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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

19 de enero de 2017

Calixto García. Biografía. 28


1873, Febrero
Palma Soriano
James O´Kelly
El periodista James O´Kelly llega al campamento de Calixto[1] pero no encuentra al general porque este ha salido en una operación de reconocimiento. En cambio conoce a Máximo Gómez y a Titá Calvar.
Poco después llega Calixto, quien felicita al irlandés por su feliz arribo a las líneas cubanas. El trato de García al periodista es exquisito. O´Kelly escribe más tarde: “El general García es de maneras afables, no carece de gracia y aún de cierto aire distinguido. Rápido e imperativo en hablar y de carácter nervioso, enérgico y astuto, posee las facultades intelectuales necesarias para un jefe en la clase de guerra hecha por los cubanos”.
Y lo compara con Gómez, “veterano bravo, enérgico y de carácter de hierro, que tiene menos instrucción general que García, pero que posee la ventaja de una gran experiencia en la guerra”.
Inicio de la campaña de 1873
Dispuesto el general García a iniciar la campaña de 1873 e interesado en que el simpático periodista extranjero presencie una batalla, ordena una concentración de sus efectivos en Dos Bocas.
1873, Marzo 1ro
Campamento de Dos Bocas
Se reúnen 400 hombres en el Campamento de Dos Bocas. Entre ellos O´Kelly ve a un negro corpulento con un sombrero de paja y el rifle y la cartuchera con que daba jaque al enemigo de su patria y libertad.
1873, Marzo 3
Calixto ataca Jiguaní para que el periodista vea combatir al Ejército cubano
Acampan cerca de Jiguaní. Entonces Calixto manda al Teniente Coronel Saladrigas a que ataque y saquee el poblado y que raudo se retire en rumbo adonde está el grueso de la fuerzas esperando. Saladrigas cumple su parte, pero los españoles no salen de Jiguaní.
Frustrado el plan, Calixto envía a Limbano Sánchez con la mitad de los hombres a  quemar una finca cercana al pueblo. Limbano sostiene un encuentro que dura varias horas, pero las fuerzas enemigas no son atraídas a la emboscada, aunque sí severamente derrotadas y obligadas a emprender una peligrosa retirada nocturna.
En medio de la alta noche, se acerca a la hamaca donde reposa el General García un mensajero de Limbano, y le da el ansiado parte de victoria. Momentos después resuena la trompeta cubana anunciando que han llegado los vencedores. El campamento se puebla de luces de las antorchas.
Pero la fuerza vencedora también trae muertos y heridos, entre estos últimos, el muy joven capitán Pedro Vázquez Hidalgo[2], a quien posteriormente José Martí llamó “el niño héroe”



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[1] El periodista se sorprende al encontrar una población cubana tan cerca de las avanzadas españolas, a pocas millas de la plaza de Palma Soriano. En Oriente había campamentos cubanos guarnecidos con 2 000 hombres, formando pueblos con mujeres y niños, provistos de mercados, glorietas para bailar, calles anchas y espaciosas y tal seguridad que los mercaderes iban allí a vender sus mercancías como pudieran hacerlo en cualquier población. Los españoles, mientras, adueñados de los pueblos fortificados, esperaban en ellos, con precauciones y temor, el ataque de los mambises que reinaban en los bosques numerosos de aquella indómita región. 

[2] En la guerra de 1895 ganó el grado de General de Brigada.

Calixto García. Biografía. 27


1872, Diciembre 22
El Chato (Coronel del ejército español Gómez Diéguez), ataca por sorpresa el campamento de Calixto al amanecer. Trescientos mambises resisten la fuerte acometida, en tanto el resto de la tropa mambisa se retira con los heridos, el gobierno y el magnifico convoy capturado.
Después de cañonear las posiciones cubanas, el enemigo se retira con muchas bajas, rumbo a Holguín.
Cuenta Fernando Figueredo que en esta acción el viejo Eduá, asistente de Máximo Gómez, perdió la preciosa bandera que a Gómez le regalara la distinguida patriota Emilia Casanova de Villaverde (esposa del más notable novelista cubano del siglo XIX, Cirilo Villaverde). La bandera tenía en letras de oro esta inscripción: “al invicto General Máximo Gómez”.
1872, Diciembre 26
En pleno ataque el Presidente Céspedes debió retirarse del campamento. Dos días después el Presidente regresa. Después escribió: “No encontré al General Calixto García que, con otros compañeros, andaba de paseo, en celebración del triunfo y de las Pascuas”[1].



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[1] Gerardo Castellanos en su libro “Tierras y Glorias de Oriente”, dice que Calixto, además de su condición de patriota y guerrero: "...tenía aficiones poéticas y solía reunir a su Estado Mayor y entablar entretenidas charlas en las que no tal faltaban improvisaciones, regularmente, de décimas con pie forzado". Y Casasús cuenta que  una noche de jolgorio en su campamento, al recordar la belleza de la parienta de un compañero de su Estado Mayor, Calixto improvisó esta cuarteta que cantó como mejor pudo:
Tres cosas hay en mi Cuba
Que las tengo en mi memoria:
El boniato, el tasajo
Y los ojazos de Gloria

Calixto García. Biografía. 26


Barajagua: Preparación del Plan de ataque a Holguín
Como no se da reposo, el Jefe Militar del Departamento Oriental, Mayor General Calixto García continúa en Barajagua preparando la primera etapa “del gran plan del General Gómez”: el ataque a Holguín, (este plan lo viene madurando desde octubre): Ordena al Teniente Coronel Peña que salga a hacer una diversión. Ese jefe parte con una columna en son de ataque a Mayarí (pueblo que está a ocho leguas de Barajagua). Peña debe atraerse la atención de los jefes españoles.
Mientras tanto, en completo silencio, el general García con seiscientos hombres, se dirige en línea recta hacia Holguín; lo acompaña el Presidente Céspedes, a quien Calixto deja varias leguas antes de llegar a la ciudad en previsión de cualquier contingencia.
1872, Diciembre 19

La columna mandada por Calixto hace alto en El Mijial, a menos de diez kilómetros de Holguín. Estarán allí hasta las diez de la noche, hora en que deberá salir la luna.
Calixto ataca Holguín

En el momento acordado la división se vuelve a poner en marcha. A las doce de la noche las tropas irrumpen en la ciudad donde 33 años antes había nacido el jefe mambí. Cada batallón tiene muy claro cual es su objetivo.
La sorpresa fue completa. Los mambises entraron en columnas compactas por distintos lugares.
Dice un cronista: “Cuando se entró en Holguín estaba la ciudad tranquila, sin centinelas y sin serenos, de suerte que cada batallón pudo llegar a su destino sin tropiezos; pero dos tiros escapados dieron la alarma”.
“La Periquera” vuelve a ser infranqueable
Los españoles tuvieron tiempo para guarecerse en “La Periquera”. Los mambises arremetieron contra el portón de entrada del edificio: en sus portales quedaron tendidos los cadáveres de varios oficiales españoles. De todas formas, otra vez “La Periquera” fue infranqueable.

Después del saqueo en el que se ocupó abundantes vituallas, ropas, equipos, medicinas, armas y municiones, se dio la orden de retirada, no sin antes incendiar los principales establecimientos de la ciudad.
Los hombres de Calixto salieron de Holguín a las dos de la madrugada: Una parte va hacia la Aguada de Camazán y la otra a las cabeceras del río Gibara.
Caídos en el ataque a Holguín
En el ataque a Holguín cayó el joven Teniente Coronel José María Peña. Sus últimas palabras fueron: “No es nada, atended solamente a vencer al enemigo”. (Una bala disparada desde detrás de una ventana le hirió de cerca la garganta).
Igual en las calles de Holguín cayeron oficiales español de alta y media graduación: el Teniente Coronel Valenzuela (que murió de un hachazo), los Capitanes Rubio y Ano, el comerciante Rafael López, del cuerpo de voluntarios. Además, se saqueó la platería de Guillén, odiado jefe enemigo y se le dio muerte al dueño.
La prensa holguinera critica a los militares españoles defensores de Holguín
La conducta de los jefes militares de la plaza mereció la más ácida crítica de los propios españoles, al extremo de que el periódico “El Periquero” publicó un artículo de un Capitán de voluntarios en el que censuraba a los encargados de dirigir la defensa de Holguín. Los jefes militares de Holguín ocuparon el periódico y lo quemaron antes de su distribución.
1872, Diciembre 21
Céspedes: “por la mañana me incorporé al Cuartel General, en las cabeceras del [río] Gibara. Encontramos a todos muy animados y bien vestidos; el campamento tenía el aspecto de una exposición. Me dieron muchas vivas y me recibieron a los acordes de una orquesta completa que sacaron de la ciudad. Nos invitaron a un magnífico almuerzo. Hubo muchos brindis y discursos. Por la noche la música completó la obra con retreta y baile”.
El Coronel Gómez Diéguez, El Chato, sale a perseguir a Calixto
El Coronel del ejército español Gómez Diéguez (alias El Chato), con una fuerte columna de 800 hombres y dos piezas de artillería, salió para tratar de castigar la hazaña de Calixto. Para colmar la ira del jefe español, cuando acampó cerca de Calixto, la tropa no pudo dormir por la música y la alegre animación que reinaba en el campamento mambí.



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Calixto García. Biografía. 25


1872, Noviembre

Barajagua
El vencedor de Guisa está en el campamento de Barajagua, situado en las proximidades de Holguín. Su estrategia ha fructificado: atacando a los españoles en sus reductos, los obliga a agazaparse en los fuertes y en las trincheras de las plazas más guarnecidas, dejando el bosque y la campiña a los cubanos.
Dice Casasús que por esta época el Presidente Céspedes tiene sus ojos puestos en Calixto, a quien quiere llevar a la jefatura del ejército, haciéndole su hombre de confianza. Mientras tanto Calixto madura una idea que le ronda: tomar los pueblos de Holguín y Manzanillo.
1872, Finales de octubre
El General García encamina a sus hombres sobre Holguín
Calixto pone en marcha a sus hombres, había decidido atacar a Holguín. (Para ello había adoptado las disposiciones pertinentes). Y cuando ya está cerca del pueblo manda a la tropa a que de media vuelta. Es que lo persigue una fuerte columna enemiga y el caudillo sabe esperar por el momento oportuno.
Calixto busca  a Máximo Gómez
En el camino de vuelta, Calixto va pensando en su maestro en las artes de la guerra, Máximo Gómez, destituido y solitario por las maniguas. La tropa regresa y hace campamento en Barajagua.
Fernando Figueredo dice que Calixto va donde Gómez y lo trae a su Cuartel General porque bien sabía el holguinero que el Presidente Céspedes no tenía predisposición ninguna contra el valiente dominicano.
Carácter de Calixto
En su libro “Calixto García. El Estratega” relata Casasús una anécdota oída al coronel León Primelles Agramonte, quien fuera ayudante de Máximo Gómez. Resulta que acampados los dos generales a poca distancia uno del otro, desde donde se hallaba Gómez se escuchaba la voz alterada de Calixto, por lo que comentó Gómez: "Ya está Calixto tocando diana...."[1]
1872, Noviembre 17
Gómez y Céspedes se reencuentran en el campamento de Calixto en Barajagua
El Presidente Céspedes, que está en Barajagua, escribió: “Llegó al campamento el General Máximo Gómez e inmediatamente pidió permiso para presentarme sus respetos. Lo recibí con la mayor cortesía. Me alegó disculpa porque sus malezas le habían impedido venir antes a ponerse a mis órdenes, como él lo deseaba. Estuvimos conversando largo rato.
“En la mañana siguiente oí gran vocerío y muchas gentes corriendo mientras daban vivas a Cuba. Entró un tumulto a mi rancho, todos me apretaban las manos, mientras los generales Calixto García y Máximo Gómez me estrechaban entre sus brazos. Todo era causado por la noticia de la llegada de una expedición…
“Gómez me gritaba por encima de la multitud: ¡A Occidente Presidente, vamos a Occidente… mándeme a mi, Presidente, mándeme a mi a occidente, suplicaba Gómez en el mismo tono con que un hijo le pide a su padre una fruta que tiene suspendida en la mano. Tales palabras en boca de tal hombre me parecieron la mejor prueba de la sinceridad con que me ofrecía sus servicios[2]. Eso me afectó sobremanera”. Posteriormente, por orden del Presidente Céspedes, Máximo Gómez sería el sustituto de Ignacio Agramonte a la muerte de aquel.



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[1] De Calixto cuenta Gerardo Castellanos, que: “Sus exabruptos eran terribles y peligrosos y ya, montado en cólera, no cedía ni un ápice (...) Se encrespaba como un mar huracanado y estallaba en una formidable agresión de palabras. Y si la víctima era (...) un holguinero entonces el primer dicterio era huevi-blanco (...) y acto seguido agregaba: ¡Pendejo! (...)
Aunque la dureza de su carácter es notoria y pública, también lo es que una vez ocurrida una cólera a seguida advertía su error, llamaba al injuriado y con jovialidad y gentileza procuraba curar la herida (...)
Cierta vez Calixto estuvo demasiado violento con un oficial da su tropa, y pasado aquel mal momento consultó el caso con su secretario y Jefe de Despacho del Ejército del Departamento Oriental, el entonces Teniente Coronel Manuel Rodríguez Fuentes a quien Calixto estimaba mucho (...) para conocer si se había portado muy violento y había sido injusto con el oficial reprendido y si lo había injuriado; como Rodríguez Puentes asintió la el general, arrepentido de su comportamiento, le respondió que debió habérselo dicho en el momento. Entonces el y Rodríguez Fuentes acordaron que de repetirse esas violentas expresiones de enojo y pasara de la represión correcta al insulto personal y grosero, éste Rodríguez Fuentes de forma discreta se acercara a Calixto y exclamara en voz baja; "¡Ave María Purísima, general!" De esta forma Calixto se daría cuenta que se estaba excediendo en su lenguaje y tono”.


[2] Aquí se revela la figura de Calixto como político y admirable conciliador de cubanos en discordia. Además, era esa la segunda vez que a su noble gestión se debe el servicio de la espada de Gómez a la revolución cubana. (La primera vez fue cuando lo incorporó a las filas de Donato Mármol en los días iniciales de la contienda).

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