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4 de marzo de 2017

Las nuevas investigaciones. Reconocimiento del sitio arqueológico y sus materiales (2006-2009) (II Parte)



 
Según el plano de El Chorro de Maíta hecho en 1987 el área principal del sitio es el lugar donde aparecieron los entierros. Pero igualmente se encontraron objetos a partir de ese centro hasta 40 metros al Este, 60 metros al Oeste, 10 metros al Sur y 40 metros al Norte. Esa área fue calculada en 22000 m² por Guarch Delmonte y es la que en lo adelante se denominará “Área arqueológica de 1987”.
Los arqueólogos que hicieron la nueva investigación iniciada en 2006 entrevistaron a los vecinos y estos les aseguraron que antes, durante y después de la excavación de 1986 y 1987 se habían conseguido hallazgos en lugares que están fuera del área arqueológica, incluso se informó la extracción posterior de un esqueleto en un abrigo rocoso ubicado a 40 m del borde noroeste del área arqueológica reconocida, por lo que la primera conclusión fue que el sitio podía ser mayor.
De ahí que se proyectara un estudio que tomó como centro el área conocida pero saliendo de ella en todas las direcciones posibles, tal como se ve en la siguiente figura:
 
En todo ese amplio espacio se hizo una prospección superficial (sin excavación o excavando a mínima profundidad), que arrojó el siguiente resultado:
Se localizaron áreas de gran densidad de material arqueológico alrededor del cementerio, principalmente al Sur y Norte, en espacios donde sus actuales propietarios (Moisés y Riverón), hacen trabajos agrícolas cotidianamente. También se encontraron al Este del cementero y otras aisladas al Oeste.
Las nuevas piezas encontradas fueron, sobre todo, restos de la fauna que sirvió de alimentación a los habitantes aborígenes y también, posiblemente, europeos residentes en la Aldea, cerámica indígena y artefactos en piedra tallada y en volumen, concha y coral, así como cerámica europea y un fragmento de la cerámica conocida como México Pintado de Rojo.
Fragmentos de cerámica México Pintado de Rojo. El Chorro de Maíta.
Fragmentos de Jarras de Aceite vidriados. El Chorro de Maíta
Fragmento de cerámica Mayólica Santo Domingo Azul sobre Blanco. El Chorro de Maíta.
En el grupo de fragmentos de cerámica europea que encontraron destacan fragmentos de Jarras de Aceite en su tipo temprano, una base de escudilla posiblemente fabricada en Santo Domingo (La Española) en los primeros años de la colonización y parte del fondo de un gran recipiente o quizás un mortero hecho en cerámica ordinaria con vidriado plomizo. En cuanto a cerámica indígena se localizaron 675 fragmentos, por lo que fueron la mayor cantidad de piezas encontradas.
En lo referido a objetos de piedra tallada por los aborígenes, se encontraron, principalmente lascas y otros restos provenientes de lo que los expertos consideraron un taller.
Cerca del manantial que es el que propiamente se llama El Chorro de Maíta, (esta última palabra apocope de mamacita), se obtuvo una gubia y un fragmento de gubia, algunos guijarros utilizados y restos de taller en material silíceo, que es un tipo de roca. En esa área nada más se encontró un fragmento de cerámica sí abundantes valvas marinas, estas últimas poco comunes en el resto de las áreas, lo que hizo creer a los expertos que en ese lugar específico debió vivir un grupo aborigen más antiguo que los de los otros espacios.
La cerámica europea, que era el objeto principal de la nueva investigación, sólo aparece en la mitad Este del área explorada concentrándose de modo evidente en Campo Moisés, exactamente 51 del total de 62 fragmentos encontrados.
Áreas donde se hizo prospección superficial con reporte de de cerámica europea. El Chorro de Maíta.
En resumen, el resultado principal de la exploración concluyó que en la mitad Este del Sitio hay un gran espacio con reportes frecuentes de material arqueológico, propio de comunidades agricultoras. Hacia el Oeste se hallan piezas aisladas y una pequeña agrupación de evidencias en el valle del manantial. Aunque las gubias se obtienen ocasionalmente en sitios agricultores, su reporte junto a martillos y otros artefactos de piedra en esta última área, deja abierta la posibilidad de que se trate de un sitio arqueológico arcaico.
La cerámica europea sólo aparece en la mitad este del área explorada concentrándose de modo evidente en Campo Moisés, exactamente el 82.2 % del total de los fragmentos.
Esa información decidió a los arqueólogos a hacer calas que en un primer momento se determinó que serían cada quince metros de distancia y a cinco metros de profundidad. (Leer más)


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