Después
del fin de la dominación colonial en Cuba los alcaldes municipales fueron nombrados en noviembre de 1898, muy
poco después de la evacuación de las fuerzas españolas. Y a la vez del nombramiento del alcalde, en cada municipio se
creó un Consejo que contó con comisionados ejecutivos para distintas áreas de
la administración municipal: Instrucción Pública, Sanidad, Caminos Reales,
Limpiezas de Calles, Recaudación, Tesorero y Secretario. Se suponía que ese cuerpo ejecutivo municipal
iba a ser reestructurado cada año.
Con
el coronel del Ejército norteamericano Mr. Duncan H. Hood a la cabeza de la
plaza de Holguín, se conformó el gobierno civil municipal con el general
independentista Manuel Rodríguez Fuentes auxiliado por el Consejo de
Secretarios. Asimismo la estructura ejecutiva incluyó el nombramiento de
tenientes alcaldes en los barrios del municipio a la vez que el alcalde designó un cuerpo de policía para
las áreas urbanas y la policía montada para el campo, (que, obviamente, tenían
la función de garantizar el orden público y que contaban, además, con el auxilio de las autoridades militares
norteamericanas, fuerzas interventoras, a las que podían recurrir en caso de
necesidad).
En junio de 1900 se celebraron elecciones municipales, donde fue electo alcalde de Holguín el licenciado Francisco Fernández Rondán. Al año siguiente fue reelecto y como tesorero se nombró a Juan Angulo Rodríguez.
Una
de las primeras actividades
administrativas desarrolladas por
el Ayuntamiento
de entonces tuvo dimensión patriótica: consistió en el traslado de los restos
de patriotas holguineros caídos en combate fuera del territorio, así como la manutención a través
de colectas a mambises a los que su condición racial y social limitaba su
acceso a puestos de trabajo. Y también el Ayuntamiento dedicó su labor a
cambiarle el nombre a las calles y espacios públicos que desde antaño tenían
nombres extraídos del santoral católico y de hechos españoles y que ahora recibían el de los
patriotas mambises caídos por la independencia.
Igual
la labor del Ayuntamiento estuvo dirigida a dirimir problemas tales como la
higiene y embellecimiento de la ciudad, la atención al cementerio, a los
parques, y a las principales arterias de la ciudad; a dotarla de redes
técnicas, de terrenos para la práctica
del béisbol, que entonces era considerado expresión de modernidad, y con
particular interés, al control sobre la prostitución y las tarifas de pasajes,
entre otros.
Sin
embargo estos problemas nunca pudieron ser resueltos sino, solamente paliarse
porque las cifras de dinero que se le destinaban en los presupuestos eran muy
bajas, y era poco el dinero porque no había para más. Y porque nunca hubo “para
más” el dinero para atender las enfermedades de los pobres solamente alcanzaba para atender a niños atacados de difteria.
En
la administración de Fernández Rondán no hubo muchas escuelas, pero, se fundó
una que trascendió en el tiempo, la de Los Amigos, institución religiosa de
carácter privado.
Fernández
Rondán renunció al cargo en 1906 y lo sustituyó el Segundo Teniente Alcalde,
José Ramón Torres quien murió en el desempeño en 1908. Acto seguido y ya
durante la segunda intervención del ejército de los Estados Unidos fue
designado como Alcalde de Holguín Manuel Grave de Peralta.
Durante
la II Ocupación
norteamericana (entre 1906-1908) aconteció
la reorganización de los partidos para las elecciones municipales de agosto de
1908. En estas circunstancias obtuvo el triunfo alcaldicio José A. García
Leyva, candidato de los Liberales Históricos quién derrotó al representante de
la coalición entre Liberales y Conservadores, José Tamayo Torres.
Los
problemas sociales, lejos de resolverse, ahora fueron en aumento; tal es el
caso de los menesterosos que deambulaban por todo Holguín. Y cómo no iba a
ocurrir así si en un municipio de 50 mil habitantes nada más había un sanatorio
con 25 camas. Dice la prensa de entonces que por la ciudad proliferaban menores
de edad hasta altas horas de la noche; para evitarlo las autoridades adoptaron la
Ley Campins, que decretaba que estos no
podían transitar solos por las calles después de las 8 pm. Más el Gobierno no
pudo resolver las causas que llevaban a los niños a andar por las calles y por
eso ellos siguieron aquellos “mataperreando”.
Crear
un Instituto de Segunda Enseñanza fue un anhelo de entonces que tampoco se
logró. Lo que sí se pudo conseguir fue la tan polémica creación en la ciudad de
una Zona de Tolerancia, que había sido solicitada el 2 de
mayo de 1910, por el edil Lancho
Barriga, como medio de perseguir la prostitución
clandestina y poder evitar con ello “el espectáculo inmoral de verlas por
nuestras calles y poder controlar la propagación de enfermedades venéreas”.
(Estuvo dicha zona de tolerancia en la calle Máximo Gómez, desde la de esquina
de Garayalde hasta la Salida
hacia San Andrés).
En
las elecciones noviembre de 1912 la
Alcaldía pasó a manos del coronel Miguel I. Aguilera Feria, del Partido
Popular, que derrotó al representante del pacto de menocalistas y miguelistas,
Floridano Feria Savori. En 1916 el liberal Aguilera Feria es reelecto pero en
1917 el Alcalde se incorporó al movimiento antimenocalista (que intentaba
derrotar al Presidente de la
República Mario García Menocal, conocido como “La Chambelona”). Vencidos
los contrarios al presidente el alcalde de Holguín deja de serlo y sobreviene
un período de inestabilidad política con varios alcaldes de facto: Justo Cuza,
Salvador Torralba, Agustín Ochoa Ochoa, Gaspar
Beceña y el músico y edil Manuel Avilés Lozano.
Fueron
las elecciones de noviembre de 1918 las más fraudulentas de todas las celebradas
en Holguín. Entonces la mayoría la tenía el Partido Liberal, pero una maniobra
tramposa dirigida por Pedro Rojas Cano escamoteó las aspiraciones liberales, y
provocó el ascenso al candidato conservador Gaspar Beceña González.
Esta
dicha fecha marca, además, el inicio del movimiento obrero organizado con la Asociación de
Torcedores de Holguín, un gremio de tendencia reformista. Para 1919, se
encontraban organizados los panaderos, los ferroviarios y el gremio de chóferes
de Holguín, con lo cual iniciaban la batalla por demandas económicas a sus
patronos.
El
alcalde Gaspar Beceña González acordó la ampliación del cementerio de la ciudad,
ya que no se pudo hacer otro por falta de dinero. En 1923 se crea la Banda de Música Municipal,
compuesta de un director, un segundo director, cinco
músicos de primera, siete de segunda, ocho de tercera y dos educandos.
Seis
años después, 1924, retornaron los liberales a la alcaldía con José García
Portelles. Para esos momentos los
servicios de salud se encontraban en franco abandono y centralizados por la
gobernación nacional. En Holguín el Ayuntamiento acordó crear una Casa de
Socorro, con personal calificado que estuvo muy mal equipada y que, además, era
conocida como “Casa de Botellas” porque del presupuesto designado a ella
cobraban muchos que no trabajaban allí.
Las
elecciones presidenciales de 1925 fueron ganadas por Gerardo Machado, candidato
del Partido Liberal. Un año después, el
liberal José García Portelles renunció
a su cargo de alcalde de Holguín y se postula como candidato a representante
por su partido. Lo sustituyó Antonio Infante Maldonado quien se impuso en las
urnas al conservador Federico Carbona Lotti y al popular Celestino García
Bracho. Pero antes de marcharse del sillón municipal, García Portelles aprueba
(13 de abril de 1925), donar un terreno en el cementerio local para el panteón
de los Veteranos de la Independencia. Lo sustituye en la alcaldía Maximino Parra, que está en el cargo hasta 1933.
Infante
Maldonado dedicó toda su administración al arreglo de los caminos vecinales,
adquiriéndose para ello, un tractor de
10 toneladas, una máquina de hacer caminos, una niveladora, una zanjadora, un
tractor de 17×28 caballos de fuerza… (Arreglar los pésimos caminos municipales
era una de las más caras y viejas aspiraciones de los holguineros). Para
hacerlo como Dios manda el Ayuntamiento acordó la compra de una aplanadora y
gran cantidad de asfalto, cemento, piedras picadas, arena ,cal ,etc, pero la
idea no pasó de ser un acuerdo, jamás lo materializaron.
En
diciembre de 1927 se pide que el solar de
Luz Caballero y Mártires sea destinado a la construcción de un moderno
edificio, capaz de albergar el Vivac Municipal, Cuartel y Oficinas de la Policía Municipal,
la Banda de
Música, la Academia
de Música, Cuartel de Bomberos y la
Casa de Socorros. (Es ese otro de los caros sueños
holguineros nunca satisfechos).
Llega
1928, año de elecciones presidenciales. Machado forma lo que en la historia de
Cuba se conoce como cooperativismo que lo llevaría como único candidato. Casi
todas las facciones de la sociedad se organizan para hacerle frente al
general-dictador. Se encontraban en la oposición todas las tendencias políticas
de la Isla, los
izquierdistas CNOC, el Partido
Comunista, el grupo Unión Revolucionaria de Antonio Guiteras, los centristas
del Directorio Estudiantil
Universitario, los grupos de corte fascistas como el ABC y el grupo de derecha
“Unión Nacionalista” dirigido por Carlos Mendieta. Machado pone en vigor la Ley de Emergencia Electoral y
prohíbe la reorganización de los
partidos con lo que consigue que la asociación Unión Nacionalista (UN) pasara a
ser uno de ellos. Unión que había nacido en Holguín al separarse un grupo de
liberales de su partido capitaneado por José García Portelles, más otros
militantes que les llegaron de otros partidos conservadores y populares.
El
27 de agosto de 1933 ocupaba el cargo el alcalde municipal en Holguín Carlos
Dominicis. El nuevo alcalde procedía del ABC radical que se opuso a la
mediación norteamericana; por tal hecho el alcalde contó con el apoyo de los
sectores revolucionarios, en especial, de Unión Revolucionaria.
Es
en ese período cuando, impulsados por el Partido Comunista, se crearon nuevos
sindicatos, como las Obreras de la
Aguja, (más tarde Sindicato de sastres, costureras y similares), el de los
trabajadores del comercio y el de los
empleados de hoteles, fondas, cafés. Todos ellos fueron aceptados después
como miembros de la
Federación Regional de Holguín y de la CNOC en
la Conferencia
Obrera Zonal efectuada en Holguín. En este ambiente de lucha se incrementaron las huelgas, los paros
laborales en demandas de mejores
condiciones de trabajo y del nivel de vida.
El
golpe del 4 de septiembre fue secundado por los militares de baja graduación
de la ciudad, bajo la dirección de los seguidores de Guiteras. En Holguín,
los menocalistas, nacionalistas y abecedarios se opusieron al él por considerar
que se anulaba el gobierno nacido de la confabulación mediacionista. El alcalde
Dominicis mantuvo el poder al contar con cierto apoyo de los sectores
revolucionarios que integraban el Comité Ejecutivo Revolucionario (CER)
emergido del golpe. El CER se caracterizó por una izquierda muy fuerte,
representada por los seguidores de Guiteras, y en particular, por la presencia
de Luis Felipe Masferrer Landa.
Poco
después el alcalde Dominicis fue acusado de representar a los abecedarios y
proteger a viejos políticos liberales. El 6 de noviembre de 1933 lo sacan de la
alcaldía nombran como alcalde provisional de Holguín al comunista Luis Felipe
Masferrer Landa, por considerar que reunía las condiciones “para el
desempeño del puesto, y al mismo tiempo cooperar en la labor de renovación y reforma que corresponde a un
Gobierno Provisional producto
de la auténtica revolución”. Luis Felipe, con solo 24 años de su edad fue el
alcalde más joven de todo el período republicano holguinero.
Este
precario poder popular con Luis Felipe Masferrer Landa a la cabeza dictó, entre
sus primea medidas, la destitución de algunos renombrados machadista de sus cargos
municipales, la intervención del Alambique, propiedad de Gerardo Machado y de
dos holguineros, la de la fábrica de
vino de Tomás Torralba y Machado y la incautación del central Cacocum donde le
fue dada a familias campesinas muy pobres seis rosas de tierras abandonadas de
las colonias Robainas y el Júcaro y así también el reparto de carnes a familias
de escasos recursos, el despliegue de
una activa acción policial contra el juego, y por la mejora de la Casa de Socorro.
Pero
sin dudarlo: la más radical y revolucionaria medida la toma el nuevo gobierno
provisional de Holguín a solo cuatro días de su toma de posesión. Fue esa una resolución
que regulaba las tarifas a pagar por los usuarios de teléfonos y de
electricidad en la localidad. Estaba dirigida la disposición contra las compañías norteamericanas Cuban
Telephone y Chaparra Light & Power
Company, que controlaban esos dichos renglones. En los por cuantos del decreto
se justificaba la medida diciendo que se tomaba por la crisis que vivía la
población cubana, agudizada por la dependencia de EE.UU y porque las tarifas se
mantenían invariables desde hacía 14 años, esto es, durante todo el gobierno de Machado, sin tener en cuenta la situación de crisis durante la
que en lugar de bajar, los precios habían subido.
Tres
días después del hecho, en alocución impresa al pueblo, Luis Felipe define su
posición política: Comienza analizando que tomaba posesión, “convencido de los
mismos principios democráticos que han guiado todos mis pasos y actividades. (…)
Yo me creo con capacidad para interpretar rectamente los anhelos de esta
colectividad; y no otra cosa.” Igual
reconoce su capacidad para interpretar los anhelos del pueblo, “no en abstracto, no con palabras
huecas, como los políticos tradicionales”, sino con su actuación. Y dice que su
obra perdurará al interpretar los intereses populares. A continuación se
detiene en el análisis de la situación de los cubanos en esos momentos: “Las
necesidades del pueblo son ilimitadas, no cabrían en ningún cálculo estadístico
y las posibilidades de este gobierno para cubrirlas son restringidas. Con la
vista fija en ello empuño el timón. La herencia de la explotación y de la
opresión sale ahora a la superficie, aplastando a las masas trabajadoras de
nuestro país; la desconfianza y el miedo descubierto se apoderan del capital.”
Luis
Felipe consideraba que a los holguineros no era posible… “hacerle promesas
después de más de 30 años de olvido y desgobierno” y recalcaba que no sería él
quien vendría a “prometer habilidosas mejoras sino estoy plenamente convencido
de que, así tan luego de la palabra, vendrá la acción.” Para el alcalde
Masferrer la preocupación era resolver la crisis económica que se abatía sobre
el país, y en particular sobre el municipio. Se debía solucionar la situación
de hambruna generalizada en los sectores populares, dijo. De él son estas
proféticas palabras: “Mientras haya hambre habrá revolución.” Su
posición política la definió diáfanamente cuando afirmó, que “rompía con el
caudillismo de barrio y la politiquería de asamblea” para inmediatamente
subrayar: “A estas alturas debemos convencernos de que la política está en las
masas y no en las asambleas.” Estas
últimas palabras demostraban los intereses que él iba a defender durante su
alcaldía; pero comprendió que en esos momentos se estaba “sacudiendo
briosamente el yugo del imperialismo yanqui el cual, en todas las épocas, ha
sido un fantasma de nuestros políticos.” Según el joven alcalde socialista de
Holguín “la subordinación de nuestros políticos al imperialismo es igual a la
sumisión de los voluntarios a la metrópoli española” (…) “y nosotros nos
ponemos frente a frente a ese poder, por eso tenemos que formarnos economía
propia a costa de cualquier sacrificio. Frente a nosotros está el porvenir, y
en nuestras manos el presente. Servir de puente salvador a este enorme abismo
es nuestra tarea.”
Otra
de las características de la administración municipal del alcalde Masferrer fue
tratar de desarticular a la oposición, para ello encarceló y expulsó de la
ciudad a “casi todos los politiqueros”, entre ellos al procurador José Antonio
Martínez, que era representante a la Cámara. Otro de los detenidos fue uno de los
célebres Albanés quien, para evitar el encarcelamiento se hizo pasar por
enfermo, pero el médico Dr. Avilés negó que en verdad lo estuviera.
El
3 de junio de 1936 Luis Felipe Masferrer apareció ahorcado en un hotel de
México.
Al
finalizar la Revolución
del 30, la figura que definió los derroteros de Cuba fue el general Fulgencio
Batista: el militarismo se enseñoreó en la Isla para decidir en la política de turno. Para
entonces se instauraba el Gobierno de Concentración Nacional
Caffery-Batista-Mendieta.
En
este período es designado alcalde de facto en Holguín José García Portelles.
(que asume en 1934 cuando Masferrer es sacado de la alcaldía y está en ella
hasta marzo de 1936). En el año 36 es electo el liberal Rafael Ángel Aguilera, a
quien su campaña caracterizó como “modelo de sencillez, y de paternal mandato”. En verdad no hay
imputaciones esenciales que hacerle al alcalde, pero sí, mucho, al presidente
del Ayuntamiento, Oscar Albanés, en sus peticiones respecto al aumento y
creación de impuestos municipales sin nada importar la crisis horrorosa que
vivía el país.
La victoria de las elecciones de 1940 la obtuvo el auténtico Dr. Juan José. García Benítez, apoyado por su partido, por el ABC y por Acción Republicana. El programa presentado por el elegido alcalde auténtico respondía a lo preceptuado en la Constitución del 40 enrumbado a las necesidades locales. Desde su toma de posesión García Benítez comenzó a cumplir con el compromiso contraído con las fuerzas que lo llevaron al poder. Transcurridos siete meses de su gobierno se había pavimentado la calle Luz Caballero desde Maceo hasta el Cementerio y se inauguró el Dispensario médico montado a la moderna, edificio que compartía el Vivac Municipal. La labor de José García Benítez “…no ha dejado nada que desear”, en opinión de la prensa local. “Él encontró la alcaldía en completo estado de desbarajuste, en un nido de desaciertos políticos; fielmente ha sabido interpretar el programa del partido auténtico para provecho y beneficio del pueblo holguinero”.
Realmente
este gobierno local hizo mucho más de lo que hasta esos momentos otros habían
hecho, y eso que ha de tenerse en cuenta la afectación del país por los
primeros años de la
Segunda Guerra Mundial, (afectación que también padeció el
siguiente gobierno alcaldicio).
Sustituye
a García Benítez en el sillón municipal el auténtico-republicano Antonio Díaz
Fernández. Su gobierno alcaldicio duró 17 meses, desde el 15 de septiembre de
1944 hasta febrero de 1946. En enero de 1945 se creó el Comité Pro-Acueducto,
Alcantarillado y Pavimentación y se prestó atención a los caminos que se
dirigían desde Holguín a la
Palma y Sao Arriba, barrios estos sumidos en un casi total
aislamiento. Por cierto, después de estos trabajos es cuando comienza a
gestarse la idea de construir caminos a través de los cuales llevar el turismo
hacia la playa Guardalavaca.
También
en el gobierno alcaldicio de Díaz Fernández es cuando cobra fuerza la idea de
constituirse en Holguín la provincia del Norte de Oriente. Fue el 15 de enero
de 1945 cuando se creó el primer comité para la lucha y propaganda en pro de
dicho fin. (Aspiración reforzada en 1950, sobre todo porque el gobierno había
prometido apoyar la creación de la Séptima Provincia.
En 1951 el comité despliega el más intenso movimiento comprometió a todas las instituciones y
fuerzas vivas de Holguín, y al pueblo en general tratando de lograr la cara aspiración).
Entonces
este municipio no se diferenciaba mucho de los del resto del país: El abandono
estaba entronizado, y el carácter participativo del pueblo en la gestión de
gobierno no sobrepasaba el acto electoral. Ciudadelas enteras, dentro de la
ciudad carecían de servicios de alumbrado público y electrificación, tampoco
tenían esos servicios importantes barrios. Tan así era que fue en estos años
cuando los dos barrios más poblados del Holguín de entonces se electrifican, (Vista
Alegre y Pueblo Nuevo).
No
obstante ha de mencionarse el nombre de Guarro Ochoa cuando del despegue
urbanístico de Holguín se hable. Fue este alcalde el que consiguió que la Baystes Corporation hiciera estudios sobre las posibilidades de construir Acueducto, Pavimentación, y Alcantarillado en
Holguín, y la instalación de una Planta Eléctrica. El Consistorio también se
ocupó de cuestiones dirigidas a enaltecer y preservar los valores del
municipio: En 1944, se creó por decreto la Comisión
de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos de Holguín.
En los comicios de junio de 1950 resultó reelecto Guarro
Ochoa Ochoa como alcalde de Holguín y el 2 de noviembre de 1950 se le crea al
municipio una institución judicial largamente batallada: La Audiencia de Holguín. De
este modo quedaba saldada una promesa hecha a los holguineros por el presidente
Prío Socarrás, en una visita que hizo a la ciudad en agosto de ese año.
La gestión alcaldicia de Guarro Ochoa se desarrolló
movido por dos
propósitos, uno, mantenerse en el poder, y otro, contribuir al progreso de la
ciudad. Cada una de las obras publicas y, en especial, de los puentes
construidos sobre los ríos que rodean el centro de la ciudad, se convirtieron
en grandes actos de su campaña electoral, y en ellos quedó adheridas las placa
donde rezaba el nombre del alcalde que había aprobado el presupuesto para su
construcción. Sin embargo Guarro no consiguió que el presupuesto municipal
alcanzara para sostener el Orfanato Anna Walker, dedicado a prestar auxilio y atención a niños sin amparo filial.
En 1955 se convierte en el alcalde de Holguín Segundo Sera Serrano.
(Leer: Segundo Sera Serrano, último alcalde de Holguín en el periodo pseudorepublicano. 1955 - 1959)