1896,
Marzo 24
Baracoa,
Cuba
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A
los seis días de viaje sin reales dificultades, pero en peligro constante,
cuando ya eran las diez de la noche, los expedicionarios comenzaron a ver la
pobre iluminación de la ciudad primada de Cuba: estaban frente a Baracoa, en
la playa de Marabí.
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Desembarco
“(…)
el Mayor General Calixto García, el bravo veterano de la guerra de los diez
años, aquel que lleva consigo su biografía en su nombre y tiene su nombre
escrito en el corazón de todos los cubanos.
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Un
bote se desprende del costado del “Bermuda” y se dirige a tierra con los
exploradores. Ya se están acercando a la playa cuando se oye una voz
conminatoria de “¡Alto!”. Contestan los expedicionarios: “¡Cuba!”, y entonces
el centinela que dio el alto deja el fusil y se lanza al agua, dando gritos
estentóreos de “¡Viva Cuba Libre!”. Eran soldados cubanos que esperaban la
expedición para protegerla y conducirla entera hasta los almacenes de la República.
A
las once de la noche comienza el desembarque. Terminan a las tres de la
madrugada. (A esa hora el General regaló un magnífico Máuser al sargento que
mandaba las tropas que lo esperaban).
Poco
después la prensa cubana publicó en “La Independencia”
desde las maniguas de Manzanillo: “La
gran expedición de patriotas cubanos se halla, al fin, entre nosotros, nos ha
traído 3 mil fusiles y un millón de tiros. Su jefe es el Mayor General
Calixto García, el bravo veterano de la guerra de los diez años, aquel que
lleva consigo su biografía en su nombre y tiene su nombre escrito en el
corazón de todos los cubanos. ¡Bien por la República de Cuba!”.
Así
describen los historiadores al general que desembarca por Marabí: “Arrogante, de porte marcial, culto,
simpático y locuaz. Ojos vivos, modales finos y fácil expresión; sus mostachos
cuidados, sedosos, corridos hasta media cara, que le hacen más agradable la
gallarda fisonomía. Su vestidura típica, el aludo jipijapa y su gran machete
le hacían aparecer como la primera figura del cuartel”.
Con
el Mayor General Calixto García llegaron a tierra cubana: un Brigadier
General, dos Tenientes Coroneles, un Comandante, cuatro Capitanes, un
Teniente, nueve Doctores, tres Licenciados, dos ingenieros y 54 compatriotas
más.
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Apenas
puede montar en el manso mulo que sus hombres le prepararon
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El
general viene enfermo. Apenas puede montar en el manso mulo que sus hombres
le prepararon, a pesar de la ayuda de dos asistentes, pero aún así ordena que
todos se pongan en marcha, atravesando las montañas de Oriente.
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Coronel
Félix Ruenes, el baracoense que auxilió a todos los principales jefes de la
guerrilla cubana cuando desembarca ron
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Emprenden
la marcha porque es preciso alejarse del lugar del desembarco lo más pronto
posible. Acampan a orillas del Toa. Los vienen a reforzar los intrépidos
soldados del coronel Félix Ruenes, el baracoense que auxilió a todos los
principales jefes de la guerrilla cubana cuando desembarcaron. Luego se le
incorpora Periquito Pérez con doscientos hombres de Guantánamo, y ahora, más
fuerte, el general comienza a buscar el contacto con el Gobierno.
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1896,
Abril 14
Campamento
“Dos Amigos”
José
Maceo
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Llegan
al campamento “Dos Amigos”. Allí lo recibe con sus tropas formadas y al son
del himno bayamés el general José Maceo.
Dice
Casasús: José lo trató con grandes consideraciones, lo que le prueba al
general, según sus propias palabras,
“que es el amigo de siempre”, pero según el testimonio de Nicolás de
Cárdenas, “aunque lo disimulaba cuanto
podía, se notaba que José no veía con gusto al general García”.
Desde
el campamento de Majaguabo escribe Calixto: “Con la autorización de José Maceo, he organizado una escolta de cien
orientales para llevármelos a Occidente, a encontrar al gobierno de la
República”.
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1896,
Abril 23
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Desde
Cauto Abajo escribe el general a Estrada Palma indicándole los mejores puntos
para el desembarco de expediciones, la clase de armas que hacen falta y
subrayando la escasez de pertrechos entre las tropas mambisas, tanto “que Gómez y Maceo tienen que usar y
abusar de las cargas de caballería por falta de municiones”
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1896,
Abril 28
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A
medida que el general avanzaba hacia el centro de la provincia de Oriente sus
fuerzas se fueron engrosando. En este día está acampado en Talanquera: sus
acompañantes forman un respetable contingente.
En
ese campamento recibió noticias del Presidente Cisneros, diciéndole que se
encontraba instalado en la finca Naranjal, en Camaguey. Calixto se pone en
marcha. Atraviesa las llanuras boscosas de Las Tunas y después de una semana
de marcha forzada, llega donde el Presidente de Cuba en Armas, Ciudadano
Salvador Cisneros. Es recibido con las mayores consideraciones.
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El
gobierno le hace ver que ha llegado en hora oportuna: la salida de Gómez y
Antonio Maceo a Occidente ha dejado a Oriente sin un jefe que sepa organizar
la milicia cubana y darle combate al enemigo.
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El
gobierno de Cuba en Armas hace ver al General García que ha llegado en hora
oportuna: la salida de Gómez y Antonio Maceo a Occidente ha dejado a Oriente
sin un jefe que sepa organizar la milicia cubana y darle combate al enemigo.
La indisciplina, le cuentan, se ha arraigado en todos los sectores orientales
de una manera peligrosa. Por otra parte, había descontento en la
reorganización militar dispuesta por el mando superior, tanto que Gómez había
anunciado su regreso para que la campaña en Oriente y Camaguey atrajera al
enemigo y estos dieran respiro a Antonio Maceo, que tenía a todo el ejército
tras de sí.
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Valeriano
Weyler
La
reconcentración
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Y
para colmo de males, Valeriano Weyler acaba de ordenar la reconcentración de
todo el campesinado cubano en los pueblos, dejando a las fuerzas cubanas sin
el socorro que le daban los habitantes de los campos.
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El
Gobierno nombraba a Calixto Jefe de Oriente
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Por
todo lo anterior el Gobierno unánimemente lo nombraba Jefe de Oriente.
Calixto les agradeció pero se reservó el derecho de aceptar hasta que se
entrevistara con el Generalísimo Máximo Gómez y obtuviera de él su aprobación[1]. Lo
más que podía hacer era actuar como Jefe Interino de la región hasta la
entrevista con el General en Jefe.
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[1] Antes que a Calixto se había nombrado
Jefe de Oriente al Mayor General Mayía Rodríguez, pero su designación no fue
del agrado de José Maceo, que era el Jefe del Primer Cuerpo, por estimar que la
designación podía estimarse como una agresión directa a sus derechos como
militar y como patriota. Mayía renunció y el Consejo de Gobierno tenía que
decidirse por una de estas dos alternativas: complacer a José nombrándolo Jefe
de Oriente o buscar otra persona que pudiera opacar las dotes militares del
León de Oriente. (Complacer a José sería peligroso para la disciplina general y
para la cohesión de las fuerzas revolucionarias. Encontrar a quien estuviera por
encima de José era una tarea titánica, pero providencialmente ese hombre llegó
a la manigua cuando ya eran muy pocos los que creían que llegaría: Calixto
García).