Como
se ve en el mapa anterior, las áreas de excavadas en El Chorro de Maíta entre
1986 y 1988 fueron varias, pero nada más se encontraron esqueletos en tres de
ellas y sobre esos espacios se encaminaron los principales estudios. Eso supone
quedaba un gran volumen de materiales sin estudiar y un casi completo desconocimiento
de las zonas fuera del Área de entierros, (o sea, la mayor parte del sitio).
De
ahí que la nueva investigación comenzada en 2006 estableció dos líneas
principales de acción:
Uno: Llevar a cabo trabajos de campo para revisar
los límites del área de la aldea, hasta donde fuera posible conocer el uso que
le dieron sus habitantes y el tiempo que estuvieron asentados allí, y, particularmente,
encontrar objetos u otras evidencias relacionados con la interacción o
convivencia de aborígenes y europeos.
(Desde
antes de comenzar el trabajo de campo, los nuevos investigadores decidieron que
las excavaciones las harían fuera del Área de entierros por las siguientes
consideraciones: que era esa la más estudiada y que en la actualidad forma
parte del Museo, por lo que las regulaciones de protección son muy rigurosas)
Dos: Organizar y estudiar el material no
investigado proveniente de las excavaciones realizadas entre 1986 y 1988, y también
otras evidencias del sitio existente en diversas instituciones.
A
fin de organizar el material no investigado de las excavaciones realizadas
entre 1986 y 1988, se revisó el inventario existente en los fondos del Departamento
Centro Oriental de Arqueología, con sede en Holguín, Cuba. Además se consultó
el inventario del material depositado en los fondos del Museo El Chorro de
Maíta, (tanto el encontrado durante las excavaciones como las nuevas piezas
halladas por los vecinos).
Asimismo,
con el objetivo de localizar material del sitio, principalmente europeo, encontrado
antes del descubrimiento del Cementerio y las áreas adyacentes, se revisaron
los inventarios de piezas conservadas en el Instituto Cubano de Antropología,
en las colecciones del Museo Indocubano Baní, en Banes, Holguín y en el Museo
del Gabinete de Arqueología de la
Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Además,
gracias a la colaboración de A. Brooke
Persons se revisaron imágenes de objetos colectados en el lugar por Irving
Rouse en 1941, y depositados en el Museo Peabody, de la Universidad de Yale.
A
partir de estos inventarios y revisiones se seleccionó el material a estudiar.
En el
caso de evidencias no ubicadas en los fondos del Departamento Centro Oriental
de Arqueología, poco abundantes y formadas básicamente por piezas indígenas,
sólo se estudiaron las de origen europeo o que pudieran reflejar la interacción
de los conquistadores-colonizadores con los pobladores originarios de la zona.
Entre
los estudios principales estuvo la gran cantidad de fragmentos de cerámica europea
que fue excavada e igualmente se estudiaron los fragmentos de cerámicas
indígenas no cubanas y los de cerámicas indígenas o con componente indígena que
copian formas europeas encontrados en su inmensa mayoría en los espacios sin
entierros.
Los
restos humanos fueron investigados nuevamente y además los materiales hallados
en las tumbas.
Para
los arqueólogos y demás expertos que 2006 comenzaron nuevos trabajos de
investigación en El Chorro de Maíta era muy importante comprobar si en otros
espacios del sitio que no habían sido excavados en 1986-1987 aparecían otros
objetos arqueológicos. (Leer más)
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