Pese al abandono del gobierno central y los
incumplimientos de las promesas de los políticos triunfadores en las urnas, a inicios
de la década de 1910 el parque y su entorno se van transformando. Entonces llega
la luz eléctrica, se construyen nuevos bancos, y con múltiples esfuerzo se
concreta la iniciativa del concejal Juan
Albanés de construir una red hidráulica
que desde la Loma
de la Cruz llevara el agua hasta los jardines del parque,
que nuevamente recobraron su esplendor de antaño[1].
Fachada de la Farmacia Sirvén (luego Carril) |
Interior de la farmacia y droguería Sirvén, una de las más afamadas de Holguín |
De todas formas, para la fecha las cuatro calles que
circundan el parque continuaban de tierra, y por tanto, polvorientas durante
las sequías o llenas de lodo en la época de lluvias. Sin embargo ya por ellas circulaban
automóviles que las familias pudientes podían comprar en la ferretería La Llave, establecimiento que
por entonces abre sus puertas en el
majestuoso edificio construido por el médico Rodolfo Socarrás en la
intersección de las calles Maceo y Martí (luego Hotel Saratoga en la segunda
planta). Y a unos pasos de allí (donde después estuvo la Colonia Española, hoy Museo de
Historia Natural), abren el Colón y el Holguín, que fueron las primeras salas
de espectáculos y proyecciones cinematográficas de Holguín.
El Salón Holguín, abierto en 1912, fue durante más de una
década uno de los sitios preferidos de
la ciudad. Luego de disfrutar de las películas silentes, las compañías líricas
o dramáticas y, especialmente, de las atrevidas cupletistas que allí se
presentaban, los jóvenes y empedernidos noctámbulos holguineros hacían de los espectáculos
vistos, tema de las animadas conversaciones que sostenían en el parque antes de
irse a dormir.
Ya para estos años las luchas entre los partidos
políticos eran intensas en Holguín y hasta en las conversaciones del parque y
en las retretas se hacían sentir. Veamos lo que al respecto publicó un periódico local: “El Director de
la orquesta nos da un mitin musical cada vez que hay retreta, ejecutando a la
entrada y a la salida himnos liberales sin consideración alguna de que a dichos
espectáculos, por los cuales se le paga, concurren individuos de todas las
tendencias políticas”[2].
Miting liberal en el Parque Calixto García |
Enriqueta Cruz y Manuel Avilés
Lozano, tronco de una importante familia holguinera
Placa colocada en la casa que en Holguín habitó Manuel Avilés, Frexes casi esquina Miró |
A la verdad que el famoso músico Manuel Avilés Lozano fue
un militante Liberal muy activo que como
concejal del Ayuntamiento y músico prestó valiosos servicios a su partido.
Hasta su muerte, en 1928, Avilés amenizó
actividades de todo tipo para su partido: desde campañas electorales en
los más apartados rincones de la región hasta bailes y homenajes para
descollantes personalidades, entre ellas el presidente liberal José Miguel
Gómez, a quien miles de personas recibieron en 1910 en el parque Calixto García
a los acordes de la orquesta Avilés.
Al hablar de ese viaje, José Pennino destaca en el libro “Vía
libre… (Impresiones de un viaje presidencial)”, que en Holguín recibió al
Presidente un gentío inmenso que, dice, “están
a disposición de todo lo grande, de todo lo que sintetiza aspiración legítima y
que personifique libertad. (…) cuando la vergüenza liberal desaparezca en Cuba,
la buscaremos en Holguín. Tal es la intensidad de la locura liberal que allí
impera: un verdadero fanatismo”[3].
Fue José Miguel Gómez quien acuñó la frase: “Holguín,
siempre Holguín”, luego tan usada por los políticos que venían a buscar votos en
esta ciudad, feudo del Partido Liberal. Aunque también conservadores como Mario García Menocal, con
su proverbial demagogia, logró el respaldo de muchos holguineros para llegar a
la primera magistratura. El otrora
Mayoral del Cuero, fue el Presidente de la República que encabezó
uno de los actos más trascendentes en la historia del parque: la inauguración
del monumento a Calixto García.