Por María Julia Guerra y Edith Santos
En su diario de campaña dice Martí de Augusto de Feria Sívori que era “alto y bueno, del pueblo, cajista y de letra”. De Feria era parte de la tropa del coronel José Miró Argenter. En Altagracia, el 9 de mayo de 1895, en una tarde lluviosa el jefe se lo presenta a José Martí, desde entonces y hasta la caída en combate del Apóstol, Augusto fue uno de los oficiales ayudantes de Martí.
Con solo 20 años al inicio de la guerra, de Feria descendía de una familia de patriotas, su padre fue Manuel Lorenzo Trinidad de Feria Leyva y la madre, Dolores Sívori Gómez. Había aprendido el oficio de tipógrafo en los periódicos holguineros “La Doctrina”, “El Cayajabo”, “El Holguinero” y “El Eco de Holguín”.
Pocos días después del inicio de la guerra martiana del 24 de febrero de 1895, Augusto se levanta en armas. En la manigua se reúne con sus hermanos José Ramón, Manuel Trinidad, Antonio Eulalio, Floridiano Apolinar, Enrique de Jesús y Pío Néstor de la Trinidad.
Posteriormente su padre vende la tienda mixta de víveres, ferretería, tejidos y otros artículos de su propiedad que tenía en Holguín llamada “La Cruz Verde”, con el dinero compra una casa para la familia en San Isidoro 111 (hoy Libertad, entre Cables y Angel Guerra) y con el dinero que le sobra se va a la manigua y dona la suma a la causa independentista.
De Altagracia partió Augusto el día 10 con Martí, el coronel Miró Argenter y Rafael Manduley del Río hacia La Travesía. Era temprano y los caminos estaban fangosos; acamparon y al día siguiente se marcharon Miró y su tropa hacia Holguín. Augusto quedó al lado del Delegado.
En el campamento de Dos Ríos, el 13, Martí conversa de las tres Altagracia: Altagracia la de Manduley, Altagracia la Bayamesa y Altagracia la Cubana, que es donde han estado. Igual se charla sobre “Holguín que es tierra seca que se bebe la lluvia, con sus casas a cordel y sus patios grandes”[1].
El 14, Martí escribe las Instrucciones Generales a los Jefes y Oficiales; en tanto, Máximo Gómez manda a operar sobre el camino real de la Isla hasta Baire, recogiendo armas y algunos efectos que reparte entre la tropa.
El 17 Martí anota en su Diario: “Gómez sale con los 40 caballos a molestar el convoy de Bayamo. Me quedo escribiendo con Garriga y Feria, que copian las Instrucciones Generales a los Jefes y Oficiales. Conmigo doce hombres, bajo el teniente Chacón, con tres guardias, a los tres caminos; y junto a mí Graciano Pérez...”[2]
Temprano cuando amanece al nuevo día, 18 de mayo, Martí comienza a redactar una carta a su gran amigo mexicano Manuel Mercado, pero no puede concluirla, llega el general Masó con más de 300 jinetes. El Delegado guarda la misiva inconclusa en un bolsillo de su saco.
El campamento no es espacioso como para albergar a las tropas recién llegadas, ni abundante el pasto para alimentar la caballería; deben cambiar de lugar, mas no solo por esas razones anteriormente anotadas sino, también, porque dos días antes Martí había recibido un mensaje de Gómez donde le ordenaba que fuera a acampar en la zona de La Vuelta Grande, en la margen izquierda del Contramaestre. Aquella noche, Martí y el general Masó, en medio de la alegría del encuentro, intercambiaron largamente sus criterios en torno a la contienda. Como a las 10 el General partió.
A las cuatro de la madrugada del 19, Martí y la docena de mambises que estaban con él marchan rumbo a La Vuelta Grande. El Apóstol le envía una comunicación a Gómez para enterarle del paso de Masó a otro campamento. En la mañana de ese día Gómez regresa a La Vuelta Grande y encuentra al general Masó con sus más de 300 jinetes y a Martí y sus ayudantes. El entusiasmo es extremo; Gómez y Martí arengan a las tropas. “Martí habló con verdadero ardor y espíritu guerrero”[3] ignorando que el enemigo venía marchando tras el rastro de Gómez. Se avecinaba una gran tragedia.
Ya se disponían a siestar [dormir la siesta] cuando llega el teniente Álvarez a toda carrera “con la noticia de que se escuchaban disparos en dirección a Dos Ríos”. La orden del General en Jefe no se hizo esperar: “A caballo”[4].
Las fuerzas cubanas salieron a batirse; es acuchillado el destacamento español de avanzada. A cierta distancia del enemigo Gómez le instruye a Martí que vuelva a la retaguardia. Martí hace caso omiso y conmina a Ángel de la Guardia a acompañarlo; en tanto, Gómez ordena a Augusto de Feria que comunique a Masó el mandato de retirada. Aproximadamente era la 1 y 30 de la tarde. Tres disparos alcanzan a José Martí, dos de ellos mortales.
CONTINÚA
LA CONTIENDA
Augusto pasa a ser ayudante
del general Máximo Gómez. Ahora hay que llevar la guerra a Camagüey y Las
Villas y parten. Al concluir junio, Gómez ha logrado insurreccionar a Camagüey
y se mantiene en esa zona. El 12 de agosto las tropas del General en Jefe
estaban en Ciego de Ávila. Augusto está a su lado.
El 2 de septiembre Gómez se reúne en Jobabo con Masó, quien había ido a encontrarle para conferenciar asuntos de servicio. El Plan de Invasión de toda la Isla queda acordado para el 29 de noviembre de 1895; las tropas deberían dividirse en dos columnas: una, que mandará el brigadier Quintín Bandera, irá por el Sur, siguiendo la cordillera de Trinidad. La otra, en la que van Gómez y Antonio Maceo, se movería por el Norte, y si fuera necesario por el Centro y Sur.
El 15 de diciembre se desarrolla la cruenta batalla de Mal Tiempo, que ganan los mambises. Augusto resultó herido y el valiente coronel José Zefí, segundo jefe del Regimiento Céspedes, cayó muerto.
Tras el combate de El Estante el primero de enero de 1896, el Ejército Invasor entró en La Habana. Días más tarde, en Hoyo Colorado, se separan Gómez y Maceo, este seguirá para Pinar del Río y el Generalísimo comenzará la Campaña de la Lanzadera.
La batalla de Saratoga fue una dura prueba para Gómez y su tropa. Fueron tres días de combate, desde el 9 hasta el 11 de junio de 1896. En la primera jornada los cubanos tuvieron cuatro muertos y seis heridos graves, sin contar con otros que habían sido “tocados”. El segundo día, al amanecer, bajo un fuego nutrido, Gómez subió con su Estado Mayor a la cresta de un cerro y mantuvo a raya al enemigo: los cañones enemigos callaron y la caballería no avanzó por miedo al machete mambí. Alrededor de las 4 de la tarde hirieron a Paulino Gueren, quinto miembro del Estado Mayor del General en Jedfe en ser alcanzado por las balas. El tercer día, a las 7 de la mañana, el Estado mayor del General en Jefe se puso en marcha, cruzaron un descampado bajo un fuego vivo y bien dirigido, a las ocho se situaron en un terreno alto en espera del enemigo, pero a mediodía los españoles se retiraron por el camino a Puerto Príncipe. Después vendrían otros combates. Augusto de Feria siguió al lado del Generalísimo Máximo Gómez durante toda la campaña de 1896.
El primero de enero de 1897 el cuartel general de Gómez se encuentra en Santa Teresa, Sancti Spíritus, al oeste de la trocha de Morón. Permanece allí hasta el 9. El 11 parte para El Saltadero, donde permanecieron hasta el 15. El 16 acampan en la demolida finca Manacas de Jobosí, es en ese lugar donde el brigadier Silverio Sánchez Figueras, quien tomó parte de la acción de Punta Brava, le relata a Gómez la muerte del Lugarteniente General Antonio Maceo y de su ayudante Francisco Gómez Toro, hijo del General en Jefe.
El día 18, aún acampados en Manacas de Jobosí, el capitán ayudante Augusto de Feria pide se le pase a Occidente, y se lo conceden. Bernabé Bouza anota en su diario refiriéndose a Augusto: “Este era el oficial más antiguo en el estado mayor, pues ingresó en él antes de la muerte de Martí... Al decir más antiguo me he referido a los que con él empezaron en Cuba, pues el jefe que durante esta guerra ha estado más tiempo en el estado mayor, al lado del General en Jefe, es el Comandante Marcos Rosario, su compañero de expedición y paisano”[5].
Augusto de Feria terminó la guerra con el grado de comandante. En el libro de Carlos Roloff, donde se anotaron los miembros del Ejército Libertador, aparece en el cuartel del Departamento Occidental relacionado entre los jefes y oficiales excedentes.
El 2 de septiembre Gómez se reúne en Jobabo con Masó, quien había ido a encontrarle para conferenciar asuntos de servicio. El Plan de Invasión de toda la Isla queda acordado para el 29 de noviembre de 1895; las tropas deberían dividirse en dos columnas: una, que mandará el brigadier Quintín Bandera, irá por el Sur, siguiendo la cordillera de Trinidad. La otra, en la que van Gómez y Antonio Maceo, se movería por el Norte, y si fuera necesario por el Centro y Sur.
El 15 de diciembre se desarrolla la cruenta batalla de Mal Tiempo, que ganan los mambises. Augusto resultó herido y el valiente coronel José Zefí, segundo jefe del Regimiento Céspedes, cayó muerto.
Tras el combate de El Estante el primero de enero de 1896, el Ejército Invasor entró en La Habana. Días más tarde, en Hoyo Colorado, se separan Gómez y Maceo, este seguirá para Pinar del Río y el Generalísimo comenzará la Campaña de la Lanzadera.
La batalla de Saratoga fue una dura prueba para Gómez y su tropa. Fueron tres días de combate, desde el 9 hasta el 11 de junio de 1896. En la primera jornada los cubanos tuvieron cuatro muertos y seis heridos graves, sin contar con otros que habían sido “tocados”. El segundo día, al amanecer, bajo un fuego nutrido, Gómez subió con su Estado Mayor a la cresta de un cerro y mantuvo a raya al enemigo: los cañones enemigos callaron y la caballería no avanzó por miedo al machete mambí. Alrededor de las 4 de la tarde hirieron a Paulino Gueren, quinto miembro del Estado Mayor del General en Jedfe en ser alcanzado por las balas. El tercer día, a las 7 de la mañana, el Estado mayor del General en Jefe se puso en marcha, cruzaron un descampado bajo un fuego vivo y bien dirigido, a las ocho se situaron en un terreno alto en espera del enemigo, pero a mediodía los españoles se retiraron por el camino a Puerto Príncipe. Después vendrían otros combates. Augusto de Feria siguió al lado del Generalísimo Máximo Gómez durante toda la campaña de 1896.
El primero de enero de 1897 el cuartel general de Gómez se encuentra en Santa Teresa, Sancti Spíritus, al oeste de la trocha de Morón. Permanece allí hasta el 9. El 11 parte para El Saltadero, donde permanecieron hasta el 15. El 16 acampan en la demolida finca Manacas de Jobosí, es en ese lugar donde el brigadier Silverio Sánchez Figueras, quien tomó parte de la acción de Punta Brava, le relata a Gómez la muerte del Lugarteniente General Antonio Maceo y de su ayudante Francisco Gómez Toro, hijo del General en Jefe.
El día 18, aún acampados en Manacas de Jobosí, el capitán ayudante Augusto de Feria pide se le pase a Occidente, y se lo conceden. Bernabé Bouza anota en su diario refiriéndose a Augusto: “Este era el oficial más antiguo en el estado mayor, pues ingresó en él antes de la muerte de Martí... Al decir más antiguo me he referido a los que con él empezaron en Cuba, pues el jefe que durante esta guerra ha estado más tiempo en el estado mayor, al lado del General en Jefe, es el Comandante Marcos Rosario, su compañero de expedición y paisano”[5].
Augusto de Feria terminó la guerra con el grado de comandante. En el libro de Carlos Roloff, donde se anotaron los miembros del Ejército Libertador, aparece en el cuartel del Departamento Occidental relacionado entre los jefes y oficiales excedentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario