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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 89



Una maliciosa propaganda  acusa a Calixto de aspirar a la presidencia de la República de Cuba en Armas




Los Representantes a la Asamblea de La Yaya comienzan los comicios. Durante ellos se desata una maliciosa propaganda que acusa a Calixto de aspirar a la presidencia de la República en Armas. Finalmente quien salió electo Secretario de la Guerra, José Braulio Alemán le escribió a Máximo Gómez una carta en la que le da cuentas del supuesto complot, dice: “La Representación oriental capitaneada por Collazo pretendió implantar Cámara Legislativa, Alta Corte de Justicia y otros organismos que hubieran muerto a la Revolución y restado al Ejército sus mejores elementos… Había en Collazo, Hevia, Fernández de Castro, Rodríguez Fuentes, Rondán, Padró y el mísero Torriente la idea de elevar a Presidente de Gobierno y también a Jefe del Ejército, con facultades dictatoriales, a Calixto García”.
José Miró Argenter a Gómez: “Se trata de quitarle a usted la jefatura del ejército, bien sea para colocar en ese puesto a Calixto García, bien para elevar a este a la Presidencia del Gobierno con facultades dictatoriales”
Calixto: “Mientras dure la guerra sólo seré soldado, y el día que esta acabe, quiera Dios que no me dé la chifladura por pretender presidencias”
Otro tanto le informa a Gómez el general José Miró Argenter: “Se trata de quitarle a usted la jefatura del ejército, bien sea para colocar en ese puesto a Calixto García, bien para elevar a este a la Presidencia del Gobierno con facultades dictatoriales y mando supremo de las armas… a este respecto recomiendo a usted que haga porque se vean conmigo esos representantes, (los que van a la Asamblea por el centro y occidente), antes de constituirse la asamblea, a fin de que unidos todos, podamos plantear la batalla”[1]. (En su correspondencia particular, Calixto niega haber estado vinculado en esta conspiración y afirma categóricamente que nunca deseó el cargo de Lugarteniente, Presidente o General en Jefe y que el rumor solo tiene objetivos perversos. Antes le había escrito a Estrada Palma, sin moderación política alguna: “que poco me importa que en esta asamblea se eligiera a Cisneros Betancourt o a Masó”. Y todavía antes, cuando se iniciaba la mala propaganda, escribió el general a Estrada Palma: “Mucho me ha hecho reír lo que dicen por ahí, de que yo trato de sustituir al marqués, visión que Vd. tratará de demostrar. ¡Yo presidente! ¡Y con las facultades que éste tiene! ¡Primero quiero ser Prefecto de Bijagüal! Mientras dure la guerra sólo seré soldado, y el día que esta acabe, quiera Dios que no me dé la chifladura por pretender presidencias”.)



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[1] Estudios recientes señalan que en La Yaya confluyeron tres opciones de poder. La primera y mayoritaria, representada por el Tercer, Cuarto, Quinto y Sexto Cuerpos, abogaron para que Máximo Gómez fuera electo General en Jefe y Secretario de la Guerra. La segunda, defendida por representantes del Primero y Segundo Cuerpos, querían concederle el cargo de General en Jefe y Presidente de la República a Calixto García, además de reactivar la Cámara de Representantes como máxima instancia legislativa, que se haría acompañar de una Corte de Justicia. Y la tercera opción, planteada por los antiguos miembros del Consejo de Gobierno (en crisis con Gómez), aspiraban a concederle a Calixto García la dirección del Gobierno, pero manteniendo las prerrogativas y estructura de la entidad. (Dice Calixto posteriormente refiriéndose a las acciones de los civiles: “se ocupan de los militares porque tenemos el pueblo detrás”).


Calixto García. Biografía. 88


1897, Septiembre 4
Mario García Menocal, herido, está alojado en una casa que se moja a tres leguas de Las Tunas. Calixto le escribe: “Pasado mañana pasaré a reunirme con usted y pasar allí dos o tres días. Luego saldré para Holguín. Voy a buscar un albañil, para que vaya a cogerle las goteras”.
En esa misma carta le da cuenta de un motín organizado por un grupo de sargentos. “Se ha fusilado a uno del regimiento “Vicente” y todo ha entrado en orden. Yo estoy desenredando el bolón. Mañana saldrá Carlos y pasado el resto de la fuerza y yo marcharé el mismo día a reunirme con usted”
1897, Septiembre 6
Hasta esa fecha los cubanos estuvieron en Las Tunas, entonces principiaron a destruirla completamente para, destruida, entregarla al enemigo.
1897, Septiembre 11
Discrepancia entre los Generales Rabí y Capote
Desde su campamento en Lóbrega el General vuelve a escribirle a Menocal: “Me dicen que Carlos está con calentura, si así fuera me largo a esconder en un rincón y pasar dos meses sin hacer nada pues estoy cansado de luchar contra toda la humanidad”.
La clave de su desaliento es, según su misma carta, que “Rabí y Capote han formado un bolón que no hay quien lo desenrede”, o sea, discrepancias entre ellos.
1897, Septiembre 23
Cambio de política de España en Cuba. Causas.
Woodford, embajador estadounidense en Madrid envía una nota a Sagasta dándole un plazo para que España formulara proposiciones que pusieran término a la guerra. La historiadora española Maura Gamazo dice: “Dos hechos determinan el cambio de política de España en Cuba, primero, la nota de Woodford, segundo, la toma de Tunas”
1897, Septiembre 23
Calixto: “Ese Consejo de Gobierno ha tenido el descaro de insultar a un oficial del Ejercito Libertador, concediendo un permiso en esa forma, digno de los que forman un gobierno de chanchulleros  y porquerías”
Llega muy mal herido al campamento del general García el teniente coronel Rafael Izquierdo. El Consejo de Gobierno lo autoriza a marchar al extranjero para atender su restablecimiento, pero sin darle ni un céntimo, por lo que tenía que viajar a su propia costa. Calixto, dolido e irritado, le escribe a Estrada Palma, Delegado del Partido Revolucionario Cubano y residente en el exterior:
“Verdadera tristeza he sentido al ver las heridas que tiene el citado oficial. ¿Habré por desgracia visto en él nuestro porvenir? El Consejo de Gobierno que ha podido mandar en comisión a (...) estafador[es] (...) joven[es] sin prestigio, que no han oído un solo tiro, y que no volverán (...) [y a los que yo] no puedo calificar sino como a desertores. A esos se les ha dado comisiones. Y al teniente coronel Izquierdo, inutilizado en campaña, que ha derramado su sangre cumpliendo con su deber de patriota, se le concede pase, pero sufragando él sus gastos (…) Ese Consejo de Gobierno ha tenido el descaro de insultar a un oficial del Ejercito Libertador, concediendo un permiso en esa forma, digno de los que forman un gobierno de chanchulleros y porquerías”.
1897, Septiembre 25
Calixto: “con las cogidas en Las Tunas estoy cambiando los rémington por máuser”.
“El enemigo está azorado y no sabe que hacer, esperando que yo ataque otros pueblos”.
“Ya la Trocha no es obstáculo, tengo vía segura para pasar a Las Villas”.
Desde San Luís escribe a Estrada Palma pidiendo 500 tiros para el cañón de dinamita[1] y le dice, además, que no necesita armamentos: “No mande ni uno solo, pues yo tengo depósitos de armas en Oriente, Camaguey y Las Villas. No necesito más y con las cogidas en Las Tunas estoy cambiando los rémington por máuser”.
Importante en extremo es esta carta, porque ella da cuentas del estado de la guerra en el Departamento de Oriente a fines de 1897: “Con cañones, dinamita y máquinas eléctricas he hecho abandonar el Cauto y las bahías de Banes y Manatí. El enemigo está azorado y no sabe que hacer, esperando que yo ataque otros pueblos. Ha abandonado “El Vedado” uno de los destacamentos más importantes de Holguín. Ya la Trocha no es obstáculo, tengo vía segura para pasar a Las Villas. En Manzanillo el general Ríos batió una columna, al pie del ingenio Valerino, que dejó 36 muertos, apoderándose de sus armas y equipos y quedando dueños del campo y de 14 carretas con 64 bueyes. Tengo la artillería distribuida por divisiones desde Camaguey hasta (Santiago de) Cuba, con objeto de operar simultáneamente en todo el departamento de mi mando”.
1897, Octubre 7
Desde su Cuartel General ubicado en Las Parras, Holguín, el general redacta otro documento histórico: “Pienso emprender en breve una importante operación en la que gastaré todo el parque de artillería. En Tunas gasté 500 proyectiles. Con los proyectiles de artillería de que puedo disponer y con los artilleros que cuento no hay plaza de Oriente que resista dos días”.
1897, Octubre 7
Weyler manda que todos sus elementos de guerra en Oriente se concentren para ir contra Calixto
En carta a Estrada Palma el General García pide que le envíen dinamita y proyectiles para sus cañones, pues, dice, “pronto necesitaré más (…) a ver si a este paso Weyler puede lucirse en la próxima campaña de invierno”.
Lo que no sabe el general es que dos días después Sagasta firma el decreto de relevo de Weyler. Weyler tampoco lo sabe, pero de todas formas, allá en el Palacio de Gobierno en La Habana, no puede conciliar el sueño, pensando en el ridículo que está haciendo ante el mundo. La toma de Las Tunas ha caído sobre sus espaldas a pesar de que él echó la culpa al general Luque.
Weyler manda que todos sus elementos de guerra en Oriente se concentren para ir contra Calixto.



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[1] Ahora pide tiros para el cañón del que antes de la toma de Las Tunas desconfiaba.


7 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 87


1897, Agosto 30
Tercer día del ataque a Las Tunas
Asesinato del Comandante defensor del Cuartel de Infantería





Amanece. Los revolucionarios reinician el fuego. A las siete de la mañana el brigadier Carlos García Vélez, violento y a caballo se dirige adonde el padre a conferenciar… estando Carlos donde el padre se rinde el cuartel de infantería de Las Tunas al General Capote y a los coroneles Valiente y Montalvo.
Según Funston fue esto lo que sucedió: “Francisco de Paula Valiente, acompañado por un corneta ex soldado español, se presentó ante el cuartel con bandera blanca. Salió el comandante del cuartel de infantería, Jacobo Menac. Valiente le hizo saber que de no rendirse moriría. El heroico oficial español respondió: Sé morir, pero no se entregarme. Y con ello se puso fin a la conferencia. Ya iban a retornar los dos jefes a sus respectivas posiciones cuando el corneta apuñaló al comandante por la espalda, entonces los soldados españoles, que de pie, sobre la trinchera, habían visto el hecho, alzaron las manos y se entregaron”. Los oficiales cubanos castigaron al asesino del comandante español.
Artillero Juan Miguel Portuondo


Caído el cuartel de infantería, ahora la defensa de Las Tunas quedaba concentrada en el Cuartel de Artillería o Telégrafo, que era una casa de mampostería de dos plantas con tambores que dominaban la ciudad. El patio, cerrado por alto muro aspillerado, lo cubría con sus fuegos el fuerte Victoria…
8.30 de la mañana: banderas blancas en la azotea del cuartel hacen que los mambises suspendan el fuego. Se presenta ante el general García el teniente español Mediavilla, un joven, valiente y jactancioso oficial que después de conferenciar con Calixto retornó a sus filas, informando a sus jefes de las condiciones.
Cuando Mediavilla se marcha a llevar las condiciones de Calixto, el general descubre entre los oficiales cubanos a su hijo, el brigadier Carlos García Vélez, que por tres días le ha tenido el alma en vilo, y sin pudor de ninguna índole, el general lo abraza y no dice palabra alguna, pero los soldados que miran, descubren que por las mejillas del anciano jefe corren las lagrimas.
Minutos después el enemigo se rindió, entregándose el jefe de la plaza, comandante Civera.
Quiso Civera que le presentaran el artillero yanqui, experto en el manejo del temible cañón de dinamita.
Mandó el general que viniera el niño héroe Juan Miguel Portuondo y se lo presentó a los enemigos aclarando solamente, “es cubano”.
Al día siguiente Calixto le escribe a Estrada Palma: “Gran parte del triunfo se debe al cañón de dinamita que tiene aterrados a los españoles”.
Ofrenda de Calixto a los niños caídos Francisco Sedano y Ángel de la Guarda

Dice Sanguily: que allí, “sobre las ruinas de Las Tunas, permanece el General, desafiando a los españoles por ocho días”. Y dice: “Esa noche de la victoria, en la casa que tiene por Cuartel General, el general escribe varias cartas a Nueva York, pero hay un momento en que deja la pluma, sale a la calle, se dirige al jardín de la plaza donde hay plantadas azucenas, y tomando unas corolas, las guarda en la carta que había terminado… Es que había visto desfilar, por las avenidas del recuerdo, a esos dos jóvenes, Francisco Sedano y Ángel de la Guardia. Las flores son su ofrenda muda y sencilla a la memoria gloriosa de aquellos niños caídos”.
Luego, para que el enemigo no pueda ocultar su derrota, el general devuelve los prisioneros al enemigo: quiere el General que los prisioneros de Las Tunas lleguen a las distintas guarniciones españolas, para que sientan que ya no están seguros en sus plazas fortificadas. Y en tanto, Calixto alienta el propósito de atacar y tomar la ciudad de Camagüey.
Weyler: “Victoria de Las Tunas será recuperada sin grandes esfuerzos”
Fue tan fuerte la impresión que provocó la toma de Las Tunas en España que el Ministro de la Guerra cablegrafió al general Weyler pidiéndole datos. Weyler respondió: “Victoria de Las Tunas será recuperada sin grandes esfuerzos”. Pero al mes y ocho días después de la notable operación, el fracasado Weyler fue relevado de su cargo.
(No fue la toma de Las Tunas la causa fundamental de la sustitución de Weyler, pero la prensa española lo ridiculizó por aquel golpe asestado nada menos que por Calixto García, un hombre tan conocido en Madrid).



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Calixto García. Biografía. 86


1897, Agosto 29
Segundo día del ataque a Las Tunas
Cae Sedano, el niño artillero







Al amanecer se inicia el fuego de fusil y cañón en todo el frente. A poco los españoles izan una bandera con cruz roja, lo que significa que piden una tregua para enterrar a sus muertos y curar los heridos. El ayudante de Calixto que salió a parlamentar le dice a los españoles que es decisión del General García que si quieren sepultar a sus muertos y curar sus heridos, lo tendrán que hacer bajo el fuego cubano. Y se reanuda el combate.
Caen bajo en manos mambisas otros dos fuertes españoles. Y a la vez los cubanos combaten contra el cuartel ubicado en la Plaza de Armas.
Contra ese ultimo baluarte está disparando el cañón de dinamita cuando un certero disparador enemigo acierta sobre la región inguinal Sedano, el niño artillero, quien, sabiéndose al borde de la muerte escribe a sus padres, diciéndole que a ellos les deja el machete glorioso y sus prendas particulares. Luego muere.

Acción frenética de Ángel de la Guardia
Cuando ve caer al glorioso artillero, Ángel de la Guardia[1] avanza frenético sobre el Hospital y lo captura. Luego regresa contra el Cuartel de Artillería y allí, al frente del bastión enemigo, en la Plaza de Armas de Las Tunas, cae mortalmente herido “el heroico coronel que pronto sería general”.
Dijo Nicolás Cárdenas que Ángel de la Guardia se puso en el marco de una puerta, frente a los españoles del cuartel artillería y, magnifico y enardecido, les grito: “Aquí está Guardia, hagan fuego que él no teme a ustedes ni a nadie”.
Funston, en “Memorias de dos Guerras”, dice: “Ángel de la Guardia había obtenido algún licor y tomado fuertes tragos. Caminó hacia la calle a 50 pies de distancia del fuerte enemigo y comenzó a blandir su machete y a maldecir a los españoles que habían asesinado a su padre y que él no quería nada mejor que chocar con ellos. Sus camaradas le llamaban, los oficiales españoles les decían que no querían matarlo, pero él había perdido la razón. Se escuchó un mando enérgico detrás del muro de ladrillos, el fuego salió de las aspilleras y el joven cubano cayó perforado de balas. El general García, con un gran sentido de los justo, no hizo responsable de su muerte al comandante del fuerte “El Telégrafo” (cuartel de artillería).

Durante todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de infantería de Las Tunas.
Durante todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de infantería. Lo mandaban los coroneles Paula Valiente y Montalvo y el brigadier Carlos García Vélez, pero sin resultado apreciable, a pesar del fuego del cañón.
A las cuatro de la tarde Collazo emite un parte al General: “Creo que el cañón de dinamita podría proteger a los asaltantes, para el asalto esta noche o mañana”. (Del cuartel de infantería).
Comunicación de Carlos García Vélez: “Papá, estoy contento, los soldados del fuerte están parlamentando y se rendirán esta noche. El comandante es el que no quiere. Se me han presentado siete soldados y quince más después. Creo que no habrá que asaltar. No se preocupe por mi que tengo mucha prudencia y muchísima calma”.
Pero el cuartel español en Las Tunas no se rinde ese día aunque dentro hay  cerca de cien heridos y enfermos.




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[1] Se trata del joven que casualmente estaba cerca de Martí en Dos Ríos, el último cubano que vio con vida la Apóstol de la independencia de la Isla.

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