Por: Zenovio Hernández Pavón y Ana Luisa Tamayo
Piezas como “La
holguinera”, de profundo sabor y estilo cubano, creadas durante el tiempo de la
colonia tienen un desarrollo clasista, vinculado a los sectores más humildes y
progresistas. Su etapa de mayor esplendor se inicia en la década de 1880 con la
obra de los trovadores santiagueros nucleados alrededor del precursor del
bolero: Pepe Sánchez.
Uno de ellos, que
está en la lista de los grandes de la trova cubana, es el genial Sindo Garay,
hijo de un cantador holguinero que a su vez descendía de un músico español
establecido por muchos años en la ciudad. Pero los padres de Sindo ya residían
en Santiago cuando nació el autor de “Perla Marina” y “La tarde”, sin embargo desde
muy joven Sindo solía venir a recorrer la región holguinera donde residían
muchos de sus familiares.
Por 1890 el trovador escribe
una de sus primeras piezas: A Mayarí,
la cual resalta esos vínculos[1].
Sin dudas esas
frecuentes visitas de Sindo y de otros trovadores santiagueros contribuyeron a
expandir el bolero y otras modalidades de una canción marcadamente cubanísima
que, con el paso de los años, le iría dando a Holguín un lugar destacado en la
historia de nuestra música.
Leer además: ASI ERA SINDO GARAY (Grandes de la música cubana recuerdan al grandísimo trovador)
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