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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

20 de febrero de 2010

J(ota)Cruz es Juany (lqqd)



JotaCruz es Juany. Lo conozco desde hace un milenio porque es el primo de Ramón. (Sin embargo Ramón es otra historia diferente). Un día fuimos a la playa, pero entonces Juany nada más era profesor del Tecnológico donde un día antes se había graduado. Verdad que ya era el espíritu nervioso que es, flaquísimo y nunca había tenido una cámara. O sí, ya había tenido una que le costó veintipico de pesos y que servía para sacar 36 fotos y ninguna más. Por eso él solo hacía fotos de la familia y las imprimía al alto costo de 0.20 centavos cada una.

Un día fuimos a la playa, como queda dicho. Estaban Yerganis (la novia de Ramón, pero Ramón es otra historia diferente), Yamilé, mi esposa entonces y Luisito. Y como es lógico, Juany y yo. !Como hizo fotos entonces!, que ninguno de los otros vió porque no miraron el encuadre que Juany hacía con sus dedos largos y flacos. La economía no le alcanzaba para más.

Un día Juany me presentó a su primo que era fotografo y yo gestioné que expusiera en Holguín durante unas Romerías de Mayo (El primo, claro, que Juany todavía no tenía cámaras). Pero el primo le consiguió una que no le sirvió mucho porque en ese preciso momento llegaron a Cuba las primeras cámaras digitales. Hasta me acuerdo el día que se le perdió una de esas cámaras que era propiedad de una institución que lo había contratado.

Luego le perdí la pista aunque lo que encontré algunas veces en una esquina cualquiera y lo volví a perder después de media hora de conversaciones. Y mientras, Juany creció y se metamorfoseó en J(ota)Cruz. Yo he tratado de convencerlo para que haga fotos para mi blog y el dijo que sí muchas veces, pero se va sin decir adiós, sin pensar en volver. Hasta ahorita mismo...

Ahora Juany es uno de los más talentosos fotorreporteros del país. Por su afición a la pelota, que yo no comparto, trabaja en el INDER (Instituto Naional de Deportes, Educación Física y Recreación). Me dijeron ayer que Juany fue seleccionado el mejor fotorreportero del INDER durante el año pasado, y seguro que su primo Ramón no se ha enterado.(Cómo lo va a saber si él es una historia diferente).

Le quise hacer una entrevista y nervioso siempre, me remitió lo que sigue:

Juan Miguel Cruz Gómez. (Jotacruz). Holguín. 1968.
Desde el año 1996 se dedica profesionalmente a la fotografía.
Actualmente trabaja como fotorreportero en la Dirección Provincial de Deportes de Holguín
Preparación profesional: ha participado en múltiples cursos, entre los que se destacan: lll Taller Internacional Fotografía de Prensa. Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ciudad de la Habana. Julio del 2006. Taller de Fotografía Analógica y Digital. Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ciudad de la Habana. Febrero 2005. Curso de Fotografía Digital y Photoshop: Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ciudad de la Habana. Agosto del 2002. Curso Fotografía de Prensa. Casa de la Prensa. Holguín. Enero del 2001. Curso Panorama de la Fotografía a finales del Siglo XX. Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ciudad de la Habana. Diciembre del 2000.
Ha sido acreditado en múltiples ocasiones a eventos nacionales e internacionales como los Congresos Calidad de vida, las diferentes ediciones de Las Romerías de Mayo, Semana de la Cultura Holguinera, Fiesta Iberoamericana, los Juegos del ALBA y Olimpiadas Nacional del Deporte entre otros.
Revistas y periódicos han publicado sus fotografías, entre ellos: Revista Obras. Revista Excelencias del Caribe. Revista Serranía. Revista Ámbito. Periódico Granma. Semanario ¡Ahora! Semanario Jit. Periódico La Luz Además podemos ver su obra en páginas Webs e infinidades de publicaciones para el turismo
Exposiciones: Vida en el humedal. Primer Simposio Nacional de Administración, manejo y uso sostenible de recursos naturales. El Bagá. Cayo Coco. Ciego de Ávila Noviembre de 2008 Exposición colectiva Miradas. Museo de Historia Natural Joaquín. Fernández de la Vara. Gibara. Holguín. Abril del 2008 Exposición colectiva Caleidoscopio; Cicatrices, la marca de nuestros pueblos. Salón Armando Reverón de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en México. Ciudad de México. México. Abril del 2008. Exposición colectiva Caleidoscopio; Cicatrices, la marca de nuestros pueblos. Galería Fayad Jamis de la Embajada de la República de Cuba en México. México D.F. México. Noviembre del 2007. Exposición colectiva Caleidoscopio; Cicatrices, la marca de nuestros pueblos. Universidad Autónoma de México. San Juan de Aragón, Estado de México. México. Octubre del 2007. Participa como expositor en el V Encuentro Internacional de Fotografía. Caleidoscopio; Cicatrices, la marca de nuestros pueblos. Ciudad México. México. Septiembre del 2007. Exposición personal Los silencios de una Ciudad. Salón Principal de la sede de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC). Ciudad de Holguín. Holguín. Julio del 2004. Segundo Salón de Fotografía. Centro Provincial de arte . Ciudad de Holguín. Holguín. Julio del 2003. Primer Salón de Fotografía. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Holguín. Enero de 2002. Exposición colectiva. Casa de la Prensa Holguín. Enero del 2001. Exposición colectiva del Club de Fotografía de la Ciudad. 3x4 Fotografía. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Holguín. Abril del 2000. Exposición conjunta con el fotógrafo José Rodríguez Martínez Persistencia de la memoria. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Holguín. Abril del 2000.
Premios y reconocimientos: Durante su trayectoria ha recibido múltiples premios y reconocimientos por su trabajo entre los que se destacan: Primer premio en el 1er Salón de Fotonaturaleza con la serie Vida en el humedal. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Abril del 2009. Segundo premio en el 1er Salón de Fotonaturaleza con la serie Biodiversidad. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Abril del 2009. Reconocimiento de la firma Trimagen. 1er Salón de Fotonaturaleza por la serie Vida en el humedal. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Abril del 2009. Gran Premio del 2do Salón de Fotografía en Holguín por la serie Agua al dominó. Centro Provincial de arte. Ciudad de Holguín. Julio del 2003.
Participación en eventos: IV Congreso Iberoamericano y Caribeño de Agentes de Desarrollo Sociocultural y Comunitario y I Coloquio Iberoamericano de Fotografía Comunitaria. Casa Benito Juárez. Ciudad de la Habana. Octubre del 2000. IV Encuentro Iberoamericano de Marketing y Publicidad. Hotel Nacional de Cuba. Ciudad de la Habana. Abril de 1998. V Encuentro y Coloquio Iberoamericano de Fotografía. Centro Internacional de Prensa. Ciudad de la Habana. Octubre de 1997
Actualmente ocupa la vicepresidencia del Club de Fotógrafos de Holguín. Además es miembro activo del Fondo Cubano de la Imagen, del Fondo Iberoamericano de la Imagen y de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, entre otras organizaciones profesionales.

SERIE BIODIVERSIDAD

 
 


SERIESERIE: VIDA EN EL HUMEDAL



SERIE: GIBARA




SERIE: ROMERIA DE MAYO


 

Olor a caracoles, Gibara

En mi afán de convertir este blog en una base de datos sobre Holguín, la gente, los lugares, publico esto que encuentro en www.cubadebate.cu 

Texto: Alina Perera Robbio.
Fotos: 10K

Como soplo purificador, el aire marino recorre todas las sendas de Gibara. El olor a caracoles, a secretos profundos, a maderos lamidos por el oleaje, sumerge a los pobladores de ese municipio de la costa norte de Holguín en una sensación de magia, de ser los elegidos para contar grandes historias de otros tiempos y de estos.
Se asegura que Cristóbal Colón tocó esa tierra. La gente lo cuenta con orgullo, como lo hace sobre otros sucesos que confieren cierto toque de distinción al poblado, universo que se queda prendido de la memoria del visitante por esa imagen tan nítida, como dibujada, de los botes dormidos a la orilla del mar.
Parece que, por fortuna, el destino de Gibara es ser testigo de acontecimientos encantadores. Si alguien dudara al respecto, que busque detalles sobre lo que allí se vive cuando echa a andar, como es tradición desde hace unos años, el Festival Internacional de Cine Pobre -sueño que tomó cuerpo por el empeño del cineasta cubano Humberto Solás-, cita en la cual se mezclan creadores, todo tipo de peregrinos e hijos del pueblo, en un escenario siempre delineados por la pureza de la imagen.
Gibara se ha convertido por eso en el vórtice de un encuentro donde todos, lo mismo anfitriones que visitantes, son artistas; donde los pescadores no solo miran al mar a ver qué cosas buenas llegan, sino también al corazón del hermoso pueblito, tan discreto y sumergido en la geografía oriental de Cuba, y sin embargo tan reivindicado desde lo que une realmente a los seres humanos: la creación.
Para mi amigo 10K, amante del cine y tan sensible a toda imagen que alimente su nostalgia, lo más inolvidable de Gibara serán siempre sus botes tranquilamente amarrados a la entrada del pueblo, como sobrios testigos de una ciudad abierta a las mejores corrientes, a los mejores sueños.


GIBARA, CIUDAD DE PESCADORES




MIRANDO GIBARA

14 de febrero de 2010

Apuntes sobre la naturalidad del poeta Gastón Baquero: Primero textos.

Por: Lic Ana Gloria González Ochoa.
banes@baibramacult.cu


RESUMEN:

Se aborda de forma explícita diferentes elementos que muestran y aclaran el lugar de nacimiento del poeta Gastón Baquero – importante escritor cubano y de Hispanoamérica, quién fuera miembro del grupo Orígenes. A través del análisis de fuentes bibliográficas que incluyen las actas literales de la familia Baquero – Díaz; se presentan pruebas que atestiguan lo de su nacimiento, lo que queda abierto para un proceso legal.




Gastón Baquero (1914-1997) es una personalidad relevante en la literatura cubana y hispanoamericana, que legó una extensa obra creativa y la aplicación de un método literario novedoso. Graduado como ingeniero agrónomo y químico azucarero en Universidad de la Habana. Traduce autores de habla inglesa y francesa, integra movimientos literarios como el grupo Orígenes (1944-1956), liderado por Lezama Lima (1910-1976). Fue redactor principal del periódico: El diario de la Marina. Participó en varias revistas literarias y fundó la revista “Clavileño” de ese mismo estilo. En España trabaja en el Instituto de Cultura Hispánica y en radio exterior de España. Colabora en los periódicos y revistas literarias e imparte docencia en la escuela oficial de periodismo. Entre su obra poética se destaca: Saúl sobre la espada (1942), Poemas escritos en España (1960), Memorial de un testigo (1966), Magias e Invenciones (1984), Poemas Invisibles (1991). Entre su obra ensayística resalta: Escritores hispanoamericanos de hoy Madrid (1961), La poesía como problema (1966). Indios, blancos y negros en América (1991) y Acercamiento a Dulce María Loynaz (1993), entre otros.
Los nacimientos constituyen un acontecimiento esencial en la vida de las diferentes naciones, enriquecen y nutren la memoria, como historia y existencia de los pueblos, a través del devenir histórico. Conjuntamente con los matrimonios, defunciones y ciudadanía se inscriben dentro de los Registros Civiles en los diferentes países.
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Por primera vez en el año 2000 aparece en Cuba una antología de una de las voces más autenticas y poco difundidas del siglo XX “la patria sonora de los frutos” de Gastón Baquero (1914 – 1997, con selección, prólogo, notas y compilación del apéndice del poeta Efraín Rodríguez Santana (1953), quien además de mostrar el universo lírico del escritor desde sus primeros versos escritos en Banes hasta los últimos producidos en Madrid expone la certificación del poeta donde queda plasmado que no era natural de Banes, como se pensaba y él nos acostumbró a creer; sino que era natural de La Habana y había nacido en 1914 y no en 1918.

No cabe dudas que este documento generó un cambio en la naturalidad del escritor y aclaró definitivamente la fecha de ésta, pero desde el punto de vista bibliográfico suscitó discrepancia entre la intelectualidad como se verá después, Gastón Baquero siempre precisó literalmente que era natural de Banes y en todas las fichas biográficas o estudios que se hacían sobre el autor, donde se incluyeron estas referencias, se citaba a Banes como su lugar de nacimiento.

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En esta investigación se utilizaron diferentes métodos que nos permitieron obtener nuevos conocimientos de las fuentes consultadas.

Dentro de los métodos empíricos se utilizó la entrevista a familiares y amigos del escritor residente en Banes, asimismo se recurrió al método biográfico con la consulta de documentos personales del poeta.

Aplicamos como métodos teóricos,: El análisis y crítica de fuentes donde se trabajó con las certificaciones literales de la familia Baquero – Díaz existentes en el Registro Civil de Banes, y con entrevistas documentales realizadas por estudiosos del escritor donde se abundaba sobre el origen del mismo.

Finalmente aplicamos el método hermenéutico que nos sirvió para la interpretación de algunas terminologías presentes en las certificaciones literales de Gastón Baquero (1914- 1997) sobre la poesía.



¿Cómo contribuir a esclarecer la naturalidad del poeta Gastón Baquero(1914-1917) a partir de una documentación probatoria ?, es nuestro problema científico lo que implica argumentar sobre el tratamiento dado al tema dentro de la bibliografía del país y fuera del mismo.

En los libros “Diez poetas cubanos” (1948), “Cincuenta años de la poesía cubana”( 1952), y “Lo cubano en la poesía”, en su segunda edición (1970), todos de la autoría de Cintio Vitier (1921), se incluye al poeta Gastón Baquero(1914-1997) y se muestra en la ficha biográfica ,que es natural de Banes; sin embargo el autor es impreciso en la fecha. En el primer libro la enmarca en 1916, mientras que en los dos restantes en el 1918.

En 1993 el escritor banense Remigio Ricardo Pavón (1953) en coordinación con la Editorial La Vasca en España, publica el libro: “Gastón Baquero: Un recuerdo familiar y otros textos del poeta”, en entrevista realizada a Ebert Baudín - tío de Baquero por parte materna en un segundo matrimonio -, señalaba: Gastón nació en esta casa de calle 3ra norte número38 …Gastón era mellizo, nacieron el 4 de mayo de 1914, aquí mismo en ese cuartico que se ve ahí, viejo y destartalado.

Nótese que desde el punto de vista editorial es la primera vez que se hace referencia a la hermana melliza del escritor como un elemento esencial de su naturalidad.

Gastón Baquero Díaz muere en Madrid el 15 de Mayo de1997. Un año después de su fallecimiento la Editorial Betania en España publica una serie de entrevistas realizadas a partir de 1984 hasta su muerte por diferentes intelectuales cubanos la mayoría residentes fuera del país, - con la excepción de Niall Bins de Londres,- bajo el título: “Entrevistas a Baquero”, texto que aborda aspectos literarios y civiles del autor que nos ocupa.

En libro citado, Felipe Lázaro-uno de los autores- interpela a Baquero:

¿Cómo influyo en tu formación y vida literaria el haber nacido en un pueblo como Banes?

_ Mi pueblo natal no era exactamente un pueblo campesino con predomino de lo rural sobre lo urbano… Por la presencia allí, desde el año 2 de la United Fruit Company…

Del mismo modo otro Bladimir Zamora - otros de los entrevistadores- , interroga a Baquero sobre su nacimiento:

¿ Nacer en Banes, allá en el Oriente, fue bueno o malo para el futuro poeta?

_ Será por el amor a mi cuna, pero encuentro que Banes es un pueblo con vocación de poesía … porque en mi pueblo la poesía era una aparición cotidiana.

Nótese que el propio escritor Gastón Baquero (1914- 1997) hace alusión a Banes como su lugar de nacimiento. En la ficha bibliográfica del libro “Entrevistas a Baquero”, se expone que el poeta nació en Banes.

Asimismo el libro “Nueve poetas cubanos del siglo XX”(2000), publicado en España que incluye textos de Gastón Baquero, resalta que el mismo nació en Banes pueblo Oriental de Cuba en 1918.9 También La Universidad Pontificia de Salamanca en homenaje internacional a Gastón Baquero, los días 27 y 28 de abril de1993 publica que el poeta nació en Banes el 4 de mayo de 1914.

Contrario a lo publicado en la certificación de nacimiento expuesto en la antología póstuma” la patria sonora de los frutos”(2000), la mayoría de las bibliografías refieren el año de nacimiento Gastón Baquero (1914- 1997) en 1918 y no en 1914 como ocurre; sin embargo todos los sitúan en Banes. Del mismo modo ocurre un proceso asimilativo de la critica a favor de la difusión de la obra de este escritor y se ve la naturalidad desde un ángulo capitalino, queda divida la opinión en el oriente del país que argumentaba la naturalidad del escritor a partir de sus propias palabras y el comportamiento bibliográfico del tema a nivel nacional e internacional.

En el año 2000 se publica el libro:” Gastón Baquero: el Testigo de su Lámpara”, con el que su autor Walfrido Dorta (1976), obtuvo el premio UNEAC de Ensayo “Enrique José Varona” y este autor asevera con toda potestad que: Gastón Baquero nació en la Habana en 1914. También en la Revista Correo de Cuba ,año 7 , tercer trimestre 2001, publica Fernando Rodríguez Sosa , el artículo ”Magias e invenciones de Baquero, donde esgrime las mismas consideraciones que se señalan sobre la naturalidad de Baquero desde la publicación de su antología póstuma.

Internacionalmente a través de diversas publicaciones por internet se seguía publicando que Baquero era natural de Banes, del mismo modo publicaciones de derecha como: Diario de Las Américas en el 2002 ,en el artículo “El municipio es un poema de Gastón Baquero , se testifica que nació en Banes en 1918,al igual que el periódico “El banense libre ,Miami 2 febrero 2003.

La Fundación Central Hispano en Madrid en 1995 publica los libros “Gastón, Ensayos” y “Poesía completa (1935- 1994”),en estos textos no se hacia alusión a la naturalidad del escritor ; sino a su ciudadanía, y en las referencias bibliográficas se mencionaba “al poeta cubano” Gastón Baquero. Asimismo algunos estudios ensayísticos sobre este intelectual como: “Gastón Baquero y la identidad nacional cubana(1994), de Isabel Castellanos y “Gastón Baquero, ensayista en celebración de existencia,” de Pedro Shimos, entre otros, señalan dentro de los elementos biográficos a la ciudadanía.

No teníamos una fe de bautismo que confirmara el nacimiento de Gastón Baquero; pero si existían las actas literales sobre su naturalidad en el Registro Civil de Banes, que recogían con minuciosidad los detalles del acontecimiento. En el tomo 20 con folio 391 se registra que, José Eduardo Gastón Baquero Díaz fue inscripto el 20 de febrero de 1918 ante el señor José Rafael Arbucias Talón, juez municipal y el secretario Inocencio Quiñones Benítez, por su tío Sixto Díaz Vázquez, natural de Banes, mayor de edad, soltero, barbero, a petición de sus padres. Al efecto el tío declara: “Que dicho varón nació en el domicilio de sus padres a la cinco pm, del día cuatro de mayo de mil novecientos catorce. Que es hijo legítimo de José María Baquero Prieto y Fredesvinda Díaz Vázquez … y vecinos de la Habana”.

De una forma más explícita que el certificado de nacimiento, este documento nos conducía al mismo camino, Gastón Baquero era de la Habana. No obstante confrontamos el acta literal de su hermana melliza, donde se señala en el tomo 20 con folio 392 que, Carmen Hilda de la Caridad Baquero Díaz fue inscripta el 20 de febrero de 1918 ante el señor José Rafael Arbucias Talón, juez municipal y el secretario Inocencio Quiñones Benítez, por su tío Sixto Díaz Vázquez, natural de Banes, mayor de edad, a petición de sus padre, quien declara: “Que dicha hembra nació en su domicilio a las cinco pm del día cuatro de mayo de mil novecientos catorce. Que es hija legítima de José María Baquero Prieto y Fredesvinda Díaz Vázquez … y vecinos de la Habana”.

No existía una correspondencia entre estas dos actas, era imposible que ambos mellizos nacieran a la misma hora - cinco de la tarde - en lugares tan distantes como la Habana, - domicilio de sus padres - y Banes, - domicilio del declarante - , que era el tío Sixto.

El error pudo ser del escribiente y de hecho así se evidencia; pero conocemos de otras circunstancias que fueron propicias para esta situación, como fue la ruptura matrimonial de los padres de Baquero en el 1915 y la incomunicación de estos, acentuada por la negativa de los parientes , - especialmente la abuela materna Carmen Vázquez - en la aceptación de José María Baquero Prieto( Padre) como parte de la familia, por su condición de mulato y por haber causado serios problemas dentro de los valores morales de este hogar, pues sus hijos fueron concebidos antes del casamiento.

Los folios 534, 535 y 536 del tomo 7 de la sección de matrimonio del Registro Civil de Banes, refieren los pormenores del matrimonio de José María Baquero Prieto y Fredesvinda Díaz Vázquez , quienes contraen nupcias a la edad de 21 años en Banes: “a las nueve pm del día veinticinco de julio de mil novecientos catorce, ante el señor Eduardo Franco Ballat,… José María Baquero Prieto, natural de las Martinas; provincia de Pinar del Río, vecino de Banes, estado soltero, profesión telegrafista… y Fredesvinda Díaz Vázquez, natural de Banes”.

Para 1914 ambos cónyuges eran vecinos de Banes y residían allí como se constata. Retomando la fecha de nacimiento de los mellizos, destacamos que esta ocurre el 4 de mayo de 1914 y en ese mismo año; pero el 25 de julio se casaron sus padres, por supuesto que era incompatible con la época y la visión de la familia, reconocer - aquellos hijos concebidos en la ilegalidad - antes del matrimonio, siendo ello una de las razones por la que son inscriptos posteriormente.

Después de cuatro años de rompimiento matrimonial, las escasas comunicaciones entre el padre de Gastón y su familia se suscitaron a través del hermano mayor de los Díaz. Desde ese momento comenzó un intercambio cruzado entre las familias. Sixto como mediador, se encargó de actualizar a José María Baquero Prieto de la situación precaria que atravesaban.

En el año 1918 se legalizan los nacimientos, enfatizando el telegrafista su deseo, de que su único varón fuera a estudiar y a vivir con él a la capital.

El periódico El Pueblo (1915- 1958) , reseña el 15 de junio de 1915 que el padre de Baquero deja definitivamente la ciudad de Banes y se traslada para La Habana como telegrafista. En 1918 Sixto – tío materno del poeta-, a petición de sus padres y como intermediario inscribe a los mellizos, por convenio familiar ,Gastón Baquero se irá para capital con el padre, mientras que su hermana Carmen Hilda se quedará en Banes con su madre.

Aproximadamente a los 13 años, Gastón Baquero deja a Banes para ir a la Habana a reunirse con su padre, donde inicia sus estudios de nivel medio y bachillerato. Finalmente matricula en la Universidad de la Habana, graduándose de ingeniero Agrónomo, simultáneamente su vida se funde a la literatura, que será una pasión que lo llevará a una intensa y renovadora actividad creativa, que realizará en Cuba desde los años 30 hasta finales de los 50, vinculándose a figuras muy importantes como: Lezama Lima, entre otros, al grupo Orígenes, y diversas publicaciones literarias, donde él también fue fundador como: la revista “Clavileño”.

Entre las influencias literarias podemos señalar su fusión a las poéticas de Unamuno, Vallejo, T. Eliot, Rilke, Paul Valery, Borges, etc, que hicieron al poeta más integral y distintivo. No podemos eludir las incidencia en su obra de las primeras lecturas en Banes de autores como: Darío y José Martí unido a el propio entorno banense que a él le parecía fantástico.

El grueso de su producción literaria, donde incluye la poesía, el ensayo y el periodismo el poeta lo realiza fuera de su país.

En la obra de Baquero tiene una especial resonancia su infancia en Banes y la magia que ejerció éste en su poesía, “porque en mi pueblo la poesía era una aparición cotidiana”. A pesar de vivir con grandes dificultades económicas, su medio familiar propició un desarrollo cultural favorable, alentándolo al gusto por la lectura, en particular su tía Mina, que le inducía a leer poesía romántica - delectación muy generalizada entre los pobladores de aquella época _, así como su doble condición de estudiante en varias escuelas y de aprendiz de barbero con su tío Sixto, donde cuenta el destacado músico de la ciudad José Alberto Alemany, - amigo de Baquero - , que este no mostraba ningún interés por el oficio, solo le gustaba leer, cuando llegaba el Diario de la Marina, se olvidaba de los clientes y de los encargos de su tío, nos aseveraba Alemany. Nunca imaginaron sus amigos que años más tardes Baquero, sería el redactor de ese periódico y un escritor de relieve hispanoamericano.

De está época surgen los primeros textos del poeta.“ El Parque” y “Niña muerta”, reveladores por sí mismo de parte de la psicología de esta ciudad.

“Niña Muerta” es un poema que forma parte de la memoria colectiva, a partir, de en un hecho real ocurrido por la década del veinte en Banes.

Una niña es encontrada muerta cerca del puente de la ciudad, desconociéndose las causas del fallecimiento.

Para Gastón Baquero fue un sueño donde él según cuenta, no se explica porque soñó una noche que se había ahogado en el río de su pueblo una amiga pequeña, historia que traduce poéticamente en un soneto, hecho aproximadamente a lo trece años y que de inicio tituló “Elegía”, y que compartió con su admiradora y guía, la tía Guillermina (Mina).



Niña muerta

A la niña que ha muerto esta mañana
le hemos puesto en el pecho una azucena;
y hemos puesto además una manzana
junto a su mano pálida y serena.

Los niños han venido. Ya está llena
su habitación de leve porcelana.
Parece que se mira en la azucena
y que tiende su mano a la manzana.

Nos alejamos que dos de su lecho
contemplando otra vez su faz serena.



La atmósfera del poema “El Parque” muestra una empatía con el tiempo vivido por el poeta y la actualidad.

Cuando se conoce a Banes y se leen estos textos no hay duda, que estamos en este lugar, el mismo que hace alusión Gastón Baquero.



El parque

El parque de mi pueblo tiene
cuatro laureles y el busto de un patriota
cuando la tarde es hecha una lumbre tranquila,
arriban silenciosas las ancianas.

La tarde es lo más bello de este pueblo,
y son tristes sus noches,
cuando el parque se queda desolado,
con sus cuatro laureles y el busto de un patriota.




En el año 2000 se publica la antología poética “La Ensenada”:Ediciones Holguín por la autora, por la autora de este trabajo, quien hace una selección de veinte ocho poetas del siglo XX incluye en la misma a Gastón Baquero(1914- 1997)y sus datos biográfico donde apunta que es natural de Banes. El 2001 la misma escritora realiza la investigación. “ Antología Poética banense siglo XX: Estudio temático y estilístico, donde en el acápite dedicado a Gastón Baquero, muestra diferentes argumentos sobre la naturalidad del escritor basado esencialmente en el estudio de la documentación registral. Esta investigación se publica en el Anuario de Investigación 2001.Ediciones Holguín, asimismo lo inherente a la naturalidad poeta se expuesto en diversos eventos como: Cultura y Desarrollo(2002), Festival del Caribe y Evento científico provincial de las ASCUBI, con muy buena aceptación y recepción del mismo para el esclarecimiento de la naturalidad del poeta a Gastón Baquero.

Conjuntamente con las valoraciones realizadas por el propio Gastón Baquero sobre su naturalidad, el estudio bibliográfico sobre la misma y la documentación del Registro Civil queda implícita la naturalidad del poeta que se esclarece en el orden teórico y no en el judicial ,la expiditación de este certificado según la ley 51 del Registro Civil en Cuba es oficial y sólo podrá ser subsanado por un pariente cercano ó interés institucional.

Gastón Baquero (Banes, 1914-Madrid, 1997) es un escritor muy significativo dentro de la literatura cubana e hispanoamericana. El esclarecimiento de su naturalidad es muy importante para el estudio biográfico de este escritor y la inserción bibliográfica de su obra en el país y fuera del mismo. Recuérdese que vivimos en la” Era de la comunicación”, y no basta estar informado, sino estar actualizado en la documentación que se utilice.



BIBLIOGRAFÍA

Baquero, Díaz Baquero. Poesía Completa (1935- 1994). Madrid: Fundación Central Hispana, 1995. 294 p.
Binns, Niall. Una visión de la poesía cubana del siglo XX. Madrid: Betania, 1998. 87 p.
Carranza, Julio… [et al.]. Cultura y Desarrollo. Temas (La Habana) 15: 82-95; jul- sep.1998.
Cordova Martínez, Carlos. Consideraciones sobre la Metodología de la investigación. __ Holguín: Universidad de Holguín:Centro de estudio sobre cultura e identidad, 2006. __ 114 p.
Cuadra, Ángel. El Municipio es un poema de Gastón Baquero. En: Diario de las Américas. __ Madrid: [S.N.], 2006. __ p. 7
Espinoza Domínguez, Carlos. La Poesía es magia e invención. Madrid: Editorial Betania, 1998. 31p.
Felipe, Lázaro. Entrevista a Baquero. Madrid: Editorial Betania , 1998. 11 p.
Lezama Lima, José. Cuando las cartas no llegan: selección. La Habana: Ediciones Unión, 2000. 263 p.
Pogollotti, Graciela. Política Cultural: una mirada, un universo. Santa Clara: Ediciones Sed de Belleza, 2001. 75 p.
Prieto Jímenez, Abel. La Cigarra y la hormiga. Santa Clara: Ediciones Sed de Belleza. [s.a.]. 47p.
Registro Civil Banes. Actas literales sección de nacimiento folios 391-392._ tomo20 / José Gastón Eduardo Baquero Díaz , Carmen Hilda Baquero Díaz.
________. Actas literales sección de matrimonios. folios534-535,536, tomo7 / Fredesvinda Díaz Vázquez, José María Baquero Prieto.
________. Actas literales sección de matrimonios. folios 234- 235, tomo 1 / Carmen Hilda Baquero Díaz, Antino Rafael Pérez Mayea.
Vitier, Cintio. Lo cubano en la poesía. La Habana: Instituto Cubano del libro, 1970. 469 p.

Memoria de la belleza

Por: Rubén Rodríguez

La belleza es un pretexto para filosofar acerca de la vida y sus eternas preguntas en el poemario La memoria fracturada, de Libni Roberto Díaz, recién publicado por Ediciones Holguín en su colección Premio.

Como apunta la editora Lourdes González, Díaz ha escrito este libro «inducido por varias tentaciones: la tentación de la belleza, la del análisis familiar y la del lenguaje», y usa los recuerdos para provocar al lector «distintos estados de disfrute».

Asiste al cuaderno de Díaz (Banes, Holguín, 1969) una singular presencia de la metáfora, a partir de imágenes dotadas de una áspera armonía que vadea lugares comunes y recrea, desde lo individual, la porción de universalidad que le toca al poeta, al filo de sus cuatro décadas.


La memoria fracturada deviene fe de vida y prontuario de verdades humanas, vividas y estudiadas desde dos islas: una tangible, geográfica y otra sensible, construida a partir de percepciones, ideas, convicciones más o menos firmes y por qué no, también de sueños: «Sin embargo, lo efímero es eso: un punto desnudo discordante./ Esbozando la desnudez de un cuerpo…».

Estructurado en tres partes, el cuaderno recurre por igual al verso libre, la espinela y la prosa poética, sin que se resienta su unidad de estilo, antes bien reafirman la vocación testimonial del artista, que confiesa: «mi historia (lamentable) no es decente,/ mordí todo lo alcanzable,/ todo lo proscrito,/ todo lo obsceno,/ todo lo inocente».


El autor ha publicado los poemarios El cetro y la palabra (1990) y El pan sobre las aguas (2007), ambos por Ediciones Holguín; obtuvo mención en el concurso nacional de poesía Adelaida del Mármol 2008 y está incluido en las antologías Provincia del Universo (1993), de autores del territorio, y La ensenada (2001), que recoge textos de escritores banenses, también editadas por el sello local.

Carta de Gastón Baquero al profesor y amigo Luis Augusto Méndez

El joven que hace unos doce años vive en La Habana y ha publicado sus dos primeros libros, con poemas medulares para el devenir de la poesía cubana, como “Palabras escritas en la arena por un inocente” y “Saúl sobre su espada”, aún no olvida “los afectos del terruño”.



Un lamentable suceso: el fallecimiento del pequeño hijos del profesor y amigo Luis Augusto Méndez lo impresiona, y pasada la primera conmoción, le escribe la siguiente carta. En ella expone con sorprendente madurez sus ideas acerca de un tópico tan caro a la filosofía, y sobre el destino de la niñez en el injusto e imprevisible mundo en que vive. Pensamientos que manejará a través de su obra poética y ensayística como fundamento de su cosmovisión del destino humano en el universo.



Por esa experiencia de íntima sinceridad ante el dolor del amigo, la misiva posee además, ese valor de documento familiar que de algún modo lo vinculan a su patria chica. En ella se han respetado contenido y estructura. Las palabras ininteligibles están señaladas con puntos suspensivos entre paréntesis.
Remigio Ricardo







La Habana, Julio de 1942

Sr: Luis Augusto Méndez.
Banes.
Oriente.

Mi inolvidable profesor y amigo:

No necesito dar a usted excusas rituales acerca de mi silencio para usted en los instantes en que más se aprecia la comunicación con los otros seres. Creo usted sabrá, a despecho de mi silencio, cuanto comprendo y comparto el sufrimiento permanente que es el mundo para el hombre, sabemos que ante una muerte prematura, muerte hiriendo a lo frágil y tierno, pienso lo más sabio y obligado sea el silencio. Porque de un lado (…) cabrá a nuestro hijo, su fulgurante vida, su misión esplendorosa. Pero del otro lado, del más fiero y seguro e invencible la (…) estable permanencia sobre una tierra hostil, hostil desde la raíz hasta el cielo… No hay que sonreír ante la muerte. Pero hay que mirarla en silencio como a liberadora, como a Madre benigna, aún en el caso de que lo que muera sea nuestra ilusión mayor, la culminación misma de nuestro destino. Yo vivo lleno de piedad por los niños. Nada me parece más enigmático que esto de ponerles así como pequeños cristales, expuestos a todas tormentas y daño de los hombres. Los quiero tanto, que no quisiera su existencia. Cuantas veces oigo de un niño que nos llega, y veo sonreír en derredor suyo, me pregunto si soy la negación de los sentimientos. Porque veo detrás de su nacimiento, presidiéndolo sin piedad hasta la muerte, todo ese mundo extraño, que exige tanto ardor e impiedad para habitarlos. Y no es que reproche a nadie dar vida: es que sé lo que significa vivir. Los sabios más sabios de hoy nos hablan de la “imprevisibilidad radical de la existencia”. Sembramos un fruto que acaso sea devuelto desde lo profundo de la tierra con forma mortal. No sabemos que camino tomará aquél para quien quisimos forjar el más recto y limpio camino. No sabemos cuán sombría llegará a ser la vida de aquél para quien la soñamos luminosa y tersa. Que el hijo sale de nuestras manos a un mundo ciego, a un mundo que marcha a tientas por entre la sombra del cielo. Sé que no es de buen cristiano sellar la muerte a la manera de Sócrates con un voto de gracias. Ni es tampoco de padre, tampoco de condición humana, hacerse a la idea de que la muerte es el refugio único que brinda la existencia. Pero si de algo ha de servirnos el haber entregado la vida a la vigilia dolorosa que es vivir bajo especie de espíritu y no bajo especie de instinto cuando ese algo es la conciencia muda, cierta, eterna, de que la muerte es la forma primera del nacimiento, la forma matriz de la verdadera vida.

De estas cosas no puedo hablar sino muy de tarde en tarde, y cuando sé que van a descansar sobre un corazón valeroso como el suyo. Hemos de vivir ante todos, ante los otros, como si creyésemos que la existencia es ese mundo exterior que la sociedad nos brinda y a cuya existencia se nos obliga. Pero ante nosotros mismos, puestos a solas con Dios, hemos de vivir sabiendo que es sombra todo lo que nos envuelve, y que sólo de sombras estamos hechos, y que sólo es sombra lo que hacemos. Sé que todas estas cosas que le digo están de más tratándose de usted. Usted ha sufrido mucho, ha conocido el silencio largo y denso que dan las estrellas, ha cargado con el peso de la vida, lleno de heroísmo y de bondad. Yo lo recuerdo, sereno y enérgico, disfrazando su dulzura para hacer mejor el bien y para que no se confundiese su voluntad de amor. Usted no necesita, y menos de mí, palabras de consuelo. Creo haber visto alguna vez entre sus libros, junto al enorme Montaigne, al enorme Pascal. En algún sitio éste dice aquello de que el hombre es la más débil caña del universo. Todo puede contra él, y él no puede contra nada. La más pequeña gota de agua puede destruirlo. Pero él sabe que muere, tiene ante la naturaleza esta sabiduría, y con ella está por encima de la naturaleza (que) ha de destruirle, pero que él tiene a mano la forma de vencerla; evitando que esa muerte sea un acto de justicia. Unamuno resumió toda esa doctrina de Senancour diciendo: “Vivid de tal suerte que, el morir, sea para vosotros una suprema injusticia”… ¿Pero adónde voy, como me extravío yendo de libro en libro, si lo que quiero es simplemente, decir a usted lo que ya le he dicho al comenzar?

Tenga mi mano de amigo y crea que todo cuanto le he dicho me brota corazón afuera por tratarse de quien, como usted, es uno de los recuerdos más hermosos de mi vida. Dios ponga su paz sobre usted, como la ha puesto ya misericordioso sobre su hijo, dado ya a la paz y al silencio que nadie ni nada pueda conturbar. Escríbame, y no me considere lejos de usted. Estoy siempre junto a quienes quiero y usted es de ésos. Salúdeme a María. Exprésele, si lo considera justo, cuanto he expresado a usted aquí.
Le abraza fuertemente,
su amigo eterno,









Gastón Baquero: Un recuerdo familiar

Considerado entre los más importantes poetas de habla hispana del siglo XX, Gastón Baquero (Banes, 4 de mayo de 1914 – Madrid, 15 de mayo de 1997) es el creador de una obra lírica de grandes valores pero poco difundida, entre las que se pueden mencionar: Poemas (1942); Saúl sobre su espada (1942); Memorial de un testigo(1966); Magias e invenciones (1984) y Poemas invisibles (1991). Alejado de los sucesos literarios, Baquero se convirtió para las nuevas generaciones en una especie de sacerdote del rito sagrado de la poesía. Premio Cervantes, finalista del Premio Príncipe de Asturias de las Letras y del Gran Premio Reina Sofía que anualmente concede el Patrimonio Nacional de España en la Universidad de Salamanca.

Por Remigio Ricardo

Desde su temprana adolescencia en su pueblo natal, dio muestras de una vocación irreductible. En una entrevista relató: “No guardo memoria de cuando comencé a escribir, en secreto, naturalmente, enseñándole únicamente a la tía de los poemas aquellas cositas. Tendría once o doce años – antes de ir para la capital – cuando mi confidente y guía me dijo: “Vamos a copiar eso en la libreta grande, porque me ha gustado mucho. Léemelo despacio”. Y desarrugando un pequeño papel que estrujaba entre las manos, muy avergonzado y titubeante, leí para ella lo que había escrito sin saber bien por qué”.1

En otra entrevista Baquero habla de su “instintiva tendencia” a transformar la realidad: “Pasaba un río por el centro del pueblo. Era un río con la menor cantidad posible de río que se haya visto, pero hablábamos de él como de alguien que de tiempo podía dar la sorpresa de convertirse en caudaloso y peligrosísimo. La verdad es que queríamos los muchachos tener un río importante y magnificábamos aquel hilillo de agua verdosa”.2

Una noche soñó que en aquel río de leyenda (el río Banes), se había ahogado la niña más bonita del pueblo, esa vivencia onírica se tradujo en Elegía (o Niña Muerta).

El entorno familiar también fue decisivo en la formación del poeta: “En mi casa se leía mucho. Recuerdo que había un libro que rodaba por aquí y por allá, y los muchachos lo cogíamos para divertirnos con las cosas que decía. Ese libro era Don Quijote. Así que yo leí El Quijote, digamos, en vivo. Lo leía para divertirme: mira a Sancho lo que dice. Sancho se hizo para mí un amigo personal, un juguete, un compañero, lo cual creo es el mejor destino para un libro, convertirse para los niños en un amigo”.3


Entre esos muchachos, que compartieron su infancia y primera juventud, estaba Ebert José Baudín Vázquez (Banes, 21 de abril de 1915 – 17 de noviembre de 1994), hermano menor de Fredesvinda, madre de los mellizos Ida y Gastón. De modo que aquel tío, casi un año menor que sus sobrinos, compartió las primeras experiencias vitales en el humilde hogar.

Muchos años después, en ese mismo lugar, este hombre sitiado por la muerte, con dificultades para expresarse con la acostumbrada elocuencia, disfrutó el ejercicio de la memoria:
– “Te voy a decir una cosa de Gastón que tal vez muy pocos conozcan” – me dijo.
– Es una curiosidad, ¿a que no te imaginas cuál es el dulce que más le gusta a Gastón? – Pues, el turrón de coco, ese dulce casero, tan sencillo, casi vulgar en el que uno nunca repara – Cuando yo lo visitaba a él y a mi hermana, en La Habana, siempre le llevaba, porque me lo pedía. El turrón de coco es su dulce preferido”.

Pero este no sería el único secreto o dato curioso que Baudín relatara sobre el gran poeta cubano: “Gastón nació en esta casa de la calle 3a Norte, número 38, que hoy se llama Presidente Zayas y tiene el número 1110. El padre se llamaba José María Baquero Prieto, era de La Habana pero trabajaba en ese entonces de telegrafista en el correo de Banes; fue cuando él y mi hermana Fredesvinda se conocieron y después vino una etapa de noviazgo y se casaron. Ida y Gastón eran mellizos, nacieron el 4 de mayo de 1914, aquí mismo, en ese cuartico que se ve ahí, viejo y destartalado. Hay algo curioso, y es que en este caso tío y sobrinos éramos de la misma edad y nos criamos en la misma casa, compartiendo todos los juegos y aventuras de la infancia. Puedo decirte que entonces fue una relación de hermanos, todavía más cercana afectivamente, por ser mi padre quien se hiciera cargo de la crianza y educación de ellos cuando sobrevino la separación de mi hermana con su padre.

“Así las cosas, cuando ya estuvimos de ir a la escuela aprendimos la “cartilla” (que así se llamaba entonces) con Ana Sánchez, después asistimos a la escuela pública de la calle 6a Norte, allí aprendimos a leer y escribir con Margot Marrero; Gastón también fue alumno de Cachí de la Rosa, que era un maestro de instrucción pública muy bueno. Tengo que decirte que las instituciones de enseñanza de Banes eran excelentes, de un rigor y prestigio tremendos, aún las escuelas públicas.

“Gastón era un discípulo muy apreciado y respetado por sus maestros, en realidad ellos se mostraban muy considerados con él, opino que sería por su inteligencia y aplicación, porque desde esa etapa le gustaba leer mucho, con mucha formalidad; leía El Quijote, Los Miserables, que recuerde ahora, leía libros de poesía que en casa siempre hubo, libros que yo ni los miraba porque en esa edad lo que debía leer eran cuentos infantiles, no esa literatura. Ahora bien, yo, como muchacho de mi edad al fin, no observé, tal vez no tuve ese poder de observación para ver algo excepcional en él, no te puedo decir que diera muestra de esa capacidad y talento que después desarrolló. Nunca lo vi escribiendo poesías o algo así, solo esa avidez por la lectura, eso sí, en cada momento, en cada oportunidad que tenía aprovechaba para leer esos libros fundamentales, y todo lo que se encontrara a su paso. Yo creo que la primera vez que yo vi un ejemplar de El Quijote lo vi en sus manos. En realidad, en esa etapa la lectura no me atraía como después.

“Yo le voy a hablar con franqueza, mi padre, (que de pronto se vio a cargo de dos hijos más, Gastón e Ida), era un hombre pobre, que tenía que trabajar muy duro para mantenernos, y era lógico que no podía, en esa situación, proporcionarnos una instrucción mayor, por eso cuando Gastón era ya un muchachón lo envió a estudiar con el poeta y maestro Luis Augusto Méndez4, para que aprendiera algún oficio que en aquella escuela pública se impartía; a mí me parece que esa enseñanza tan rigurosa y a la vez sensible, fue muy importante para la formación de su carácter y de la vocación que desarrollaría después. Así tuvo que estudiar y trabajar, trabajos de muchacho, sabe: fue repartidor del periódico El Heraldo de Banes, que dirigía Ramiro Sánchez. También fue dependiente en una tienda de un señor llamado Jesús Bayard, donde tenía que irse por ahí, por el campo, de vendedor ambulante de mercancía y retacería; por lo demás, fue un adolescente como otros, participaba en nuestros juegos y travesuras, eso si, aunque no era un muchacho taciturno, si tuvo siempre esa dedicación a la lectura y un carácter muy sensible y voluntarioso. De esa etapa Gastón tiene un recuerdo que lo lleva en su cuerpo: haciendo ejercicios en una anillas de acrobacia que mi hermano Sixto tenía colgadas en un árbol del patio, se cayó y se fracturó los brazos, eso lo recuerdo muy bien.

A propósito, mi hermana le pidió a Sixto que llevara a inscribir al muchacho, eso entonces era así no se inscribían los niños cuando nacían sino después, cuando necesitaban ir a la escuela o lago así; él lo llevó, pero se le ocurrió decir que el lugar de nacimiento era La Habana, eso usted sabe se anota lo que diga la persona y no se comprueba nunca, ni a nadie le interesa, hasta que suceden cosas así, entonces quedó como nacido en La Habana. Pero eso es un disparate aquí nacieron los dos y son mellizos, ida y Gastón. Ella si está inscrita aquí en Banes y todo lo demás lo demuestra, fue un error.

Cuando Gastón tenía unos catorce o quince años, su padre que ya trabajaba en La Habana como traductor de cables en el Diario de la Marina, habló con Sixto, mi hermano mayor, y le dijo que quería llevarse a Gastón con él para darle una instrucción, una educación superior, para “hacerlo un hombre”, en una palabra, pero mi hermana, que no tenía muy buenas relaciones con su exmarido, se negó, entonces mi hermano le dijo: “No. Él es su padre y tiene derecho, él quiere hacértelo un hombre, así que vamos a llevarlo para La Habana”. Y es así como se va de Banes para vivir con su padre en La Habana. Perdía yo al hermano y al amigo de la infancia, aunque ya adultos seguimos conservando estrechas relaciones familiares, yo lo visitaba con regularidad y me quedaba en su casa cuando iba a La Habana.

Ya en La Habana el padre lo puso a trabajar en el Diario de la Marina. Como traductor de cables que era, le enseñó el oficio a su hijo, por eso Gastón domina varios idiomas, aunque nunca ha hecho alarde de eso.

Te voy a hacer una anécdota de aquel momento en que Gastón comienza a abrirse camino en el mundo profesional del periodismo: cuando Pepín Rivero, director y propietario del Diario de la Marina, se enfermó, ya grave, le pidió a su hijo Pepinillo que no dejara ir del periódico a Gastón; parece que Pepín se dio cuenta del talento de Gastón y de las pocas cualidades de su hijo Pepinillo, entonces es cuando ascendió a jefe de redacción, pero en realidad era el director, pues Pepinillo, el pobre, nada más que era el hijo de Pepín Rivero, que sí era un gran periodista.

Te voy a ser franco, yo siempre he sido más conservador que otra cosa, ésa es la realidad, de este ángulo te voy a hablar, y pienso que los seres humanos no nos comprendemos la mayoría de las veces porque no nos queremos comprender, por causa de la soberbia y la intolerancia ciega, de manera que a partir de ahí te puedo decir, además, que Gastón ha sido injustamente valorado, porque él no fue un hombre malo, tuvo sus criterios y convicciones, como las tenemos todos, pero nunca cometió un crimen, ni robó, ni engañó a nadie. Fue un hombre que se dedicó a escribir, es un poeta, y en la poesía no puede haber barbarie, si no, no vale para nada. Conozco algo de las poesías que escribió aquí en Cuba, no te voy a dar la opinión de un conocedor de la poesía, de un especialista, te voy a hablar como lector, y te puedo decir que son unas poesías bellísimas.

Mira, yo conozco poetas que ahora son muy mencionados que iban a verlo porque Gastón tenía influencia en los medios periodístico y excelentes relaciones con intelectuales de otros países. Muchos de ésos que se decían amigos lo atacaron, y después lo han ignorado y han querido silenciar su nombre, por cobardía, supongo. Jorge Mañach sí le tenía un gran aprecio, tendría sus defectos en el orden político, eso a mí no me interesa para nada, lo importante es la calidad humana, y en el aspecto intelectual nadie me puede negar que Mañach era toda una personalidad. Por cierto, un día, almorzando en casa de Gastón, estaba Mañach, y Gastón le dijo que yo era de Banes, entonces hablamos un poco del terruño, y me acuerdo que en medio de la conversación Mañach nos dijo: “Ustedes pueden vivir convencidos que en Banes es donde mejor se habla el español en Cuba”, y después de eso publicó un articulo en Bohemia que tenía como título algo así como “Qué cultos son estos analfabetos”, refiriéndose a nosotros, los guajiros de Banes.

Yo, por supuesto, estoy muy orgulloso por los éxitos que Gastón ha tenido, y seguro que serán muchos más, cuando sea valorado como él se lo merece”.


Notas del artículo:

1.- Felipe Lázaro: “Conversación con Gastón Baquero”, en: Entrevista a Gastón Baquero, Editorial Betania, Madrid 1998. Pág. 12 – 13

2.- Op.Cit. Pág. 13

3.- Carlos Espinosa Domínguez: “La poesía es magia e invención” Op.Cit. pág. 35

4.- Carta de Gastón Baquero al profesor y amigo Luis Augusto Méndez

Paco Mir: La poesía y los días

Francisco (Paco) Mir Mulet. Banes, Oriente 1953- Isla de la Juventud 1998.

Fue instructor de Literatura, asesor Literario del grupo Teatro Guiñol de la Isla de la Juventud. Presidió la Comisión Permanente de Estudios Martianos.
Obtuvo mención en el género poesía en los concursos David (1976,1979) y el 13 de marzo (1978).

Es autor de los libros.
Proyecto de olvido y esperanza (1981)
Las hojas clínicas (1985)
Pianista en el restauran (1990)
Sinfonía fantástica (1993)
La antología Teatro de los días (1998)
Un pájaro verde y solo (1999)


Libros inéditos
El olvido es un rezago burgués
Animalitos, me aman en sus labios
La resolución de Juaquinito


Banes
Eres la voz acuciante de Francisco Mir gritando:
"¡ No quiero las flores negras !".
René Dayre Abella Hernández





Por Julio Pino Miyar

Este es el ensayo que debí escribir en vida de Francisco Mir, el que él sin dudas debió haber leído, comentado y tal vez disfrutado. Hoy me acompaña la superstición de pensar que los amigos muertos devienen en fantasmas tutelares; en duendes que habitan el lado oscuro y silencioso de las alcobas, que releen por encima de nuestros hombros las escrituras gastando irreverentes la tinta de las plumas.

Cuando me visita una ausencia como esta prefiero sumergirme en la meditación de lo que acaso fue su escritura: la transcripción continua, aunque breve, que hiciera de sus cuitas una sensibilidad asediada; un cuerpo maltratado desde su juventud por la enfermedad y las prolongadas estancias en los hospitales.

Hoy no me cabe dudar sobre la pulsión eminentemente lírica que preestableció los mejores aciertos del poeta que sin dudas fue Francisco Mir. Ensoñaciones diurnas en las que él era próvido, sobre las que construyó al unísono lenguaje y fábula; árbol y pájaro metafóricos; entorno cotidiano, mañanero, de una sensibilidad como la suya eminentemente campesina; la anecdótica reminiscencia familiar nacida en medio de los acordes, a ratos impulsivos, de una perenne y levantisca vocación de poetizar.

Mir era un poeta preocupado por la luz, obsesionado por la idea de una próxima muerte, puesto a sufrir por las limitaciones que progresivamente la enfermedad imponía a su cuerpo. Desde ese ejercicio trino: enfermedad, muerte y luz, esparció su vocación lírica, esperando ingenuamente que la realidad se le develara como se devela el significado de las cosas que duermen en espera que el poeta desate sobre ellas su expresión más vital, su invitación a nupcias.

La luz para Mir no fungía, como se infiere en la doctrina estética del griego Platón, como el vehículo que permite configurar cognoscitivamente al objeto poetizado para entenderlo en su plástica unicidad. La luz, devenía en cambio, para nuestro poeta, en pura focalización escénica, bajo la cual lograba la exteriorización dramática de su discurso poemático. Luz que cobraba en él un efecto teatralizador sobre el que debía ejecutar la pieza de su vida; de su enfermedad y de su muerte. Siendo, por tanto, su propia vida la esencia imperiosamente buscada, verbal y angustiosamente trasmitida. Recuerdo en Mir, aunque esto pueda suponer para el lector una simple e infundada digresión, que su rostro sanguíneo, su piel lechosa, tenía una forma muy especial de reflejar la luz. Pero, sobre todo, y era eso lo más desconcertante para mí: Francisco Mir temía a la luz. La temía porque afectaba su frágil retina, su piel sensitiva y descubría su propia naturaleza sometida a los hábitos de silencio más dolorosos, que nos remitía a una configuración poemática lograda siempre a medias, acaso inmerecida; sensualmente susurrante, tartamudeante. No es casual que Francisco admirara al poeta francés de las Iluminaciones, Arthur Rimbaud, como a ningún otro poeta. Y como él, en la brevedad de sus versos, padecía de esa “mudez que habla”, que germina desde lo profundo del alto ventisquero de paredes de canto en el que habitan, sumergidos en el fango, el sufrimiento y la vida.


Hay un poema de Mir que tiene la extraña virtud de hacerme volver sobre él en determinados períodos de mi existencia. Es entre todos uno de los que más prefiero, no sólo porque sea uno de los más bellos, sino por ser además el que nos cuenta de sus particulares nupcias con la poesía, mientras escenifica, por centésima vez, su despedida sobre un retablo previamente iluminado:





“Cuando yo muera
—perdona que no dé fechas como hacen los maestros—
tu rostro no se apartará del mío.

(…) Cuando yo muera
perdona que por primera vez no te acompañe:
estaré muy lejos mirándote detenida –siempre mirándote detenida—

Cuando yo muera
han de ser azules mis vestiduras
el color que escogimos de las aguas y los cielos.

Cuando yo muera, tu rostro no se apartará del mío”.


El poeta nació en el extremo oriente de la isla de Cuba, en el pueblito de Banes, en su primera juventud emigró con su familia a la Isla de la Juventud, canjeando un entorno típicamente campesino por otro más proletario, un poco menos rural y vivió alternativamente en La Habana…

Cito estas referencias porque creo que hay una historicidad de la poesía. Un fundamento sociohistórico del quehacer literario y la personalidad psicológica de los poetas. Francisco Mir fue, de algún modo, parte de esa generación campesina que fuera trasladada del campo a la ciudad, separado tempranamente de su familia y de su entorno rural para ir a nutrir las filas del proyecto socioeconómico de la nación. No es casual que haya sido integrante de esa generación de escritores que convirtieron el paisaje campesino en sustancia metafórica de sus creaciones literarias, al tener que revivir la infancia y la adolescencia desde la nostalgia por el paisaje perdido; hijo privilegiado de la reminiscencia, del culto que el pensamiento originario realiza, desde siempre, sobre la expresión lírica y el entorno bucólico.

En Cuba lo que de cierta forma conserva los retazos de una composición bucólica, es el núcleo sobreviviente de la familia económicamente aparcera, que se reparte desde el amanecer sus labores, el cuidado de los animales y divide el tiempo anual en la roturación de la tierra, la siembra y la cosecha. Recuerdo nítidamente que en la primera conversación que tuve con Mir me citó varias veces a Serguei Esenin, el poeta soviético de la tierra. A estas alturas me parece lógico que la reacción lírica, que habitó nuestros predios nacionales de los años 70’ del pasado siglo, frente a la llamada poesía conversacional, fuera sustentada por poetas de origen u orientación campesina. Poesía que tiene para mí su mejor fundamento en la tradición romántica nacional y en la literatura bucólica universal.

No creo que tampoco sea casual que el paradigma cultural del amor biológico sea Dafnis y Cloe, el gran texto pastoril de la Grecia antigua. Dafnis y Cloe son dos adolescentes que se aman, porque sobre ellos late el silente despertar de la necesidad sexual, de la pura pulsión física, que tiene su natural concomitancia con la llegada de la estación de la cópula entre los animales y el crecimiento vegetativo que llena el aire primaveral de esporas. Ese es, sin dudas, el contexto privilegiado del poeta, del creador de origen campesino. Novelas como El rey en el jardín de Senel Paz y Celestino antes del alba de Reinaldo Arenas, se convierten de hecho en obligados referentes del nacimiento simultáneo, en el adolescente del campo, de la sexualidad y la poesía. En mi opinión ambos son textos de aprendizaje como lo son Damian de Hermann Hesse y Retrato del artista adolescente de James Joyce. Novelas cubanas que narran alegóricamente las razones internas del proceso de creación y establecen un paralelo entre la germinación, la flor, la espora y el hombre; el poeta y la sexualidad humana indiferenciada. Obviamente son textos que carecen del fundamento teológico-cultural de las obras europeas antes citadas, porque su nacimiento es ajeno a una tradición occidental que hizo del pecado original, el pilar de la cosmovisión filosófica y literaria. Francisco Mir pudo haber sido el poeta de esa generación situada antes del pecado original. No lo fue. Él, como otros importantes creadores de su generación, se nutrió de las fuentes paradisíacas de la campiña cubana, dejándonos, a partir de eso, un testimonio fragmentario. Sin embargo, sería bueno releer su primer poemario que juzgo su mejor escritura. Quisiera invitar al lector a que medite sobre esta prosa poética que conforma a “Proyecto de olvido y esperanza”:

“Laguna no sabe que los caracoles duermen en la orilla por su vestido ligero (…) Laguna escoge las horas en que los patos salvajes se echan a volar y los perros calman su sed con minúsculas señales de agua, en un vuelo desprendido de sus faldas. Laguna y los peces que, en un único beso, hacen amanecer burbujas doradas en la manigua: guayacanes, biajacas, madres de agua. Laguna y yo nos amamos desde antaño (…) del detalle escondo la herida, padrenuestros y campanillas estallaban a las seis de la mañana, el niño Jesús por un pan se fajaba conmigo, harina, migajas, piedras en las manos y semana santa. Laguna entiende mi tristeza, sus sirenas estrellan la noche, les entrego el laúd que dio origen a la familia: tatarabuelo mambí (…) Laguna empieza en mi pecho, sigue la sabana hasta el nacimiento de la luz en los líquidos y desnuda, a lo lejos, el corazón de la sierra”.


Creo que estamos en presencia de una inusual teogonía campesina. Un texto integrador de los más variados accidentes que constituyen el paisaje cubano. Un paisaje que, en su expresión, quiere cifrarlo todo, reflejado sobre la superficie pulida de la pequeña laguna serrana; seres que la habitan en lo profundo, credos y ave marías; familia y antepasados; laúd francés. Este poemario de Mir, me atrevo a afirmarlo, trae consigo mucho del imaginero medieval, del bestiario creado por los poetas ingenuos, que hace las veces, bajo el horizonte ilimitado de nuestras serranías, duplicado en el reflejo verborante de la laguna y sus patos que vuelan hacia el cielo; de catauro compilador. Tiene a favor suyo la expresión matutina de una gran poesía en gestación que desata, desde su centro, los remolinos oscuros del estuario. No sé cómo la habría catalogado un poeta e investigador como Samuel Feijóo experto en catálogos imposibles y en franquezas campesinas. Feijóo fue nuestro gran poeta naïf. Mientras que Francisco se adelantó a explorar un camino, que de continuarse bien hubiera podido nutrirse de las más copiosas floraciones naturales; la libido del bosque tropical llevada y traída por las abejas entre la muchedumbre de árboles en flor. No sé tampoco si estaríamos entonces frente a una nueva surrealidad tropical que la expresión lírica ha reencontrado en los accidentes propios de la sabana.

Hoy tengo el convencimiento de que Mir intentó con sus visiones y su talento afiebrado, regalarnos un plano poético general, constituido por las relaciones realistas más diversas, que pasa, sin solución de continuidad, de esencialmente descriptivo a expresamente connotativo, metafórico, alegórico. Entregándonos de paso una propuesta de sobrerrealidad que rebasa con creces la mirada visual para incorporar, como parte estrechamente vinculada al paisaje, la sensualidad de su visión, la memoria afectiva y también secular de su existencia. Y del mismo modo que la laguna serrana deviene, en el poema citado, en el epicentro de una cosmovisión que se vuelve sorprendentemente integradora, paridora de mayores e inesperadas relaciones, el poeta, en su expresión, nos muestra con su lenguaje el lado más luminoso de la sensibilidad y la experiencia personal.

Pero la gran controversia que labró la dicotomía cultural por la que anduvieron importantes poetas de la civilización de Occidente, no visita siempre necesariamente los predios de nuestra poesía nacional. Es decir, en Cuba no existe de manera obligada una historicidad cultural que se desarrolle bajo el signo de la contradicción entre lo pagano y lo cristiano; entre una inteligencia puramente sensual de la naturaleza y la naturaleza de una revelación poética eminentemente conceptual, ideal. No es común, por ejemplo, entre nuestros poetas, el repudio ético como respuesta a la energía natural que nos impregna en la campiña de deseos y tentaciones, que es la forma esencial de manifestarse entre nosotros la naturaleza y la propia sensibilidad.

Uno de nuestros más grandes poetas del siglo XIX, José Martí, entendió la religión como una forma pura de sensibilidad. A despecho de la gran tradición romántica que trae en su haber una separación abisal entre las sensaciones, la idea, el concepto, la razón y la realidad sensible. No es que quiera decir con esto que sobre nuestra Isla gravite un paganismo fundamental, que impida la intelección moral que quiera catalogar de mórbido cualquier modo de existencia estrictamente natural del poeta y su poesía. Lo que quiero decir, es que en la campiña cubana las imágenes del deseo se vuelven puras, aun aquellas que fueran originalmente estigmatizadas, condenadas por una secular moralidad imperativa. Y al señalar estas cosas pongo de ejemplo lo que fue o lo que pudo ser la poesía de Francisco Mir. Obviamente, lo mórbido sí nos visita, aunque es más propio del paisaje citadino, del encuentro de la conciencia poética con otras formas de expresión cultural más cosmopolitas y quizás, por eso, menos originarias.

Mir quiso hacer del tema del sufrimiento la fuente de legitimidad de su existencia y el núcleo generador de toda su poesía. Las hojas clínicas, su segundo poemario, está construido de modo intencional sobre esa razón. Mas, las relaciones entre el arte y la vida no están del todo claras, un hilo muy fino pero firme separa a la realidad de la creación; a la experiencia íntima del poeta de lo objetivamente dado. Encontrar en la vida el preciado fundamento de lo que se siente y se escribe, sería como encontrar la clave de sol de la existencia y la poesía. La legitimidad ansiada, perseguida, añorada, justamente allí donde lo que pensamos de nosotros, o escribimos, es lo que somos como un acto tenazmente volitivo de nuestra conciencia, sólo pudiera ser realidad para el poeta dotado de la más alta misión…

En mi opinión, Mir se percató de que el poeta podía, como parte del proyecto de su imaginación, reorganizar el paisaje cubano y anudar un nuevo sistema de referencias entre su experiencia personal y la realidad misma, alterando para eso las usuales perspectivas, el orden de importancia y significado de los accidentes de la geografía. Muchas veces la poesía ha operado así, como gnoseología. De esta manera José María Heredia fue, en la poesía cubana del siglo XIX, el gran descubridor del mar. Martí opuso, por su parte, la sagrada brevedad del “arroyo manso”, como sitio de recogimiento espiritual y de máxima intimidad del espíritu universal, ante la amorfa infinitud indiferenciada del océano que nos rodea y nos limita. Mir en Las hojas clínicas, confinado en su cama de enfermo, percibe su enfermedad como un retiro involuntario de la naturaleza. Los gorriones que vuelan por los amplios espacios del blanco pabellón aparecen, ante sus ojos perennemente asombrados, como una visitación del númen poético que aletea sus alas frente a él.

Dejé de ver a Mir a mediados de 1986, meses después yo partiría al extranjero. En el año 2000 me enteré que hacía sólo unos meses había muerto. Rememorando nuestro último encuentro, el poeta pernoctó en una de las habitaciones disponibles en el departamento que entonces yo tenía en la calle de San Juan Bautista, aledaño a un pequeño, abandonado y derruido cementerio. Francisco se mostró profundamente impresionable, le afectaba la soledad del lugar y no quiso hacerse eco de mis bromas sobre posibles fantasmas y aparecidos… Hoy para mí, evocar estos hechos es como extraer del baúl de los recuerdos a una persona muy especial que dejó marcada huella entre mis afectos. No creo que sea tan importante valorar hasta qué punto Mir encarnó o no con su dolor personal la más verdadera legitimidad que pide encarnar la poesía; porque hay algo en el juicio moral, el moralista sólo atento a nuestros grandes descuidos existenciales, que hiede a fontana abandonada. Una de esas noches transcurridas el poeta nos leyó a un grupo de amigos la versión completa, original y manuscrita, de su poemario Pianista en el restaurant. Fue una excelente velada. Al terminar Francisco estaba exhausto, se había pasado toda la tarde arreglando mi departamento ante la inminente visita, mientras yo le miraba escéptico y sin moverme un ápice.

Un libro, un poema no es en esencia más que unas hojas de papel que contienen un mensaje, quizá una alegórica explicación. Se vuelve extraordinariamente complicado exponer esto en su completa literalidad ante quienes nos leen, pero es así. Porque la literatura en primera instancia (no en la última) no es más que una escritura.

Mir estuvo siempre muy preocupado por el destino de su poesía, así lo demostró, una vez más, aquella noche. La enfermedad padecida tiende a que apreciemos mejor la finitud de la vida y es muy difícil entonces apartarnos de su dimensión dramática. Es algo que el común de los mortales, atareados por el vivir cotidiano, no pueden, o no quieren entender. En el fondo porque les asusta demasiado. Hay, por supuesto, un amaneramiento conformista y pequeño burgués en todo eso que solamente el artista puede hacer denotar, buscando otras formas de reglamentación de la existencia, otra tabla de valores vividos siempre en el límite. No es nada fácil, debo recalcar, llegar a tener en el medio de la vida esta certeza.

Muy pocas cosas son perdurables. De la enfermedad que deviene en parte constituyente de lo que somos, deviene además un modo de expresar lo que somos para intentar explicarnos. Francisco Mir, sumergido en el polvo de sus días, hizo de su escritura una pasión. Creo que es lo más esencial que sobre él puedo decir. En vida de él disfruté como pude y cuanto pude de su amistad y hoy casi no me conmuevo al decir esto. No sé si será el peso de los años lo que nos hace ser mucho menos dramáticos. Aunque al término de los días nos quede, de un modo sobrio o meramente especulativo, la energía tajante de estos versos de Mir:

“A quién le tocara mañana envolverse de blanco,
atados la cabeza y los pies.
A quién le tocara mañana
dejar la palabra en las gavetas de un archivo
y tomar camino definitivo a la tierra.”

Necesito seguir creyendo con él que ese camino definitivo, al que alude como final de su periplo vital, corresponde más a una constante de su espíritu, que al anonadamiento fundamental que el poema, a todas luces, parece sugerir. Y es que la última línea se desliza inesperadamente hacia una distinta acepción enmarcada dentro de la orbita total de su poesía. La de un insobornable regreso al origen para retomar allí, sin preámbulos, las imágenes de siempre; aquellas que nunca debieron de haber partido. Las imágenes que narran, entre nosotros, el convite a la tierra, las últimas nupcias del poeta visceral, inserto definitivamente en el paisaje: la laguna, la yagruma, la tojosa, la campiña estelar…

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