enviaron comunicaciones telegráficas a la máxima dirección de la Sociedad Geográfica de Cuba, solicitando la concesión de la medalla de oro
de la Sociedad de Geografía de Cuba al Grupo Humboldt. Para atender la solicitud esta se incluyó en el Orden del Día de la Junta General Ordinaria de los días 14 y 21 de diciembre de 1942, acordándose trasladar la misma al Relator de ese año que lo fue la Dra. Guillermina Portela.[38] En su informe la Dra Portela explicó los trabajos expuestos por la delegación humboldtista que a su juicio revelaron “una labor constructiva y de gran provecho a la Geografía de Cuba”. [39] Al referirse a las excursiones “Ruta de Colon I y II”, la Relatora de la Sociedad de Geografía expresó, con admiración: “Imposible retener la infinidad de expediciones llevadas a cabo, pero la que más impresionara fue la de seguir el derrotero del descubrimiento haciendo el viaje duplicado por la ruta de Cristóbal Colón, y afirmando después de la observación de los vientos y los sondeos, que el primer puerto donde desembarcara el Almirante fuera el residuario aborigen de Bariay, opinión que sienta la premisa de una novedad”[40].

Concluía su informe favorable a la actividad científica desplegada por el Grupo Humboldt de esta manera: “No tengo autoridad para semejante recomendación, pero creo en justicia, que si existe un acuerdo previo, se esta dentro del Reglamento el conceder a dicha institución por la multiplicidad de sus afanes la Medalla de Oro de nuestra Sociedad”. [41]

La Junta General Ordinaria de la Sociedad Geográfica de Cuba efectuada el 11 de enero de 1943, aprobó por unanimidad la concesión de la Medalla de Oro al Grupo Humboldt, por las exploraciones realizadas en la provincia de Oriente hasta el año de 1942. Sin lugar a duda, en la concesión de este significativo premio tuvieron un peso decisivo los resultados de las excursiones que comprobaron la tesis de Bariay.

La entrega del preciado galardón significo un éxito para la SGHO y para los integrantes del Grupo Humboldt, sector perteneciente a la clase media y a la pequeña burguesía que laboraba por el progreso científico, social y cultural de la ciudad de Santiago de Cuba.



[1] Fernando Portuondo, Historia de Cuba, Editora Nacional de Cuba, Consejo Nacional de Universidades, 1963, pág.13.

[2] J. Van der Gucht. S. M. Pararon, Ruta de Cristóbal Colón por la costa norte de Cuba, La Habana, 1943, pág. 11.

[3] Samuel Eliot Morison, El Almirante de la Mar Océano. Vida de Cristóbal Colón, Buenos Aires, 1945, pág. 25.

[4] . “Noticias del Puerto”, en Diario de Cuba, 25 de junio de 1940, pág. 3.

[5] Aurelio Fernández Viña, “Un profesor de Harvard afirma que fue el de Bariay el Puerto donde desembarcó Colon en 1942”, en Diario de Cuba, Año XXIII, Núm. 176, Santiago de Cuba, miércoles 26 de junio de 1940, pág. 12.

[6] Ibíd.

[7] Información geográfica, en Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, Año XIII. Nos. 1-4, Enero-Octubre, 1940, pág. 101.

[8] Samuel Eliot Morison: opus cit, pág. 323.

[9] J. Van der Gucht; S. M. Parajón; "Bariay fue el puerto de Desembarco de Colon en Cuba", en Carteles, Año 21, No. 43, octubre 27 de 1940, pág. 18.

[10]  Felipe Martínez Arango, En Marcha con el Grupo Humboldt, Santiago de Cuba, 1950, pág.4.

[11]AHPSC, Fondo Gobierno Provincial, Materia Grupo Humboldt, Legajo 2571, Expediente No. 1, Doc., No. 18 (Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba).

[12] Ibíd. Doc. No. 19 y 20.

[13] Ibíd. Expediente No. 9, Doc. No. 54.

[14] Ibíd.

[15] Ibíd. Doc. No. 56.

[16] Ibíd.

[17] Ibíd.

[18] En Diario de Cuba, 9 de octubre de 1941, pág. 2.

[19] AHPSC, Fondo Gobierno Provincial, Materia Grupo Humboldt, Legajo 2573, Expediente No. 5, Doc. No. 162 y 163.

[20] “Comprobado que Bariay fue el lugar donde desembarco Colon en Cuba en su descubrimiento”, en Diario de Cuba, Santiago de Cuba, martes 14 de octubre de 1941, págs. 4 y 9.

[21] Ibíd.

[22] Ibíd.
[23] Ibíd.

[24] Ibíd.

[25] Ibíd.

[26] Felipe Martínez Arango, opus cit, pp. 84 y 85.

[27] AHPSC, Fondo Gobierno Provincial, Materia Grupo Humboldt, Legajo 2573, Expediente No. 5, Documentos Nos. 162 y 163.

[28] Ibíd.   

[29] Ibíd. Doc. No. 163.

[30] Ibíd.

[31] “Descubrimiento de la Isla de Cuba”, en Diario de Cuba, martes 28 de octubre de 1941, pág. 2.

[32]“Actos Oficiales”, Acta No. 138, Junta Extraordinaria de Directiva, de 29 de junio de 1942, en Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, Nos 3 y 4, Julio- Diciembre de 1942, pág. 96.

[33] Dr. Pedro Cañas Abril, Luis Casero Guillen, Dr. Luis Augusto Mestre, Venancio Marti, Antonio Sagaro, Ing. Cruz Bustillo, Mr. George M. Bucher, Ing. N. Melvilla, Luis Boix, Fernando Boitel, Juan de Moya Flamand, Mr. Claude Bingham, Dr. Manuel Aguilera,  Miguel Ángel Parlade, Ing. José Freyre, Alfonso Sabater, Cesar Cruz Bustillo, Charles Ramsden, Luis Puig, Dr. Manuel Machiran. Carteles, No. 43, La Habana, Noviembre 8, 1942, 25. y “Hacia La Habana parte el Grupo Humboldt Hoy”, en Diario de Cuba, viernes 23 de octubre de 1942, pág. 2. Archivo personal de Charles T. Ramsden, [inédito] Universidad de Oriente. (Se respeta la ortografía de las fuentes consultadas).
pág.

[34] Idem

[35] Felipe Martínez Arango "Santiago de Cuba en el Primer Congreso Nacional de Geografía", en Acción Ciudadana, No. 25, 30 de noviembre de 1942, pág.4.

[36] . “Acepta el Congreso de Geografía la Tesis del Grupo Humboldt sobre el Desembarco del Gran Almirante Colon,” en Diario de Cuba, lunes 28 de octubre de 1942, págs. 1 y 2.

[37]  “Diploma de Honor concedido al Grupo Humboldt por el Primer Congreso de Geografía celebrado en este país,” en Diario de Cuba, Miércoles 30 de octubre de 1942, pp. 1 y 2.

[38] “Acta No. 178,” en Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, No.3 y 4, La Habana, Julio-Diciembre de 1942, pág.99.

[39] Ibíd. No. 1, Enero, Febrero, Marzo de 1943, p.45.

[40] Ibíd. 47.

[41] Ibíd.


BIBLIOGRAFÍA

Martínez Arango, Felipe, En Marcha con el "Grupo Humboldt" de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, Santiago de Cuba,/s.n/ 1950, pág. 4.

Morison, Samuel Eliot, El Almirante de la mar Océana; vida de Cristóbal Colón, Buenos Aires, Hachette, 1945, Pág. 15.

Portuondo del Prado, Historia de Cuba, 6ta.edic, Habana, Editora del Consejo Nacional de Universidades, Editorial Nacional de Cuba, 1965, pág. 13.


Van der Gucht; Pararon, S. M, Ruta de Cristóbal Colón por la Costa Norte de Cuba, La Habana, P. Fernández y Cía., s. en c, Pág. XI.

6 de enero de 2015



“Cristóbal Colón merece nuestro respecto[1]”. 
Afirmó Armando Hart en el acto central conmemorativo del V Centenario.
Por Reynaldo López.


“Cristóbal Colón  era una punta de lanza de lo nuevo de entonces. Claro, lo nuevo siempre surge con imperfecciones. El fue un apasionado y vivió frenéticamente. Vivió en la pasión de querer descubrir  la verdad. Colón merece nuestro respecto, nuestro recuerdo”, apunto armando Hart Dávalos, miembro del Comité Central del Partido y ministro de Cultura, al reflexionar en el acto central conmemorativo del V centenario, celebrado en cayo bariay, justamente en una mañana soleada 500 años después del primer encuentro entre europeos y aborígenes.

Ángel Augier, destacado poeta y periodista que nació precisamente en tierras del escenario del hecho histórico, hizo una intervención especial en la que subrayó la trascendencia del primer encuentro y algunos recuerdos en aquel pueblo que lo vio nacer y dijo uno de sus poemas del libro “Isla del tacto”, donde describe esta etapa.

Imposible resultó inaugurara el conjunto escultórico Encuentro, realizado por un equipo de artistas de la provincia que continuará  trabajando hasta concluir la importante obra que rinde homenaje al acontecimiento.

En su discurso de clausura el doctor Armando Hart  afirmo que en Bariay lo que realmente se descubrió hace cinco siglos fue el camino del mundo.

Destaco que, además de Cristóbal Colón, había que recordar las figuras de fray Bartolomé de las Casas, un hombre nacido de los más puros sentimientos humanos, lleno de bondad y justicia, y el indio Hatuey, que vino de Santo Domingo para luchar contra los conquistadores y murió en tierras del Oriente cubano.

Resalto el pensamiento de José Martí, de quien dijo que no habrá verdadera felicidad y dignidad hasta que no se conozca y comprenda su prédica, pues de él solo se sabe que fue poeta, revolucionario, pensador, pero basta recordar su advertencia de que un error en Cuba es un error en América, es un error en el mundo.

“En esta bahía nacimos como americanos y comenzó la historia de nuestra América”. Observó y luego significo que la travesía de Colón no fue un acto aventurero, son el resultado de una idea a la cual dedico la vida el Gran Almirante genovés.

Felicito a quienes en todos estos meses últimos trabajaron en el monumento escultórico y elogio la belleza del lugar con su paisaje natural.

En sus palabras de clausura ratificó la veracidad de la llegada del valiente marino por Cayo bariay y no por otra, porque existen suficientes argumentos científicos para asegurarlo.

La cita contó con la presencia de francisco García Ferrer. Miembro del Comité Central y primer secretario en la provincia y de destacados intelectuales y artistas, entre ellos Antonio Núñez Jiménez, Eusebio Leal, Rita Longa, Julio le Riverand, y Salvador Vilaseca.

Finalmente fue cancelado por Armando Hart un sello postal que recuerda el V Centenario. Con esta conmemoración concluyó el evento científico El V Centenario visto desde Cuba.

[1] Tomado del periódico AHORA, Holguín, Cuba. 31 de octubre de 1992.

Resolución de la Comisión Nacional de Monumentos que reconoce a Bariay como sitio del desembarco de Colón en Cuba



POR CUANTO: La bahía de Bariay y su entorno geográfico constituyen el sitio histórico y el paisaje natural que fueron escenario del arribo a nuestra isla del Almirante Cristóbal Colón, el 28 de octubre de 1492.

POR CUANTO: En Bariay al producirse el Descubrimiento mutuo de las Culturas del Nuevo y el Viejo Mundo, este hecho constituyó uno de los más relevantes de la historia de la humanidad. 

POR CUANTO: El paisaje del sitio natural de Bariay, que tiene tan excepcional valor histórico-cultural se encuentra conformado por la bahía de bolsa de Bariay, y el río del mismo nombre que desemboca en ella, al Este de la cual se encuentran los accidentes geográficos: Punta Bariay, Playa Blanca y Punta González y al Oeste Cayo Bariay que tiene al Norte Punta Sir George y al Sur Punta del Gato.

POR CUANTO: La Bahía de Bariay se enmarca por factores geomorfológicos como son  La Mezquita de Colón, La Silla de Gibara, Las Tetas de Colón y Los Cerros de Yabazón, de las Tinajitas y Cariblanco entre otros, muchos de los cuales fueron descritos por el Almirante en su diario de navegación.

POR CUANTO: La Comisión Nacional de Monumentos en sesión del día 18 de Marzo de 1983 analizó y valoró los aspectos anteriores expuestos a propuestas de la Comisión Provincial de Monumentos de Holguín.

POR CUANTO: En uso de las facultades que le están conferidas por el inciso 3 del articulo 4 de la ley No. 2 de la Asamblea nacional del Poder Popular, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales de fecha 4 de agosto de 1977, la Comisión Nacional de Monumentos.



RESUELVE.

PRIMERO: Declarar Monumento Nacional la Bahía de Bariay y su entorno natural en la provincia de Holguín. 

SEGUNDO: Orientar a la Comisión Provincial de Monumentos de Holguín para que, de acuerdo a los lineamientos de la Comisión de la Comisión Nacional de Monumentos, se realice las delimitaciones y estudios pertinentes, con el propósito de que dicho sitio natural sea inscripto en el Registro de los Monumentos Nacionales y Locales para su debida protección.

TERCERO: Notificar la presente Resolución al Ministro, Viceministros, Directores de Cultura, al Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, a la Comisión Provincial de Monumentos y a la Dirección Provincial de Cultura en la provincia de Holguín y a cuantas más personas naturales y jurídicas proceda.

En este documento, etre otras, está la firma de Raúl Castro


Dada en la Ciudad de la Habana a los 27 días del mes de enero de mil novecientos noventa. “Año 32 de la Revolución.”

Antonio Núñez Jiménez.                        

Presidente de la Comisión                      
Nacional de Monumentos.

Martha Arjona Pérez
Secretaria Ejecutiva de la
Com. Nac. de Monumentos.


Acerca de San Salvador Patris



Autores: Víctor Rolando Bellido Aguilera y Héctor Alfredo Álvarez Almaguer.

Tomado íntegramente de  Ámbito. Revista cultural del periódico Ahora. Holguín. Año V. No.19 del mes de  Octubre de 1992. Pág.13 – 28. Este trabajo fue presentado en el evento, El V Centenario Visto desde Cuba, celebrado en la Sala Polivalente del Hotel Pernik entre los días del 27 al 28  de octubre de 1992.
 

Nota de la redacción.

En junio del presente año se produjo la presentación en Las Tunas del cuaderno Portus Patris, que recoge un ensayo con los criterios de sus autores que niegan que el lugar de arribada de Cristóbal Colón a Cuba fuera la bahía de Bariay, y que de manera categórica afirma que el sitio fue la bahía de Puerto Padre, en la actual provincia de Las Tunas; asimismo aseguran que la llamada por Colón, Río de Mares es en la actualidad la bahía de Manatí. Los autores tuneros identifican los accidentes geográficos que describiera Cristóbal Colón en su Diario en el entorno de ambas bahías en aquella provincia.

Estas afirmaciones no son nuevas; fueron planteadas por Francisco R. del Pueyo en 1937 en un folleto al efecto que recogió lo expresado por ese  profesor tunero en el capítulo 57 de "Caballeros Católicos de Cuba", en el Liceo de la Ciudad de Puerto Padres. Los actuales ponentes plantean que aportan nuevos elementos y novedosos sistemas investigativos para lograrlos.

Ficha bibliográfica: Rueda Quintana, A.A., Martínez Rueda, O. Martínez Rueda  y T.N: Martínez Rueda, Portus Patris (La llegada de Colón a Cuba), editorial Sanlope, Las Tunas, 1992. 88 p.



INTRODUCCION.

Nunca está de más reconocer el derecho de todos al cuestionamiento permanente en el terreno de la ciencia porque no existe teoría absoluta ni verdad eterna e inconmovible.

Pero en la realidad si existe la verdad objetiva, y el ser humano, a lo largo de su devenir, ha ido perfeccionando los métodos y los medios para acercarse cada vez más eficientemente al conocimiento de esa verdad objetiva.

Por eso, cuando llegó a nuestras manos el ensayo "Portus Patris" experimentamos una  primera reacción de compresión y de reconocimiento para con los autores por estar ejerciendo el derecho a cuestionar. A partir de ahí, también aparece cierto grado de simpatía por la revitalización del debate en torno a una cuestión que no por su especificidad deja de ser interesante y de importancia para la historia de Cuba. Pero la compresión y las simpatías iníciales, lejos de aumentar, disminuyen con la lectura del texto y terminan por convertirse en desagrado ante el hecho de que materias de indiscutible pertenencia al campo de la ciencia hayan sido tratadas en una forma más propia de la literatura comercial que de la literatura científica. 

"La discusión es la Luz", se decía en la Antigüedad, pero al mismo tiempo ya se preocupaban, los más antiguos discutidores, por encontrar las reglas y los principios para que toda discusión arrojara la mayor cantidad posible de luz. Muy humildemente los autores de esta breve valoración  metodológica sobre el ensayo "Portus Patris" consideramos que en el mismo se ha incumplido algunos de los requisitos básicos del debate y la polémica científicos. Y es ya falacia metodológica y formal está precisamente la refutación e invalida del ensayo en cuestión, lo cual causa al lector un sabor desagradable que, más que a adentrarse en la dilucidación del sistema de conocimientos expuestos, le impulsa a rechazar el tono  grandilocuente y triunfalista que impregna el trabajo en cuestión.

DESARROLLO.

1. MANDAMIENTOS INCUMPLIDOS.

a) LA MODESTIA.

La modestia no es sólo una encomiable cualidad moral, sino casi un "mandamiento" para todo aspirante a científico. Por ello resulta chocante para el lector la utilización, ya en la página 11 del ensayo, de términos como los siguientes:

-"Síntesis del gran volumen de la información acumulada".

-"Debemos entonces limitarnos a cuestiones esenciales y dejar ausente todo un cúmulo de razonamientos válidos, de cuya conjunción emergen conclusiones que, sin lugar a dudas, se complementan a unas y otras y estructuran un modelo teórico que propone resultados verdaderamente alentadores".

Como puede apreciarse, en el párrafo anterior la redacción es más propia de una prosa literaria que científica, pero, incluso dentro de las exigencias de la prosa artística, peca de proliferación en el uso de adjetivos y frases de corte marcadamente grandilocuente.

Ya antes, en la misma página 11, han levantado "sin querer” una roncha en nuestra sensibilidad, cuando dicen:

-"Apelamos a los métodos estadísticos y a los análisis lógico-estructurales como única vía de  lograr resultados objetivos, imparciales y confiables, al margen de "interpretaciones" y "posturas" que devienen focos de distorsión y confusión de datos".

De lo anterior se deriva la impresión de que los únicos que han apelado al camino único para alcanzar "resultados objetivos" son los autores. Esa única vía les permite apartarse de "interpretaciones" y "postura", por lo que ellos son los exentos de caer en "focos de distorsión y confusión de datos".

Muy respetuosamente consideramos que estas afirmaciones de los autores del ensayo "Portus Patris", en el mismo preámbulo del texto, les privan de todo el encanto que emana de la modestia en el campo de la ciencia y les saca, casi, del terreno de la válida polémica científica.

b) RAZONAR PARA PERSUADIR.

Este es otro mandamiento incumplido por los autores del ensayo. El razonamiento está divorciado de los auto elogios y autovaloraciones. La Tarea de la ciencia es presentar los argumentos, el medio del razonamiento y las conclusiones sin que ello implique que a la vez estén siendo  autos elogiados esos razonamientos y conclusiones.

Estos ponderamientos y refutaciones han sido siempre tarea de la crítica.

En lo relacionado con el "análisis de la mezquita de Colón", los autores plantean:

-"Consideramos oportuno conferirle a este punto de la indagación un análisis particular, para poner de relieve elementos que hagan emerger criterios más claros y concluyentes y depurar, en lo posible, las ideas que se han esgrimido a este respecto".(Pág.33)

Son atribuciones que, señalamos respetuosamente, no corresponden a los autores del ensayo. Se trata de una incursión indebida al campo de los lectores, de los consumidores de la información o teoría por ellos elaborada. A nosotros, a los lectores y críticos, corresponde decir si han hecho "emerger criterios más claros y concluyentes"; si han "depurado las ideas que se han esgrimido a este respecto".

Pero la incorrecta atribución de valoraciones que no les corresponde hacer a los autores del ensayo que rubricada al más alto nivel en sus "Consideraciones finales", donde nos enteramos, por boca de ellos mismos, que sus métodos de trabajo han sido indiscutiblemente "más técnicos" y "menos subjetivos", "con una claridad" que evita caer en la "bancarrota teórica". Veamos a continuación esa excelente muestra de autobombo:

-"La discutida cuestión de la ubicación exacta de los primeros puertos de esta derrota aparece, a luz de los métodos de investigación categóricamente más técnicos y menos subjetivos, con una claridad que permite definir un estado de opinión definitivo sin incurrir en los riesgos de la bancarrota teórica, tal como sucede a otros modelos, cuyos autores no tuvieron en cuenta la adecuada selección y explotación lógica de los datos"... (pág.78).

Los autores han asumido la función no sólo de creadores de una nueva "teoría", sino también la de un tribunal evaluador de la misma; sin percatarse, han hecho trizas uno de los principios básicos del "derecho romano" que postula que no se debe ser, a la vez, JUEZ Y PARTE. Olvidan la conversación con el lector y le dan órdenes e indicaciones en un monólogo de corte teocrático.

c) DISPOSICION AL DIALOGO.

Por último, este mandamiento es no sólo válido para el campo de la ciencia, sino para todos los campos de la vida. La disposición al diálogo se combina con la tolerancia y el espíritu abierto del científico, sobre la base de que el reconocimiento de su derecho a cuestionar toda teoría implica, al mismo tiempo, el reconocimiento de que su propia teoría también es cuestionable.

Dentro de muchos ejemplos de tratamientos irreverentes que lindan con lo irrespetuoso, los autores del ensayo, al tratar las opciones, datos y razonamientos de otros autores sobre el tema en cuestión, utilizan una forma que excluye el diálogo como en los casos siguientes:

- Sobre las "Dos montañas así redondas" que menciona Colón en el Diario y que los defensores de Bariay como San Salvador relacionan con Gibara, los autores escriben: "Es tanta la disparidad de criterios que los mismos señores S.M. Parajón y J. Van der Gucht explican que hacia él  SE existen más de dos elevaciones redondeadas" (Pág.64).

-Sobre la salida al noroeste de Río de Mares: "Ni Morison, ni Núñez Jiménez alegaron nada respecto a este dato, evidentemente porque no es posible dar explicación atinada a la cita tomando a Gibara por Mares" (Pág.69). "Los trabajos de Van der Gucht y Parajón, Núñez Jiménez y Morison se  contradicen unos a otros, y en ninguno de los tres  sus argumentos son verdaderamente convincentes". (Pág.70).

-En la página 76 se nos dice que Morison, en lo relacionado con la salida al este de Río de Mares, "altera la información del Diario".

Todo lo anterior se debe, como se concluye en la página 78, a que los defensores de otras tesis  no usaron métodos categóricamente técnicos, fueron subjetivos, cayeron en "los riesgos de la bancarrota teórica" y no "tuvieron en cuenta la adecuada selección y explotación lógica de los datos", pero incluso algunos "fueron poco cuidadosos en la elección de los métodos de trabajo" y "erraron". Faltó decir que, por tanto, lo mejor que hacen es callarse la boca- los que estén vivos- y aceptar que donde Colón puso pie en tierra por primera vez en Cuba fue en Portus Patris. Con todo esto los autores inician, desarrollan y cierran, ellos mismos, todo el diálogo.

II. ANTES DE CONCLUIR.

Además de las inconsecuencias de principios metodológicos y éticos anteriormente apuntados, un lector, incluso no entrenado en los quehaceres  de la polémica científica, capta otras materia extrañas a lo largo de la exposición. Sobre este  aspecto, entre otros, nos llamaron la atención los siguientes puntos:

-Los autores afirman que pueden hallarse "mezquitas" en casi todos los puertos y bahías que una teoría u otra pretenda erigir como el San Salvador al cual llegó Colón; para restar importancia al argumento más usado de la Mezquita de Colón que se localiza cerca de Bariay por los defensores de este lugar, dicen que es imposible identificar a San Salvador a partir de este elemento geográfico, pero caen en una inconsecuencia lógica al esforzarse para hacernos creer que cerca de Puerto Padre hay una mezquita (¿será la de Colón?).

La inconsecuencia lógica esta en el hecho de  plantear, primero, que ese no es un elemento importante para identificar o no un punto como San Salvador, para luego preocuparse por encontrar ese accidente geográfico en las cercanías del puerto que defienden como primer lugar de desembarco del Gran Almirante.

- Plantean que Colón consideró a Río de Mares como "el mejor puerto que fasta hoy ví" y por tanto este lugar no puede ser Gibara, que es muy inferior en condiciones a Manatí, pero en esta interpretación del Diario caen en el unilateralismo interpretativo, que antes han achacado a los defensores de otros puntos como San Salvador;  esa frase de Colón no sólo puede ser interpretada en el Almirante, sino también en el sentido del mejor puerto visto por él en las costas de Cuba hasta el momento en que está haciendo la anotación, en cuyo caso el puerto puede ser Gibara.

- Las continuas alusiones de los autores a las limitaciones de espacio, con lo cual pretenden justificar la no presentación de otros muchos razonamientos, lejos de favorecerlos, les resta méritos, porque precisamente la tarea del expositor científico es la de sintetizar en su ponencia los elementos necesarios y suficientes para la argumentación de sus tesis. Los propios autores están reconociendo, implícitamente, carencias en su ensayo, cuando escriben párrafos como éstos: 

a) "No es posible realizar consideraciones de mayor profundidad con respecto a las mediciones que dejó el Almirante sombre rumbos, profundidades o distancias, pues requeriríamos muchos más espacios editorial del que disponemos". (pág.82).

b) "Confeccionar estas líneas ha significado tener que realizar una síntesis un tanto apretada de la gran cantidad de información disponible, omitir aspectos valiosos que aclaran hasta el menor detalle los cuestionamientos de los problemas de la derrota colombina..."(pág.82).

Es decir, los propios autores reconocen que sus consideraciones "con respecto a las mediciones (...) sobre rumbos, profundidades y distancias "no son todo lo profundas que pudieran ser y han omitido "aspectos valiosos" sobre "los problemas de la derrota colombina". Con esto, a confesión de culpa... Sobre este punto es oportuno recordar a los autores el consejo de Cicerón: "El mayor mérito de un orador consiste no sólo en decir lo necesario, sino también en no decir lo innecesario". (6. Pág. 185).

En el capitulo “Resultados de las investigaciones arqueológicas” de una cuartilla y media de extensión, los autores nos informan que Parajón y Van der Gucht, y Morison y Núñez Jiménez, interpretan incorrectamente el Diario de Colón, cuando llegan a la conclusión de que existen dos ríos en mares, “pero olvidan un detalle” (son olvidadizos también). El detalle olvidado es, según los argumentadores de la nueva teoría, que Colón en más ninguna parte apunta que son dos ríos los que hay en Río de Mares. En correspondencia con lo anterior, nos enseñan a leer e interpretar la frase “que es de la parte del río del poniente”, que quiere decir al poniente del único río que en la zona hay. 

Los autores, entonces, llenos de emoción, buscaron al oeste de Manatí y, cosa verdaderamente reconfortante, allí encontraron las coincidencias arqueológicas confiables para fundamentar que Río de Mares es la Bahía de Manatí.

Inmediatamente después, en “El relieve de Río de Mares”, los autores nos “demuestran” en tres  cuartillas y media que alrededor de Gibara hay demasiadas elevaciones redondeadas y por eso pasan tanto trabajo los que defienden la tesis de Bariay para ponerse de acuerdo sobre los dos montañas redondeadas de que habla Colón en el Diario. Pero, nuevo hecho irrefutable, en Manatí sólo puede hablarse de dos montañas redondeadas y no queda lugar a dudas, desde este punto de vista, de que la bahía de Manatí es el Río de Mares de Colón. 

En “Salida al noroeste de Río de Mares” los autores nos “aclaran” que es imposible que las naves llegaran “desde Gibara hasta Punta Maternillos y Nuevitas”, pero olvidan que antes esas mismas naves fueron hechas llegar desde Puerto Padres hasta Manatí, distancia dos veces y media mayor que la existente entre Bariay y Gibara. A conveniencia de los autores las mismas naves son más lentas o más rápidas. 

Y nuevamente en las “Consideraciones finales”, luego de auto halagar la maraña (“Madeja”) de citas y razonamientos, “argumentos y contraargumentos” utilizados por ellos (“obligatorio en este tipo de trabajo científico”) nos hacen el favor, “para facilitarnos un proceso conclusivo en la mente del lector”, de concluir “con una suma, a modo de resumen, de los aspectos axiales que hemos debatido en estas páginas”. (Pág. 78). Claro que en este caso, nos vemos obligados a declarar que, como lectores, nuestra atención no se distrajo excesivamente “en la madeja de citas y razonamientos…” porque, simplemente, tal madeja en el sentido de abundancia que le quieren imprimir los autores a la mal utilizada palabra no existe, porque si de algo padece este ensayo es de la falta de amplitud en el soporte de referencias bibliográficas para sostener la exposición. Apenas aparecen citas, y muy escasas por cierto, del “Diario de Navegación”, de Colón, y del “Derrotero de las costas de Cuba”, del Instituto Cubano de Hidrografía, mientras que, por otra parte, más que “argumentos y contraargumentos”, uno encuentra declaraciones apasionadas.

III. ¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA AL PRESENTAR UNA NUEVA TEORÍA?

Las cuestiones de forma y tono que anteriormente hemos comentado nos han impulsado a recordar ahora, ante de pasar a las conclusiones, las cuestiones básicas que deben tenerse en cuenta al presentar una ponencia científica. Muy humildemente consideramos que, en primer lugar, hay que huir de la tendencia a juzgar tomando como base la emocionalidad que el objeto de estudio despierte en el autor, pues ese peligro acecha siempre y aparta del camino de la ciencia, llevándonos a la subjetividad. En segundo lugar hay que precaverse contra el etnocentrismo que puede provocar que, hasta sin darnos cuenta, subestimemos lo diferente a nuestros intereses e ideas y nos creemos que lo nuestro es superior. En tercer lugar, combatiendo el autoritarismo de una teoría se debe tener mucho cuidado con no caer en el dogmatismo con nuestras afirmaciones, al erigirlas como verdades indiscutibles, al margen de nuevas discusiones y críticas. En estas falencias caen los autores cuando, para despedirse del lector, le dicen: “Estamos profundamente convencidos de que las ideas que hemos expuesto de la elaboración rigurosa de los resultados de las investigaciones tienen un fundamental carácter probatorio en el sentido de refuta, con las evidencias necesarias, que Bariay pueda ser el San Salvador colombino. De este mismo modo adquiere certidumbre, como hecho, que ese puerto primado del Gran Almirante es Puerto Padre…” (Pág. 82). Y en cuarto y último lugar, estar alertas contra la creencia de que nuestra ciencia particular es superior, salirnos de nuestro campo y sin consideraciones de respecto meternos en otro a dar recetas con la prepotencia  de que nuestra especialidad nos capacita para ello: por este derrotero hay matemáticos que se creen teólogos, teólogos que se creen políticos, historiadores que se creen adivinos y físicos que se creen historiadores.


CONCLUSIONES.

El convencimiento de que todo proceso de observación es selectivo nos debe mantener alertas contra el subjetivismo que pueda contaminar nuestro mareo de referencia. Esta preocupación no debe entenderse como temor a ganarnos ataques y calumnias por decir la verdad que perjudique a determinados sectores, pero si debe ayudarnos a encontrar la forma y el tono más propicios para exponer una nueva tesis que entre en flagrante contradicción con otras ya mayoritariamente aceptadas. En tal sentido, el tono deberá ser mensurado y respetuoso, y la forma deberá estar desprovista de efectismo y grandilocuencia.

No negamos el derecho de todo científico a no aceptar como verdad todo aquello que esté suficientemente demostrado, dígalo quien lo diga y provenga de donde provenga, pero ese nuestro derecho a cuestionar en el campo de la ciencia exige rigor, seriedad, mensura y respecto en el tratamiento de la materia y sobre todo en las referencias a los sostenedores de las tesis contrarias. 

La ciencia debe huir del aprovechamiento, con intenciones efectistas, de situaciones coyunturales y mantenerse alejada de formas y valores más  propios del ambiente deportivo o del arte comercial. 

Nada más ajeno a la ciencia que el triunfalismo y la inmodestia. Las autovaloraciones son de muy mal gusto en el terreno científico y privan al lector del encanto que emana de la lectura crítica de  una exposición objetiva y con ausencia de auto justificaciones, en la que se deja la función de contraparte, de juez que en última instancia valora – al nivel de sus posibilidades – la obra en cuestión.

No son argumentos válidos, en el campo científico, la pasión, los superlativos y los juramentos acerca de que “yo sí ando en el camino justo”. No se escribe un libro científico para el mismo público que derrama lágrimas con “Gotita de gente” o queda fascinado ante el héroe cinematográfico que sólo e individualmente salva a la bella joven de entre las garras de cientos de asesinos.



BIBLIOGRAFIA BASICA UTILIZADA.



-         ATLAS NACIONAL DE CUBA. Academia de Ciencias de Cuba y Academia de Ciencias de la URSS. La Habana, 1970.

-         Colón, Cristóbal: DIARIO DE NAVEGACIÓN. En Documentos para la Historia de Cuba, Hortensia Pichado. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1973.

-         Guarch, José Manuel: ESTRUCTURA PARA LAS COMUNIDADES ABORIGENES DE CUBA. Ediciones Holguín, 1990.

-         Kaprivin, V.V.: CONFERENCIAS SOBRE METODICA DE LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial ORBE, Ciudad de La Habana, 1981.

-         METODOLOGIA DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO, Academia de Ciencias de Cuba y  Academia de Ciencias de la URSS. Editorial de Ciencias Sociales. Ciudad de La Habana, 1978.

-         Nezhin, E.A.: LOS FUNDAMENTOS DEL ARTE ORATORIO SOVIETICO. Editora Política, La Habana, 1979.

-         Núñez Jiménez, Antonio: GEOGRAFIA DE CUBA. La Habana, 1975.

-         Pardinas, Felipe: METODOLOGIA Y TECNICAS DE INVESTIGACION EN CIENCIAS SOCIALES. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1971.

-         Rueda, Arnaldo y otros: PORTUS PATRIS. Editorial Sanlope, Las Tunas, 1992.

-         Tabío, Ernesto y Rey, Estrella: prehistoria de cuba. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1979.

DATOS DE LOS AUTORES.

HECTOR ALFREDO ALVAREZ ALMAGUER: Licenciado en Historia y Ciencias Sociales desde 1988. Miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Director del Grupo Espeleoarqueológico ARAAI. Director Municipal de Cultura en Báguanos. Nació en 1958.



VICTOR ROLANDO BELLIDO AGUILERA: Licenciado en Historia y Ciencias Sociales desde 1986. Miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba Y Vicepresidente del Grupo Espeleoarqueológico ARAAI. Metodólogo Municipal de Historia en Báguanos. Nació en 1958.



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