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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 92


1897, Diciembre 1
Calixto: “Aquí me tiene usted otra vez viviendo en un pueblo, con la bandera de mi Isabel a la puerta del palacio”
Los españoles no saben dónde meterse. Ya les daremos autonomía”
Desde Guisa el general escribe a un amigo: “Aquí me tiene usted otra vez viviendo en un pueblo, con la bandera de mi Isabel[1] a la puerta del palacio. Las rondas recorren las calles, la música toca en la plaza. Ya el mambí está acostumbrado a vivir en el pueblo. Ha sido un día de locura heroica: por encima de la fuerza que atacaba pasaban las balas de cañón. Desde la posición en que yo estaba, cien ojos contemplaban. ¡Se acercan! ¡Están llegando! ¡Ya saltó uno la zanja! ¡Ya dan machete! ¡Los godos huyen! Los  españoles arrojan las armas y se salvan 116; todos han sido curados, pero no devuelvo más prisioneros, pues han sido tan villanos que los que devolví en Tunas los armaron enseguida y los mandaron a pelear contra nosotros. No mataré ninguno. Pasan soldados (mambises) cantando, son de Baracoa y Guantánamo que vuelven para su zona. General, me dicen, le recibimos en Maraví y le acompañamos en Loma de Hierro, Perseverancia y Guáimaro. Los españoles no saben dónde meterse. Ya les daremos autonomía”.
1897, Diciembre 3
Los cubanos siguen en Guisa. Una fuerte columna española avanza por el camino donde estaba emboscado el coronel Mariano Sánchez, quien había construido dos trincheras; en la segunda tenía varias bombas de dinamita.
Con muchas precauciones, el enemigo llega a la primera trinchera. Los hombres de Sánchez se retiran hacia la segunda. Los españoles van contra ellos. Los cubanos sostienen su posición por un rato y después aparentan ceder y emprenden la retirada. Los españoles avanzan resueltos y ocupan la trinchera en medio de estruendosa gritería. Todavía están jubilosos celebrando la victoria, cuando los cubanos hacen explotar las minas. Los españoles huyen despavoridos, llevando varios heridos. Los cubanos los hostilizan… y luego regresan, victoriosos, a Guisa.
1897, Diciembre 3
Después de algunas escaramuzas, los cubanos abandonan Guisa y van al campamento de Corralito. Fuertes columnas españolas entran al pueblo, que encuentran destruido totalmente.



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[1] Habla de la bandera que su esposa bordó y que él trajo al campo de batalla.

Calixto García. Biografía. 91


1897, Noviembre 3 y 4
Plan de atacar a Guisa.
El general se ha movido a las proximidades de Guisa desde donde vuelve a escribir a Menocal: “el enemigo nos ofrece una oportunidad que hay que aprovechar para llenarnos de gloria en la última campaña de la guerra de treinta años. Rabí cubrirá el camino de Manzanillo con las divisiones 1ra y 2da y yo voy para allá con ochocientos hombres del primer cuerpo que, con lo que usted tiene, hay para tomar La Habana”.
Pero la acción se frustra, por el temor del enemigo a batirse en campo abierto.
1897, Noviembre 25
Gobierno de España otorga a Cuba la Autonomía
Calixto: “este Cuartel General recuerda a ustedes (Jefes y Oficiales mambises de Oriente), que el espíritu y letra de nuestra Constitución no admite tratado con España que no sea basado en la absoluta independencia de Cuba”
Al mismo tiempo que el General Blanco, nuevo Capitán General de Cuba, va concentrando sus hombres en Oriente, por Real Decreto se otorga a Cuba la autonomía.
Antes de la promulgación de la autonomía, Calixto redactó la siguiente circular: “Señores jefes y oficiales del 2do y 3er cuerpo del ejército en Oriente: Enterado por a publicidad que hace la prensa, de que el gobierno español piensa ofrecer la autonomía, para con este ardid sofocar la revolución o al menos sembrar entre nosotros discordia y debilidades, este Cuartel General recuerda a ustedes que el espíritu y letra de nuestra Constitución no admite tratado con España que no sea basado en la absoluta independencia de Cuba. Por tanto seré inexorable, sometiendo como traidor a la Patria a todo civil o militar, sea de la graduación que fuese, que admita mensajes, comisiones o cualquier comunicación con el enemigo, pues el gobierno supremo de la República es el único que puede oír las proposiciones que se le hagan y aún este solamente podrá oír aquellas que tengan como base el reconocimiento, por el gobierno español, de la independencia absoluta de la patria cubana. Todo aquel que venga comisionado por el enemigo de hacer proposiciones de sumisión será juzgado y castigado como traidor”.
1897, Noviembre 12
Calixto concentra las fuerzas orientales para darle la bienvenida al General Blanco, nuevo Gobernador español en Cuba
Para la fecha, en el valle de Corralillo y a tres cuartos de legua de Guisa, quienes venían de Jiguaní veían unos ranchos hacia la izquierda y al frente muchas tiendas de campaña y rústicos bohíos. Y a la derecha, en medio de ranchos y de tiendas pequeñas, se veía una mayor, lo que denotaba la residencia de un alto jefe de la milicia cubana. Era el general García, quien concentraba sus fuerzas para darle la bienvenida a Blanco al Departamento oriental y contestación al decreto de autonomía de la reina.
1897, Noviembre 20
Calixto: “Yo me preparo para defender lo que considero la llave de Oriente”.





Desde el campamento descrito anteriormente escribe Calixto a Estrada Palma: “Los españoles me están metiendo mucha tropa en Oriente. En Bayamo tienen cinco mil hombres que dicen que van a limpiar el Cauto para utilizar la vía. Yo me preparo para defender lo que considero la llave de Oriente. Le aseguro que si intentan la empresa, la sangre llenará el río y se desmentirá el refrán. A diario hay combates de Manzanillo a Bayamo y espero que la conservación de nuestros pueblos le ha de costar más sangre y más dinero que el resto del Departamento. Dicen que van a hacer una gran campaña en Oriente, esperamos armas al brazo, con la seguridad de que si vienen nos darán qué hacer en tres o cuatro meses, pero no les dejaremos ejército en Cuba”.
Toda vez que los españoles no lo atacan, Calixto decidió atacar Guisa
Casi un mes estuvo la tropa acampada en las proximidades de Guisa y no se les acercó ninguna de las gruesas columnas españoles que procedentes de Manzanillo, aprovisionaron por aquellos días a Jiguaní, Santa Rita y Guisa.
Cuando decidió atacar Guisa, Calixto ordenó a los generales Periquito Pérez y Agustín Cebreco que activasen las operaciones en las zonas de Guantánamo y Santiago, a Ríos que hostilizara al enemigo sin cesar en el camino de Bayamo a Manzanillo y al general Menocal que cañoneara el fuerte del Guamo[1]. El plan era distraer la atención del enemigo.
Guisa
El pueblo de Guisa estaba rodeado por diez fuertes, todos en lugares elevados y constituyendo la primera línea defensiva, o mejor, la línea de defensas exteriores. En el interior del poblado estaba el Cuartel de la Guardia Civil, la Iglesia y la Factoría, con una casa aledaña fortificada.
1897, Noviembre 26
Con dos mil hombres y tres cañones, se reúnen los jefes cubanos en Consejo y acuerdan el plan de ataque a Guisa.
1897, Noviembre 27
Por la tarde, dividido el mando en dos columnas, se emprende la marcha sobre Guisa para tomar posiciones y levantar trincheras y emplazamientos. Una columna estaba bajo las órdenes del general Rabí y la otra bajo las del general Capote.
1897, Noviembre 28
Ataque a Guisa
A las seis y veinte de la mañana las tres piezas de artillería rompen fuego contra las posiciones enemigas. Los españoles responden briosamente con fuego de fusilería. A las dos horas y por lo certera que era la puntería de los artilleros cubanos que batían a los fuertes Don Panchito y El Pontón, aciertan a mandar  una bomba de dinamita que cae El Pontón. Se oye un horrísono estruendo y luego se comprueba que han destruido el fuerte. Se ordena ataque a las dos posiciones simultáneamente. Pero como el General Rabí no encuentra resistencia en El Pontón destruido y abandonado por los españoles, este ordena a su corneta que continúe tocando “al ataque” y carga impetuosamente contra el fuerte Aguacate y entra al pueblo. Desde la iglesia el enemigo responde con fuego cerrado, lo que obliga a la columna cubana a replegarse, parapetándose en las casas cercanas.
A la vez otros valientes atacan los fuertes restantes.
A las cuatro de la tarde los mambises habían capturado el cuartel de la Guardia Civil.
A la caída de la tarde nada más quedaban en poder del enemigo las posiciones de la iglesia, la factoría y la casa aledaña y en el exterior el cementerio y el fuerte el Heliógrafo. El general García ordena emplazar dos cañones en una casa frente a la iglesia y así, amenazado, duerme el enemigo esa noche.
1897, Noviembre 29
Segundo día de ataque a Guisa
Calixto ordenó que se avisara a Bayamo que la captura de Guisa era la respuesta dada por los cubanos a la oferta de autonomía del gobierno español.
Apenas amanece se reanuda la pelea. Los cubanos necesitan terminar pronto, pues se encuentran en el centro de operaciones del enemigo, lo que significa que puede llegar una de las gruesas columnas que transitan por las inmediaciones.
A los primeros disparos de la artillería cubana, la factoría comienza a arder, entonces se ordenó a fuerzas combinadas de Salcedo y Galano que carguen. Poseídas de ardor bélico partieron las tropas cubanas a cumplir la orden, pero entonces se oyó a las cornetas enemigas que tocaban “alto al fuego”.
Lentamente salió el jefe español que defendía aquel reducto (La Factoría), con un brazo herido y en cabestrillo, y otra herida en la cabeza ofreciendo la rendición si se les respetaba la vida a sus hombres.
Entregada la Factoría, no tardaron en rendirse los fuertes del Cementerio y el Heliógrafo. Guisa pasó a manos cubanas.
Calixto ordenó que se avisara a Bayamo que la captura de Guisa era la respuesta dada por los cubanos a la oferta de autonomía del gobierno español.



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[1] Por la irreflexiva impetuosidad del general Menocal, que quiso capturar el fuerte después de haberle disparado más de un centenar de cañonazos, pero sin haber quebrado la fortificación, la acción culminó en una desastrosa derrota para las armas cubanas.


Calixto García. Biografía. 90


1897, Octubre 22
Calixto: “Nada puedo anticiparle sobre futuras operaciones”
Desde las inmediaciones de Baire Calixto escribe a Menocal: “Nada puedo anticiparle sobre futuras operaciones. En Bayamo, además de la guarnición de quinientos hombres, hay una columna. Si esa columna continúa allí les cierro el camino de Manzanillo y veremos lo que comen”.
“Si emprendo algo lo llamaré para que cargue en Bolondrón como lo hizo en Tunas (...) A ver si le emparejan la otra pata”[1].
1897, Octubre, 24
Asamblea de La Yaya
Bartolomé Masó
Se celebra la Asamblea de La Yaya. Toma posesión el Segundo Consejo de Gobierno. La Presidencia la asume el General Bartolomé Masó, veterano de la Guerra Grande. La Vicepresidencia pasa a manos de Domingo Méndez Capote, exponente de la generación posterior al 68 y sin experiencia militar. 
A la misma generación posterior al 68 y sin experiencia militar pertenecían el Secretario de la Guerra, José Braulio Alemán y su vicesecretario Rafael de Cárdenas. La Secretaría del Exterior la obtuvo Andrés Moreno de la Torre y Nicolás Alberdi, y las Secretarías del Interior y Hacienda, Manuel Silva y Ernesto Fonts Sterling respectivamente.
1897, Octubre 28
“La Asamblea vería con agrado la confirmación en su cargo de Lugarteniente General
La Asamblea de La Yaya emitió un documento en el que expone: “La brillante campaña realizada por el General Calixto García en el Departamento oriental obligan a consignar el entusiasmo del pueblo cubano por su caudillo que a tan envidiable altura ha sostenido el prestigio de la Revolución y, sin prejuzgar los actos del gobierno, se le indica que la Asamblea vería con agrado la confirmación en su cargo de Lugarteniente General”.
1897, Octubre 31
Calixto García, Lugarteniente General del Ejército.
General Blanco, nuevo Capitán General en Cuba
Calixto: nunca habrá incomunicación entre él y su jefe superior Máximo Gómez
El Consejo de Gobierno de la República, a propuesta del Secretario de la Guerra, nombra a Calixto García, Lugarteniente General del Ejército.
El mismo día del nombramiento de Calixto, Weyler abandona Cuba. Lo sustituye el General Blanco[2], viejo conocido de Calixto.
Poco después le llega al General la comunicación del Secretario de la Guerra informándole su designación como Lugarteniente General. Luego el mismo Secretario de la Guerra, que había escrito aquella carta a Gómez diciéndole que Calixto quería sustituirlo, insta al holguinero a que haga uso de la prerrogativa a él concedida y que como Lugarteniente General solicite los ascensos directamente y que justificara esa actitud alegando incomunicación con el General en Jefe. Calixto fue tajante: nunca habrá incomunicación entre él y su jefe superior, (principio este que cumplió hasta el fin de la guerra).



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[1] En Las Tunas a Menocal lo habían herido en una pierna.

[2] Blanco viene a practicar una política diametralmente opuesta a la de su antecesor: A la pugnacidad y odio al nativo de Weyler, sucede la conciliación de los intereses en discordia, la benevolencia con el cubano irreducible, a quien el Capitán General ofrece la autonomía. Pero no es solo en el orden político donde va a cambiarse la estrategia, sino también en el orden militar. Weyler había concentrado sus más poderosos elementos de guerra en la zona occidental de Cuba, y si bien a mediados de 1897 preparaba una “campaña de invierno” en Oriente, el hecho es que fue Blanco quien concentró en Oriente sus elementos con pretensiones de establecer un centro de operaciones en Bayamo.

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