En los últimos días de
diciembre de 1958 el Comandante en Jefe se entrevistó con los diferentes jefes
de frentes y otros altos oficiales del Ejército Rebelde y le impartió órdenes y
orientaciones muy precisas en las que predominaba un concepto: la ofensiva
final que pondría fin a la dictadura de
Batista.
Era la estrategia que las fuerzas
del Primer y Tercer frente debían de pasar a la
ofensiva y estrechar su cerco sobre Santiago de Cuba, que era el objetivo
final de los revolucionarios. Así, igual, las tropas del Segundo frente
continuarían adelante sus operaciones poniéndole sitio a las principales plazas
enemigas que se encontraban en su territorio y a la vez apoyar a las fuerzas
del Cuarto Frente con una columna bajo las órdenes del comandante Abelardo
Colomé Ibarra, "Furry".
Comandante Delio Gómez Ochoa con otros combatientes del IV Frente Oriental, entre ellos Isabel Rielo |
En el momento de producirse
la reunión de Fidel con Delio Gómez
Ochoa y los otros altos jefes rebeldes, en el territorio del Cuarto Frente
Oriental “Simón Bolívar” nada más tenía fuerzas en las ciudades y poblados de
Holguín, Las Tunas, Bayamo, Delicias, Gibara,
Buenaventura y en la presa de Holguín. Fidel descartó los poblados secundarios y decidió concentrar las acciones
de las tropas del Cuarto Frente contra los
centros principales: Las Tunas y
Holguín. Contra las fuerzas enemigas que estaban en Las Tunas debían actuar los
guerrilleros que integraban las fuerzas de la Columna 12 y
contra las que estaban en Holguín, el Pelotón 1 de la Columna 14, la Columna 32 y la Columna de refuerzo
procedente del Segundo Frente Oriental “Frank País”. Al Pelotón 1 le ordenaron
que atacara Buenaventura y que continuara situado en la carretera entre Holguín y Tunas.
El plan elaborado por el
mando rebelde para la conquista de Holguín consistía en ocupar la población y sitiar el regimiento
donde el enemigo había destacado tropas y asimismo había colocado pequeñas
unidades en las principales entradas de la población estaban. Por ejemplo, una
de esas estaba dislocada en el camino de Piedra Blanca, que entonces era un
terraplén que conducía a Sao Arriba, territorio donde operaba un grupo de
escopeteros del Pelotón 1 de la Columna 14. Los soldados
habían ocupado la escuela primaria del lugar y en torno a ella
construyeron trincheras y situaron una ametralladora pesada. En el área de
fuego de la improvisada guarnición se
encontraban las humildes casas de los vecinos.
También había fuerzas
batistianas en otros puntos de Holguín: la estación de policía, el vivac local, el ayuntamiento… pero el más
importante grueso de soldados estaba en el Regimiento número 7 “Calixto García”,
situado a unos 6
kilómetros de Holguín. (Esos podían enviar refuerzos a
cualquier parte de la ciudad).
El regimiento estaba en una elevación, a un
costado de la carretera central que conducía de Holguín a Las Tunas. Además del
millar de militares que allí estaban, también había artillería, blindados e incluso
una pista desde donde operaban avionetas
artilladas que se subordinaban al mando del regimiento. A su alrededor se
habían construido trincheras y puestos de avanzada. Por lo que era difícil tomarlo
por asalto directo. El mando revolucionario decidió someterla a un sitio prolongado.
Las fuerzas del Pelotón 3 dirigidas por Eddy
Suñol se situaron en un lugar llamado Aguas Clara, en la carretera de Holguín a
Gibara, para allí impedir el paso de las tropas acantonadas en la presa del Río
Cacoyuguín y cualquier otro refuerzo procedente de Gibara.
En la mañana del 1ro de
enero de1959 se produjeron los primeros intercambios entre rebeldes y soldados
que estaban en el Regimiento. Pero lo cierto es que no se había llegado a
ningún acuerdo y que las fuerzas del regimiento se negaban a rendirse.
El jefe del Cuarto Frente, comandante
Delio Gómez Ochoa, dio su testimonio a este blog:
“El plan era rodear el
Regimiento con algunos pelotones y escuadras para aislarlo de la ciudad y tomar
la Estación
de Policía y otros puntos que estaban custodiados por el Ejército, como el
Ayuntamiento, la zona Fiscal y la Audiencia. Una vez controlados esos lugares era
el plan recrudecer el sitio sobre el Regimiento atacándolo por el frente y por
detrás; establecer una emboscada grande con los ciento veinte o ciento treinta
hombres de Suñol que estaban en Aguas Clara para impedir cualquier retirada
hacia la zona de Gibara y un pelotón con una ametralladora en la carretera
central entre Holguín y Buenaventura, cerca de Matatoro, cumpliría la misma
función en esa otra dirección[1].
La fecha del ataque del
Regimiento quedó fijada para el día 1ro de enero a las siete de la noche.
Mientras tanto nada más se producen algunos intercambios de fuego entre las
postas y las avanzadas rebeldes.
A las once de la mañana de
ese día el regimiento envió hacia Las Tunas un refuerzo que estaba integrado
por una tanqueta y varios camiones blindados[2].
En un lugar conocido como Club de Cazadores, ubicado a pocos kilómetros del
lugar de partida, esa tropa fue enfrentada por los destacamentos rebeldes. Arístides
Aguilar Sánchez, miembro de la tropa guerrillera que combatió contra la
caravana enemiga recordó años después:
“Estábamos emboscados y como
a las diez y pico u once del día primero se acercó una tanqueta y varios
camiones con chapas blindadas y nos prendimos con ellos pero no pudimos hacerle
nada porque no teníamos armas competentes para enfrentar los equipos blindados.
Combatimos un rato. Los casquitos tiraban cantidad y tuvimos que retirarnos hacia
el campamento de Matatoro”[3].
Mientras los soldados combatían
el coronel Ugalde Carrillo, jefe del regimiento, escapó en un avión hacia el
extranjero. La nave partió de la pista militar del regimiento ante los ojos de
muchos oficiales y soldados responsables de crímenes y torturas; los mismos que
horas después fueron hechos prisioneros y que luego tuvieron que responder ante
los tribunales revolucionarios. Algunos fueron condenados a muerte.
El estado mayor de las
fuerzas armadas designaron nuevo jefe del regimiento holguinero al coronel
Aguilar, quien llegó vía aérea desde Bayamo. Entonces una comisión de civiles
integrada por miembros de una logia masónica comienzan a mediar entre ambas
fuerzas. Poco después de las 11 de la noche del día 1ro de enero se realizó un
encuentro entre oficiales del regimiento y el mando rebelde en un templo
masónico de la ciudad. Llegaron al acuerdo de que las fuerzas del ejército se
rendirían, como en efecto ocurrió al día siguiente.
Seguidamente damos detalles
de otras fuerzas subordinadas al Regimiento No. 7 que estaban acantonadas en
otras partes del norte de Oriente. A los soldados que conformaban el escuadrón
74 se les permitió trasladarse Preston. De allí estos siguieron por vía
marítima a Antilla el día 31 de diciembre de 1958. En la noche un grupo de
soldados asesinaron a tres vecinos de la población: un vendedor de puerco
(cerdo) asado y dos de sus clientes. Al parecer los soldados trataron de
quitarle al vendedor la carne asada y como este se negó lo asesinaron y con él
dos personas que casualmente estaban allí comprando bocaditos.
Al día siguiente el jefe de
la guarnición de Antilla, teniente Castellano, después de enterarse de la huida
del tirano, se trasladó en un jeep acompañados de otros militares y el cura del
poblado hasta una avanzada rebelde que estaba situada en las inmediaciones del
puerto; allí se negoció la rendición que se consumó ese día.
En Banes, que era donde
estaba la guarnición más numerosa, el mando trató de ganar tiempo para ver el
desarrollo de los acontecimientos, por eso cuando el día 1ro de enero el jefe
de la columna 16 de las fuerzas rebeldes les exigió que se rindieran, el jefe
de los guardias pidió una tregua. Los rebeldes aceptaron, les daban hasta las
seis de la tarde; luego de esa hora, les informaron, atacarían. Al día
siguiente el escuadrón de Banes, que era el No. 75, se rindió[4].
Cuartel de Báguano |
El combate más intenso
librado el 1ro de enero de 1959 en el territorio del Regimiento 7 de Holguín fue
la defensa del cuartel del central Báguano. Esa guarnición ocupó el edificio de la sociedad
de color[5],
que era una construcción de mampostería a la que habían protegido con sacos
llenos de arena.
En la noche del 31 los
rebeldes entraron en el batey, ocuparon el central azucarero y dominaron las posiciones
cercanas al cuartel sin ser descubiertos. Sobre las ocho de la mañana del día
siguiente dos soldados salieron, como siempre lo hacían, con un cubo a buscar
la leche para el desayuno; los rebeldes abrieron fuego sobre ellos y se inició
el combate. Sin embargo a través de la radio de batería de los vecinos llegó la
noticia que sorprendió a todos: Batista había huido. Los rebeldes le gritaban a
los soldados lo que habían sabido pero estos, incrédulos, continuaron
disparando. Entonces los revolucionarios enviaron a la joven esposa de uno de
los soldados con un mensaje para el jefe de la guarnición. Ella le repitió la
noticia, pero tampoco fue creída. El fuego se incrementó por ambos bandos y
entonces el jefe de los militares solicitó apoyo a Holguín. A media mañana le
enviaron una avioneta que ametralló alrededor del cuartel y lanzó cajas de
parque que cayeron en manos de los rebeldes. Luego un B 26 acompañado de una
avioneta ametralló y bombardeo el indefenso batey; se produjeron varios
incendios y una niña resultó herida. Esa fue la última acción de las Fuerzas
Aéreas del Ejército. Los rebeldes mantuvieron el cerco.
Más tarde los rebeldes
consiguieron una bazuca con abundante parque pero nada más tuvieron que hacer
dos disparos contra el edificio donde estaban guarecidos los militares. La
rendición se produjo a las cinco de la tarde del día primero de en enero. Los
revolucionarios consideraron que “la capitulación pudo haberse producido mucho
antes, pero el jefe del cuartel tenía que responder por ciertas cuentas
pendientes con el pueblo”[6].
Dos soldados estaban heridos. La guarnición fue puesta en libertad menos el
jefe que quedó detenido.
Primera cena en Holguín después de la liberación de las tropas de Eddy Suñol/Archivo de Lola Feria |
La combatiente Lola Feria da su testimonio a La Aldea: