Tomado de Tesis de Grado, Carrera de Historia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba
Autora: Yulemis Sánchez Machado.
Manuel José de la Trinidad Ochoa Ávila (1772-1845, San Isidoro de Holguín).
Manuel José de la Trinidad Ochoa Ávila el sexto de los hijos Ochoa y Avila era, dicen, de carácter enérgico y astuto, lo que le permitió mantenerse durante varios años en cargos dentro de la burocracia holguinera y llegar a disponer de una respetable
fortuna.
Poseemos
datos obtenidos en la documentación que se conserva en el Archivo Provincial de
Historia, que en 1798 (cuando nada más había cumplido 26 años de su
edad), Manuel Trinidad actúo como fiador de José María Chacón en la cantidad de 650 pesos para que el referido Chacón pudiera mantener su tienda abierta en el oficio de la tenería; e
igual, que en ese mismo año sirvió como fiador a Pedro Jordán, quien tenía una goleta en el puerto de Gibara “(…) dispuesta para salir con mercancía para Inglaterra y necesitaba un tercero para que dé fe de él ante las instituciones de la Ordenanza y entre patente y demás (…)”; Manuel Trinidad pone como contrapartida una posesión suya en
el hato de Almirante.
Con maniobras como ésta anteriormente referidas es como Manuel Trinidad fue ganándose el apoyo y
la confianza de las personas dedicadas al
comercio en la ciudad. A lo largo de
su vida Manuel Trinidad prestó dinero, servía como fiador a no pocos
comerciantes, frecuentemente representaba a personas del comercio ante el
Ayuntamiento (al que pertenecía)… todas estas actividades le permiten ir
creando a su alrededor una clientela que muchas veces era asimilada por la familia a través de lazos
matrimoniales.
Enlaces que, obviamente, le aportaban
sustanciales
beneficios económicos y sociales.
En el año 1801 su sobrino José Isidoro, hijo de su difunto hermano Diego
Antonio, le solicita un préstamo por
el valor de 1500 pesos para construir los
almacenes de la factoría de tabaco en Jiguaní. Manuel Trinidad acepta la
concesión del préstamo solicitado no solo porque Isidoro fuera su sobrino, sino también porque según el acuerdo convenido,
de no poder el sobrino rembolsar el dinero en el plazo acordado Isidoro se
haría dueño del ingenio Santa Rosalía de Mayabe que José Isidoro había heredado
de sus abuelo (padres del mismísimo Manuel Trinidad). Y lo consiguió. En el
testamento de Manuel Trinidad dictado en 1844 aparece entre sus propiedades el
ingenio que había sido propiedad de su sobrino José Isidoro.
En 1806 Manuel Trinidad es nombrado Síndico Procurador General, en 1809 Alcalde
Ordinario, en 1828 Administrador General Interino de los Correos de la Isla, y en 1835
Alcalde Ordinario de Primera Instancia. A esos súmese una variedad de otros cargos dentro y fuera del cabildo, que le facilitaron
el
desarrollo de estrategias económicas y sociales para beneficios
propios, y que lo convirtieron en el que más poder económico tenía
dentro de la Familia Ochoa.
Manuel José de la Trinidad Ochoa Ávila contrajo matrimonio en primer lugar con María de los Santos Rodríguez y de la Torres el 20 de
noviembre de 1792. Y en
segundas, en 1827, se casó con María del Carmen Aguilera y González de Rivera; ésta su segunda esposa nació en 1799 y falleció en 1881, era hija de Miguel Aguilera Gamboa y Juana de la Cruz González de Rivera Ávila. Este segundo enlace es un excelente ejemplo para demostrar la práctica común de la búsqueda de matrimonios ventajosos que caracterizaban a la sociedad holguinera de la época: al momento del casamiento Manuel Trinidad tenía
casi sesenta años de edad mientras que María del Carmen
tenía solamente dieciocho. Un matrimonio
tan desigual probablemente no hubiera podido realizarse de no existir el efecto persuasivo de la fortuna de Manuel Trinidad quien declaró una “(…)
Propter Nuptias que le otorga por espontánea voluntad
a la expresada Dña. María del Carmen Aguilera su futura esposa, de
2000 pesos fuertes que confiesa caben con desahogo en la décima parte de los bienes libres
que él tiene (…)” Quiere decir lo anterior que Manuel Trinidad regala a su esposa la suma de 2000 pesos, pero, dice
el documento, “(…)si la novia moría o no le daba sucesión
legítima debía el promitente devolver esta cantidad a este que en ella le expresaba, si la
novia le sobrevive y hay sucesión entonces quedaba en su fuerza gozar de ella (…)”
No duda La Aldea que le interesara a la
novia la fortuna de su futuro esposo y por eso el enlace, pero no es ese el
único motivo para la desigual unión, sino, también, y muy importante, que la
muchacha era hija de Miguel Aguilera, aquel que había comprado el cargo de Administrador de Rentas de la Real Hacienda gracias a un préstamo que nunca pagó a su fiador José Antonio Ochoa, padre de Manuel Trinidad. Adicionalmente y no por último menos importante, en el testamento de Manuel Trinidad se encontró que
María del Carmen aportó al matrimonio, además de los referidos 2.000 pesos
que le regaló el novio: “(…) doscientos pesos fuertes que le regalaron sus legítimos padres, una mulata nombrada Rita, una cama de caoba, un armario de lo mismo, otro de cedro y uno de lo mismo, una caja grade de cedro; y las prendas y ropas de su uso; á que deben agregarse tres cientos pesos por el valor de la loza, cristales, dos frasqueras de ídem y cubiertos de plata que le cupieran por herencia de sus difuntos padres, que todo hace la suma de mil nuebecientos cuarenta y dos pesos (…)”(Sic)
Descendencia de Manuel José de la Trinidad Ochoa Ávila y María de los Santos Rodríguez y de la Torres:
1. Gracia Josefa de Jesús Ochoa Rodríguez (1794-1859, San Isidoro de Holguín).
2. Miguel Ignacio Ochoa Rodríguez (1807-1868, San Isidoro de Holguín).
3. Jose Ramón Sixto Ochoa Rodríguez (1799-, San Isidoro de Holguín).
4. Antonia María Ochoa Rodríguez (1800-, San Isidoro de Holguín).
5. Luis María Víctor del Rosario Ochoa Rodríguez Ávila (1802-, San Isidoro de
Holguín).
6. Rafaela Joaquina Ochoa Rodríguez.
7. María del Rosario Ochoa Rodríguez.
8. María de la Caridad Ochoa Rodríguez.
Descendientes de
Manuel
José de
la
Trinidad Ochoa Ávila
y
María
del Carmen Aguilera y
González
de Rivera:
1. Manuel Trinidad Ochoa Aguilera.
La política matrimonial llevada a cabo por Manuel Trinidad con respecto a sus hijos e hijas, estuvo orientada a buscar cónyuges dentro de su mismo grupo social. Así, sus hijas se casaron con
jóvenes hijos pertenecientes a algunas de las familias más importantes de la
ciudad y las villas más cercanas. Jóvenes que ocuparon cargos en la administración y fueron propietarios de haciendas.
El exquisito detalle con que fuera redactado el testamento de Manuel Trinidad Ochoa hizo posible valorar
el monto de
sus propiedades
y
calar en
las
encrucijadas de
su personalidad. Entre sus propiedades estaba la no despreciable cifra de ochenta y cinco esclavos -veintidós eran mujeres-, veinte sitios de labor, un
tejar, un ingenio
(Santa
Rosalía de Mayabe), una pulpería y su tienda y tres casas de viviendas.
Manuel Trinidad falleció después de una intensa vida a los 73 años de edad en 1845. Ni siquiera entonces descansó su emprendedor espíritu de comerciante. A los pocos días de su muerte sus albaceas se encargaban de cobrar a sus hijos deudas por pagar.