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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

6 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 68


Había comenzado en Cuba la guerra de independencia organizada por José Martí. Calixto estaba dispuesto a fugarse de España y venir a la Isla
Había comenzado en Cuba la guerra independentista organizada por José Martí. Calixto estaba dispuesto a escapar de la península e incorporarse al Ejercito Libertador sin que nada lo impidiera, ni siquiera la enfermedad y los achaques que sufría su viejo cuerpo.
Para conseguir la fuga el General llevó a cabo una labor de desinformación entre sus antiguos compañeros de armas radicados en Madrid con el objeto de evitar que por un descuido de ellos se filtrara información al enemigo.
Dice el hijo del General, Carlos García Vélez: “Las dificultades de mi padre para marcharse de Madrid parecían infranqueables. La vigilancia de la casa en la calle de Fuencarral era estrecha. Las visitas de cubanos amigos diarias y a todas horas.
“Los patriotas Pedro Martínez Freyre y Modesto Fonseca, jefes importantes del 68 y de la Guerra Chiquita vivían deportados en Madrid, habían contraído nupcias y tenían hijos con mujeres españolas. José Lacret Morlot estaba en Madrid liquidando abonares y pensiones del Ejército Español. No era prudente confiarle [a ninguno de ellos] el propósito de mi padre, por eso él les decía que el estado de su salud lo invalidaban tomar parte en la Revolución.
“Ellos le creyeron porque le habían visto inválido. Yo le participe a Lacret y a Pedro Martínez Freyre en un almuerzo en el restaurante italiano de la carretera de San Gerónimo que ya que mi padre no podía ir a la revolución iría yo. Ambos se alegraron de mi determinación aconsejándome fuera con el general Antonio Maceo”.
Y para desinformar al espionaje español que lo vigilaba estrechamente el General se trató con un médico militar. Dice Carlos: “[Él] ya había tenido tratamiento profesional con un médico militar, el Dr. Cano, [que fue quien] atendió a mi padre en la crisis de ahogo que tuvo.
“Por cierto que un día de grandes noticias de los combates del Jobito, hubo el Dr. Cano de advertirle al enfermo `Deje de agitarse con las noticias de los combates. Usted se pone como los caballos viejos que al oír tiros y oler la pólvora, hacen cabriolas. Usted ya no sirve para esas andanzas. Necesita usted mucha tranquilidad”.
1895, Julio 22

En París buscan el dinero para hacer llegar a Calixto a Nueva York.
Mientras Calixto desinformaba a sus amigos en Madrid, el delegado cubano en París, Ramón Emeterio Betances escribe a Tomás Estrada Palma: “Estamos aquí organizando una suscripción para hacer salir de Madrid al General Calixto García, deseoso de lanzarse a la Revolución”.
Pedro Betancourt, que ya se había fugado de Madrid y estaba en París, se entera del propósito de Calixto y queda a su espera.
Antes de marcharse a Cuba en armas el General quiere sacar a su familia de España
No eran solamente la enfermedad y la vigilancia española lo que detenía a Calixto en Madrid; él quiere, antes, sacar su familia de la Península. En esos momentos posteriores al reinicio de la guerra en Cuba, en algunos sectores de la población española reinaba cierta  histeria patriótica que aconsejaba al General no dejar a los suyos a merced de una posible venganza colonial.
Carta de Betances: “Calixto García me escribe, pidiendo fondos para marchar, llevando a su familia a Jamaica”.
El ambiente que se vivía en Madrid es brevemente reflejado por García Vélez en su diario:
“Habiendo visto, durante los largos meses de espera para que mi padre pudiera escapar ileso de España, desfilar regimiento tras regimiento victoreado por el pueblo y bendecido por curas y obispos y leído los insultos y groserías de la prensa populachera. La amargura de ver que los cubanos sublevados eran calificados de bandidos y asesinos  por los pueblos civilizados de Europa...”
1895, Junio y Julio
En gestión para la salida de la familia de la metrópoli, el General  solicitó dinero al representante de la República de Cuba en París, Emeterio Betances.
El 5 de junio, Betances escribió desde la capital de Francia, “estamos preparando la salida de Madrid de nuestro eminente Calixto García. Espero verlo aquí en breve”.
Y el 2 de julio de 1895 en carta a Francisco Javier Cisneros le dice Betances: “Querido compañero y amigo; le presento al buen patriota Pedro Betancourt que no va a esa sino para verlo a Vd. y resolver una cuestión importante. Ha salido de Madrid, de acuerdo con nuestro Calixto García que me dice ‘Reciba Vd. lo que le diga Betancourt como si saliera de mis labios’. Por consiguiente Vd. lo tratará con toda la confianza que he debido brindarle yo. Fraternalmente Betances”.
1895
Octubre
Desespero del General por falta de dineros para su fuga de Madrid
El Latifundista e industrial azucarero Fernando Pons
El 2 de octubre Betances se refiere de nuevo a la difícil situación de Calixto: “Calixto me vuelve a escribir desesperado. Recibo carta tras carta preguntándome por qué no se ha ido ya” (Quiere decir el general: por qué no acaban de conseguir el dinero que se necesita para su fuga).
Finalmente Betances vio la posibilidad de obtener fondos para la fuga de Calixto en una propuesta del latifundista e industrial azucarero Fernando Pons quien poseía tres ingenios en Guantánamo y residía Paris, por lo que le escribió Betances a Francisco Javier Cisneros:
“Le preguntaba, y esto es urgente, si aceptaba o no  las proposiciones del Sr. Pons. Yo no firmo ningún contrato ni otra cosa cualquiera, sino ofrezco apoyar sus proposiciones en la creencia que no me harán quedar mal.
“Vd. me dice por un lado: `Respecto al Sr. Pons, se me figura que mejor es no contraer compromisos con él, quizás sirva él de estímulo para coger a otros y que entre todos den una suma respetable’.
“Esto no me dice gran cosa. ¿Es sí o es no? Por otro lado me dice Vd. `Respecto a Calixto García, creo que debemos hacer cuanto esté a nuestro alcance por despacharlo’.
“Pues aquello del Sr. Pons está a nuestro alcance y sin ello no veo cómo podremos reunir los 5 000 francos que necesita Calixto”.



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Calixto García. Biografía. 67


Martí
José Martí prepara la nueva guerra y llama a los viejos generales al combate, Gonzalo de Quesada escribe a Calixto y este responde presente, aunque la enfermedad penosa que padece le impide acudir de inmediato.
Relaciones de Calixto con Martí y Máximo Gómez
Carlos García Vélez, escribió en su diario sobre las relaciones de su padre con Martí y Gómez en los momentos en que estos últimos organizaban la guerra del 95, siendo esta la única referencia sobre asunto tan trascendente para la historia de Cuba.
“Mi padre estuvo en comunicación con Máximo Gómez y Martí antes de partir estos de Montecristi, desde cuyo punto escribieron la última carta a mi padre recibida en Madrid de manos de la valerosa patriota Anita Betancourt viuda del libertador Ignacio Mora. Anita, Familiar de Gonzalo de Quesada, era el intermedio comunicante pues Gonzalo le expedía las cartas que ella llevaba a mi padre y este por el mismo conducto contestaba. Anita moraba con una hermana viuda de un general español y por tanto su casa era libre de toda sospecha”.
1895

Comienza la guerra en Cuba. Los principales jefes que estaban en la emigración llegan a la Isla

Comienza la guerra en Cuba. Antonio y José Maceo, y Flor Crombet desembarcan por Duabas, Gómez y Martí por Playitas.
Calixto está en Madrid donde no tiene un instante de reposo espiritual, a pesar de su deficiente estado de salud.
En Madrid el general recibe el Manifiesto de Montecristi. Su hijo Carlos lo distribuye en el Ateneo y en los principales puntos de reunión de la capital hispana.
La salud de Calixto se deteriora

Juan Gualberto Gómez llega a Madrid prisionero
A la vez que en Cuba iniciaba la nueva guerra de independencia, la salud de Calixto se deterioraba, dice su hijo: “Los graves ataques de disnea asmática llegaron impedirle trabajar, e incluso a acostarse, obligándolo a permanecer día y noche en un sillón. Eso le tenían en desesperación viendo pasar los días sin mejoría. A la llegada de Juan Gualberto Gómez, preso con otros sublevados, a la cárcel modelo en Madrid, hizo que yo le acompañara y fuéramos a verlos”.
Calixto conoce a Pedro Betancourt
Al patriota Pedro Betancourt lo conoció el General de una forma muy singular:
“Recibió mi padre una carta anónima en que lo citaba su autor para una entrevista en los viveros de plantas, que se hallan en las afueras de Madrid. No permití que fuera solo y lo acompañe.
“En una de las glorietas encontramos a un joven alto que al instante de aproximarnos se dirigió a mi padre y se dio a conocer, era el Dr. Pedro Betancourt de Matanzas. Explicó aquel que había sido denunciado al gobernador Porset quien le detuvo impidiéndole reunirse con Santa Colonia y sus compañeros en Ibarra, siendo embarcado de seguido para España. Relató la extensión e importancia del levantamiento aunque carecían de armas. Confió su humillación en que se encontraba, sincerándose de su lealtad a la causa y su decidido propósito de rehabilitarse, pues su patriotismo había quedado en entredicho; que él estaba enterado de que mi padre estaba comprometido con Gómez y Martí a sumarse a la Revolución y que le suplicaba confiara en su palabra de caballero y cubano patriota de seguirle cuando mi padre lograra mejorar su salud y evadirse a Francia.
“Mi padre le prodigó palabras de aliento y le prometió llevarlo en la expedición que se armara a su llegada a Nueva York. Nos despedimos buenos amigos y sus visitas a casa comenzaron a ser diarias, anunciando a mi padre su restablecimiento para la campaña”[1].



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[1] Finalmente Pedro Betancourt logró burlar la vigilancia de las autoridades españolas y escapar a Francia para posteriormente incorporarse al ejército libertador.

Calixto García. Biografía. 66



1894, Enero 4
Un periódico de La Habana miente avisando la muerte de Calixto por suicidio











El periódico “La Lucha” de La Habana revela este hecho sensacional: “Nuestro corresponsal madrileño nos telegrafía que el conocidísimo ex jefe de la revolución cubana Calixto García Iñiguez, que desde hace mucho residía en Madrid, se ha suicidado tomando un veneno que hizo tomar también a sus dos hijas más pequeñas. El cable nos dice que se atribuye el triste suceso a escasez de recursos[1]. Nos parece (continúa el periódico), que no pueda ser esta la causa determinante de un acto tan desesperado, pues según nuestras noticias Calixto García disfrutaba de un buen sueldo en el Banco de Castilla, era catedrático de inglés en la Institución Libre de Enseñanza y además, como profesor de idiomas tenía siempre más lecciones que las que podía atender, podrá confirmarse la noticia de que la escasez de recursos precipitara al pundonoroso general revolucionario; pero, en tanto no se confirme, habrá que atribuirse a móviles más hondos el tremendo atentado que reviste significación más trágica y dolorosa por la circunstancia de que con el padre han perecido y por su propia mano, las dos inocentes pequeñuelas. Diríase que Calixto, tan quisquilloso en materia de honor, no ha querido dejar expuestas a los vaivenes del mundo a las dos criaturas cuyo provenir de antiguo le preocupaba”.
Martí escribe un hermoso artículo en honor al “fallecido”
Inmediatamente después que sabe la noticia escribe José Martí: “No necesita encomio nuestro el general García…
“Hoy me he pasado el día contestando cartas de pésame por mi fallecimiento”
Y Calixto, en carta a José Dolores Poyo, dice: “Hoy me he pasado el día contestando cartas de pésame por mi fallecimiento ocurrido, según me dicen de La Habana, por mi suicidio, y le juro que no me había apercibido de ello”.
Sabido que era una falsa noticia sobre la muerte del General, José Martí vuelve a escribir en el periódico “Patria”.
Cuando la falsa noticia se desmiente, dice Martí en el periódico “Patria”: “¿Quién que sepa de gratitud extrañará la alegría de nuestro corazón cubano? Feliz ha sido la equivocación de la muerte, puesto que por ella habrá podido ver el hombre de la Revolución, cómo sus hermanos lo aman y veneran; cómo, en el seguro de su tumba, ni sus compañeros de ayer ni los hijos de sus compañeros, tuvieron para él más que palabras de cariño y gloria”.
1892
Graduado de cirujano dentista regresa Carlos a Madrid. En sus memorias escribió: “No volví a Madrid hasta algunos años después de graduado cuando habiendo ganado algunos miles de pesetas me consideré en condiciones de abrir un gabinete dental (así se llamaba coquetamente, lo que hoy son clínicas odontológicas) en una casa del paseo de Recoletos número 21 entresuelo izquierdo, de vecinos encumbrados que no opusieron inconveniente al gabinete porque yo no era de los dentistas de letreros en los balcones ni de chapas en las puertas de la calle ni en los del apartamento. Siendo mi clientela privada sin anuncios ni reclamos. Allí trabajé en invierno y en verano en el norte de España y en los Bajos Pirineos”.
1894
Carlos, especializado en patología bucal y luego de estudiar la estomatitis y la piorrea alveolar, funda y dirige la Revista Estomatológica española, segunda de esa especialidad en el mundo. Posteriormente Carlos opera a su padre y le coloca una prótesis de caucho, lo que mejora ostensiblemente al general, que seguía padeciendo las causas de su tiro en San Antonio de Bagá.
Igual, dice el mismísimo Carlos que era común que lo vieran junto a su padre participando en tertulias literarias y conciertos de música de cámara. Los dos fueron miembros del ateneo de Madrid, adonde asistían a disertaciones que en esa institución ofrecían Intelectuales como Azcárate, Echegaray y Cajal Moret. Sin embargo, evitó el General dar opiniones públicas sobre acontecimientos en los que había tomado parte y asimismo procuró poner grande distancia entre él y los historiadores españoles y cubanos que intentaron escribir sobre la guerra grande durante la llamada Tregua Fecunda. Ejemplo de ello es su rotunda negativa a conceder una entrevista al acucioso historiador español Antonio Pirala.
Su hijo Carlos García Vélez que fue testigo de la insistencia del historiador y las negativas de Calixto, y de tales desencuentros cuenta que:
“Conocí a Pirala en el Ateneo de Madrid. Creo que fue Salvador Canals quien nos presentó, a instancia de Pirala. Al punto empezó aquel a decirme cuanto se alegraba de hablar conmigo pues se hallaba desde tiempo atrás muy interesado en recoger datos de la guerra de Cuba; queriendo comprobar o rectificar algo sobre mi padre.
“A este fin me instó encarecidamente que yo le consiguiera una entrevista. Le contesté que papá había mantenido siempre el criterio de no rectificar ni ratificar nada de lo que pensaran o escribieran de el.
“Durante largos años había observado esta conducta (suya) aun cuando tuvo abundantes oportunidades de escribir sus memorias, las cuales nunca podría accederse a publicar ya que en vida muchos de los autores y su propia condición de deportado en España, le vedaban expresar la verdad de tantas cosas y que por lo demás yo sabia que él dejaba a la historia el juicio de sus actos, sin querer sincerarse ni rebatir lo que pudiera opinarse en su contra.
(Pero) “Pirala no cejó en su empeño y en vano me buscó donde quiera que yo estuviera, ya en el circulo de Bellas Artes, ya en el de Escritores y Artistas ya en los Foyes del teatro, instándome para que convenciera al General que le concediera una entrevista. (Igual) Visitó varias veces mi Gabinete de dentista en el Paseo de Recoletos no 21, entresuelo izquierdo, sabiendo que mis padres vivían conmigo, con la esperanza de ver a Don Calixto, lo que nunca logró.
“Antonio Pirala seria hombre de unos sesenta años, muy encanecido, bajito y cojo, de mirar penetrante a consecuencia de los lentes de sus anteojos de oro que siempre usaba. Hablaba con suma facilidad y era visto en Madrid como un "latoso” insoportable”.
Esta negativa de Calixto es asunto lamentable pues Pirala acabó escribiendo una de las obras monumentales sobre la guerra de 1868: Crónicas de la guerra de Cuba.
1894
Justo García Vélez va a Filipinas
Justo García Vélez viaja a Filipinas para trabajar en la administración colonial. (Allí estaba cuando el padre se fuga de Madrid, entonces Justo protagoniza una espectacular fuga y como puede llega a los campos de Cuba en armas).



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[1] Carlos García Vélez menciona a dos de los amigos del general en Madrid, el matancero Pedro Pezmiel, propietario acaudalado de la mejor relojería matancera y residente en Madrid, quien, dice Carlos, “en los momentos de apuro siempre ayudó a Papá” y el espirituano José M. Echemendía, que se graduó de médico en Madrid pero que habiéndose casado con una española se quedó a vivir en la península.


Calixto García. Biografía. 65


1890
Leonor, la mayor de todos los hijos, se casa con el dentista David Whitmarch y se marchó a Málaga. Unos meses después, embarazada, Leonor vuelve para que su madre la acompañe.
El 26 de diciembre de 1890 nace otro nieto al General, hijo de Leonor, Calixto Jaime Whitmarch García. (El niño murió pocos meses después en Bilbao, donde vive con sus padres).
Y el 21 de septiembre muere en Cayo Hueso, ciega y pobre, Ana Cabrera, la madre de Isabel[1]. En octubre del mismo año muere en Cayo Hueso una hermana de Isabel.
1892
Muere en Jiguaní Mercedes García Iñiguez, hermana de Calixto.



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[1] Recordando a la abuela materna, dice Carlos en su libro de memorias: “Nunca he podido olvidar las relaciones [narraciones] de esas marchas [en la manigua insurrecta] que mi abuela nos hacia [contaba] todas las noches antes de dormirnos en Cayo Hueso y New York. Mi gran preocupación desde niño fue la idea de la independencia de Cuba. Me había criado en un ambiente de mujeres heroicas en la manigua a salto de mata, sin ropa ni alimentos. Después prisioneras mis abuelas, mi madre y mis tías de ambos ramos. En la emigración, con ellas oyendo siempre las desdichas de Cuba de boca de otros cubanos refugiados en Cayo Hueso y en Nueva York a donde solían llegar jefes y oficiales libertadores a quienes todos en casa rodeábamos, escuchando con religioso respeto e intensa atención los relatos espantosos de aquellos diez años de la guerra del sesenta y ocho”.

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