1872,
Octubre
El
Marqués de Santa Lucía, Presidente de la Cámara de Representantes y principal opositor
de Céspedes, llega al campamento de Calixto.
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“-Una hamaca sería la felicidad para
mí…!”, dice Ignacio Mora dirigiéndose al Marqués de Santa
Lucía. El Marqués, mientras, le cuenta a Pérez Trujillo sus incontables
peripecias para incorporarse al Cuartel General del General Calixto García.
Están
sentados en una tienda de campaña y cambian impresiones sobre las operaciones
militares y la situación del gobierno. Son los representantes del pueblo de
Cuba (Miembros de la Cámara).
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Calixto
lo prepara todo para atacar Guisa
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Pero
lo que en verdad los mantiene en vilo a los integrantes de la Cámara de
Representantes es la gran noticia de que el General García va a atacar la
plaza fortificada de Guisa. Todos esperan la victoria y, sobre todo, participar
en el saqueo, donde están seguros que conseguirán provisiones de boca y
guerra, vestuario, medicinas.
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1872,
Octubre 6
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Los
hombres de Calixto destruyen totalmente 16 leguas del telégrafo. Los
españoles salen de sus campamentos a castigarlos. (Esa era una operación
preliminar del ataque que Calixto había preparado).
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1872,
Octubre 10
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En
silencio los cubanos celebran el cuarto aniversario del inicio de la
revolución. Están en las faldas de la loma del Jíbaro, a tres leguas de
Guisa. Esperan la noche para caer sobre la plaza enemiga donde, está
planificado, contarán con la cooperación de los voluntarios[1].
Pero el admirable plan se frustra por la intervención de un miserable
delator.
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Frustrado
el ataque, Calixto regresa a su campamento
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El
General regresa al campamento donde había estado antes y manda a los suyos a
forrajear, mientras él espera por informes.
Por
carta de Céspedes es que hoy se sabe lo ocurrido en el pueblo: “ya habrás visto en los periódicos
españoles la carnicería de cubanos que han hecho en Guisa. Jacinto Fonseca,
el caudillo de los fusilados, condiscípulo mío, rico hacendado, abrazó la
causa española”.
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Los
fusilamientos hechos en Guisa suscitaron una reacción tremenda contra las
fuerzas colonialistas y a favor de los mambises que estaban en las
inmediaciones: muchos voluntarios criollos y numerosas familias que estaban
en el pueblo quisieron incorporarse a las fuerzas mambisas.
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1872,
Octubre 17
Ataque
a Guisa
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A
las diez de la noche Calixto atacó a Guisa. Los españoles impidieron que los
voluntarios entraran en los fuertes, donde se habían guarecido y de donde no
salían. Ordenó Calixto a sus hombres que saquearan el pueblo libremente; luego
lo quemó y se retiró a su campamento, llevando con él un gran número de
voluntarios armados y municionados. Y allí esperó por si los españoles
querían atacarlo, pero aquellos se limitaron a mirarle a lo lejos y hacer
silencio.
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1872,
Octubre 24
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Carta
de Céspedes a Calixto: “Mucho me ha
complacido el éxito de las operaciones sobre Guisa. El descubrimiento del
plan y las sangrientas ejecuciones que le han seguido han sido una desgracia
que solo se compensa con el terrible efecto que han de producir en el ánimo
de los que aún prestan su apoyo al Gobierno español. Ahora es la ocasión de
recibir nosotros con los brazos abiertos al que, arrepentido, venga a
arrojarse en ellos, pero es la ocasión, también, de extremar el sigilo,
desconfiando hasta el último grado de los que puedan ser espías o traidores
para que no nos sorprendan nuestros planes”.
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La
familia del General García es expulsada de Cuba
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Por
otra parte y casi a la misma vez en que Calixto atacaba a Guisa, su esposa
Isabel Vélez, los cuatro niños, la madre de ella, una hermana y otros
familiares, fueron expulsados de Cuba. Se establecieron en Cayo Hueso,
Estados Unidos.
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En
Cayo Hueso los tabaqueros cubanos reciben a la familia del General
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La
familia del General Calixto García contó con el apoyo de los tabaqueros desde los primeros momentos. Ellos, dice el hijo
de Calixto en su diario, "entregaban
semanalmente a mi madre el producto de las colectas que hacían en los
talleres de tabaco".
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Vicente
Martínez Ibor
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También
los ayudó el fabricante de tabacos con negoció en Cayo Hueso y Tampa, Vicente
Martínez Ibor. Este valenciano, casado con la cubana Mercedes de la Revilla, simpatizaba con
la revolución. Fueron él y su esposa quienes se encargaron de internar y
sostener en el colegio católico “El
Sagrado Corazón" de Nueva York a Leonor, la hija mayor del matrimonio.
(Al paso de muchos años, el entonces general Carlos García Vélez, hijo de
Calixto e Isabel, se casó con una de las hijas del matrimonio Martínez Ibor).
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La
Junta Revolucionaria de Nueva Cork se encarga de la educación del hijo mayor
de Calixto.
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De
la educación de Calixto, el mayor de los varones, se encargo la Junta Revolucionaria
de Nueva York y, específicamente, los patriotas Hilario, Francisco, Javier y
Juan Cisneros quienes fueron los que le costearon los estudios en la Mount Pleasant
Military Academia y luego en la escuela OSSINING, ambas en Nueva York.
Mientras,
como mismo en La Habana,
Isabel cosía pago para el sostenimiento de ella y sus dos hijos más pequeños,
Carlos y Justo que la acompañaron en Cayo Hueso.
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[1] El General García había seducido a los
voluntarios de Guisa, incluyendo a sus oficiales, Capitán Fonseca y tenientes
Garcés, José Antonio Barzaga y Pedro Quintana. Estaba acordado que los
comprometidos atacarían a los españoles tan pronto como los cubanos se
presentaran frente a la plaza. Sin embargo, cuando los cubanos se acercaron
comprobaron que la guarnición había sido reforzada con cien hombres de la
artillería. Calixto se abstuvo de iniciar el combate. Después supo lo que había
ocurrido: Descubierta la trama, los jefes españoles procedieron con celeridad y
energía ejecutando en el acto a los oficiales mencionados, a varias clases y a
algunos soldados.