1873,
Febrero
Palma
Soriano
James
O´Kelly
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El
periodista James O´Kelly llega al campamento de Calixto[1]
pero no encuentra al general porque este ha salido en una operación de
reconocimiento. En cambio conoce a Máximo Gómez y a Titá Calvar.
Poco
después llega Calixto, quien felicita al irlandés por su feliz arribo a las
líneas cubanas. El trato de García al periodista es exquisito. O´Kelly
escribe más tarde: “El general García
es de maneras afables, no carece de gracia y aún de cierto aire distinguido.
Rápido e imperativo en hablar y de carácter nervioso, enérgico y astuto,
posee las facultades intelectuales necesarias para un jefe en la clase de
guerra hecha por los cubanos”.
Y
lo compara con Gómez, “veterano bravo,
enérgico y de carácter de hierro, que tiene menos instrucción general que
García, pero que posee la ventaja de una gran experiencia en la guerra”.
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Inicio
de la campaña de 1873
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Dispuesto
el general García a iniciar la campaña de 1873 e interesado en que el
simpático periodista extranjero presencie una batalla, ordena una
concentración de sus efectivos en Dos Bocas.
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1873,
Marzo 1ro
Campamento
de Dos Bocas
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Se
reúnen 400 hombres en el Campamento de Dos Bocas. Entre ellos O´Kelly ve a un
negro corpulento con un sombrero de paja y el rifle y la cartuchera con que
daba jaque al enemigo de su patria y libertad.
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1873,
Marzo 3
Calixto
ataca Jiguaní para que el periodista vea combatir al Ejército cubano
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Acampan
cerca de Jiguaní. Entonces Calixto manda al Teniente Coronel Saladrigas a que
ataque y saquee el poblado y que raudo se retire en rumbo adonde está el
grueso de la fuerzas esperando. Saladrigas cumple su parte, pero los
españoles no salen de Jiguaní.
Frustrado
el plan, Calixto envía a Limbano Sánchez con la mitad de los hombres a quemar una finca cercana al pueblo. Limbano
sostiene un encuentro que dura varias horas, pero las fuerzas enemigas no son
atraídas a la emboscada, aunque sí severamente derrotadas y obligadas a
emprender una peligrosa retirada nocturna.
En
medio de la alta noche, se acerca a la hamaca donde reposa el General García
un mensajero de Limbano, y le da el ansiado parte de victoria. Momentos
después resuena la trompeta cubana anunciando que han llegado los vencedores.
El campamento se puebla de luces de las antorchas.
Pero
la fuerza vencedora también trae muertos y heridos, entre estos últimos, el
muy joven capitán Pedro Vázquez Hidalgo[2], a
quien posteriormente José Martí llamó “el niño héroe”
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[1] El periodista se sorprende al
encontrar una población cubana tan cerca de las avanzadas españolas, a pocas
millas de la plaza de Palma Soriano. En Oriente había campamentos cubanos
guarnecidos con 2 000 hombres, formando pueblos con mujeres y niños, provistos
de mercados, glorietas para bailar, calles anchas y espaciosas y tal seguridad
que los mercaderes iban allí a vender sus mercancías como pudieran hacerlo en
cualquier población. Los españoles, mientras, adueñados de los pueblos
fortificados, esperaban en ellos, con precauciones y temor, el ataque de los
mambises que reinaban en los bosques numerosos de aquella indómita región.
[2] En la guerra de 1895 ganó el grado de
General de Brigada.