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21 de abril de 2017

El General Julio Grave de Peralta en Nueva York (Diario)



Día 11 (de abril de 1871)
A las ocho de la mañana llegué a esta ciudad de Nueva York y fui a parar a un hotel americano para evitar estar reunido en otro donde hay muchos cubanos que no todos gozan la mejor nota como patriotas[1]. En esta fecha fui a casa del Ministro Sr. José Mestre[2] en compañía del C[iudadano] Ricardo Prado[3] quien me ha ofrecido sus servicios en obsequio de la patria. Entregué al primero correspondencia de Secundino Bravo, quien hacia recomendación de mi, y después de recibirme muy bien y tratar algo de Cuba me ofreció cuanto esté de su parte para conseguirme pronta salida para Cuba. Seguí inmediatamente para la casa del Sr. Aldama y después de haber entregado el pliego que del Gobierno de Cuba Republicana traía, no me dio las más halagüeñas esperanzas; sin embargo, nos citamos para mañana doce. Aquí vi al C[iudadano] Hilario Cisneros[4] a quien le entregue otra que también traía de Bravo. Este me ofreció que me ayudaría en todo cuanto pudiera para que mi regreso a Cuba fuera sobre la marcha de mis deseos. En este día tuve muchas visitas.        

Día 12 (de abril de 1871)
Recibí varias visitas hasta las 12 horas en que tenía que estar en casa del Sr Aldama. Llegue a la casa citada y encontré reunidos a los C[iudadanos] Antonio Hecheverría[5], José Mestre, Hilario Cisneros, Leonardo del Monte[6], José María Izaguirre y al Sr. Aldama. Tomó la palabra este ultimo y después de tratar de diversas cosas relativas a la situación de la revolución en el campo de la guerra dijo: “Señores, vamos a tratar de la expedición que ha de llevar el General Peralta, ¿cuánto traen ustedes?, explique cada uno”. Al C Izaguirre que desde Cuba fue mi compañero de viaje se le pidió explicación sobre su misión y el contestó que venia en comisión por el General Máximo Gómez para mandar una expedición con alguna pólvora y otros artículos de guerra; pero que siendo pocos los recursos que traía y habiendo el General Peralta propuesto que se unieran a él trae a aquellos y de ese modo darían mejor resultado pues que haciéndose todos los gastos unidos seria mejor, y como no había tenido inconveniente en hacerlo así, visto que solo podía mandar 4 ó 6 quintales de pólvora y que por otra parte él había sustituido al Agente General Secundino Bravo en Jamaica hasta tanto fuera o no aprobado por esta Delegación General y que por tanto ponía a disposición del Sr. Aldama $ 2000
Concluido que hubo este tomé la palabra y dije que ponía a disposición cinco mil pesos esperando que con la prontitud que la patria exigía se me despachase para Cuba. Se procedió enseguida al presupuesto de la expedición y después de algunas observaciones se me aseguro mi salida para Santo Thomas[7] el día 23 encargándoseme que hiciera por conseguir algo, puesto que no eran los recursos nunca sobrantes, y que para el lunes próximo nos reuniríamos de nuevo. Así se acordó y yo salí en la inteligencia de salir el 23 como he dicho[8]. En este día fui a casa de Hilario Cisneros para ver una ropa. Regresé a las cinco de la tarde a mi hotel y encontré allí al C. Ramón Aguirre quien me dijo que si quería salir para Cuba inmediatamente tenia listo el cargamento que pidiera. Contesté que solo me detenía hallar los recursos y puesto que él me ofrecía todo, era necesario tratarlo con detenimiento y saber en primer lugar y luego de conocer quiénes eran los que me  garantizaban mi salida para Cuba, contestaría definitivamente, supuesto que para ello tenia que separarme de la Junta. Nos citamos para las ocho de la noche y efectivamente se reunieron Aguirre, el C. Ramón Fernández y Criado y el C. José Casanova[9]. Este último se marchó enseguida a consecuencia de estar con fiebre.
Se procedió al proyecto y se empezó la factura. Se me dijo que pidiera. Empecé por 800 armas y otras cosas por valor de $ 15 000, entregando yo 4 000 pesos. Se me dijo que era imposible poder despacharme porque no había vapor y que en una goletita no podía ir todo. Conteste que todo podía ir en una goletica, pero que de ese modo no iría yo a Cuba puesto que pensaba llevar recursos a los cubanos y no a los españoles[10]; por último nada absolutamente se hizo porque la idea era separarme de la Junta puesto que ellos aunque cubanos eran quesadistas. En esto deduzco que desean hundir al C. Aldama, puesto que yendo despachado por ellos, el Gobierno Cubano vería que Aldama en nada se interesaba por la causa. El Sr. Aldama en mi concepto es bastante patriota; éste hizo que su padre se lanzara a la revolución aún cuando español y además por convenir con aquella permitió que le confiscaran seis o más millones de pesos. En esto quedó todo reducido por no querer prestar auxilio a no ser que fuera separado de la Junta; el partido quesadista está muy terrible contra Aldama. Yo sigo en armonía con los dos[11]. Esta noche he trabajado hasta las dos y media.

Día 13 (de abril de 1871)
Hoy he visto a José Casanova quien me asegura que se me facilitara algo. Creo que no me dará nada puesto que es de los principales que hacen la guerra al Sr. Aldama. Hoy he visto varios, pero ninguno ha contribuido con un centavo, todo es inoficioso.

Día 14 (de abril de 1871)
Hoy me he visto con el Sr. Fernandez Bramosio[12] y me ha ofrecido algunos recursos, cuya suma me entregará el lunes. No ha ocurrido otra novedad.

Día 15 (de abril de 1871)
Sigue el deseo de separarme de la Junta, hoy vi al C. Miguel G. Cantero. Fuimos juntos a Bradis a ver al Sr. Brunet, que no estaba y quedamos de verlo mañana domingo. No ha ocurrido otra cosa.

Día 16 (de abril de 1871)
Hoy fui a ver al Sr. Enrique Piñeiro[13] y me ha gustado bastante, hará muy poco o nada por la causa consecuente con efectivo porque no puede. Jordan[14] está furioso porque yo salgo para Cuba, él no quisiera que yo consiguiera mi salida. La Junta le dijo que yo traía mis recursos y que por esta causa debía salir cuanto antes para Cuba. Nada conseguí en casa del Sr. Brunet aunque fui a comer con su señora hermana, que es muy buena cosa y muy patriota; el Sr. Brunet no se hallaba en su casa según su informe, por estar un amigo muy malo de viruelas. Le he citado para mañana 17 a las 12 del día. Me figuro que trata de evadirse y no quiere prestar servicios a Cuba. Es acérrimo enemigo de los de la Junta[15]. Vine a las nueve de la casa de este señor. Allí le hicieron cargos extraordinarios al C. Francisco Javier Cisneros de traición o mala administración, cosa que en mi concepto es injusta y por esta razón rebatí manifestando que ese señor es digno de otras consideraciones puesto que siempre está ocupado de la Patria y que una de las cosas que podía manifestar en obsequio a él, es que ninguna expedición ha sido perdida en el mar sino en tierra y que bajo ningún concepto era él responsable de las perdidas sufridas. Algo satisfecho quedaron, uno de ellos es el señor Miguel G. Cantero, el que para mi no es un gran patriota. No ha ocurrido nada más.

Día 17 (de abril de 1871)
Hoy salí para ver el señor Hilario Cisneros y me encontré con Javier del mismo apellido. Este me enseñó todos los documentos que tiene respecto de las expediciones en que él ha intervenido y todo prueba que ha querido salvarlas combinando planes muy buenos; en la del Gozne[16], a no ser las disposiciones del Gobierno de Cuba y la exigencia de Melchor Agüero[17], todo se hubiera salvado puesto que debían ir trescientos y un pico de hombres. Esto lo se porque vi un acta que hizo levantar el Sr. Cisneros para cubrir la responsabilidad[18]. En este lugar hemos convenido vernos para arreglar algo sobre mi expedición, para la cual me ha dicho Hilario que debo tener listos a cien hombres, todos muy buenos. Tengo que ir a la oficina de la agencia a las doce y media para convenir algo sobre mi ida para Cuba. Nada he hecho hoy ni ocurrido novedad alguna.
Número 1
A la presidenta de la Junta Patriótica de Cubanas Nueva York[19].
Distinguida conciudadana: habiendo sido comisionado por el Gobierno de la República para venir al extranjero en busca de auxilios con que continuar la lucha que ha de asegurar la independencia de la patria, y como son de mí conocidos los sentimientos patrióticos que animan a las señoras que componen esa Junta, no he vacilado un instante en dirigirme a usted como presidenta, a fin de que contribuyan a la realización de mi proyecto con los recursos en medicinas, ropas, etc que les sea posible, siendo de urgente necesidad la confección de tres o cuatrocientos insignias militares y cuatro banderas en el mas breve plazo posible según modelos que he entregado a la vicepresidenta señora Gálvez
Patria y Libertad Nueva York, abril 17 de 1871
El mayor general G Peralta

No ha ocurrido nada más de particular.

Día 18 (de abril de 1871)
Hoy pienso salir para Filadelfia para averiguar el paradero de mi querida y nunca olvidada familia, puesto que allí se halla mi sobrina Tirsa Lacoste[20]. Pienso dejar a mí sobrino  Pedro Pascual Perfecto Lacoste, el que vino en mi compañía desde Cuba y del campo insurrecto hasta tanto su madre disponga otra cosa[21]. Ayer tarde estuve en casa del C. José Casanova y éste no ha querido prestarme auxilio alguno porque no me quise separar de la Junta de la que por ningún motivo me separaré puesto que el Sr Aldama está dispuesto a despacharme y porque él representa a nuestro Gobierno Republicano en Cuba[22]

Numero 2
Certifico: que el C. Ricardo Prado, natural de la Habana y vecino de esta ciudad desde el once del presente, día en que llegue a esta, me ha prestado todos los servicios que a su alcance han estado en obsequio de la patria, observando como patriota una conducta distinguida que le hace acreedor a la estimación de sus conciudadanos, mereciendo por tanto mi aprobación y gratitud
Y para que pueda hacerlo constar oportunamente, le expido el presente en Nueva York a 18 de abril de 1871
      Peralta


Día 19 (de abril de 1871)
Fui a Filadelfia y ví allí a mi sobrina Tirsa que hacia 8 años que no la veía. Por ella supe de la familia. Mi Pepilla[23] se hallaba en la Isla de Pinos[24] junto con mi madre[25] y dos hermanas. Rafaelita está en la Habana con Don Pedro Lacoste[26]. Según carta de esta ultima, Tirsa sabía que Perfecto está en este país. Encargue a Perfecto al Sr. Luciano Casanova[27] y tengo escrito a la familia. En esta [Filadelfia] procedí a proporcionarme armas y conseguí de 50 a 100, el 24 sabremos lo fijo. He visto a varios patriotas y todos dispuestos a hacer algo por la patria. Aquí vi al Sr. Emilio Cavada, Ricardo Cantero y otros buenos patriotas.

Día 20 (de abril de 1871)
Salí de Filadelfia y llegué a Nueva York. Este día trabajé examinando armas para escoger las que debo llevar a Cuba. El Sr. José Casanova me proporciona dos mil pesos en carabinas Spencer y algunas cápsulas. Di cuenta de las armas que me gustaron al Sr. Hilario Cisneros, quien me encargó para ello. Vi al Sr. Antonio Fernández Bramosio[28], y me  ofrece carabinas Spencer. Aún no sé que numero pero serán con su correspondientes capsulas. En la noche he visto a varios que me han ofrecido dinero. 
 
Día 21 (de abril de 1871)
Hoy muy poco se puede hacer a consecuencia de tener que asistir al entierro de la señora del Sr. Aldama y en esto se perderá la mitad del día. He visto al Sr. Escobar y me ha ofrecido hacer cuanto pueda por el éxito  de mi expedición. Nada más he podido hacer por falta de práctico para visitar a varios cubanos, pues el C. Joaquín Miranda no vino para acompañarme según me ofreció hoy  mismo en el entierro. Hoy he visto a la señora presidenta Ana de Quesada[29] y se ha tratado mucho en atención a los partidos que hay; ella esta por los quesadistas y en contra del señor Aldama según he podido deducir[30]. El Sr. Martínez Lamadrid me han propuesto auxilio hasta despacharme si la Junta no lo hiciera; yo he aceptado aun cuando estos no proceden como buenos patriotas. Sin embargo no se debe tratar más que de unir a estos partidos y por esta razón contemporizo con muchos de estos quesadistas. Las noticias de Cuba son muy favorables a la revolución.

Día 22 (de abril de 1871)
Hoy he hecho muy poco a consecuencia de haberme citado el Sr. Hilario Cisneros para las doce. Fuí y tuve que esperar hasta las tres y media y esta ciudad es muy difícil de andar por su extenuidad. Se convino en vernos el domingo o lunes. Nada más ocurre esta tarde. Espero el señor Escobar y al señor Ambrosio Valiente. El señor Valiente vino y se trata de una cuestión de Cuba favorablemente y de las disensiones que hay entre los cubanos.

Día 23 (de abril de 1871)
Hoy vino el señor José Govín[31] y éste me ha asegurado que en Filadelfia me tienen compradas cincuenta carabinas Spencer con veinticinco mil tiros y que se preparaban cincuenta más. Para mañana veré las armas por conducto del señor José Casanova. Muy poco se ha  podido hacer por ser domingo.

Día 24 (de abril de 1871)
Muy temprano vi a la señora del señor Miguel Embil[32] y esta señora ha quedado de facilitarme algunos recursos; he quedado en volver a su casa de hoy a mañana. Fui a la oficina del señor Casanova y fuimos a tratar cien carabinas Remington, las cuales quedaron tratadas para entregar el día 4 del entrante y además catorce mil tiros. Vi también al señor Antonio Bramosio y mañana a las diez sabré cuantas carabinas Spencer me facilitaran para llevar a Cuba. Me regalo un magnifico revolver de faltriquera[33].

Día 25 (de abril de 1871)
Hoy a las diez fui a ver a Bramosio, me ofreció treinta carabinas Spencer, sus cartucheras y cincuenta capsulas. Vi a lo señores Calvo y Fernández y ellos quedaron en hacer alguna cosa. He visto al señor Embil y nada he conseguido con él. Al Sr. Escobar lo vi también y para el jueves sabré si da algo. El señor José Mora me dijo que pasase a su oficina para darme todo lo que pudiera, mañana voy. No se oye otra cosa que disensiones desfavorables todas a la buena marcha de la revolución. El señor Alfaro[34] es el que me ha dado los cien Remington y catorce mil capsulas.

Miércoles 26 (de abril de 1871)
El señor Antonio Fernández Bramosio entregará setecientos pesos en vez de las carabinas que iba a dar. El señor José Mora ha dado cien pesos. El señor Fausto Mora, que había ofrecido dar cien pesos, solo ofrece cinco armas. Nada más se ha hecho hoy. El coronel O Ryans[35] ha venido a saber si tendría yo inconveniente en que él fuera a Cuba en la expedición que preparo, le contesto que tendría mucho gusto en ello, ha quedado de que se le avise con alguna anticipación. Él dice que puede conseguir hombres, solo gastan diez por cada uno. El señor Federico Castellanos ha venido para que le diera garantía sobre su persona con respecto al General Agramonte[36], le he asegurado que este general nada tendrá que hacer con él, pero que el gobierno es natural que le forme un consejo; él esta dispuesto a ello y a sufrir cuanto salga de aquel, en este concepto irá a Cuba por estar sumamente aflicionado. No he podido trabajar hoy mas.

Jueves 27 (de abril de 1871)
He amanecido malo  y por esta razón haré muy poco, le he encargado al C. Manuel Izaguirre que reciba la suma del señor Bramosio y cobre cien pesos del señor José Mora en el banco.

Viernes Día 28 (de abril de 1871)
Cobró Manuel Izaguirre los setecientos pesos del señor Bramosio y cien del señor José Mora. Hoy no he conseguido nada más. La señora de Embil y la señora Emilia Villaverde me han ofrecido armar treinta hombres con el objeto de que le forme una fuerza con el nombre de “Batallón de la Cruz”, yo le he ofrecido hacerlo, le comprarán carabinas Remington calibre cuarenta y tres, sistemas españoles, y los equiparan de todo[37].

Sábado Día 29 (de abril de 1871)
Nada se ha hecho, el señor Leonardo del Monte, a quien le indiqué la compra de dos cañones pequeños, me dijo que los viera y si eran buenos me los regalaba, en esto quedamos por la tarde; a las cuatro y minutos salí para Filadelfia, llegué tarde. El señor Enrique Rubio me llevó a su casa.

Domingo 30 (de abril de 1871), Filadelfia
Hoy de algunas diligencias propias fui a casa del señor Luciano Casanova quien me lleva a casa del señor Emilio Cavada y otros que están dispuestos a comprar de setenta a ochenta carabinas Remington, las cuales mandarán a Nueva York. Por la noche la Junta Auxiliadora de esta ciudad tuvo sesión y se trató del modo de atraer recursos para la revolución y la causa de la independencia de Cuba. Varios cubanos quedaron de avisar si saliese  la próxima expedición conmigo. Se rifaron dos bonos[38] de la República que importaban cien pesos los dos y se dedicaron veinticuatro pesos que se hicieron para la compra de armas.

Lunes 1 de mayo (de 1871), Nueva York.
Hoy ha salido el señor Aldama con el mayor interés a trabajar por despacharme cuanto antes para Cuba. Poco ha sacado solo cien pesos que me dio el señor Escobar después de mucha lucha y súplicas. No he visto a más nadie.

Martes 2 (de mayo de 1871).
Hoy fui a Cool Epin[39] a ver dos cañones, me acompaño el C. José Maria Izaguirre. Probamos los cañones y nos gustaron; fueron tomados por cincuenta pesos puestos en esta ciudad. El señor Belli me ha ofrecido dar algo para la causa.

Miércoles 3 (de mayo de 1871).
He visto a varios y todos han ofrecido, nadie ha dado aun. Vi a Don Elías Hernández, este me ofrece llevarme a ver a Don Félix Govín quien cree me auxilie con algo. Nada más se hizo hoy.

Jueves 4 (de mayo de 1871).
Fui a casa de la señora Ángela Quesada de Embil[40], allí se reunieron varios cubanos que van para Cuba en la expedición y que armaron “Las hijas de la Liga de Cuba”, no he podido hacer más nada a consecuencia de las aguas.

Viernes 5 (de mayo de 1871).
Sigue lloviendo, quizás por esta razón no pueda hacer nada hoy. 

Al C. Miguel Aldama, Agente General Delegado de la República de Cuba en los EU de América.
Distinguido conciudadano: Teniendo la seguridad de que varios de los cubanos residentes en esta ciudad desean ir a Cuba en la expedición cuyo mando se me ha confiado y queriendo en todo proceder de acuerdo con usted, espero se sirva manifestarme brevemente, si debo o no aceptar sus ofrecimientos en el concepto que considero de mi deber oír su opinión sobre ese particular[41]. (51)
Soy de usted, con toda consideración su seguro servidor. Patria y Libertad. Nueva York, mayo 6
      Peralta.

Domingo 7 (de mayo de 1871).
Hoy no se ha hecho nada.

Lunes 8 (de mayo de 1871).
Hoy he visto a varios patriotas entre ellos al C. Félix Govín[42], quien me ha dado cincuenta pesos para emplearlos en obsequio de la causa, y el otro, Ramón Estévez que me ha dado mil pesos con el mismo objeto. El C. Ramón Fernández Criado me ha regalado cuatro revólveres muy buenos con bastantes capsulas, y su señor hermano me ha dado ciento cincuenta pesos. Hemos convenido el señor Aldama y yo mi salida para Haití[43] el diez de este.Todo marcha muy bien. Hoy no he podido hacer más nada, los individuos que he visto todos están escasos de recursos según me han manifestado.

Martes, Mayo 9 (de 1871).
Hoy se ha hecho muy poco. El C. Guilián ha venido a hablarme para ir a Cuba en la expedición que yo debo llevar y le he dicho que sin embargo de que no tengo inconveniente es mejor ver el parecer del Agente General, el señor Aldama. Lo vi y está dispuesto a que vaya pero sin otros gastos que pagarle el pasaje, así mismo se lo he dicho a Guilián[44].

Miércoles 10 (de Mayo de 1871).
Hoy hemos convenido el señor Aldama en que no salga para Haití hasta tanto no tengamos una conferencia o junta, de donde se resolverá lo que deba hacerse. A las dos empezó la sesión estando reunidos el señor Aldama, Cisneros Javier e Hilario, Echevarria, Mestre, Izaguirre, y yo.
Después de varias discusiones se acordó hacer por escrito cuanto fuera conveniente y que el viernes volviéramos a reunirnos para concluir todo cuanto fuese necesario. Todo cuanto se trato fue en obsequio de la salvación de la expedición que debo llevar a Cuba.

Jueves 11 (de Mayo de 1871).
No he podido hacer nada hoy por estar malo. Anoche estuve en casa de la señora del Presidente[45], allí se trató de asuntos relativos al Agente del Gobierno, el C. Miguel Aldama y a los demás que le rodean; cosas lamentables son, pero difícil de impedir, tal es la predisposición que hay entre juntistas[46] y quesadista. Esta noche he sabido por el C. José Robert que se le dio a Donato[47] y a Félix Figueredo[48] mucho dinero, sin que se sepa que lo emplearan en nada; él cree que se le han cogido[49]. Estaba delante José Maria Izaguirre.

Mayo 12 de (Mayo de) 1871.

A la C. Presidenta de la Junta Patriótica de Cubanas de Nueva York.
Es en mi poder su comunicación de 6 del corriente en la que se me invita por las señoras que forman esa Junta para asistir a una sesión que se celebrara el 9 del actual y a la que no puedo asistir por atenciones urgentes del servicio de la Patria. Posteriormente he sabido que debían ustedes reunirse nuevamente hoy y había hecho yo la intención de asistir personalmente pero la circunstancia de celebrar esta tarde a las dos, la conferencia con los representantes de Cuba, me impide con sentimiento de mi parte el tener el honor de conocer a las distinguidas patricias que con tanta abnegación vienen trabajando en pro de la causa de Cuba. Sírvase reiterar a todas esas señoras los sentimientos de mi mas alta consideración.
Patria y Libertad

Sábado 13 (de Mayo de 1871).
Hoy hemos tenido la junta compuesta de los C. Miguel Aldama, José Antonio Echevarria, José A Mestre, José Maria Izaguirre, Francisco Javier Cisneros, y Julio Grave de Peralta, el narrante[50]. Se acordó que en todo lo concerniente a lo militar fuera Peralta el que entendiera para su organización y mando, y todo lo demás de la expedición fuera dirigido por el C. Javier Cisneros, hasta tanto se ponga la expedición en las costas de Cuba y que hasta entonces no seria Peralta en nada absolutamente responsable[51]. Todo cuanto se acordó se firmó en un acta sacándose seis copias para que de ella tome una la Agencia, una para el Secretario de Relaciones Exteriores, otra Javier, otra para Peralta, otra para Izaguirrre y otra quede para enviarla al C. Manuel Codina puesto que lo acordado aquí le concierne a él también. No consigno todo lo acordado aquí porque deberé conservar mi acta[52]. Todo cuanto se trató fue relativo a la expedición  que debo llevar a Cuba. La C. Emilia Villaverde vino a verme y se trató de enviarle al presidente algunas comunicaciones las cuales he ofrecido llevar; esta me regaló un sobretodo de goma muy regular.

Domingo 14 (de Mayo de 1871).
Hoy hemos asistido Izaguirre y yo a una cita que nos hizo el C. J. Cisneros. Solo se trató de combinar una clave para comunicarnos cuando sea necesario y oportuno. Para mañana lunes nos reuniremos a fin de hacer la combinación y dejarla corriente entendiéndonos los tres perfectamente[53]. Salí para casa del C. Melchor Agüero, quien acababa de llegar de Cuba Libre, allí lo vi y me aseguro que traía comunicaciones muy importantes y que pensaba ir a Cuba muy pronto, me dijo que intentaba escribir todo cuanto paso con Javier Cisneros en la expedición que con él fracaso. Le aconseje que no lo hiciera en caso de que algo perdiera la patria con ellos, manifestándole el terreno tan escabroso que hoy tenemos en esta ciudad, él me aseguro que evitaría todo en obsequio de la patria[54]. Hablamos de otras cosas relativas a mi expedición y algo sobre la situación en que dejó a Cuba; me dijo  que todo marchaba bien, así lo esperaba yo.  Liberato mi hermano y el C. Ángel Torres[55] a quienes dejé yo en Cuba para que viniesen a unírseme, están en Jamaica. Tengo cartas en poder de Codina[56], pero aún no he visto a éste. Hoy asistí a una junta de señoras, las cuales estarán reunidas para otra el martes, se trató algo sobre insignias para el ejército libertador de Cuba y me entregaron unas pocas que yo les había pedido. Nada más ha ocurrido. El señor Manuel Casanova vino de Venezuela y me trajo una carta de Jamaica y un recado del general Quesada, el cual no puedo aceptar por ser proposición inútil.

Lunes 15 (de Mayo de 1871).
Nada se ha hecho de nuevo, el señor Cisneros pensó que yo saliera para Filadelfia en busca de un dinero que allí tenia él preparado; aun no se ha resuelto nada, estuvimos reunidos éste, el señor José M Izaguirre, y yo tratando sobre la clave que debemos usar para entendernos cada uno en el trabajo que debemos emprender cada cual en distintos puntos hasta llevar a cabo la expedición que debo llevar a Cuba[57].
Se convino en ello sin perjuicio de que se innovara algo en caso de ser oportuno, quedamos de vernos más tarde. Hoy recibí carta del Agente en Haití, el C Manuel R Fernández en que me dice que se dificulta la reclutación de un número de hombres como el que yo le he indicado en la [carta] que le hice desde Jamaica. Esto quizás estropeará mi plan. En esta misma fecha he recibido una del general Quesada la cual nada es absolutamente indigna y sí dignas del mayor aprecio y aplauso todas sus ideas en no hagamos nosotros la guerra[58]. Nada mas de interés ha ocurrido hoy.

Martes 16 (de Mayo de 1871).
Hoy he asistido a la junta que han celebrado la “Junta Patriótica de Cubanas”. El objeto de ella fue hacerme conocer sus esfuerzos por hacer recursos para nuestra guerra y entregarme varias comunicaciones, así como hacerme la entrega de un numero de insignias para la fuerza de Cuba desde Mayor General hasta subteniente, que con fecha anterior había pedido oficialmente; aquí me ofrecieron trabajar mucho por tenerme algo preparado para cuando vuelva de Cuba[59]. Nada más se trato y otra cosa no se ha podido hacer hoy.

N. York mayo 17 de 1871
C. General Manuel de Quesada
Caracas.
Mi estimado General y amigo: Tengo a la vista su grata del 7 de abril ultimo que me ha llegado de.... y cuyo particular paso a contestar.
Es efectivamente cierto que a petición mía y después de un consejo celebrado por el Ejecutivo, en vista de razones expuestas por mi, se me autorizo para venir a esta república en busca de recursos que hoy más que nunca son altamente necesarios en Cuba, acordándose por el Gobierno que yo hiciese entrega de unos pocos fondos de mi propiedad exclusiva y únicos que traje al C. Agente General Delegado.
Doy cordialmente a usted las gracias por las lisonjeras frases que me dirige al celebrar la elección recaída en mí, y esté usted persuadido, General, que procurare llevar bien y puntualmente la misión que se me ha confiado.
La situación de Cuba hasta mi salida de allí presentaba en todas partes un aspecto brillante a pesar de la escasez de recursos en que nos encontrábamos, debido solo a sostener la bandera de Cuba libre hasta la muerte, reinando la mejor armonía y marchando las cosas en la unión mas completa.
Veo con gusto cuanto usted me dice sobre su pronta y oportuna ida a Cuba, aunque deploro sobremanera el retardo que pueda impedirle el hallarse en aquella. Séame licito, amigo General, y después de sondear la opinión publica, indicar a usted encontrarse al lado de sus hermanos tanto mayor será el bien que la causa de la patria reportará y que a usted mismo traerá por consecuencia. No por esto crea usted que he podido hacer comentario alguno sobre su conducta toda vez que estoy plenamente satisfecho de ella, conociendo como conozco su acendrado patriotismo.
Puede estar seguro que agradezco su indicación con respecto a mi actitud en este país y entre los emigrados y que jamás me podré separar de los rectos principios que usted conoce, ni tampoco dedicarme a hacer a mis hermanos o compatriotas una guerra miserable de partidos y de intrigas.
Reitero a usted en esta ocasión los sentimientos de mis mas pura amistad y crea que es siempre que lo estima y b.s.m[60].
J.G de Peralta

Hoy no se ha hecho nada que valga la pena, he estado malo de las muelas.

Jueves 18 (de Mayo de 1871).
Según me ha dicho saldrán esta semana los tubos necesarios para la construcción del HORNET[61], vapor en que debo ir a Cuba y que se está componiendo hace días. Nada de particular se ha hecho hoy.

Viernes 19 (de Mayo de 1871).
Hoy he ido a Filadelfia, solo estuve a ver mis sobrinos y al señor Luciano Casanova, por la noche vimos al señor Cabada, los dos me han ofrecido recursos mayores para otra expedición si vuelvo salvando la que lleve ahora[62]. Por la noche he salido para esta ciudad, [Nueva York], llegué a ella al amanecer.

Sábado 20 (de Mayo de 1871).
Según llegué se me dijo que teníamos junta el domingo a las once en casa del señor Aldama, Agente General de la Republica de Cuba en los EU de América. Hoy no se ha hecho nada.

Domingo 21 (de Mayo de 1871).
A las once fuimos a la junta compuesta del Agente Aldama, el señor Echevarria, señor Mestre, el señor Hilario Cisneros, señor José Maria Izaguirre, señor Melchor Agüero y el que narra. Se hallaban presentes los señores L. Delmonte y Javier Cisneros.
Tomo la palabra el señor Aldama y dijo que: el Gobierno [había enviado comunicación] al señor Agüero con instrucciones muy extensas relativas a planes convenidos por éste para llevar a Cuba una expedición, pero que en vista de que el señor Agüero no podía ser despachado según deseaba por falta de elementos, creía que podía convenirse en que este se asociara con el General Peralta e Izaguirre para que utilizando todo cuanto estuviese en conocimiento de Agüero facilitando el mejor éxito  de lo que ya estaba acordado que llevase Peralta y que para ello expresaría el señor Agüero su pensamiento sobre el particular. EL señor Agüero dijo que él tenia un lugar en Cuba donde los españoles no habían  pisado jamás ni podrían pisar y que dos mil hombres que le esperarían según actas firmadas por jefes de Cuba y que siendo así era natural que no debía pensarse en el plan del General Peralta, dirigiéndose a este para que diese su parecer. Peralta dijo que no podía encontrarse una mejor combinada ni de mas garantía que lo propuesto por el señor Agüero y que tan lo consideraba así que, desde luego, se sometía a cuanto creyesen prudente en  obsequio de la salvación de la expedición que deseaba poner en manos de cubanos, dejándolo todo a disposición de Agüero sin que por esto dejasen de creer que aquella combinación era falsa puesto que las operaciones militares y enemigas podían fácilmente entorpecer ese plan, mucho más cuando la gente que esperaban Agüero estaba desarmada, creyendo que las tropas españolas podían ir a aquel lugar con la misma facilidad que han ido a otros lugares de bastante fragosidad. El señor Agüero dijo: que no era posible que fueran por que no tendrían absolutamente qué comer y no podían llevar. Manifesté a esto que nuestras tropas de seguro se morirían allí pues teníamos menos nosotros que el enemigo.
Por ultimo y después de una larga discusión [Ilegible] expresando lo mismo no podía ser útil en nada a la salvación de la expedición que Peralta debía llevar porque el mismo no podía llevar la suya sin volver antes a Cuba para combinar un plan, puesto que había pasado el tiempo que él tenia fijado para que se le esperara en Cuba, manifestando al mismo tiempo que se iría para Cuba en un bote antes que estar en esta ciudad comiendo el pan del estado. El señor Aldama y el señor  Hechavarria vieron con disgusto todo cuanto expreso Agüero manifestándoselo así mismo puesto que no se prestaba a servir en nada con su plan y sus noticias más [Ilegible] de Cuba al plan de Peralta. Se resolvió por último que puesto que Agüero no quería asociarse con Peralta e Izaguirre, se hiciera  sobre la marcha lo ya acordado sobre los dos últimos. Agüero se despidió, y se procedió enseguida a resolver lo que debíamos hacer[63]. Se acordó que el General Peralta saliera para Haití a proceder a la organización de los expedicionarios, Izaguirre para Sudamérica a hacer fondos para la conducción de la expedición, yéndose con el mismo objetivo el señor Javier Cisneros a Filadelfia. Se firmaron las actas de lo que teníamos acordados y a cada uno de los interesados en ella cogió la suya. Concluimos a las tres y cuarto.
Según quedé con el señor Javier Cisneros, fui a verlo y tratamos asuntos relativos a los hombres que conmigo pueden ir a Haití, debiendo acompañarme uno de toda confianza que se resolverá mañana a las cinco de la tarde. Nada más ha ocurrido de nuevo.

Lunes 22 (de Mayo de 1871).
Hoy ha estado a verme en ésta el C. Cirilo Villaverde[64] con una carta para la señora Embil a fin de que yo la firme pidiéndole a aquella se dirija al pueblo americano para que nos faciliten ropas y medicinas para los heridos de Cuba así como para los pobres que por el campo insurrecto sufren hoy calamidad, hizo esta petición manifestando que nosotros no teníamos recursos absolutamente ninguno. No me pareció esta conducta muy buena y por consiguiente no la quise firmar, puesto que manifestaríamos en ella una miseria espantosa y hasta la muerte de la revolución. Hoy solo me he ocupado de preparar mi salida para Haití según se me ha ordenado. Hoy mismo se me ha entregado un pliego firmado por los señores Aldama y señor Javier Cisneros conteniendo las instrucciones que se me dan para la organización de la expedición en Haití. Son bastante estrictas para mí, puesto que me amarran completamente las manos, sin embargo no he querido en nada hacer observación alguna para de este modo no obstaculizar nada.

Martes 23 (de Mayo de 1871).
Todo tengo listo para mi salida a las tres de esta tarde en el vapor “Sudamérica” que debe llevarme hasta S. Thomas, me acompañará sirviéndome de secretario  el C. Rafael E. Geralta. Yo iré con el nombre de Andrés Suárez y el otro será su apellido Geraldo. A las tres estábamos a bordo y me encontré al señor Villaverde quien me habla del C. Manuel Verasa para que viniese conmigo entregándole el precio del pasaje, le manifesté que no había inconveniente pero este ciudadano nada más tenía  reunidos treinta pesos y el pasaje importaba cincuenta y seis pesos, sin embargo lo hice quedar y abone el resto a condición de que se me abone por la junta lo que yo gaste con él o lo que gaste por cada individuo trayéndolo de Nueva York hasta aquí en el caso de que sea menos de lo que yo gaste. Nos hicimos al mar a las cuatro de la tarde de este día y después de un viaje bastante feliz fondeamos en el puerto de S. Thomas el treinta por la mañana, Hiendo inmediatamente para tierra, allí había muchos españoles, pero parece que ningún espía. Fuimos al hotel del  comercio. En este mismo día y según desembarque me vi con el señor [Ilegible] e inmediatamente se puso a mi disposición. Este señor me ha parecido una buena cosa, con él conferencie algo sobre me ida a Haití y me dijo que quizás no había la organización en la escala que la pretendía, pero esperaba que consiguiera parte de mi objeto. Me habló de las armas que hay en Curazao[65] y que deben mandarse para Haití, manifestándome el medio mas seguro para hacerlas llevar y menos costosos, encargándome se lo hiciera presente al señor Fernández en Port ua Prince[66]. Me sirvió en todo cuanto fue necesario.

Miércoles 31 (de Mayo de 1871).
Lo he pasado en este puerto en espera del vapor de Europa el cual debe llevarnos a Jacmel[67]. Aquí me he enterado por el señor Mendoza que él y el señor Esteban van a Venezuela para inspeccionar la conducta del General Quesada, para si no es buena quitarle los recursos que tiene y dárselo a otro que tenga posibilidades de llevarlos a Cuba. El señor Esteban me ha manifestado que él es el que va encargado para lo que fuera necesario hacer y que tiene indicaciones de entregarme a mi lo que sea conveniente en el caso de que sea preciso quitarle a Quesada lo que tenga. Este debe venir a Haití muy pronto según él cree. Yo no he creído nada absolutamente de lo que dice, puesto que él debe estar interesado en llevarnos a Cuba, sin embargo, puede suceder lo primero. Estos se embarcaron en una goleta, en esta noche a los diez hemos ido a bordo.

Junio, jueves 1, a bordo
A las seis de la mañana salimos para Jacmel y después de un buen viaje llegamos a este al amanecer. Aquí encontré a los señores Betances[68] y Basoras. Con ellos tuve una conferencia, según se me indica en mis instrucciones, y estos opinaron que no podría hacer la organización en esta República consecuencia de la revolución de Santo Domingo[69]. Consecuentemente esto con la carta que recibí en Nueva York del señor Fernández, sin embargo no he querido decir nada al señor Aldama hasta no verme con el señor Fernández y oír de él su opinión sobre el particular. Todo me lo arreglo el señor Betances para poder seguir a Puerto Príncipe donde se halla nuestro Agente señor Fernández.




[1] Algunos hoteles y casas de huéspedes se convirtieron en verdaderos cuarteles de las diferentes facciones en que estaba dividida la emigración.
[2] José Manuel Mestre.  Hijo de un emigrado español adinerado, se graduó de abogado. Antes del 68 trabajo en los negocios de Miguel Aldama. Casado con la hija del rico Miguel Alfonso de quien heredo una considerable fortuna. Después del estallido del 68 se traslado a los Estados Unidos. Fue nombrado representante  de la Republica de Cuba en el exterior. Podemos considerarlo como Aldamista.  
[3] No hemos podido determinar si Julio Grave de Peralta  conocía el ingles. Al parecer, si lo hablaba era de forma imperfecta. Tampoco el General conocía la ciudad de New York, por lo que en estos momentos iniciales necesitó guías.Hicieron estas funciones Ricardo Prado y Joaquín Miranda. 
[4] Hilario Cisneros, hermano de Francisco Javier. Participó en la organización de expediciones en el exilio.
[5] Antonio Hechavarría: Hijo de emigrantes españoles establecidos en Cuba. Trabajó en los negocios de la familia de Miguel de Aldama antes del estallido de la guerra. Cuando esta se inició Hechavarría se trasladó a los Estados Unidos donde representó diplomáticamente a la República de Cuba en dos ocasiones. Fue escritor y periodista  Estaba estrechamente relacionado con el grupo de Aldama.
[6] Leonardo del Monte, casado con una hija de Miguel Aldama y su fiel colaborador.
[7] Santo Thomas, Isla de la Antillas menores. Fue colonia de Dinamarca y luego pasó a la administración de los Estados Unidos. Era un importante punto de comunicación en el área.
[8] En esta reunión realizada por el grupo aldamista se determinó que Grave de Peralta  se encargara de organizar una expedición en el buque Hornet, que se encontraba surto en un puerto de Haití.
[9] Los hermanos José y Manuel Casanova eran acaudalados emigrados revolucionarios vinculados al grupo del general Manuel de Quesada.
[10] En la época España contaba con un grupo de rápidos guardacostas construidos en los Estados Unidos además de otros buques de vapor más veloces que uno de vela.
[11] Una de las características del General Grave de Peralta es que trata de no comprometerse  con ninguna de las dos facciones. Aunque en la practica actúa en el grupo aldamista que es el que le brinda un plan mas concreto para enviarlo a Cuba.
[12] Antonio Fernández Bramosio, acaudalado emigrado cubano, era escritor.
[13] Enrique Peñeiro, periodista y escritor cubano. Fue representante de Cuba en Perú y Chile Era partidario de Miguel de Aldama en aquellos momentos.
[14] Thomas Jordan, general estadounidense que combatió en la guerra de 1868 por la causa cubana. Había tenido contradicciones con Julio y su hermano Francisco durante su campaña en Holguín al extremo que destituyó al holguinero de su cargo. Quizás por eso su oposición a que Grave de Peralta saliera al frente de una expedición hacia Cuba.
[15] Esta actitud de Brunet era muy típica de la emigración. Se actuaba siguiendo los intereses del bando por el que se sentía simpatías. Es evidente que para los seguidores del General Quesada, Julio Grave de Peralta era un aldamista.
[16] No sabemos a la expedición a  que se refiere Cisneros. Lo cierto es que hasta esa fecha, abril de 1871, Melchor Agüero había participado en la conducción a Cuba de las expediciones del Anna, que desembarcó el 19 de enero de 1870, la del vapor Mambí, que desembarcó el 28 de julio de 1870 y  la del Hornet, que desembarco el 7 de enero de 1871.
[17] Melchor Agüero Arteaga. Nació en Puerto Príncipe hoy Camaguey, Cuba. Se trasladó al exterior al inicio de la guerra de 1868 y participó en la conducción a Cuba de varias expediciones. Casi paralelamente con Grave de Peralta trataba de organizar una expedición apoyado por los quesadistas, o sea, que actuaban en bandos contrarios. Los criterios que vierte Grave de Peralta y la mutua desconfianza ejemplifica a que extremo habían llegado las contradicciones.  
[18] El acta levantada por Cisneros para salvar su responsabilidad respecto a la expedición es una prueba evidente de la  importancia que tenía el documento escrito para, estos hombres. Esa anotación nos ayuda a comprender lo minucioso que era el General Grave de Peralta en las anotaciones que hacía en su diario.
[19] Organización en la  que se  agrupaba un grupo de mujeres cubana en el exilio. Aunque no se pueden encasillar a todas sus miembros, entre ellas había la tendencia a apoyar más al grupo aldamista.
[20] Hija de Rafaela,  hermana de Julio Grave de Peralta y el rico emigrado español Perfecto Lacoste.
[21] Rafaela Grave de Peralta y Zayas, hermana mayor de Julio. Viuda del rico emigrado español Perfecto Lacoste. Estaba al cuidado de la herencia que le dejo éste a sus hijos al fallecer. Esta riqueza le dio mayor relevancia a la familia Grave de Peralta que en los años anteriores a la contienda había visto disminuir bastante su peculio. En la casa de Rafaela, antes del estallido del 68, se daban tertulias literarias con la participación de dos destacados conspiradores, Manuel Hernández Perdomo y su compañera de amor y acción revolucionaria Juana Isabel de la Torre Pupo. Al estallar la guerra, Rafaela fue detenida. Los gobernantes españoles consideraban que en su casa se conspiraba, lo que parece que era cierto, pero luego puesta en libertad y ella marchó a la insurrección. Otras mujeres de la familia Grave de Peralta mantuvieron posiciones subversivas, entre ellas la madre, Doña Rafaela, que no dudo en realizar una acusación contra un teniente gobernador. Otra de las hermanas Grave de Peralta  acompaño a su esposo, Idelfonso Vivanco, en sus trajines conspirativos. Todas ellas marcharon al campo insurrecto. Durante la ofensiva española conocida como Creciente de Valmaceda cayeron en poder de los colonialistas y fueron remitidas a Isla de Pinos, bajo estrecha vigilancia. Como ocurrió con la mayoría de las mujeres independentistas, todas acabaron sumidas en el olvido. Ellas misma con la discreción con que actuaron las mujeres de la guerra, ayudaron a tal anonimato: a diferencia de los hombres de la familia que dejaron cartas, diarios y otros documentos ellas tan solo dejaron un misterio espeso.  
[22] Otra muestra muy evidente de las profundas contradicciones que se desarrollaban en el seno de la emigración. Era imposible salir de este estrecho marco de enfrentamientos internos, como se demuestra con las acciones de Grave de Peralta que fracaso en su intento de mantenerse apartado de las tales pugnas.
[23] Maria Josefa Cardet y Zayas prima y esposa de Julio Grave de Peralta. Apoyó desde los primeros momentos el alzamiento. Marchó con su esposo al campo insurrecto. Capturada, fue deportada al exterior. Se radico en Jamaica donde vivía pobremente cosiendo pago. Como casi todas las mujeres del 68 fue olvidada. 
[24] Isla  de Pinos era en la época un centro de deportación. La familia Grave de Peralta había sido detenida en Cuba Libre y según nos dice el General peralta, fueron enviados allí. Antes del estallido de la guerra Francisco, hermano mayor de Julio, también fue deportado a isla de Pinos por sus actividades subversivas.
[25] Doña Rafaela de Zayas y Cardet, madre de los Grave de Peralta. Mantuvo una posición contestaría contra el colonialismo, llegando hasta a hacer una acusación  contra un teniente gobernador antes del estallido del 68.
[26] Pariente de Perfecto Lacaste, el esposo de Rafaela Grave de Peralta y Zayas, que falleció antes del estallido de la guerra.
[27] Varios patriotas entregaron sus hijos u otros familiares que aún eran niños, a la protección de emigrados acaudalados o de relevancia social.
[28] Antonio Fernández Bramosio, rico hacendado del occidente cubano emigrado a Estados Unidos al iniciarse la guerra Pertenecía al grupo de los aldamistas en los momentos en que ocurren estos acontecimientos.
[29] Ana de Quesada y Loynaz, esposa del Presidente de Cuba en Armas, Carlos Manuel  de Céspedes y hermana del general insurrecto Manuel de Quesada. Fue enviada por Céspedes al extranjero junto a Juan Clemente Zenea. Hecha prisionera fue deportada a los Estados Unidos.
[30] Ana de Quesada era una ferviente admiradora de su hermano. Llegó incluso a acusar de traidores a los seguidores de Aldama. Se pueden ver sus criterios en las carta al esposo reproducida en la compilación realizada por Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo publicada por la editorial de Ciencias Sociales en 1982, tomo III  paginas 223 a la 241. 
[31] José Govín, patriota y acaudalado comerciante cubano radicado en New  York. Eran partidario del grupo de Manuel de Quesada.
[32] Miguel Embil, cuñado de Manuel de Quesada y uno de sus seguidores políticos.
[33] Revólver pequeño que se podía llevar en el bolsillo.
[34] Ignacio Alfaro era quesadista. Sin embargo le hizo esta colaboración al General Peralta que parecía más cercano a Aldama que a Quesada.
[35] Claudio Albert Washington Ryan nació en Toronto. Se unió  a las fuerzas insurrectas en la guerra de 1868. Llegó a Cuba en una expedición. Se destacó en la caballería en Camagüey. Retornó al extranjero donde participó en la organización de varias expediciones. Regresaba en la del Virginius cuando el buque fue capturado por una unidad de la marina de guerra española  y conducido a Santiago de Cuba. Ryan fue fusilado junto a otros expedicionarios y tripulantes.   
[36] Ignacio Agramante y Loynaz, miembro de una antigua familia camagüeyana. Se alzó en noviembre de 1868. Llegó a ser jefe militar de ese territorio y uno de los jefes militares mas competente en la guerra de 1868. Murió en combate el 11 de mayo de 1873.
[37] Este peregrinar en busca de recursos para organizar una expedición era una constante en quienes intentaron llevar a cabo una empresa de este tipo. En lo que dice el General en su diario nos da una idea del tacto y el prestigio que era necesario tener. Tales gestiones eran entorpecidas por las disensiones entre los cubanos y los constantes intentos de desprestigiar al bando contrario. 
[38] La Republica de Cuba había emitido una serie de bonos que serian pagados al obtenerse la independencia  la isla.
[39] Así lo escribe en el diario Es de pensar que debe ser la castellanización de un término del inglés.
[40] Hermana del general Manuel de Quesada
[41] Existía el peligro de que algunos de los que se ofrecían para ir a Cuba fueran agentes españoles.
[42] En esos momentos era quesadista. Trabajó activamente en la organización de la expedición de Melchor Agüero.
[43] Por primera vez Grave de Peralta hace referencia a su futuro traslado a Haití.
[44] Aparece  como Guilián. Quizás sea la “cubanizacion” de un nombre anglosajón.
[45] Se refiere a Ana de Quesada  y Loynaz.
[46] Grave de Peralta llama  “juntistas”  a los seguidores de Miguel de Aldama.
[47] Donato Mármol Tamayo, nació en Santiago de Cuba en 1843. Fue el Jefe de la insurrección en ese territorio y Jiguaní. Alcanzó el grado de Mayor General. Murió de una enfermedad en 1870 estando en las filas libertadoras.  
[48] Félix Figueredo Díaz, nació en Bayamo en 1829. Era médico. Alcanzó el grado de General de Brigada y desempeñó diversos cargos en la Republica de Cuba en Armas. Murió en 1892 en La Habana.
[49] Comentarios así que ponían en dudas la integridad de patriotas, eran frecuentes en medio de las pasiones que se desarrollaban entre los emigrados. Por lo que es necesario verlos con cautela y someterlos a un análisis critico.
[50] Estos patriotas conformaba una especie de estado mayor que debía de encargarse  de organizar la expedición de Julio Grave de Peralta. Todos eran furibundos aldamistas y enemigos de Manuel de Quesada y sus seguidores, por lo que en la práctica podemos considerar a Julio en el bando de Aldama, pese a su criterio de mantenerse neutral. (Verdaderamente era imposible la neutralidad dadas las pasiones que existía entre los emigrados y las fronteras muy precisas entre ambos grupos rivales).
[51] En la mayoría de las expediciones organizadas por la emigración había un jefe de mar y uno de tierra. El de mar era el responsable de trasladar la expedición hasta la costa de Cuba y desembarcarla. El de tierra comenzaba a serlo después del desembarco. Aunque en torno a tal división de responsabilidad hay más preguntas que respuestas, al parecer ambos tenían un papel importante.
[52] El documento adquiría una gran importancia al consignar todos los acuerdos. Recuérdese que los patriotas encargados de organizar las expediciones eran comerciantes acostumbrados al mundo de la documentación. Además un asunto imprescindible era protegerse contra las malevolencias del grupo contrario, por lo que no es de extrañar que se levantaran actas, se firmaran acuerdos y se guardaran notas, pagare y otros muchos documentos.    
[53] Era frecuente que los revolucionarios usaran claves para comunicarse. Hay varios ejemplos, entre ellas las que usaban en sus cartas Carlos Manuel  de Céspedes y su  esposa Ana de Quesada cuando ella se encontraba en el exterior.
[54] Era frecuente que los patriotas dirimieran sus contradicciones en la prensa, atacándose unos a otros y desprestigiando a Cuba. En este caso los temores de Grave de Peralta eran comprensible pues él sabia que Melchor de Agüero simpatizaba con los quesadista y Cisneros con los aldamistas, por lo que cualquier roce podría terminar en una querella pública que a la larga la gran perdedora sería la revolución independentista. 
[55] Ángel Torres, practico de la costa norte de oriente. Retornó con Grave de Peralta a Cuba en la expedición del Fanny en junio de 1872.
[56] Manuel Codina Polanco, Coronel del ejército libertador nacido en Manzanillo. Fué enviado por Máximo Gómez al exterior a buscar una expedición.
[57] Las claves jugaban un papel muy importante en las expediciones pues España pagaba generosamente a sus agentes y trataba de sobornar a los patriotas. No menos importante eran para establecer comunicación con los insurrectos e informarle del  lugar por donde se produciría el desembarco; eso permitía que los revolucionarios que estaban en Cuba situaran fuerzas con la misión de esperar a los que llegaban del extranjero.
[58] Esta expresión: “sin que hagamos nosotros la guerra” se refiere a la guerra interna entre cubanos  que se desarrollaba en la emigración. Podemos deducir que en su carta Quesada estaba en desacuerdo con estas divisiones internas.
[59] Julio había variado sus planes. Originalmente pensaba llevar una expedición y desembarcar al frente de ella. Ahora por la lógica que se desprende  de estas palabras pensaba retorna al exterior en caso de tener éxito para continuar trasladando armas y vituallas a la isla.
[60] La carta podía ser interpretada como el criterio de un aldamista pese a que expresa una alta estima por Quesada. Y es lógico, porque el General Peralta preparaba una expedición con el apoyo de los aldamista y había rechazado las propuestas de los quesadistas por considerarlas irrealizables. En ella se deja entrever una crítica a Quesada y sus seguidores por las divisiones internas creadas. Sin embargo el General holguinero elude hablar de las contradicciones que también existían entre el Gobierno de Cuba en armas y la cámara de representantes y deja ver una posición muy optimista sobre el desarrollo de la guerra pese a la gran ofensiva hispana y la carencia de parque.
[61] Por primera el General se refiere al buque Hornet en su diario personal.
[62] Grave de Peralta reitera la idea de conducir otra expedición a Cuba si la primera se efectuaba sin inconvenientes.
[63] Este fracasado intento de unir ambas expediciones, la de Agüero y la de Grave de Peralta, es un ejemplo elocuente del daño que le hacía a la revolución las divisiones internas de la emigración. Por lo que es evidente que estamos ante dos bandos con un  verdadero enfrentamiento. (Quesadistas y Aldamistas). Era imposible que ambos unieran sus esfuerzos para una empresa común, incluso Agüero trata a Julio como a un enemigo, intenta engañarlo y además arrebatarle la conducción de la expedición.
[64] Patriota y destacado novelista; autor de la famosa novela “Cecilia Valdés”. En esos momentos era enemigo de Aldama y más cercano al General Manuel de Quesada. 
[65] Isla de las Antillas Menores que en la época era colonia de Holanda.
[66] Capital de Haití.
[67] Puerto haitiano.
[68] Emeterio Betances, patriota puertorriqueño que ayudó activamente al movimiento independentista cubano.
[69] En este criterio se pone en evidencia la estrecha relación entre las dos Repúblicas que ocupan la isla de la Española. Lo que ocurriera en una podía influir  en la otra.

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