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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

7 de agosto de 2017

Faustino Orama, El Guayabero. 17 (El final)



Despedida del siglo
Ramón Avilés
En sus días libres Faustino jugaba dominó o miraba la televisión, especialmente las transmisiones de los juegos de pelota y “Palmas y Cañas”, uno de sus programas favoritos, sobre todo si cantaban El Jilguero de Cienfuegos o “el boxeador que canta”, como solía referirse a Ramón Avilés, amigo entrañable y uno de sus más completos y fieles intérpretes, o Doña Celina González, a la que siempre ubicaba junto a Benny Moré en el escalón supremo de la galería de sus preferidos. Celina, también conocida como "La Reina de los campos de Cuba", siempre reciprocaba sus gestos de cariño cuando coincidían en Las Tunas, Bayamo, Ciego de Ávila u otra ciudad, durante las Jornadas Cucalambeanas, Festivales del Son u otros eventos. En más de una oportunidad, Celina dijo cuando la entrevistaban que le gustaba oírlo, y que tenía todos sus discos.
Y llegó el 30 de diciembre de 1999. Faustino participó en la reinauguración de la glorieta del parque Julio Grave de Peralta (o de Las Flores, como insisten en decirle los holguineros). Ese espectáculo sirvió para despedir el siglo y el milenio.
Los últimos años de El Guayabero
Pródigo en homenajes y muestras de cariño fue para El Guayabero el primer año del nuevo siglo. Los vecinos de la ciudad festejaron sus nueve décadas dedicándole la XIX Semana de la Cultura, el Encuentro de Agrupaciones Soneras y crearon el Festival Música con Humor, para perpetuar su legado y el de otros creadores musicales nacidos en ese ámbito nororiental que realizaron significativos aportes en esta modalidad de la guaracha, entre ellos Manuel Licea (Puntillita), Guillermo Rodríguez Fiffe, Ángel Alberto Caissés, Juanito Márquez, José Antonio Rodríguez (Maceo) y Roberto Urbino.
El festival, además de premiar chispeantes composiciones de veteranos y jóvenes creadores como Irma Orama o Camilo de la Peña, estimuló a los treseros y acogió presentaciones de reconocidos artistas y agrupaciones muy populares: Eliades Ochoa, la familia Valera-Miranda, la orquesta Original de Manzanillo, Los Naranjos, Cándido Fabré, Pancho Amat y Tiburón Morales, que asistieron a su cumpleaños. A él se le veía vistiendo sus mejores galas, y en su pechera, brillaban decenas de medallas.
A los agasajos también se sumaron diversas instituciones, eventos y provincias; entre ellos el XII Festival Internacional Benny Moré en Cienfuegos; la UNEAC, que le entregó la condición de Artista de Mérito; el Centro Nacional del Humor, que lo galardonó con su Premio Nacional, y la feria Cubadisco que en la edición de 2001 estuvo dedicada a él, a los 110 años del nacimiento de Oscar Hernández, al 145 Aniversario de Pepe Sánchez y a los aportes de la trova a la música cubana. mientras grabaciones discográficas suyas o sones de su autoría en otras voces, continuaron recorriendo el mundo y ubicándose entre los preferidos según lo aseguraron la revista Billboard, los Premios Grammy y listas de éxitos de países como España y EE.UU.
En el 2002 unos cien mil holguineros se reunieron frente a su casa del reparto Peralta. Allí actuó Polo Montañés. Después por unas pantallas gigantes que allí habían colocado ambos populares músicos miraron la inauguración del hotel Playa Pesquero, el más grande de Cuba de ese momento, en la que actuó Compay Segundo. (Por cierto, esa fue la última actuación en el Oriente de Cuba del extraordinariamente popular autor del Chan Chan, Pasaje a Holguín, El calderito de tostar café y otras tantas).  Seis meses después Compay murió, y poco después fue Rubén González, otro de los fundadores del Buenavista.
Con casi cien años a sus espaldas, decía El Guayabero que si algo había que tirar a relajo era la pelona. Para ayudarle los realizadores audiovisuales de la ciudad, que gestaban los estudios ANIMA para producir dibujos animados, hicieron con su son “El tren de la Vida” un excelente video clip y todos fueron al estreno, pero esa misma noche se produjo otro zarpazo de la parca: murió el maestro Manuel de Jesús Leyva, una de las figuras más versátiles y talentosas en la historia de la música en Holguín. Compositor, arreglista, trompetista de resplandeciente vuelo artístico, director de la Orquesta Avilés y de la Banda Provincial de Concierto, Koko —como le llamaban todos por el ritmo por él creado y popularizado en los años setenta— se incorporó al grupo de Faustino con su permanente sonrisa y humildad, engrandeciendo el repertorio, la sonoridad, los lazos de hermandad y los deseos de superación de los jóvenes músicos que para entonces, junto a los cantantes Santana Orama y Sergio Leyva, respaldaban al juglar.




Mi son retozón (El Tren de la Vida) (Son)
Letra y música: Faustino Orama Osorio

Es la vida un tren expreso
Que recorre leguas miles
El tiempo son los raíles
Y el tren no tiene regreso.

En él se embarcan por eso
El viejo, el nuevo y el serio,
El vivo, el del Ministerio
Y el tren a todos complace
Y en las paradas que hace
Los deja en el cementerio.

Como es el tren de la vida
El viaje no tiene fin
Y se entiende el boletín
Tan solamente de ida.

Cuando uno hace su partida,
Que es a gran velocidad,
Le va la conformidad
Desde que sube al andén
Que va a viajar en un tren
Con rumbo a la eternidad.

En él se embarcan señores,
Premieres y mariscales,
Ministros y generales,
Reyes y emperadores;
Los Papas y los doctores
Potentados con dinero,
Cuando llega un paradero
Que le llaman Camposanto
Allí les tiende su manto
De tierra el sepulturero.

La diferencia del viaje
En ricos y pordioseros
Consiste en que los primeros
Llevan mejor equipaje,
Pero el que a tierra viaje
Con el comer de los días,
Los gusanos con su cría
Le infestan la vestidura
Poniendo a la misma altura
Todas las categorías.

Yo no he podido encontrar
Todavía ni un pobre ni un rico
Qué a mi me haya dicho, chico,
Yo no me pienso embarcar.

En él tienen que viajar
La linda, el tipo y el viejo.
De ese fúnebre cortejo
Toditos vamos en pos;
Por eso les digo yo
Levantaremos parejo.

Basta de filosofar,
No sigo más esta rima
Porque ya se me aproxima
La hora de yo embarcar.
Pero les voy a encargar
A los que atrás van quedando
Que embarcarán no sé cuándo
Pero es una cosa fija:
Que no se den mucha lija
Que el tren los está esperando.

La vida no es otra cosa
Que un prolongado gemido,
Nace en la cuna y perdido
Se va a extinguir a la fosa.

Estribillo:
Si las mujeres tocaran tres
Le cambian el ritmo a los hombres
Con el son, picachón, retozón,
Qué bien lo baila Marieta.
Toda la noche y la mañana siguiente a la muerte de Koko, Faustino permaneció más solemne y recogido que nunca, al lado del féretro del colega. En el cementerio participó en la despedida musical que la ciudad le tributó al artista.
Ibrahim Ferrer junto a Faustino y sus músicos.
Aún no se había recuperado del estupor y la angustia, cuando tres meses después, en víspera de su último viaje transoceánico, le llegó la noticia de la muerte de Ibrahím Ferrer, a quien Faustino dijo que quería como al hijo varón que nunca tuvo, porque le había demostrado a todos, a lo largo de casi medio siglo, que el afecto era recíproco.
Con voz temblorosa por la noticia, Faustino pidió a su sobrina que le buscara fotos del músico muerto y el disco Buenos Hermanos, con el que Ibrahím ganó su cuarto Premio Grammy, en el que se leía de puño del célebre intérprete esta breve dedicatoria: “A mi padre, de su hijo Ibrahím”.
Esos golpes fuertes e inesperados, más que la falta de una pierna, la sordera y otros achaques de la vejez, fueron minando su ímpetu y ganas de vivir, No obstante, con la mirada perdida, el tres desafinado y la voz áspera e indiferente, seguía actuando dos veces por semana en la Casa de la Trova, sin embargo sus giras eran cada vez más escasas.
Entre agosto y septiembre de 2005 a propuesta del empresario español Antonio Escribano García, apasionado amante de la música cubana. Faustino hizo su último viaje al extranjero. Se presentó en Calasparra y Cehegin, dos ciudades de Murcia, en las que el público aplaudía y lo acompañaba cantando con él sus sones. Después, por iniciativa del mismo empresario en una de las más importantes edificaciones de Calasparra, el santuario de la Virgen de la Esperanza, patrona de esa localidad, se instaló en su honor el museo-restaurant Santa Palabra. El Guayabero, generoso, donó a la instalación trajes, medallas, uno de sus típicos sombreros de huevo frito y otras pertenecías que hoy constituyen objetos patrimoniales para españoles y cubanos.
Al regresar comprobó con pesar que sobre su ciudad se prolongaba una implacable sequía que, desde meses antes, había obligado a las autoridades y a los habitantes a buscar ingeniosas alternativas para proveerse del indispensable líquido. Pero a pesar de todo la vida continuaba su curso. Se seguían incrementando las propuestas culturales, se revitalizaba la imagen de su centro histórico con la inauguración del primer tramo del boulevard, se inauguró el hermoso mural Orígenes y asimismo nuevos restaurantes, cafeterías y una réplica de la caverna de Los Beatles que le daba a Holguín un aire de urbe ecléctica y cosmopolita.
su estatua a tamaño natural en el Centro Provincial de la Música y los Espectáculos.

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El propio Faustino devela su estatua a tamaño natural en el Centro Provincial de la Música y los Espectáculos de Holguín, (empresa que lleva su nombre)
La Empresa Provincial de la Música y los Espectáculos de Holguín, que había adoptado su nombre, se dio a la tarea de preparar grandes festejos para celebrar los noventa y cinco años de edad del cantor. Los más importantes músicos del catálogo de dicha empresa incorporaron piezas de El Guayabero y en el lobby de entrada se inauguró una estatua suya a tamaño natural que hicieron los artistas Gabriel Maslotikhass y Argelio Cobiellas. Exactamente en la mañana de su cumpleaños el artista develó la obra, luego tomó el micrófono y mientras se tocaba la cara con las manos, dijo: “De verdad que se parece a mí, fíjense que toco madera. ¡Santa palabra!”.
Esa misma noche, frente a su casa se premió el concurso Música con Humor ante cientos de holguineros que no imaginaron que ese sería el último cumpleaños en la vida del juglar.
Unos días después de la celebración a sus conocidos achaques de salud se sumó un galopante hepatocarcinoma, o cáncer de hígado, que muy pronto afectó ese imprescindible órgano metabólico. A inicios de marzo de 2007 fue hospitalizado en Holguín. El sábado 17 de ese mes, el periodista Juan Pablo Carreras informó a través de la Agencia de Información Nacional que el estado de salud del trovador era muy crítico, acotando que “se niega a comer, permanece con levine, y presenta un edema por mal nutrición, agudizado por el estado de coma que lo ha llevado a múltiples complicaciones”.
Diez días después, a pesar de los ingentes esfuerzos de los especialistas de Cuidados Intensivos, los desvelos de la familia y las autoridades de la provincia y el país, falleció uno de los patriarcas de la trova y el son, el último juglar de la tradición cubana, El Rey del Doble Sentido. La noticia circuló el mundo en despacho de las agencias EFE, ANSA, Reuter, emisoras de radio, canales de televisión y periódicos de gran parte del mundo.
Muy populares músicos rindieron tributo a El Guayabero, en la fotografía se ve a Eliades Ochoa, Tiburón Morales y Pancho Amat.
Las principales autoridades de la provincia también estuvieron presente en el velatorio de El Guayabero. En la fotografía se ve, entre otros, a Miguel Diaz Canel, actualmente vicepresidente de Cuba.
Entre las ofrendas florales que acompañaron sus restos las había enviadas por el general de Ejército Raúl Castro, los trovadores Silvio Rodríguez  y Pablo Milanés, el Instituto Cubano de la Música, el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en Holguín y las Asambleas Provinciales del Gobierno de las provincias de Holguín y Granma y del pueblo de Holguín que lo acompañó a su última morada en el cementerio municipal.
El pueblo de Holguín asistió al entierro de Faustino Orama
En algunos tramos del recorrido hasta el camposanto la comitiva fúnebre realizó paradas para que sus compañeros músicos interpretaran sus composiciones, ese puñado de sones que lo habían convertido en el más universal de los músicos holguineros. El pueblo silencioso se desató en un aplauso estruendoso cuando el cadáver bajó a la sepultura, convencidos de que se estaba sembrando un símbolo de identidad y cubanía.

13 de julio de 2017

Faustino Orama, El Guayabero. 16 (Faustino y el mundo)


A inicios de 1994 a El Guayabero se le presentaron serios problemas de salud que llevaron a sus médicos del hospital habanero CIMEX a amputarle la pierna derecha y a aconsejarle que se retirara de los escenarios, pero él se negó rotundamente y pidió que le implantaran una prótesis. Quince días después partió rumbo a Sevilla, Andalucía, a participar en el Primer Encuentro del Son y el Flamenco, evento ese que le tributó uno de los más impresionantes homenajes de su vida.
Irma Orama
Los problemas de salud del juglar provocaron expectativas entre los organizadores y el público, que lo esperaba a las orillas del Guadalquivir, donde como en toda España, era muy conocido y admirado. Incluso, la publicidad del evento tuvo a su figura como centro, lo mismo en camisetas, credenciales y afiches que inundaban la bella capital andaluza y de otras poblaciones de la región. Finalmente su llegada fue una fiesta, y también sus presentaciones en Lebrija, Utrera, El Coronil y Mairena del Aljarafe. La radio, la televisión y la prensa plana reseñaron con énfasis sus actividades.
Acompañado de sus músicos y de su sobrina, la guarachera Irma Orama, el juglar alternó, descargó e incluso adiestró en el manejo del tres a cultores del flamenco como Raúl Rodríguez, hijo del cantante Mario, quien fundó el grupo Son de la Frontera con el que ha realizado un excelente trabajo de fusión con la música de España, Cuba y otros países.
De Sevilla ´94 El Guayabero siempre guardó gratos recuerdos, entre ellos la visita la tumba de Antonio Machín, embajador permanente de la música cubana en España e intérprete de El Tumbaito, su primera composición en traspasar océanos y que en 1995 había sido nuevamente reeditada en formato CD en antologías del cantor cubano, oriundo de Sagua la Grande. 
Con Compay Segundo en Sevilla. 1994
Muy emotivo también fue reencontrarse con viejos amigos y colegas como Omara Portuondo, el Septeto Espirituano, el conjunto Los Naranjos y el siempre vital Compay Segundo, quien a partir de ahí y sobre todo tras el éxito del Buenavista Social Club, se convirtió en un ídolo internacional.
Ibrahim Ferrer: A mi me gusta que baile Marieta
Ese 1996 hasta Holguín le llega la noticia gratísima de un suceso que muy pronto alcanzó connotación universal: la grabación del disco Buenavista Social Club. A partir de ese momento, notables de la trova y el son cubano, la mayoría de ellos alejados de los escenarios o escasamente promovida entonces y que a diferencia de Faustino, que tuvo el privilegio de mantenerse en activo en la música, que era su vida, y recibir frecuentemente el agasajo de incontables instituciones y de parte del gran público, habían tenido que dedicarse a otros oficios.
El CD ganó el Premio Grammy y el filme del alemán Wins Wenders que narraba el regreso de los “dioses vivos de la música popular cubana” al estudio de grabación fue nominado al Oscar.
Aunque El Guayabero no integró el Buenavista, un número suyo, “Ay, candela”, interpretado por Ibrahím Ferrer, tuvo una grande acogida tanto en el disco como en el documental.
Y a la vez, en el mismo año, la música de Faustino apareció en una placa licenciada por el sello inglés World Circuit con grabaciones realizadas en la década anterior en Santiago de Cuba. Fueron en total once de sus composiciones y las inmejorables palabras del narrador cubano Leonardo Padura que, entre otras virtudes del músico, dijo que “en sus letras refleja, como pocos lo han hecho, el modo de ser del cubano, su picardía congénita y su humor corrosivo y vital [...] Faustino Orama es por ello, tal vez, el último representante de aquella generación de soneros que vivieron para la música y supieron transmitir a su obra la idiosincrasia del cubano, que siempre se reconoce en las canciones de este juglar oriental”.
Posteriormente en la extensa saga discográfica que siguió al Buenavista, es significativa la inclusión de sus composiciones en los discos de Ibrahím Ferrer, Eliades Ochoa y otras disímiles figuras cubanas y extranjeras, así como en selecciones y antologías discográficas que se han comercializado en todos los continentes.
Entre esos CD los de mayor acogida fueron el titulado “Buenavista Social Club presenta a Ibrahím Ferrer” (1998), Premio Grammy Latino al Artista Revelación, donde aparece el antológico “A mi me gusta que baile Marieta”. Otro es el de Eliades Ochoa, “Tributo al Cuarteto Patria” (1999), nominado al Grammy y ganador de Disco de Oro por sus altas ventas en varios países, en el que aparece “Por culpa de las mujeres y Mañana me voy”, más conocido como “Me voy pa´Sibanicú”. Y el CD “Buenos hermanos”, de Ibrahím Ferrer, laureado con el Premio Grammy 2003, y ganador de la categoría de Disco de Oro y otros reconocimientos; en él se incluye el son de Faustino, “Oye el consejo”.
El sello EGREM, además de comercializar sus grabaciones en disco compacto, casettes y por Internet, ha incluido sus composiciones en más de treinta antologías y selecciones, en su propia voz o en la de otros intérpretes. Lo mismo han hecho sellos extranjeros como Auspic, de Francia y los españoles Nubenegra, Gran Vía o Eurotropical. Esta última disquera contrató en 1997 al juglar holguinero durante su presentación en el Encuentro Nacional de Septetos Ignacio Piñeiro, y con la grabación licenció el disco “El tren de la vida” y lo incluyó como figura líder del espectáculo “Cuba es Música”, que se presentó con éxito en varios países de Europa.

El 18 de septiembre de 1998 Faustino se presentó junto a Manolito Simonet y su Trabuco, el veterano Laíto Sureda, sus queridos amigos del conjunto Los Naranjos, el Septeto Espirituano y la juvenil Mayelín Naranjo, en una playa de Tenerife, Islas Canarias, sede de la casa disquera Eurotropical donde comenzó esa noche el Festival Son Latinos´98. Más de cien mil personas colmaron el lugar donde también actuaron figuras como Jerry Rivera y Fito Páez.
Posteriormente, y durante varios días, los cubanos se presentaron en diversos escenarios de aquellas islas. Luego lo hicieron triunfalmente en el Palacio de Deportes de Madrid donde se sumaron el dúo Gema y Pável y el cantautor Livam. La prensa canaria y de toda España reseñó sus actuaciones con llamativos titulares y amplias entrevistas al octogenario músico de Holguín y a sus acompañantes.
El Guayabero en París, 1998.
De España fueron a París donde consiguieron igual acogida, aunque no faltaron lamentables contratiempos como la muerte de un integrante de Los Naranjos y serios problemas de salud que presentó Laíto, lo que le hizo regresar a a La Habana donde falleció el 7 de septiembre de 1999. (Laíto Sureda, voz emblemática de la Sonora Matancera fue casi olvidado en los años ochenta, sin embargo en 1994, mientras El Guayabero y Compay Segundo triunfaron en España, él lo consiguió en Colombia con el Conjunto Caney. Durante su gira europea Laíto grabó el disco “Ahora comienzo a vivir”).
Tras el regreso de Faustino y sus compañeros de Europa, el trovador, con algunos de sus músicos, viajó a un importante festival folklórico que se realizó  en La Haya, Holanda. Allá se reencontró con Omara Portuondo, la diva del Buenavista. Días después el juglar retornó a Canarias para grabar “El tren de la vida”, título tomado de su son más filosófico, “Mi son retozón”, en el que reflexiona sobre la vida y la implacable guadaña de la parca que por esos tiempos arremetía, implacable, contra sus colegas, dejándolo cada vez más solo y acercándose al paradero en el que iniciaría el viaje que no tiene regreso.
Portada del disco El tren de la vida, sello Eurotropical, 1998.
Los dos últimos años del siglo fueron de intensa labor para El Guayabero, siempre rodeado de jóvenes en las actividades por el 4 de abril, las Romerías de Mayo y durante el Cubadisco ´99, en el que compartió el gigantesco escenario del Karl Marx con Liuba María Hevia, Rosario Flores y otras figuras y agrupaciones que saludaron el centenario de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), de la cual era miembro hacía algunos años.
Por su parte la Unión de Jóvenes Comunistas le otorgó el Premio Abril por su aporte de preservar para las nuevas generaciones importantes elementos de la identidad y la cultura cubanas.

Faustino Orama, El Guayabero. 16 (De Holguín a los escenarios del mundo)



Como mismo su debut discográfico, la incursión de El Guayabero por los escenarios internacionales comenzó tardíamente.
En medio de las celebraciones habaneras por su cumpleaños 80, la presidenta del Festival Cervantino que cada año se realiza en Guanajuato y otras ciudades de México, le cursó una invitación para que representara a Cuba. Así el 18 de octubre de 1991 junto a su grupo llegó al Distrito Federal.
Totó La Momposina
José María Peñaranda
La primera actuación fue en el hermoso y acogedor “Teatro de  Doblado”, en la ciudad de León, que estaba repleto de un público entusiasta. Lo mismo sucedió en Guanajuato, sede principal del Festival, que trasmitió para millones de personas a través de la radio y televisión la actuación de los célebres interpretes: Faustino, el grupo mexicano Los Leones de la Sierra Xichu, cultores del huapango, y la suprema figura del  folklore colombiano, Totó La Momposina. Ella lo invitó a él a visitar su país de gentes admiradoras de la música cubana y en el que también se cultiva el doble sentido y la música con humor. Lamentablemente la visita prometida nunca se efectuó. Pero Faustino llegó a Colombia interpretado por José María Peñaranda (1907-1999), autor de piezas simpatiquísimas y muy populares como “El bigote”, “La secretaria”, “Se va el caimán”.

Para oír o descargar música de José María Peñaranda, haga clic aquí
También durante ese viaje a México fue memorable la estancia de Faustino y su grupo en la capital azteca, una de las más superpobladas del mundo y que cotidianamente presenta incontables espectáculos. Allí el público se reunió el 24 de octubre en la Alameda Central, una de las principales y más bellas plazas del país. Días después Faustino hizo otra presentación en el auditorio Alejo Peralta que si verdad es que tuvo menos espectadores, también lo es que los presentes mostraron el mismo calor y entusiasmo. Para esa ocasión particular se confeccionó un cartel que fue ilustrado en la portada con la obra “Hombre radiante de alegría”, del pintor Rufino Tamayo

Hombre radiante de alegría, Rufino Tamayo
Posteriormente los holguineros se presentaron en las ciudades de Cruz Azul y Tlaxcala.
Faustino fue atenido de forma especial por el humorista cubano Alejandro García (Virulo). Virulo consiguió que el trovador sonero fuera contratado para actuar en el centro nocturno “El Hijo del Cuervo”, en Ciudad de México, junto al periodista y sonero Luis Ángel Silva Navas, más conocido por “Melón”.
 

Desde los años cuarenta Melón comenzó a cantar la música cubana. Trabajó al lado de músicos de la talla de Juan Bruno Tarraza, Silvestre Méndez, Miguelito Valdés y la actriz y cantante Nipón Sevilla. En 1958 junto a Carlos Daniel Navarro (Lobo) fundó el conjunto Lobo y Melón, que alcanzó prestigio internacional a través de grabaciones para la RCA Víctor al lado de la Sonora Matancera, Celia Cruz, Tito Puente, Johnny Pacheco, Tito Rodríguez, Rubén Blades, Cheo Feliciano, Ismael Rivera y Héctor Lavoe, con varios de los cuales tuvo controversias soneras en las que reafirmó su valía de brillante intérprete y compositor. No obstante lo anterior, Melón dijo en más de una ocasión que la experiencia más difícil de su vida fue cantar con El Guayabero.
Al aterrizar en La Habana el avión que lo trajo a tierra cubana el 4 de noviembre, El Guayabero dijo a la prensa que regresaba feliz de su primera gira internacional y que su deseo inmediato era trasladarse de inmediato a Holguín, para contarle a la gente de allí, pero no lo pudo hacer sino hasta diez días después, pues el Instituto Cubano de la Música, como parte de los múltiples agasajos por sus ochenta años, le había organizado dos conciertos-homenaje en el teatro Karl Marx en los que tuvo invitados a las orquestas Revé y Aragón.
Ya en Holguín, la Central de Trabajadores de Cuba le impuso la medalla Lázaro Peña, que el colocó en su traje en el que además exhibía otras muchas, entre ellas dos otorgadas en 1988 por el Consejo de Estado: la Distinción por la Cultura Nacional y la medalla Félix Varela de Primer Grado, colocadas en su pecho el 4 de junio de ese año en la Plaza de la Revolución Calixto García de su ciudad natal por el ministro de Cultura Armando Hart, en una solemne ceremonia a la que asistieron las máximas autoridades de la provincia y personalidades de la cultura cubana y de otros países. Entre los segundos se cuenta al español Santiago Auserón, fundador y líder de Radio Futura, una de las agrupaciones más sobresalientes en toda la historia del rock ibérico. Este cantante y compositor devino en uno de los más importantes promotores de la obra de Faustino y precursor del boom que, años después, tendría en su país la música tradicional cubana.
Santiago Auserón de visita en la casa de El Guayabero
Precisamente organizado por Auserón estuvo el gran homenaje que recibió El Guayabero en 1994 en Sevilla, y el museo Santa Palabra, inaugurado en 2005 en Calasparra, Murcia. 

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