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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

3 de mayo de 2020

García Holguín fue un gran personaje en México

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



Códice azteca que recuerda el apresamiento de Cautémoc por García Holguín

Apresar al príncipe azteca fue el evento de la vida de García Holguín más minuciosamente registrado por la historiografía colonial[1]. Y también lo hicieron historiadores modernos[2] y otros contemporáneos[3]. Sin embargo, luego de dar cuenta de la victoria, los documentos, hasta ahora conocidos, no hacen mención a la participación de García Holguín en los eventos posteriores.

Es de suponer que estuvo presente en el aparatoso festín que ofreció Cortés a sus capitanes y soldados y, que allí, entre ruidosos brindis, se rememoró el episodio crucial protagonizado por Holguín y los tripulantes de su bergantín. Probablemente, en medio del jolgorio se habló de premios y recompensas, pero eso solo se puede inferir, conociendo los procederes acostumbrados de la organización administrativa colonial de la época.

Sin dudas, García Holguín fue recompensado. Porras Muñoz[4] citando el índice y Extractos de los Protocolos Notariales del Archivo de Notarías de México (1524-1553), dice que “en la primera repartición de solares en la traza de la ciudad, tocó a don García Holguín una esquina de las calles Tacuba y Brasil”. Parte de esas propiedades las vendió García Holguín a Francisco de Soto, barbero y vecino de Tenochtitlán en 1528 por 1 000 pesos oro de minas y la otra parte a Juan de Soldevila por 1 115 pesos de oro corriente. El precio indica que la propiedad estaba altamente valorada. 

Igualmente Porras Muñoz conjetura que Holguín tuvo una casa en la calle de los Donceles, que era una de las más antiguas de Ciudad México y de las primeras donde se asentaron los conquistadores. Lo anterior viene de la anotación hecha en una de las actas protocolares de 1529: “que compró un solar el Licenciado don Diego de Delgadillo en los solares donde solía estar el monasterio de San Francisco, en la calle que va hacia la casa de García Holguín”.

Apresamiento de Cautémoc, detalle. García Holguín con barba tupida.
La misma fuente informa que en 1526 “García Holguín obtuvo la confirmación del Cabildo de un ojo de agua y el terreno circundante, compuesto por cincuenta pasos en cuadro hasta la pared de Chapultepec, que el Holguín había comprado a los indios algunos años antes”. (La compra de la posesión la había hecho García Holguín seis años antes, es decir en 1521, año de la caída de Tenochtitlán).

Y, lo más importante: durante los años 1523 y 1524, Hernán Cortés procedió al reparto de los pueblos y habitantes originarios del Estado Tarasco en Michoacán[5]. A García Holguín le asignó la encomienda de Ucareo y sus pueblos aledaños, en la región del Zinapecuaro.

Se puede tener información de otras veces en que Hernán Cortés favoreció a García Holguín siguiendo el juicio de residencia que le siguieron al primer en 1529[6]. Uno de los que declaró fue Francisco Verdugo, cuñado de Diego Velázquez y a la fecha del juicio, alcalde ordinario de Ciudad México: este individuo dijo que en julio de 1526 Hernán Cortés le había quitado los indios de Teotihuacán que Verdugo había recibido por cédula del tesorero y del contador y se los dio a García Holguín quien, según declara Verdugo, “era regidor de esta ciudad”.

En fin, que en México fue García Holguín dueño de solares, huertas, casas en zonas céntricas del nuevo entramado colonial de Ciudad México, de haciendas en zonas ricas y fértiles y señor y amo de muchos indios. Y por si fuera poco todavía, en los Libros de Actas del Cabildo de la Ciudad de México consta que García Holguín fue elegido y ejerció como uno de los doce regidores de la ciudad en los años 1526 y 1527. Y en 1ro de enero de 1531 recibe los votos del Cabildo para su elección como alcalde ordinario, cargo que ejerció durante todo ese año.





[1] Herrera y Tordecillas, 1601; Solís y Rivadeneyra, 1838; Díaz del Castillo, 1853; Cervantes de Salazar, 1971; Torquemada, 1975; López de Gómara, 2007; Alva Oxtilxóchitl. 

[2] Alamán, 1844; Hurtado, 1892; Orozco y Berra, 1880.

[3] Busto Duthurburu, 1973; Porras Muñoz, 1982; Dammert Bellido, 1997; Miralles Ostos, 2004; Thomas, 2004; Novoa Betancourt, 2010.

[4] Porras Muñoz, Guillermo. “El gobierno de la Ciudad de México en el siglo XVI”. Serie de historia novohispana. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históricas. 1982

[5] Pérez Escutia, Ramón Alonso. “Explotación, despojo y resistencia en las comunidades campesinas de la región de Zinapecuaro en la época colonial”. Tzintzun: Revista de Estudios Históricos, No. 7


[6] López Rayón, Ignacio. Editor de; “Sumario de la residencia tomada a don Hernán Cortés, gobernador y capitán general de la Nueva España, y a otros gobernadores y oficiales de la misma. 2 vols. Archivo mexicano. Documentos para la historia de México, 1852


García Holguín apresa a Cuautémoc

Por Arqímedes de Paz y José Novoa



Después de sofocada la conjura de la que dimos cuenta en la entrada anterior, Hernán Cortés nombró los capitanes de trece bergantines que patrullarían el lago Texcoco. Uno de ellos fue García Holguín.
Mucho se ha hablado de lo antes narrado. Cuando nombró a García Holguín como capitán de uno de los bergantines, ¿lo que estaba haciendo Cortés era seguir una astuta maniobra política para comprometer a un enemigo potencial, o, ese fue un gesto de reconocimiento para recompensar a un colaborador eficiente? Por lo que haya sido, lo cierto es que esa decisión tuvo un resultado inesperado y de enorme trascendencia para el curso de los acontecimientos posteriores, que definió la historia de México y la del resto de América.
Cuautémoc apresado (Autor anónimo)
El 13 de agosto de 1521, García Holguín descubrió un grupo de canoas que trataban de huir. El capitán las persiguió y finalmente las apresó. En ellas viajaba Cuauhtémoc, quien era el oven emperador de los aztecas.
Con la captura del líder contrario a los españoles, cesaron de inmediato los combates y de hecho colapsó el imperio azteca[1]. El cronista Bernal Díaz del Castillo aseguró que cuando se supo la noticia todo Tenochtitlán se sumó en un silencio casi sepulcral[2].  
De este episodio es interesante anotar la disputa surgida entre García Holguín y Gonzalo de Sandoval por el derecho de entregar el prisionero a Hernán Cortés[3].
Como superior jerárquico de García Holguín, Sandoval le demanda el derecho que tenía de entregar el emperador apresado. Holguín se rehúsa tajantemente. Cortés, enterado de los acontecimientos, da órdenes para que detengan la pelea, que él decidirá, dice, a quien le corresponderían los honores. Y finalmente, Cortés aseguró que haría una relación y la mandaría al Rey para que fuera él quien decidiera a cuál de los dos, Sandoval u Holguín, le correspondía el derecho de reflejar la acción en su escudo de armas. Bernal Díaz del Catillo dijo que a la vuelta de dos años fue Cortés quien recibió la merced real y que desde entonces en su escudo de armas se le representaba como vencedor del emperador azteca.



[1] Las castas guerreras y sacerdotales aztecas debieron quedar totalmente desconcertadas cuando supieron que su emperador había sido capturado. Para ellos la rendición ni siquiera se tenía como una posible opción.
[2] Díaz del Castillo, Bernal. “Verdadera historia de los sucesos de la Nueva España”. En Historiadores primitivos de Indias. Vol II. Biblioteca de autores españoles. Madrid, 1853
[3] Ibíd.

Cortés vence a Narvaez

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

A pesar de las numerosas protestas y advertencias hechas por el oidor de la Audiencia de Santo Domingo, Diego Velázquez mandó que la armada contra Hernán Cortés partiera a México llevando todos los hombres y pertrechos que el mismo Gobernador de Cuba pudo agenciarse.

El desenlace de esta historia es harto conocido.

Narváez y Cortés se encontraron en Cempoala y lo que entonces ocurrió, “más que una batalla fue una refriega de corta duración”[1].


A pesar de las numerosas protestas y advertencias hechas por el oidor de la Audiencia de Santo Domingo, Diego Velázquez mandó que la armada contra Hernán Cortés partiera a México llevando todos los hombres y pertrechos que el mismo Gobernador de Cuba pudo agenciarse.

El desenlace de esta historia es harto conocido.

Narváez y Cortés se encontraron en Cempoala y lo que entonces ocurrió, “más que una batalla fue una refriega de corta duración”[1]
Muchos de los hombres de Narváez habían ido bajo amenazas de Diego Velázquez de quitarles e indios, por lo que durante el combate se mantuvieron al margen, y cuando se restableció el orden, Cortés los arengó, pasando muchos de ellos a su bando, convencidos como quedaron de las promesas que este les hizo.
Sobre la participación de García Holguín en lo que llevamos narrado desde la llegada de la armada a tierras de México, poco se puede afirmar pues de él no se ocupa casi ninguno de los que escribieron relatos. Por ello es necesario acudir a los textos que resaltan otras figuras, tratando de ver al García Holguín, siempre agazapado en el anonimato.
Así se puede presuponer que a su llegada a México (Nueva España), García Holguín era partidario de Diego Velázquez y que intentó hacer valer los derechos que el Gobernador de Cuba reclamaba, llegando, incluso, a participar en acciones secretas y riesgosas con el propósito apuntado.
La anterior hipótesis la sostiene la narración siguiente.
Hacia finales de abril de 1521, Hernán Cortés daba los toques finales a su estrategia para el asedio definitivo a Tenochtitlán, y entonces es cuando recibe una confidencia de que está en marcha una conspiración para matarle encabezada por un zamorano de nombre Antonio de Villafaña[2]. Igual supo Cortés que había una lista con más de trescientos nombres de españoles conjurados en su contra y que había sido García Holguín uno de los que más había ayudado para convencer a los que participaban en la maquinación.
Inmediatamente mandó Cortés que apresaran a Villafaña, pero este intentó comerse la lista con los nombres de sus seguidores, y casi lo consiguió, sin embargo Cortés logró recuperar parte de ella.
Tal magnitud tenía la conjura que después de ahorcar a Villafaña, Hernán Cortés fingió no saber los nombres de otros de los juramentados y se esmeró en atenderlos y atraérselos.
Y no sabemos si fue porque dio frutos la estrategia de Cortés, pero lo cierto es que en las siguientes actuaciones de García Holguín se intuye que tenía una posible alianza secreta con él. (De ello daremos otros elementos cuando lo permita la cronología de lo que contamos)


[1] Miralles Ostos, Juan. “Hernán Cortés, inventor de México”. 2 vols. Madrid: ABC, S.L., 2004


[2] Cervantes de Salazar, Francisco. “Crónica de la Nueva España”. Editado por Manuel Magallón y Cabrera. 5 vols. Madrid: Atlas, 1971


La Audiencia de Santo Domingo se preocupa por las discrepancias entre Velazquez y Cortés



Por Arquimedes de Paz y José Novoa
Sello de la Audiencia de Santo Domingo
Ante la eminente partida desde Cuba de una segunda armada hacia México con el objeto de enfrentar a Hernán Cortés, que había desconocido el acuerdo que tenía con el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez, la Audiencia de Santo Domingo tenía el lógico temor de que se produjera un enfrentamiento entre españoles en tierras extrañas, pero asimismo, otro asunto los preocupaba, y ello lo confirma el oidor enviado a Cuba, Vázquez Ayllón: “que ha recibido información de testigos de que en la armada de Narváez va la mayor parte de los españoles de la Fernandina[1] y que la Isla quedaba en peligro ante alteraciones que podrían provocar los nativos sin que fuera posible contenerlos por la falta de hombres”


[1] Este fue uno de los tantos nombres que los españoles le dieron a la isla de Cuba

Diego Velazquez envía una expedición para apresar a Hernán Cortés por traidor

Por Arquímedes de Paz y José Novoa


García Holguín no partió a México en la gran armada organizada por Hernán Cortés, él, probablemente, estaba ocupado en hacer que prosperara su encomienda en tierras que luego fueron nombradas con su apellido.
Y todo, al parecer, estaba tranquilo, hasta que Velázquez comprueba que México no pasará a sus manos porque Cortés lo ha traicionado. Entonces organiza una expedición con absoluta urgencia y la pone bajo el mando de Pánfilo de Narváez y con Narváez, como siempre había ocurrido antes, embarca García Holguín; e incluso, también embarca Velázquez. Es su objeto, apresar a Cortés y ser los dueños del botín mexicano.
A la misma vez y enterada como estaba y por ello temiendo que se produjera una lucha fratricida entre españoles en tierras extrañas, la Audiencia de Santo Domingo comisionó al oidor Lucas Vázquez de Ayllón[1] para intervenir en los preparativos de Velázquez contra Cortés.
El oidor alcanza la expedición en el extremo occidental de Cuba, casi a punto de lanzarse a cruzar el Golfo de México. Con ellos está el mismísimo Diego Velázquez, quien pretende ir en el grupo.
Según Ayllón en carta al Rey con fecha de 30 de agosto de 1520[2], no pudo disuadir a Diego Velázquez de su propósito de enviar la armada, pero finalmente aquel aceptó no abandonar Cuba y delegó el mando total en Narváez; asimismo acordaron que se requiriera a Cortés pacíficamente y se evitara la confrontación.
Y por las dudas que le quedaban, el oidor decidió que él también iría con Narváez para velar que se cumpliera lo acordado.
Los acontecimientos posteriores demuestran que Narváez nunca tuvo intenciones de cumplir lo pactado y por si alguien queda con dudas de lo dicho, baste lo siguiente: en Guaniguanico, (que fue el lugar de Cuba donde el oidor encontró a la armada), y a espaldas de él, los conjurados otorgaron poder a Cristóbal Morante para que actuara en representación de ellos y requiriera a Vázquez de Ayllón, a quien no reconocían con poderes suficientes para impedir la partida de la armada y asimismo en el dicho poder declaran que no van a hacer la guerra contra Cortés y los que están con él, sino, muy al contrario, van a ayudar en lo que fuera necesario[3].
Y como aquí interesa de forma especial comprobar que García Holguín estaba con Narváez en Guaniguanico, apuntamos los siguientes datos que se han tomado de documentos de los que oportunamente daremos cuenta. En audiencia celebrada en Santo Domingo en octubre de 1520, se tomó declaración a Xoan Ramírez Velázquez en la que el dicho individuo atestigua haber hablado en Guaniguanico con “un García Holguín, vecino de la villa de San Salvador…”[4]
Pero si hay duda alguna sobre lo dicho por el tal Xoan Ramírez Velázquez, entonces habrá que oír al mismísimo García Holguín. Sus palabras fueron tomadas de la participación como testigo del juicio de residencia seguido contra Hernán Cortés para que este diera cuenta de su gobernación, seguido por la audiencia de la Nueva España (México) en 1529. Ante los jueces declaró García Holguín que es de unos cuarenta años más o menos, y que partió de la isla de Cuba rumbo a la Nueva España con Pánfilo de Narváez, y, dice, que conoce  a Hernán Cortés y que es su compadre[5]. (Al parecer en estas declaraciones el término “compadre” fue usado como sinónimo de “amigo cercano”, pues al menos otros dos testigos lo emplean en el mismo sentido, refiriéndose también a Cortés).
Que García Holguín haya dicho que era compadre o amigo cercano de Cortés apunta a una posible relación de estrecha y a la vez discreta colaboración entre ambos. (De ello nos volveremos a ocupar en otra entrada de este blog).


[1] Vázquez de Ayllón, Lucas. “Carta del Licenciado Ayllón a Su Majestad”. En Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas. Tomo XI. Madrid. 1869.
[2] Gayangos, Pascual de. Editor de “Cartas y relaciones de Hernán Cortés al Emperador Carlos V”. París: Imprenta Central de los Ferrocarriles A. Chaix y Compañía, 1866. En este texto se encuentra: “Relación que hizo el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón de sus diligencias para estorbar el rompimiento entre Cortés y Nárvaez”.  
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] López Rayón, Ignacio. Editor de; “Sumario de la residencia tomada a don Hernán Cortés, gobernador y capitán general de la Nueva España, y a otros gobernadores y oficiales de la misma. 2 vols. Archivo mexicano. Documentos para la historia de México, 1852
 


Antes que en Hernán Cortés, Diego Velazquez pensó en otros posibles conquistadores de México, García Holguín entre ellos.

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

De su rico bolsillo[1] sacó Diego Velázquez el dinero que se necesitaba para explorar al occidente[2], partiendo desde Cuba, y para que lo hiciese mandó a Juan de Grijalva.

A su regreso el enviado dijo que en Yucatán, adonde había llegado, había más riquezas que en todas las islas del Caribe juntas. Entonces Velázquez preparó la armada y se detuvo a pensar en quién de sus hombres la debía comandar.

Cervantes de Salazar[3] dice que el Gobernador de Cuba (Diego Velázquez) “al principio puso los ojos sobre dos o tres caballeros. El uno se llamaba Vasco Porcallo, el otro Diego Bermúdez y el otro García Holguín”. Finalmente se decidió Velázquez por Hernán Cortés, quien para la fecha era uno de los hombres más acaudalados de la isla de Cuba.



[1] Después de las noticias traídas por el explorador enviado por Diego Velázquez, la conquista de México se convirtió en una empresa cubana que sería realizada sin participación de la metrópoli. 

[2] Para entonces las islas del Caribe (La Española, Jamaica, Puerto Rico y Cuba) habían logrado la soberanía alimentaria: la agricultura y la ganadería se desarrollaban rápidamente por lo que no era preciso traer caballos y reses desde España, y para mejor, los cerdos proliferaban sin dificultad. 

[3] Cervantes de Salazar, Francisco. “Crónica de la Nueva España”. Editado por Manuel Magallón y Cabrera. 5 vols. Madrid: Atlas, 1971

García Holguín, fundador y alcalde de San Salvador de Bayamo



Por Arquímedes de Paz y José Novoa
Parroquial San Salvador de Bayamo
En el mismo año 1513 durante el que Velázquez funda la segunda villa española de Cuba, San Salvador de Bayamo, el Adelantado (y posteriormente Gobernador de Cuba), organiza una columna de cien hombres con el objeto de que recorrieran el interior del país explorando, reconociendo y tomando posesión del territorio. Esa la mandaba Narváez con Juan Grijalva como segundo.
Es altamente probable que García Holguín fuera uno de los cien y que haya estado durante los sucesos sangrientos ocurridos en Caonao, que Las Casas describió. En uno de los párrafos dice el fraile que reprendió a uno de los flecheros de Narváez a quien vio cuando destripaba con su espada a un indígena.
Parroquial San Salvador de Bayamo
Hasta ahora no se disponen de otros documentos que narren al detalle el suceso y tampoco se sabe nada del papel de García Holguín en el hecho, si es que participó, como es lógico que haya sido.
Al año siguiente de la partida de Narváez, el mismísimo Velázquez abandona Bayamo y desde las proximidades del actual puerto de Manzanillo sale a bordo de varias canoas de los aborígenes, acompañado con otro grupo de conquistadores y bordean la costa sur de la Isla. En Jagua se reúnen con Narváez.
En cuestión de cinco años, contados desde su llegada y fundación de Baracoa, Diego Velázquez fundó siete villas a las que la historiadora Irene Wrigth llama “escuálidos villorrios” (The Early History of Cuba, 1492-1586) Dice Ramiro Guerra que ella (la Srta. Wrigth) compuso su obra en presencia de los documentos originales existentes en el Archivo General de Indias, en Sevilla. Lamentablemente no se cuenta con registros de la actuación de García Holguín en esos eventos, pero sí hay evidencias que adquirió notoriedad y méritos ante sus superiores durante ese periodo de tiempo.
Lo anterior sobre García Holguín queda probado al saber que en 1515 aparece como Alcalde[1] Ordinario de San Salvador de Bayamo[2]. Otras pruebas de la verdad de esa aseveración es la probanza de 16 de febrero de 1515 en la que se hace constar que “ante García Holguín, alcalde en la dicha villa (San Salvador de Bayamo) por sus altezas (…) compareció Andrea Colón, vecino del lugar dicho y procurador de don Diego Colón”; el documento está firmado por García Holguín[3].


[1] Los alcaldes eran elegidos públicamente entre los vecinos considerados con mayor prestigio, y adquirían el prestigio por su valía y honradez probada. Asimismo para ser elegidos Alcaldes debían poseer casa poblada en la villa y se instruidos, lo que incluía, obviamente, saber leer y escribir.
[2] Muro Orejón, Antonio, ed. “Pleitos Colombinos. Probanzas del Almirante de las Indias (1512-1515). Publicación Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América. Vol. III. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1984. (Disponible en google libros)
[3] Muro Orejón. Op.cit

García Holguín llega a Cuba

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

Refiriéndose a la llegada de Diego Velázquez a Cuba, dice Miralles Ostos que mal podría hablarse de una conquista, pues aquello se redujo a una toma de posesión llevada a cabo con muy escasa resistencia[1]. Solo es de notar la legendaria rebeldía del cacique Hatuey, capturado por Velázquez y sentenciado a morir en la hoguera para que sirviera de escarmiento a cualquier otro intento de rebelión. 

Para la continuación de su campaña de ocupación de la isla, Velázquez recibió los refuerzos de Pánfilo de Narváez, quien llegó de la Jamaica con una tropa de treinta flecheros que manejaban el arco y las flechas mejor que los indios, según dijo el padre Las Casas[2]. Según se ha dicho muchas veces, García Holguín formaba parte del destacamento de Narváez[3], por tanto es de suponer que a su llegada a Cuba ya había participado activamente en las campañas de La Española y en la conquista y ocupación de Jamaica bajo la gobernación de Juan de Esquivel.

La campaña de García Holguín en Cuba se inicia como miembro de la fuerza élite de Narváez, por lo que debió formar parte del grupo que envió Velázquez a “asegurar” la región de Bayamo. Ya en ese lugar, informa Las Casas, inicialmente fueron recibidos pacíficamente, pero en la noche recibieron un ataque sorpresivo de “cerca de siete mil indios con sus arcos y flechas”. Narváez montó en su yegua blanca con cascabeles colgados en el arzón y enfrentó a los aborígenes que huyeron espantados[4]. 

A pesar del “romántico” relato de Las Casas, es de presumir que la respuesta contundente y brutal de Narváez fue suficiente. El mismo fraile asegura que durante meses no apareció por allí indio alguno, sino, únicamente, los viejos y enfermos que no pudieron huir.

Igual debió estar presente García Holguín durante la fundación de la villa de San Salvador de Bayamo (1513), y por consiguiente, era él uno de los primeros “vecinos e moradores de las ciudades e villas e lugares e pueblos de la dicha isla” beneficiados al recibir solares para viviendas y tierras para granjerías, y cuyas propiedades fueron confirmadas por Real provisión de 31 de agosto de 1520. Y todavía más importante para los intereses de García Holguín y para el fin que persigue esta historia, el capitán extremeño debió ser favorecido en los repartimientos de indios que hizo Diego Velázquez en virtud de la autorización a hacerlo que le confería la Real Cédula de 8 de mayo de 1513.

¿Quedó García Holguín en Bayamo de donde fue Alcalde Ordinario en 1515[5], o fue con Narváez a ocupar otras tierras? Hombre de acción como fue, nos parece que era más útil a Velázquez que fuera a conquistar en lugar de dejarlo en la retaguardia protegiendo lo conquistado.





[1] Miralles Ostos, Juan. “Hernán Cortés, inventor de México”. 2 vols. Madrid: ABC, S.L., 2004

[2] Las Casas, Bartolomé de. “Historia de las Indias III”. Editado por Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela, 1986.

[3] García Castañeda, José A (Pepito). “La Municipalidad Holguinera. Su creación y desenvolvimiento hasta 1799”. 2da ed. Holguín: Ediciones Holguín, 2002.

[4] Las Casas, fray Bartolomé de. “Historia de Las Indias III”. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1986.


[5] Muro Orejón, Antonio, ed. “Pleitos Colombinos. Probanzas del Almirante de las Indias (1512-1515). Publicación Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América. Vol. III. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1984. (Disponible en google libros)


13 de marzo de 2020

Acerca del arribo de García Holguín a América



Por: Arquímedes Paz Pérez y Jose Novoa
Acerca del arribo a América de García Holguín, hay dos hipótesis. García Castañeda[1] sugirió que lo hizo en 1502 en la flota de fray Nicolás Ovando, que fue en la que viajaron un gran número de extremeños, (Extremadra, España), incluyendo al propio Ovando, que era oriundo de Brozas en la provincia de Cáceres. Por su parte el historiador peruano Zeballos Quiñones[2] cita a Otte[3] y ubica a García Holguín en el navío “Santa Clara” formando parte de la flota del Almirante Diego Colón, que llegó a Santo Domingo el 10 de julio de 1509. (Otte realizó un detallado estudio de la documentación sobre la flota de Diego Colón en el Archivo de Indias en Sevilla y en su informe incluye el listado de pasajeros y las pertenencias que llevaba el “Santa Clara”. Es ahí donde aparece un García Holgy[4] que además de varios géneros de telas, ropas, herramientas y otros objetos personales, portaba un “repostero de sus armas”[5]) (Por demás, esa referencia del paso de García Holguín a las Indias es la única hasta el momento adecuadamente documentada. Asimismo la mención a posibles privilegios de hidalguía encaja con la posición que el personaje ocupará en hechos posteriores).

¿La edad que tenía el recién llegado? Hay varias hipótesis, pero después de hacer una sencilla cronología del personaje la que parece más lógica es la de Busto Duthurburu[6] quien calcula el nacimiento alrededor de 1480, después de saber que García Holguín confesó que tenía 70 años de edad en 1550; esto da una edad aproximada de 29 años a su arribo a La Española. No obstante es justo anotar que en el juicio de residencia a Hernán Cortés en México (1529), García Holguín declara como testigo y afirma tener entonces 40 años; por tanto se podía estimar que su año de nacimiento fue 1489 y por tanto tenía 20 años a su arribo a La Española y poco más de 22 cuando pasó a Cuba.




[1] García Castañeda, José A (Pepito). “La Municipalidad Holguinera. Su creación y desenvolvimiento hasta 1799”. 2da ed. Holguín: Ediciones Holguín, 2002.
[2] Zeballos Quiñones, Jorge. “Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú”. Vol. I Las Semblanzas. Trujillo: Fundación Alfredo Pinillos Goicochea, 1986.
[3] Otte, Enrique. “La flota de Diego Colón. Españoles y genoveses en el comercio trasatlantico de 1509”. Revista de Indias XXIV, No. 97-98, año 1964.
[4] El apellido Holguín ha sufrido variaciones en su ortografía desde sus orígenes como Golfín en el siglo XII, pasando por Olguín, Dolguín, Holgy, etc.
[5] Repostero: un paño generalmente cuadrado, similar al tapiz, que tiene plasmados los emblemas heráldicos de apellidos o casas nobiliarias.
[6] Busto Duthurburu, José Antonio del. “Dos personajes de a conquista del Perú”. Lima: Editorial Universitaria, 1969 y “García Holguín”. “Diccionario histórico-biográfico de los conquistadores del Perú”, Arica, Lima, 1973

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