Un mito en Holguín es la familia Infante y sin embargo, poco o casi nada, es lo
que de ellos se conoce: Que en algún momento del siglo pasado fueron los
principales ganaderos de Cuba y que, dicen, Wenceslao Infante, tronco fundador
de la familia, hizo su fortuna vendiendo al ejército español residente en
Holguín reses robadas de los campos cercanos. Solo eso es lo que se sabe… pero
no hay pruebas de nada, ni siquiera hay pruebas de la leyenda que dice que Wenceslao Infante murió asesinado por su
amante.
Felizmente
La Aldea recibió
de manos del profesor de la
Universidad de Holguín, Máximo Tamayo Tamayo, su tesis para
obtener el título de Máster en Historia y Cultura de Cuba titulada: “La familia Infante: su trayectoria
económica, política y cultural en el Holguín republicano” y con la
información que de allí obtuvimos publicamos seguidamente “Los Infante de Holguín, del mito a la real verdad”.
Panteón de la familia Infante Maldonado en el Cementerio Municipal de Holguín |
GENEALOGÍA
DE DON WENCESLAO INFANTE BIDOPIA, RAIZ DEL FAMOSO CLAN DE LOS INFANTE DEL SIGLO
XX HOLGUINERO:
Los
primeros con el apellido Infante vinieron a Cuba durante los primeros años de
la conquista desde la región de Triana en Sevilla, España y se asentaron en la
zona de Bayamo.
Aquellos
sevillanos de apellido Infante fueron un matrimonio con sus dos hijos. Se
llamaba el padre Don Juan Infante
y la madre Doña Sebastiana de Guzmán,
y sus hijos don José y don Juan.
Este
don Juan Infante fue el tatara-tatarabuelo del famosísimo Wenceslao Infante
Bidopia de Holguín.
Don
Juan Infante creció en Bayamo, donde se casó y tuvo hijos, como es común, y
como también era común en su tiempo, tuvo una amante, que se llamó doña Antonia
de Leyva Castro y Ruiz de Ruelda. Tres hijos tuvieron los amantes: Don Juan,
Doña María y don Esteban. Y aunque eso no era común en su tiempo, don Juan
reconoció a sus hijos naturales y los tres llevaron su apellido.
Uno
de ellos, don Esteban Infante Leyva de
Castro vino a Holguín y fue el tatarabuelo del célebre don Wenceslao
Infante Bidopia. ¿Cuándo vino? No antes de 1735 y así se puede afirmar porque
aun se conserva un censo de Holguín de ese año en el que dice que para la fecha
vivían en esta comarca 122 familias integradas por 732 personas. Y lo mejor del
censo citado es que en él están escritos todos los apellidos las familias
residentes. El apellido Infante no aparece.
La
primera vez que en los viejos libros de Holguín aparece escrito el apellido es
en 1750, pero eso no significa que sea en la tal fecha cuando llegó. Pudo ser antes
y solo en la fecha dicha fue cuando hizo la transacción que fue anotada por uno
de los notarios de la ciudad. Por tanto se puede afirmar que el apellido
Infante llegó a Holguín después de 1735 y antes de 1750.
¿Qué
hizo el primero de apellido Infantes en Holguín? Compró tierras… o sea, que
venían con dinero y al parecer con mucho, porque las compras fueron grandes extensiones de terreno en Uñas,
Managuaco, Damián y Cacocum. Y así, igual, don Esteban se casó era una muchacha
que procedía una antigua y poderosa familia de la comarca, los Almaguer: Doña Inés Almaguer, y muy pronto
tuvieron hijos: Francisca, María, Felipe, Juan Miguel y Esteban Infante
Almaguer.
De
ellos nada más nos interesa don Juan
Miguel Infante Almaguer (bisabuelo de Wenceslao). se casó en Holguín con doña Ana Felipa Fernández
Corral y tuvieron nueve hijos: José Dolores, José Francisco, Antonio, Juan
Miguel, María Agustina, José de Jesús, María de la Concepción, Rosa y
Pablo de Jesús Infante Fernández.
De
ellos nueve únicamente nos interesaremos en don José Dolores Infante Fernández, (abuelo de Wenceslao) y
nacido en Holguín el 11 de febrero de 1796. El día antes de cumplir 26 años don
José Dolores se casó en Holguín con María
Josefa de la
Concepción Pupo Pérez y con ella tuvo a Juana
Bautista de Jesús, Manuel Felipe de Jesús, Juan Antonio de Jesús, María de la Concepción de Jesús y
Josefa María de Jesús Infante Pupo.
De
ellos nada más nos interesa el segundo hijo, don Manuel Felipe de Jesús Infante Pupo, (padre de
Wenceslao). Nació aquel en Holguín el 9 de septiembre de 1825, y cuando cumplió
31 años, en 1856, se casó con Rita
Josefa Bidopia Escalona. (Era ella hija de Juan Bidopia y de Juana
Escalona). Del matrimonio solamente nacieron dos hijos, porque Rita Josefa
murió joven. Fueron esos: don Lorenzo Justiniano y Miguel Wenceslao Infante Bidopia. (Y ya hemos llegado al
famoso don Wenceslao Infante Bidopia, de quien en Holguín se habla mucho, pero
del que no se sabe casi nada).
Firma de don Wenceslao Infante Bidopia |
Fue
este uno de los hombres más ricos de Holguín, pero no se sabe cómo hizo su
fortuna. Y asimismo murió de forma “extraña”: de bala un día 31 de diciembre. Hay
quienes dicen que el tiro se lo dio una amante suya, y otros dicen que el tiro
se lo dio el mismo Wenceslao quien llegó de improviso a la casa de su amante y
la encontró con otro, entonces los mató a los dos y después se suicidó.
DESCENDENCIA
DE DON WENCESLAO INFANTE
Don Wenceslao Infante Bidopia nació en Holguín el 2 de octubre de 1861.Cuando
tenía 20 años se casó con doña María
Dolores Maldonado Labrada. Del matrimonio nacieron seis hijos: Armando,
Alfredo, Arturo, Antonio, Aurelio y Asunción Infante Maldonado. Ellos seis
conforman lo que en Holguín se conoce como la muy poderosa Sucesión Infante. Seguidamente
les invito a saber la fecha en que nació cada uno y con quién se casaron, además
de los hijos que tuvieron, que también fueron parte de la Sucesión Infante.
El
mayor, que nació un año después del matrimonio de sus padres, (año 1882), fue don Armando Infante Maldonado. El
primogénito, además de heredar gran parte de la enorme fortuna del padre y de
dedicarse a la ganadería, que era la principal fuente de ingreso de los
Infante, se dedicó a la política llegando a tener altas posiciones, sobre todo
en el gobierno de Machado. Se casó éste en Holguín con doña Ana Castañeda Mayasén, y tuvo los once hijos que
seguidamente mencionamos:
- Don Armando Infante Castañeda, (éste se suicidó en 1924 antes de dejar descendencia).
- Don José Ramón Francisco de la Caridad, (falleció soltero y sin dejar descendencia).
- Doña María Josefa de la Caridad, (también falleció joven y sin dejar descendencia).
- Doña Ana Laura de los Santos. (Contrajo matrimonio con Fernando López Zorrilla, natural de España. Era aquel hermano del célebre médico Francisco López Zorrilla).
- Doña Josefa de los Dolores. Casó con el doctor en medicina Miguel Ángel Diéguez Santiésteban.
- Doña Berta María. Casó con el gibareño Armando Sánchez Hernández. Éste fue Fiscal de la Audiencia de Holguín.
- Don Rubén. Casó en diciembre de 1935 con María Rosa de la Caridad Yebra Proenza y casi de inmediato se divorció para casarse con Clara Luz Freyre Gálvez. Pero duró poco este segundo matrimonio porque Armando murió de cirrosis hepática siendo muy joven.
- Don Alfredo. Casó con Marta Grant y poco después se divorció. En segundas nupcias casó con Luz Marina Vidal Ramírez, pero ella falleció a menos de dos años de casados. Entonces, el 23 de agosto de 1944 casó con Consuelo Longoria y con este matrimonio se unen dos poderosas familias: los Infante de Holguín y los Longoria de Gibara.
- Doña Mireya María. Casó con Francisco Guell Salvador, natural de Santiago de Cuba.
- Don José Miguel. Casó con Blanca Núñez Gálvez.
- Don Wenceslao Armando. Casó con Ana María Artola Angulo.
Don
Alfredo Infante Maldonado,
segundo de los hijos del clan Infante de Holguín, se casó en primeras nupcias
con doña Emilia Cordovés García,
con la que tuvo cuatro hijos y en segundas con doña Altagracia Pérez Villanueva, con la que tuvo dos hijos.
Veamos el listado completo de los hijos de don Alfredo:
- Doña Laura Inés Infante Cordovés. Casó ella con el médico cirujano Pío Berdayes Oliva, natural de La Habana.
- Don Alfredo Wenceslao. Casó en primeras nupcias con María Teresa Masferrer Feria. (No tenemos información de quien fue su segunda consorte).
- Doña María de los Dolores. Casó con el santiaguero Félix Muñoz Cusiné.
- Don Wenceslao Alfredo. Casó con Berta Villegas de la Cruz.
- Doña Rita Estrella Infante Pérez (no tenemos información sobre su consorte)
- Don Aurelio Lorenzo, (tampoco tenemos información sobre la persona(s) con quien se casó).
Don Alfredo
Infante Maldonado, además, tuvo con dos madres diferentes, tres hijas
fuera de su matrimonio, las tres llevaron su apellido. Fueron: Digna Infante
Rodríguez y María Dolores y Marta Inés Infante González.
El tercero del clan Infante de Holguín fue don Arturo Infante Maldonado,
este, como otro de sus hermanos tuvo altos cargos políticos de los que
hablaremos más adelante. Su casa en Holguín, ubicada en la Avenida de Los Álamos
esquina a Mariano Torres, se convirtió en palacio de los pioneros. Don Alfredo falleció
en el hospital Lenin de Holguín el día 15 de agosto de 1971. Con su esposa doña
Blanca Rosa Rielo de Zayas
tuvo tres hijos y fuera del matrimonio tuvo otros dos a quienes reconoció y dio
su apellido. Fueron ellos:
- Doña Inés Dolores Infante Rielo de Zayas. Casó ella el 18 de diciembre de 1959 con don Otto Munster Oliva y con él tuvo tres hijos:
·
En 1960 a: Blanca María Munster Infante (quien
vive en La Habana
y trabaja como Investigadora del Centro de Estudios de la Economía Mundial).
·
En 1961 a: Inés María Munster Infante (quien vive en La Habana y trabaja en la Clínica Internacional
Cira María García)
·
Y en 1962 a: Arturo. Éste es especialista en Inmunología y actualmente
reside en Argentina.
(En 1963 el matrimonio se divorcia. Inés Dolores
permaneció soltera hasta su muerte ocurrida en La Habana el 2 de diciembre de
2011).
- Doña María Julia Infante Rielo de Zayas. Casó con don Rodolfo Burgos Socarrás y tuvo cuatro hijos:
·
Ana Dolores
Burgos Infante.
·
Rodolfo.
·
Ana Teresa
·
Guillermo.
(De ellos solo queda con vida el último, quien
reside en los Estados Unidos. Doña María Julia Infante Rielo, vivió sus últimos
años en los Estados Unidos. Falleció el 25 de diciembre de 2012.).
- Don Arturo Luís Infante Rielo de Zayas. Casó con la santiaguera María Vieiro García. (El apellido de doña María fue muy famoso en Cuba por las Galletas Viero. Era ella la hija del dueño de esa marca de galletas). El matrimonio tuvo dos hijos que en 2016 todavía viven.
·
Marta María Infante Vieiro, (en la actualidad ella es ama de casa).
·
Ramón
(trabaja como guionista del Instituto Cubano de Radio y Televisión, ICRT. Uno
de sus últimos trabajos fue el guión de la película “La Edad de la Peseta”)
Don
Antonio Infante Maldonado, el
cuarto de los hijos de Wenceslao Infante, fue alcalde de Holguín y también a él
le debemos la escalinata de la loma de la cruz. Don Antonio, que nació el 4 de
julio de 1886, se casó por primera y única vez en el año 1932, cuando ya había
cumplido 46 años. Se llamó su esposa doña
María Fernandina Betancourt Aguilera. Sus hijos fueron:
- Don Arturo Infante Betancourt, (el único varón). Casó éste con doña Mirta Socarrás.
- Doña María con don Carlos Penín Dominicis.
- Doña Hilda con el Dr. Enrique Gutiérrez Torralbas.
- Doña Silvia. (murió soltera)
(Antes, durante y después del matrimonio don Antonio
mantuvo relaciones maritales con dos mujeres con las que no se casó, quizás
porque eran pobres). Fue una ellas: Mercedes
López González. Con la que tuvo a Aurelio Antonio y Raúl Antonio. Y con
una segunda amante, de la que no conocemos su nombre, tuvo a Antonia María.
Ninguno de sus hijos naturales fue reconocido por don Antonio.
Doña
María Asunción Infante Maldonado
falleció cuando tenía 42 años. Para entonces estaba casada con un médico
santiaguero, pero nunca tuvo hijos.
Don
Aurelio Infante Maldonado:
este murió a la edad de 8 años víctima de la viruela brava.
LA FORTUNA DE DON WENCESLAO INFANTE:
Casado en 1881, cuando nada más había cumplido 20
años, Wenceslao puso una bodega para sostener a la familia. Pero eso no
significa que tuviera fortuna: en la época el capital para abrir bodega era de
unos 500 pesos. Y al año siguiente la vende porque, dijo, iba a dedicarse a
otro tipo de giro: Venta y comercialización de carne de res… o sea, compra de
carne de res al por mayor y venta al pormenor en el mercado de la ciudad,
(plaza de la Marqueta).
No era este segundo un mal negocio, y menos para
don Wenceslao que, dice la tradición, era un genio en los negocios, pero había
mucha competencia en ese ramo: el hombre no se haría rico, consideran los
historiadores. Menos aún con el inicio de la guerra independentista cubana en
1895.
Cuando se reinició la guerra decenas de holguineros
acudieron al llamado de Martí, pero don Wenceslao no fue a la guerra, sino que
él siguió vendiendo carne de res en el mercado de Holguín.
La guerra provocó que la inmensa mayoría de los
propietarios perdieran sus negocios… y más si esos negocios estaban
relacionados con las fincas que rodeaban la ciudad. La presencia mambisa en las inmediaciones impedía
el paso de quienes vivían en Holguín a sus propiedades en el campo y a la vez
esas propiedades fueron atacadas por los libertadores. Las reses se salieron de
sus potreros… las que no fueron cazadas por los soldados de la revolución fueron
cazadas por los españoles… ya nadie era dueño de nada.
A la ciudad no entraban los suministros que se
necesitaban. Por ese motivo el Ayuntamiento se vio obligado a rebajar los
impuestos a los suministradores… solo que no había muchos suministradores. La
carne, sobre todo, subió de precio. Entonces, dicen que Wenceslao se dedicaba a
cazar las reses que andaban desperdigadas por los montes y las traía a la ciudad.
Quien más le compraban era el ejército español, pero también le compraba la
población. Sus ganancias fueron astronómicas… Tanto que el modesto vendedor de
carne de res antes de la guerra, cuando esta terminó en 1898 se compró una de
las tiendas más grandes de la ciudad: La
Luz de Yara.
Muy pronto su tienda se convirtió en la más grande
y mejor surtida de la comarca: de todo se podía comprar en la tienda de Infante,
que a diferencia de las demás que había en Holguín, tuvo varios departamentos. Les
explico: todas las otras tiendas de la ciudad se dedicaban a un solo giro, o
sea, eran quincallas, o sederías, o sombrererías: la de Infante fue, quizás,
una de las primeras grandes tiendas por departamentos que tuvo Holguín: por eso
es que se decía que la de Infante tenía adentro varias tiendas.
El miércoles 25 de abril de 1900 el periódico el
Eco de Holguín publicó las siguientes cuartetas sobre la Luz de Yara:
Desde Cuba hasta Gibarano se encontrará una tiendaque sus artículos vendacual vende la Luz de Yara.¿No ve usted ese señorque por esa calle va?Pues acérquese y oirálo que dice con dolor:Es inútil, no hay remediodesde que se abrió esa tiendapor más barato que uno vendano puedo ganar ni un medio…Y si a precios de facturamis géneros rebajaratodavía La Luz de Yaravendería con más baratura.Ahora Infante fue a buscara La Habana otro surtidovenderá como ha vendidoy nos hará reventar…Y tendremos que cerrarpues es verdad evidenteque ya Infante está dementey vende sin reparar…
Le va muy bien a Wenceslao Infante como
comerciante, pero eso no lo lleva a apartarse del negocio relacionado con las
carnes y la ganadería. A fines de 1899 adquiere un lote de toretes que vende a
los campesinos arruinados durante la guerra. Y en 1900 se va hasta Puerto Rico y compra y trae a Holguín una
riquísima carga de vacas, toros, caballos, yeguas y mulos que anuncia en la
prensa y vende como pan caliente.
Para entonces nuestro “hombrín” ya tenía una gran
fortuna, que sino es la más grande de la comarca, se acerca a serlo. Y porque tiene tal fortuna, una Compañía extranjera
abre en Holguín un banco que hace préstamos y depósitos de dinero y nombra a
Wenceslao Infante su tesorero.
A la vez Infante pone anuncios en la prensa de la
ciudad en los que dice que compra ganado flaco o en malas condiciones… claro,
paga barato. Y los campesinos, que no tenían con qué alimentar a sus hijos, les
venden sus únicas vacas o toros. Wenceslao las lleva a las tierras que ha
comprado y las mejora y las vende como carne y le gana el doble de lo que gastó.
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Hay que reconocer que Wenceslao Infante siempre
supo llevar sus dos negocios de forma equilibrada. Y cuando digo sus dos
negocios de lo que habla La
Aldea es de la ganadería y de la tienda La Luz de Yara. Los productos que Infante vendía en La Luz de Yara llegaban desde
países distantes: Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos… Para adquirir las mercancías que luego vendía en su
tienda, Infante tenía diferentes agentes que viajaban a La Habana y allá compraban al
por mayor los surtidos que llegaban a Holguín. Pero a veces, porque probablemente
desconfiaba de sus agentes o quizás porque él decía muchas veces que el ojo del
amo es el que engorda al caballo, el mismísimo Infante se iba a La Habana y era él mismo quien
compraba la mercancía para surtir la tienda… Después, cuando su hijo mayor tuvo edad para hacerlo, fue el muchacho
quien se encargó de viajar frecuentemente a La Habana a comprar para
vender en Holguín.
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Las ganancias que le aportaban la tienda y la carne
de res, Infante las invierte en comprar tierras. En menos de una década se
convirtió en dueño de un inmenso latifundio. Por eso cuando llega la telefonía
a Holguín, es Wenceslao Infante uno de los pocos que puede darse el lujo de, a
través de las líneas telefónicas, unir su casa en Holguín con sus fincas
ganaderas de Guaramanao y Santa Inés.
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Pero bien sabía el viejo Infante que era en la
ganadería donde estaban las entradas monetarias que lo harían lo que fue, el
hombre más rico de la comarca y también de las comarcas vecinas. Dice el
periódico “El Eco de Holguín” que en mayo de 1906 partió hacia Venezuela uno de
los hijos de Wenceslao, Armando Infante. Iba el joven a preparar un embarque de
cuatro mil cabezas de ganado que el padre había comprado. El lote de reses
viajó sin percance alguno, desembarcándolas por el puerto de Gibara y llevadas
de inmediato a la finca Santa Inés, que se encuentra en las inmediaciones de
Buena Ventura.
Pero para esa fecha, 1906 y durante los años
posteriores, el gran imperio Infante se vio amenazado por un enemigo muy
poderoso…
Se había asentado en Chaparra una empresa
norteamericana que se dedicaba a la producción de azúcar: The Chaparra Sugar
Company. Como todas las empresas azucareras, la Chaparra Sugar creó
un latifundio inmenso comprando tierras a los empobrecidos campesinos de la
zona… y ya era la Chaparra
dueña de todo lo que va desde Chaparra hasta San Andrés y necesitan seguir
comprando, pero las siguientes tierras no estaban en venta… su propietario no
se estaba asfixiando en deudas como los pobres campesinos con los que habían
hecho negocio… las tierras que la
Chaparra necesitaba eran nada menos que del muy solvente
Wenceslao Infante Bidopia. Es más, las tierras de Infante se extendían como una
frontera sólida para los intereses de la Chaparra: San Agustín de Aguarás, San Andrés,
Guaramanao, Manatiales, Majibacoa y Las Coloradas.
Los abogados de la Chaparra Sugar
Company hicieron todo lo que pudieron para que Infante les vendiera sus
propiedades a las buenas o a las malas, pero nada pudieron. Y eso que el
administrador de la
Chaparra Sugar era un conocido Mayor General mambí que luego
llegó a ser Presidente de Cuba: Mario García Menocal.
Infante no vendió y tampoco fracturó su imperio.
Más bien lo que hizo fue expandirlo. Además de las fincas que poseía, Wenceslao Infante
Bidopia compra otras ubicadas en las haciendas Máguano y El Canal en la
hacienda de Cauto Cristo. Sus nuevas propiedades estaban separadas de las
anteriores. En 1913, para unir su
imperio, Infante arrendó los potreros
que eran propiedad del abogado norteamericano Blackburn Wilson en San Lorenzo,
Máguano y Manantiales… Y entonces fue el terrateniente natural de Holguín con
mayores extensiones, donde pastaba, nada menos que el 30 por ciento del ganado
de la comarca.
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Porque era un hombre de negocios con una
extraordinaria visión, Wenceslao Infante sabía bien que el secreto estaba en
invertir su dinero en diferentes ramas, por si una de ellas entraba en crisis: Fue
accionista de la Compañía
de Fomento de Holguín S.A., que era la más grande empresa constructora de la
zona, copropietario de la mina Santiago S.A., ubicada en Guajabales y que era
entonces la mina de oro más productiva de la región, y uno de los socios del
Banco Español, filial en Holguín. Arrendó sus tierras en Las Coloradas para la
siembra de caña de azúcar y sus tierras en Guajabales para la explotación de la
mina Nuevo Potosí.
Otro de los rubros económicos a los que se dedicó
Wenceslao Infante fue a prestarles dinero a los colonos de caña de Banes, que
vendían sus productos a la
United Fruit Sugar Company. Con quien nunca tuvo negocios, a
pesar de que se lo propusieron muchas veces, fue con la Chaparra Sugar, a
quien siempre consideró sus enemigos.
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LOS EXTRAÑOS SUCESOS QUE LLEVARON A LA
MUERTE A DON WENCESLAO INFANTE
Hombre con tantas propiedades, y como era lógico en
la moral de la época, tuvo varias amantes. Una de ellas, de la que no hemos
podido averiguar el nombre, era la preferida de Wenceslao Infante. A esa le
puso casa en Holguín, una casa que estaba muy cerca de la que compartía con su
esposa y sus hijos.
Bien saben la mayoría de los holguineros que la
casa de Wenceslao Infante en Holguín es la que hoy se usa como Casa de Cultura,
ubicada en la calle Maceo, frente al Parque Calixto García y casi al lado de la
tienda la Luz de
Yara. La casa de la amante estaba en
la misma calle Maceo, a una cuadra de su casa residencial, casi en la esquina a
la calle Aguilera, al lado de la hoy Caberna de los Beatles.
El 31 de diciembre de 1925 Wenceslao Infante
Bidopia era considerado el ganadero más importante de Cuba. Sin embargo, ese
día se desplomó en la esquina de las calles Maceo y Aguilera, en la acera donde
está la caberna de los Beatles… una bala en el pecho fue la causa de su muerte.
En la memoria popular de la ciudad hay varias
versiones sobre la muerte de Wenceslao Infante. La Aldea narra dos:
Una dice que ese día, 31 de diciembre de 1925,
Infante visitó a su amante con la que almorzó. Luego durmió una siesta y cuando
era las tres o las cuatro de la tarde decidió marcharse a la casona donde tenía
a su familia oficial, que estaba solamente a dos cortas cuadras de distancia. Entonces
la amante, celosa, le dio un tiro para que nunca más pudiera volver a los
brazos de la esposa. Tambaleante salió Wenceslao a la calle, dio varios pasos y
frente a la actual Caberna de los Beatles cayó sin vida.
Dice la otra hipótesis que ese día Infante no tenía
previsto ir a la casa de su amante, pero en la tarde se embulló. Llegó. Abrió
con su llave y encontró a la amante con otro hombre, ambos dormidos. Wenceslao
sacó su pistola y los mató a los dos, luego se suicidó.
Las dos hipótesis son trágicas. A La Aldea le parece que la
primera es la más creíble
Al día siguiente, 1ro de enero de 1926, el
periódico “El Eco de Holguín” publicó lo siguiente: “A las cuatro y treinta de
la tarde de este viernes primero de enero y en imponente y piadosa
manifestación, se llevó a cabo el acto de entierro de Wenceslao Infante al que
asistieron miles de personas.
“Lo enterraron en un impresionante panteón, a la
entrada derecha del cementerio de la ciudad”.
Dicho panteón de la Familia Infante está construido
con mármol gris y encima tiene un ángel hermoso hecho por alguna casa escultora
de Italia.
Al cumplirse un año de la muerte de Wenceslao el
periodista Antonio Torres escribió en el periódico “El Eco de Holguín”: “Don
Wenceslao, con su labor constante y ecuanimidad personal llegó a adquirir una
posición social y económica tan brillante que se consideraba y se le tenía por
el hacendado más rico, millonario, de la provincia de Oriente…”
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A menos de dos meses de la extraña muerte del
riquísimo Wenceslao Infante, el Juez de Holguín, Dr. Juan Antonio Suárez de
Castro, quien, por cierto, era yerno del difunto, dio lectura al testamento. Era
su última voluntad que la mitad de todos sus bienes pasaran a manos de su
esposa y viuda doña María Dolores Maldonado y Labrada. Y la otra mitad a sus
hijos. Nada para nadie más.
Por más que hemos buscado información, nada supimos
del destino de la amante.
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LA
SUCESION
INFANTE.
La viuda y los hijos de Wenceslao Infante no
dividieron la fortuna, sino que decidieron mantener unida la gran propiedad y
multiplicarla. Para tal fin fundaron la firma: “Sucesión Infante”.
Figuraron al frente de la Sucesión en igualdad de
jerarquía, todos sus hijos: Antonio Infante, culto y distinguido farmacéutico
quien luego fue Alcalde de Holguín, Armando Infante, abogado, quien luego llegó
a ser Representante a la Cámara
por varios períodos, siempre por el Partido Liberal, y Alfredo y Arturo
Infante, comerciantes de gran visión para los negocios. Dicen los historiadores
que Alfredo y Arturo, quienes nunca se dedicaron a la política, sino a sostener
y multiplicar los negocios del padre, fueron los más fuertes puntales de la
casa Infante de Holguín.
La
Sucesión Infante
emprendió las obras sociales más grandes del Holguín de su tiempo y asimismo
fueron los de mayor proyección económica en la comarca. Sus grandes haciendas,
donde pastaban miles de cabeza de ganado que producían carne y leche, se
convirtieron en las mejores de Oriente.
En 1927 la Sucesión Infante
era la propietaria de las siguientes fincas rurales: Santa Inés de Las
Calabazas, Los Moscones de San Lorenzo, Las Parras, San Andrés de la Rioja, Cercado del Cristo,
de Naranjo y otros, Vacía Botija, Cabezuelas y San José de Guaramanao. Todas
unidas hacían un total de 837 214 caballerías, en la fecha valoradas en $ 11 160
000.00 pesos.
Igual que como antes había hecho su padre, los
herederos invirtieron en industrias, sobre todo de derivados de la ganadería.
Fueron ellos quienes construyeron una fábrica procesadora de carne conocida
como “Tasajera Infante” y otras empresas menores de las que hablaremos más
adelante, que será cuando narraremos la historia particular de cada uno de los
hijos de Wenceslao Infante Bidopia.
VIDA POLITICA DE LA FAMILIA INFANTE
No parece que el viejo Infante, que durante la
colonia no era viejo, haya sido miembro de alguno de los partidos políticos surgidos
después del pacto del Zanjón y tampoco mostró interés alguno por los grupos
independentistas o de otro pensamiento que tantos había en Holguín. Sin embargo, a partir de 1902, comienza a mostrar
algunas aptitudes que lo vinculan con la política. Y en 1908 se postula y es
elegido Concejal del Ayuntamiento por el Partido Liberal.
En las actas del ayuntamiento holguinero se puede
seguir la labor del concejal Wenceslao Infante, a quien escogieron como miembro
de la Comisión
de Ornato y Obras Públicas. Por ejemplo, en el acta de la Sesión del 12 de octubre de
1908, Infante discrepa de la
Ley Orgánica de los Municipios en el punto de Ingresos
Municipales, o sea, en los impuestos a criadores de ganado vacuno menor de dos
años; dice el acta que Infante apoyó la propuesta del también Concejal Oscar
Albanés que consistía en que cada ganadero solamente pagara 15 centavos por
cada cabeza de ganado vacuno que fuera a inscribir en los registros
municipales, y si se trataba de cualquier tipo de ganado importado, que
solamente se pagara 25 centavos por cabeza. (Claro que al concejal Infante le
interesaba fijar cuotas bajas a los impuestos por cabezas de ganado, él era el
ganadero más cabezas poseía).
En otras actas se comprueba que Infante era un
Concejal disciplinado que no se ausentaba de las reuniones y que su voz era
escuchada y que las más de las veces sus propuestas las aprobaban. Pero aún así
el Concejal pidió una licencia y se la aprobaron.
Probablemente la licencia fue porque Infante estaba
muy ocupado en sus negocios y participar en el Ayuntamiento Municipal le robaba
tiempo y tiempo para hacer su fortuna era lo que él necesitaba. Hasta que
concluye el mandato no se ve más su firma en las actas.
Pero el viejo Infante quería influir a favor de sus
intereses, por lo que era muy importante estar donde se tomaban las decisiones
políticas y administrativas; como él no tenía tiempo, influyó para lo fuera uno
de sus hijos. En las elecciones de 1910 los holguineros eligen concejal a
Alfredo Infante.
La prueba de que a los Infante no le interesaban
los ideales políticos sino sus intereses particulares, es que Alfredo llega a la Asamblea Municipal
por el partido contrario al de su padre: Wenceslao fue Liberal, Alfredo,
Conservador. Y conservadores fueron los demás hijos del gran cacique liberal
Wenceslao Infante, a pesar de que el partido con más seguidores en Holguín era
el Liberal.
Pero en Holguín el apellido Infante era más
poderoso que los programas de gobierno de cualquier partido. Por lo que no
importa que los Infante fueran candidatos por otro partido, los liberales
holguineros votaban por los Infante conservadores. Incluso, en las elecciones
parciales de 1922 el partido Liberal derrotó a los conservadores en cinco de
los seis gobiernos provinciales y en 81 de las 116 alcaldías de Cuba, pero en
Holguín otro Infante conservador es elegido concejal: Armando Infante. Y no un
concejal cualquiera, sino que fue elegido Presidente del Ayuntamiento.
Por eso Armando sustituyó al alcalde durante la Chambelona y fue el
Alcalde interino de Holguín. Durante este periodo es cuando les nace a los
holguineros la idea de construir la escalinata de la Loma de la Cruz. El alcalde interino
apoyó la iniciativa y de su bolsillo aportó parte del dinero… (Aunque fue esa
parte de dinero, muy exigua. Con la gran fortuna que poseía su familia el solo podía
construir la escalinata, pero no lo hizo. La escalinata de la loma de la Cruz fue construida por
colectas populares de casi todos los holguineros de entonces).
LOS INFANTE Y EL PRESIDENTE GERARDO MACHADO.
En 1924 sube a la presidencia el candidato liberal
Gerardo Machado, por lo que se podría imaginar que los Infante estaban en la
oposición, pero no fue así. El Presidente, desde antes de serlo, tenía vínculos
muy estrechos con los sectores burgueses azucareros y con ciertos elementos de
la burguesía no azucarera, entre estos últimos, los Infante.
En las mismas elecciones que llevan a Machado a la Presidencia (en su
primer mandato), Armando Infante es elegido Representante a la Cámara y su hermano, el
doctor en farmacia Antonio derrotó a Pepe Sera y se convirtió en Alcalde de
Holguín. Fíjense, amables lectores, que cuando en todo el país los Liberales
eran quienes ganaban las elecciones, incluyendo las presidenciales, en Holguín
dos conservadores fueron elegidos. En su libro de historia de Holguín dice
Pepito García Castañeda que los holguineros veían en Antonio Infante no a un
conservador, sino al hombre capacitado y de sólida fortuna que mejor que nadie
podía administrar el municipio.
Poco después de las elecciones el nuevo alcalde de
Holguín (año 1924), fue entrevistado por la prensa local. Dijo esa vez que
había comenzado su gestión tropezando con dos obstáculos graves: la falta de
fondos para emprender las obras de más urgencia e incluso, sin dinero ni para
pagarle sus sueldos a los empleados… (pero el alcalde no podía excederse en
hablar mal de la anterior administración del municipio, porque esa había estado
en manos de su hermano). Entonces los periodistas le preguntaron cuáles obras
públicas esperaba construir: Muchas, dijo.
Y ciertamente, durante su mandato se enfrascó, en
la construcción de obras públicas. Arregló las calles de tierra de Holguín, que
siguieron siendo de tierra, pero sin tantos huecos como antes tenían y también
arregló muchos de los caminos vecinales. Y para realizar aquellas, el poco
dinero que tenía la alcaldía lo usó para comprar maquinas de hacer caminos: una
niveladora, una zanjadota y quizás una de las primeras máquinas de hacer
concreto que hubo en Holguín.
Claro que por ser un Alcalde constructor se ganó la
simpatía de casi todos los holguineros. Pero el Alcalde también quiso ganarse
la buena voluntad del Presidente de la
Isla, y para ello invitó a Machado a visitar a Holguín. Y
Machado vino a inaugurar el municipal Panteón de los Veteranos por la Independencia.
Esa fue una visita rara, porque el Presidente
rompió las tradicionales normas de protocolo: cuando el tren presidencial llegó
a la Estación
de Holguín allí lo esperaban las autoridades del gobierno municipal que suponían
que Machado se dirigiría a la sede de la alcaldía y el ayuntamiento, esto es, a
La Periquera. Pero
el Presidente no fue a los edificios gubernamentales, sino a la casa particular
del Alcalde, actual Casa de Cultura de Holguín. Tampoco habló a los holguineros
desde los balcones de La
Periquera, como aconsejaba el protocolo; el Presidente habló
desde el balcón del Alcalde.
Obviamente que la prensa de la época reflejó la
visita del presidente en sendas crónicas. Leamos algunos fragmentos: “En la Terminal ferroviaria el
General Machado ocupó uno de los lujosos automóviles de los Infante y en él
recorrió las principales calles de la ciudad, entre los vítores y aplausos de
los vecinos. Y, dice la crónica, cuando el auto llegó al palacete de la familia
Infante, el general-presidente bajó y fue hasta el balcón. Desde allí presenció
el desfile de los holguineros que le saludaban. Luego habló el Presidente y la
gente lo ovacionó. Y cuando todo terminó el Presidente se encerró en el mejor
cuarto donde descansó cómodamente y de donde no salió sino a las nueve de la
noche para participar en el suculento banquete que sus anfitriones le tenían
preparado”. Por cierto en ese banquete
no participó nadie que no fuera de la familia Infante. Por eso los holguineros
dijeron que el Presidente no vino a visitar a Holguín sino al Alcalde y a su
familia.
Al día siguiente Machado volvió a subir en el
lujoso automóvil de los Infante y se dirigió a la Terminal de Trenes y se
marchó a La Habana.
Seis años se mantuvo Antonio Infante como alcalde
de Holguín, y pudo estar más tiempo, pero en 1930 entregó la alcaldía al
Presidente del Ayuntamiento, Maximino Parra, por tener urgencia de trasladarse
a los Estados Unidos a atender problemas de salud. Sin embargo eso no le impidió que aún estando
ausente, en las elecciones de 1932 ser elegido Representante a la Cámara. Ahora dos
hermanos Infante eran Representantes: Antonio y Arturo. Y en esas mismas
elecciones otro Infante, Alfredo, resultó electo concejal en Holguín.
Pero retrocedamos en el tiempo. Al momento en que Antonio
Infante era alcalde de Holguín, su hermano Arturo era Representante a la Cámara y Gerardo Machado era
presidente de Cuba y a la vez, eran los Infante los principales ganaderos de
Cuba.
Y por su cercanía con Machado, ellos, acompañados
de otros ganaderos fueron al palacio Presidencial y fueron recibidos por el
Presidente. Concluida la entrevista,
los Infante dijeron a la prensa que solo habían ido a saludar al Presidente,
pero que “aprovecharon” para tratar de una muy importante negociación de ganado
consistente en la exportación de 40 mil reses para Colombia. El presidente los
autorizó, dijeron.
Tan íntima fue la amistad de los Infante con
Machado que hay quienes dicen que sin esa estrecha relación los Infante no
habrían conseguido la fortuna que tuvieron.
Otra prueba de la cercana relación de los Infante
con el presidente Machado es la declaración dada por Armando Infante a dos
escritores cubanos que publicaron un libro laudatorio en 1932. Dice Antonio en
el libro que “Machado está llamado a orientar la sociedad cubana hacia los más
altos y decorosos destinos, a poner un valladar infranqueable a las desvergüenzas
administrativas de otras épocas, a darle fuerza de verdad y validez a la Ley, a imprimirle a la nación
impulsos mejoradores en lo económico y, en fin, a realizar una labor a favor
del patriotismo en todo orden. A hacerlo es a lo que se ha dedicado el gobierno
de mi ilustre amigo, o sea, ese inmenso cubano, el General Gerardo Machado y
Morales, por quien siento una admiración sin cuento y un cariño entrañable que
me nace del alma”.
La historia de Cuba demostró que Machado estaba muy
lejos de merecer los elogios de Antonio Infante… Machado había sumido al país
en una crítica situación: para entonces se habían agudizado todas las
contradicciones económicas, políticas y sociales. En respuesta el país entero
luchaba en su contra. En el caso específico de los territorios rurales de
Holguín, Las Tunas, Velasco, Bayamo, Manzanillo y Jiguaní, en abierta oposición
a Machado operaban guerrillas organizadas por Unión Revolucionaria, la
organización que desde Holguín capitaneaba Antonio Guiteras.
En 13 agosto de 1933, Machado huyó el país. Al día
siguiente los antimachadistas victoriosos organizaron en Holguín la que se
llamó “Manifestación de la
Victoria”. Durante
la manifestación circularon proclamas en las que se les pedía a los machadistas
confesos de la ciudad que la abandonaran o la justicia popular los alcanzaría…
en la lista de quienes los vencedores pedían
que se fueran de Holguín estaban Rafael Gómez, Oscar Albanés, Pepe Urbino y
Armando y Antonio Infante.
Nadie se fue de Holguín, y aunque en la lista de
Machadistas confesos estaban varios, la euforia revolucionaria parcializó su
odio en la familia Infante, llegándose al extremo de acusar y procesar en la
causa 551 de 1933 a
Antonio Infante por haber intentado matar al antimachadista José Ramón Borjas.
Pero el acusado pudo demostrar su inocencia. También Alfredo Infante fue
llevado a los tribunales, acusado, solamente, de machadista.
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Una vez que cae Machado como obra de la revolución
de 1933, es elegido presidente de facto Carlos Manuel de Céspedes y Quesada,
hijo del Padre de la Patria.
El presidente de facto firmó un decreto que declaraba
disuelto el Congreso de la
República y que declaraba que cesaban en sus puestos todos
los funcionarios elegidos en los gobiernos de las provincias y municipios bajo
el mandato de Machado. Por lo que los
dos Infante que eran Representantes a la Cámara dejaron de serlo.
Asimismo, después de disuelto el Congreso, los
Partidos políticos acordaron que para las siguientes elecciones no podía
figurar como candidato a la Cámara
o al Senado ninguno de los que habían sido representantes o senadores en
tiempos de Machado. Pero esa medida fue inútil. Había mucho en juego. En 1936 hubo elecciones otra vez y varios de los políticos de cuando Machado
volvieron al senado y a la cámara: entre ellos, Armando Infante.
De todas formas, es cierto que después de la caída
de Machado, con la excepción de Armando, ninguno de los otros Infante volvieron
a la política, dedicándose, solamente, a cuestiones económicas y de negocio.
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EL TEATRO CONSTRUIDO POR LOS INFANTE EN HOLGUÍN.
El teatro principal o Teatro Infante, luego Teatro
Eddy Suñol, es el más notable y visible
aporte de los Infante a la ciudad de Holguín.
El céntrico terreno era propiedad de Manuel Grave
de Peralta a quien Wenceslao Infante se lo compró en el año 1917, para levantar
allí alguna construcción, quizás un teatro. Pero, sin que sepamos qué hizo que
cambiara de idea, seis años después, en 1923, se lo vendió a Federico Narbona.
Narbona construyó allí un teatro y lo explotó por
dos años. En 1925 Wenceslao se interesa y lo compra. Hay historiadores que
consideran que Infante no sabía a qué podía dedicar el terreno que había
comprado y por eso lo, pero cuando vio que el ramo de los teatros daba negocio,
volvió a interesarse y quiso construir uno con condiciones constructivas
superiores al de Narbona, superior, incluso, a todos los teatros que hubo en
Holguín antes… y por eso fue que insistió para que Narbona le vendiera lo que
antes fue de él y que él había dejado que se le escapara de las manos.
Aunque quería construir otro mejor, hasta tanto lo
hiciera, Infante siguió explotando el teatro de Narbona que en lo único que
cambió fue en el nombre, ahora en poder de Infante pasó a llamarse Teatro
Oriente.
Mientras el Oriente fue de los Infante actuaron en
él la vedette Josephine Baker y también las electrizantes y muy eróticas
Mulatas de Bombay y El Bataclán de París, además de otras figuras y elencos de
fama mundial. Pero Infante no estaba del todo contento, el quería hacer un gran
teatro, solo que para tal empresa se necesita organizar la logística.
Todavía no se decidía a comenzar, a pesar de que ya
había comprado otro teatro, el Holguín, que estaba al fondo del Oriente. Y en
eso llegó el infausto día 31 de diciembre de 1925, que fue cuando su amante le
dio un tiro y lo mató.
Quizás porque muchas veces oyeron al viejo Infante
hablar del teatro que iba a levantar en el mismo espacio donde estaban los
otros dos que eran de su propiedad, o porque en verdad el negocio de los
teatros era rentable, su sucesión se decidió. Demolieron los dos teatros para ocupar el terreno y edificar el nuevo
que llevaría el nombre de su padre muerto: teatro Infante.
Sin escatimar dinero, la Sucesión Infante
contrató al arquitecto habanero Saturnino Mario Parajón, quien entonces se
consideraba el mejor proyectista de teatros de Cuba. (Antes el arquitecto había
construido el teatro Fausto de La
Habana). Para entonces, años finales de la década de 1930,
estaba de moda en Cuba el estilo decorativo de edificios Art Decó y Parajón lo
utilizó.
El Art Decó consiste en decorar las fachadas de los
edificios con líneas verticales para que la construcción parezca más alta de lo
que es. Por eso sugiere La Aldea
que cuando estén frente al teatro miren su fachada: los casi 16 metros de altura están
ornamentados con cinco líneas. La del centro es la que tiene una mayor
decoración. Asimismo el arquitecto usó otros elementos geométricos en el diseño
de la fachada: pirámides escalonadas, anillos entrelazados, rombos, líneas en
zig zag y elementos florales. La decoración de la fachada fue tarea encomendada
por los Infante a la Casa
de Silva y Companía.
Parajón consiguió lo que los herederos de Infante
querían: un modernísimo edificio que ocupa más de 30 metros de ancho. Concebido
en tres niveles (platea, balcón de preferencia y tertulia), al ser inaugurado
tenía capacidad para 2 mil 427 almas. En el primer nivel o planta baja, además
del salón enorme donde están las lunetas, está el escenario con un sótano debajo,
tramoya, seis camerinos y almacén. En el segundo nivel, el salón de
preferencia, tres oficinas y la caseta de proyección. Y en el tercero, galería
o tertulia con bancos de madera con respaldo donde se sentaban los que tenían
menos dinero.
La obra del escenario fue realizada por el maestro
tramoyista Mario Ferrer López; las butacas de madera y rejillas dobles para un
mayor confort, por Francisco Bermúdez; Anderson Trading Company garantizó los
ventiladores inyectores de aire natural que mantenían un agradable ambiente en
las salas; Luis Sosa y Compañía las luces indirectas, lámparas y pararrayos.
Reconocidos ebanista como José Heliodoro
Claro y Sergio Sánchez Leyva, trabajaron todo lo concerniente a la madera.
La belleza final de la obra fue ejecutada por
las firmas Díaz y Molina y Francisco Ballesteros, quienes se encargaron de la
decoración de yeso y enlucidos de masilla, la pintura del edificio y, además,
del suministro de cristales y vidrios.
Los sucesores de Wenceslao Infante tampoco
escatimaron dinero para la comprar a distintas empresas norteamericanas el
equipamiento que llevaría el teatro. Fue el que adquirieron el más moderno de
Cuba en su tiempo. Tanto que todos eran modelos del año que los empleados de
los Infantes habían visto en la
Feria de New York, que fue donde los compraron. Por su parte la Western Electric
garantizó el sonido y la proyección los equipos de Motiograph.
El periodista, historiador y etnógrafo de la ciudad
Juan Albanés Martínez, calificó la inauguración del Teatro Wenceslao Infante,
como uno de los hitos culturales de Holguín, el más costoso de todos los
teatros que a lo largo de la historia de Holguín se ha edificado, 200 mil pesos.
La inauguración de la obra hermosísima se realizó a
la altura de lo construido: los Infantes pagaron la presentación de dos
orquestas y una película que era un éxito cinematográfico entonces. En la
crónica que escribe Juan Albanés dice cómo se desarrolló el espectáculo
inaugural al que asistieron lo más selecto de la sociedad de entonces y el Consistorio,
presidido por su alcalde, Juan José García Benítez.
Dice Albanés que ese viernes 2 de junio de 1939,
(año de inicio de la segunda guerra mundial), hubo dos tandas inaugurales en el
Infante: la primera a las 6 de la tarde y la segunda a las 9:30 de la noche,
ambas con el mismo programa. El público asistente recibió a la entrada
souvenires, uno de los cuales fue un folleto, que es hoy un documento museable
e historiográfico, en el que se recogen todos los interesantes datos de la
construcción del inmueble, incluyendo los nombres de los arquitectos,
ingenieros y operarios que laboraron en la obra, así como también las casas
especializadas y marcas proveedoras de los materiales y equipos.
El programa inaugural comenzó con el Himno Nacional
interpretado por la orquesta Avilés. Acto seguido hizo usó de la palabra el
alcalde con palabras elogiosas para la Sucesión Infante
que había dotado a la ciudad de una obra admirable. A continuación, se apagaron
las luces y comenzó la proyección de un cartón cómico titulado “Robinson Crusoe
en el aire”, al que siguió el film de la 20th Century Fox, “Jesse James”, hecho
en tecnicolor. El programa concluyó con la presentación de la orquesta femenina
Renovación con su cantante Rita María Rivero, presentadas por el periodista
Miguel Otero Bargalló.
El acto fue divulgado por la prensa local y
nacional, entre ellos uno de los periódicos más importantes del país, El Diario
de la Marina
que le dedicó una página completa.
El personal del teatro estaba uniformado, y las
paredes del vestíbulo se habían engalanado con fotografías de famosos artistas,
lo cual resultaba una atracción más para el público. Entre los retratos estaban
los de Greta Garbo, Clark Gable, Robert Taylor, Marlene Dietrich, Carmen
Miranda, Joan Crawford y Loretta Young.
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A partir de su inauguración el teatro Wenceslao
Infante se convirtió en el centro cultural más importante de los holguineros
gracias a la Empresa
Maldonado, Roca y Hermanos, que trajo los éxitos
cinematográficos de entonces y las compañías de baile más famosas del país y
extranjeras que llegaban a Cuba.
Todavía se recuerdan a grandes figuras y
espectáculos inolvidables que en sus tablas han actuado: Jorge Negrete,
Libertad Lamarque, Esther Borjas, al Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de
España, Rosita Fornés, Omara Portuondo, Frank Fernández, Joan Manuel Serrat,
los niños cantores de Viena, y los niños cantores de México, por nada más citar
algunos.
Después del triunfo de la Revolución el teatro
fue dejando de ser cine y se convirtió en sede de la compañía holguinera de
teatro lírico Rodrigo Prats.
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En el año 2001 el teatro cerró sus puertas debido a
su marcado deterioro. La reparación costó más de tres millones 370 mil pesos. Ahora
el teatro cuenta con algunos espacios que antes no tenía, entre ellos un salón
de protocolo, espaciosas cabinas de audio y luces, y más de mil nuevas lunetas.