A partir de la informacion ofrecida por Yudenis Jiménez Peña
Agustín Parlá |
El
principal impulsor del interés cubano por la aviación fueron las exhibiciones
aéreas realizadas en La Habana de 1911 por los equipos Curtiss, de Estados
Unidos y Moissant, de Francia, que estaban deseosos de ganar los premios que
auspiciaba el Ayuntamiento de esa ciudad.
Ya
en 1913 dos cubanos entran en la historia de los vuelos aéreos: Agustín Parlá y
Orduña[1]
y Domingo Rosillo del Toro[2],
cuando intentaron ganar (y ganaron) los premios de diez mil y cinco mil pesos
que ofrecía el Ayuntamiento de La Habana a quien volara desde Cayo Hueso, EE.UU
hasta la capital cubana. Rosillo piloteó su monoplano Morane y Parlá su
hidroavión biplano.
Domingo Rosillo |
Rosillo
sí despegó en la fecha señalada y logró llegar al Cuartel General del Ejército
cubano, Columbia, dos horas después del despegue. Parlá no pudo partir hasta el
día siguiente por problemas con el motor de avión y asimismo se desvió de la
ruta en 50 kilómetros, llegando al puerto del Mariel cuando ya se suponía
perdido en el océano. (Días más tarde completó el vuelo hasta el lugar señalado
para el aterrizaje, ganando el segundo premio).
Posterior
a ese hecho narrado, otro piloto cubano, el cienfueguero Jaime González Grocier[3],
realizó en mayo de 1914 uno de los vuelos más largos de su época: desde
Cienfuegos hasta La Habana. Y al año siguiente (mayo de 1915), hace el primer
viaje desde Santiago de Cuba hasta La Habana con escalas. El tiempo de duración
de la travesía fue de siete horas.
[1]Agustín
Parlá y Orduña, nació en Cayo Hueso, EE.UU. el 11 de octubre de 1887. Su padre,
don Agustín Parlá fue uno de los emigrados cubanos que más activamente colaboró
con José Martí en la recaudación de fondos para hacer la guerra por la
independencia de Cuba. La afición del piloto estuvo marcada por dos hechos
significativos: las exhibiciones de Bellot y las realizadas por los Circuitos
Curtiss y Moissant en La Habana. Gracias a su amistad con algunos de los
principales pilotos del Circuito Curtiss, entre ellos Charles F. Walsh y Mc
Curdy, a los que había conocido cuando se desempeñaba como traductor del inglés
al español en el hotel “Perla de Cuba”, le fue posible ingresar en la escuela
de aviación Curtiss, en Miami. Walsh,
después de llevarlo como pasajero en vuelo sobre La Habana (2 de enero de
1912), hizo declaraciones acerca de Parlá, destacando, sobre todo, que poseía
excelentes condiciones y valor para llegar a convertirse en el primer aviador
cubano. Curdy por su parte se ofreció a contribuir con el dinero que necesitaba
Parlá para cursar la escuela de aviadores en la que ingresó. En 20 de abril de
1912, Parlá obtuvo el título de piloto aéreo. A su regreso a Cuba se alistó
para participar en el vuelo La Habana-Cayo Hueso, siendo esa su primera
aventura e inicio de una carrera que duró más de 30 años. Fue el primer
director de la Compañía Aérea Cubana, primer propulsor en Cuba del transporte
aéreo de mercancías y de la aviación en todos sus aspectos. Gestionó en 1913 la
creación de un Cuerpo de Aviación para el Ejército Nacional de Cuba; cooperó en
la organización del primer Tren Aéreo Internacional; fue nombradoprimer
Inspector General de Aeropuertos de Cuba, cargo que ejerció hasta los primeros
meses de 1946 cuando fue violentamente fue despedido. Pocos meses después, (31
de julio de 1946), se quita la vida con sus propias manos. (A. Terry. El correo Aéreo en Cuba. Instituto
Cubano del Libro, Ediciones Organismos, La Habana, 1971, pp. 185-189)
[2]Domingo
Rosillo del Toro, otro de los tres grandes precursores de la aviación cubana.
Nacido en Orán, Argelia, el 28 de diciembre de 1878, hijo de padres españoles.
Desde muy joven fue a residir en La Habana donde su padre trabajaba al frente
de un tren de coches tirados por caballos. A la llegada de los primeros
aviadores a Cuba, Rosillo se aficiona al novedoso invento. Gracias a la ayuda
de varios de sus amigos pudo viajar a Francia y matricular, primero, en la
escuela de aviadores Bleriot y más tarde en la Morane Saulnier de donde se
graduó con todos los honores en 22 de octubre de 1912, (el hecho ocurrió seis
meses después del primer cubano con título de piloto, Agustín Parlá y Orduña.
Ver nota anterior). Su celebridad comenzó al hacer el primer vuelo La
Habana-Cayo Hueso. A partir de ese hecho protagonizó otros que le
proporcionaron honores, fama y dinero: junto a Parlá realizó un recorrido por
toda Cuba mostrando la aviación y sus bondades en veinte ciudades, incluida
Holguín. Fue uno de los concursantes en el certamen del Ayuntamiento de La
Habana que prometió entregar $ 3 000.00 al aviador que realizara un vuelo
continuo de 200 millas. Lo consiguió viajando desde Pinar del Río hasta el
cuartel general del Ejército cubano en Columbia, pero no recibió el dinero por
haberlo hecho en otra fecha diferente a la señalada en las bases del certamen.
Posteriormente el piloto se marchó de Cuba y estuvo veinte años ausente,
trabajando como profesor y luego como director de la Escuela de Aviación de
Barcelona y piloto de prueba de la fábrica de aviones Hereter. Regresó
definitivamente a la Isla a raíz del inicio de la guerra civil en España. Con
motivo de la conmemoración de su vuelo La Habana-Cayo Hueso se emitió un sello
postal con su rostro y se le permitió rememorar el acontecimiento, ahora en un
cuatrimotor y cuando lo hubo logrado nuevamente se le concedieron todos los
honores, pero aún así su situación económica era muy precaria. Posteriormente
se le nombra Capitán en Jefe del entonces inexistente Cuerpo de Aviación de la
Cruz Roja Nacional; el modesto salario que devengaba le servía para cubrir sus
necesidades más perentorias. En 1945 se inaugura un aeródromo en Colón,
Matanzas, al que le pusieron su nombre. Con una muy avanzada edad se le veía
por las calles de La Habana vendiendo el sello postal con su rostro para poder
subsistir. Falleció el 28 de octubre de 1958. (A. Terry. El correo Aéreo en Cuba. Instituto Cubano del Libro, Ediciones
Organismos, La Habana, 1971, pp. 19-194)
[3]Jaime
González Grocier. Nació en Cienfuegos, Cuba, en 13 de febrero de 1892 ó 1894.
Desde niño demostró pasión por la aviación, al punto de que a los quince años
construyó un artefacto que pudo elevar por medio de cables tirados por un
automóvil. Posteriormente pudo acompañar al aviador norteamericano Walsh en
varios de sus vuelos. De ahí que sus amigos y vecinos hicieran una colecta para
que pudiera pagar el pasaje y estadía en la escuela para pilotos Bleriot de
Chateaufort, en París, realizando entrenamiento con el mismísimo Louis Bleriot.
Por su talento pudo hacer el primer vuelo llamado Looping the Loop o “vuelo
invertido”. Graduado con excelentes calificaciones y todos los honores en
diciembre de 1913, sus coterráneos y varias personalidades cubanas influyentes
consiguieron que pudiera comprarse un monoplano Morane Soulnier. En 1915 pudo
realizar el vuelo Cienfuegos-La Habana y a partir de ese triunfo pudo
establecer un servicio postal aéreo en toda la Isla. Asimismo hizo el primer
vuelo Santiago de Cuba-La Habana. Pretendía ampliar sus recorridos desde La Habana
hasta California y Panamá, pero razones financieras se lo impidieron.
Incursionó en la aviación militar en los años 1917-1918, pero su verdadera
vocación era la aviación civil, particularmente el Correos Aéreo. Murió el 4 de
julio de 1920 cuando su aparto vino a tierra desde una altura de 15 metros,
después de despegar en la finca La Bien Aparecida, Luyanó, La Habana. (A.
Terry. El correo Aéreo en Cuba. Instituto Cubano del Libro, Ediciones
Organismos, La Habana, 1971, pp. 194-199)
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