Es
común que los holguineros y que sus visitantes asciendan a la loma de la Cruz,
ese cerrito que a los naturales de la ciudad les parece el más alto del mundo,
pero que en verdad no lo es tanto, nada más tiene 275 metros sobre el nivel del
mar.
Obviamente
que lo primero que salta a la vista es la escalinata, pero, bien lo saben los
que suben una y otra vez, en la loma hay otras varias construcciones que se ven
desde la misma base.
Cuando
en 1868 se inició la guerra grande por la independencia de Cuba la cima de la
loma de 1868 la loma se fortificó con una torre de mampostería llamada Numancia
y, luego se levantó un fortín de base cuadrada con aspilleras construido con
ladrillos y nombrado La Vigía, (aún en pie en la mismísima cima o pimpollo).
Y
en el año 1927 si inició el más
ambicioso proyecto que alguna vez se haya tenido en Holguín con la loma: la
construcción de una escalinata desde la base hasta la cima para mejorar el
acceso hasta allá arriba, que es donde está la cruz. Oscar Albanés Carballo fue
el principal promotor del proyecto que diseñó el ingeniero Vicente Biosca.
Tiene
la escalinata 458 escalones; felizmente el ingeniero, que supo desde el inicio
que el ascenso por la larga escalera iba a dejar sin resuello a muchos, incluyó
descansos cada 25 escalones y en los descansos puso bancos.
Cuando
se llega arriba el que subió encuentra una plazoleta o parque en forma de
rotonda que contiene en su centro el viejísimo fortincito que más parece más un
palomar. Es que cuando se construyó la escalinata y la rotonda, reconstruyeron
el fortín, pero, al parecer, los restauradores no sabían mucho de arquitectura
militar y por eso lo transformaron en lo que ahora es: una construcción
andrógina y amariconada que de fortín militar nada más tiene las aspilleras.
Así
mismo el proyecto incluyó, además de la rotonda donde está el fortín, un
oratorio que consiste en un podio que sirve de altar y que en su interior tiene
un nicho donde se depositan las ofrendas. Sobre él (o sea, sobre el oratorio)
es donde está, altiva como una palma real, la cruz de madera. Fue en ese
espacio desde donde Su Santidad el Papa Francisco, bendijo la ciudad en 2016.la
cruz de madera.
Y
hay también dos balcones. Uno que da a Gibara y que por eso se llama balcón o
mirador Gibara y otro que da a Holguín y que así mismo se llama: balcón o
mirador Holguín. Cada uno está protegido por balaustradas.
Volvemos
ahora a la rotonda de la cima de la loma: esa está circundada por un muro
perimetral con pináculos y piñas de remate como adornos y se nombra, igual que
la escalinata, Coronel José González Valdés, en homenaje al patriota holguinero
que era Jefe del Distrito Militar de Oriente en la fecha en que fueron
inauguradas las construcciones en la loma.
Es
poco lo que sabe La Aldea sobre el personaje: que en las guerras por la
independencia de Cuba peleó bajo las órdenes de Antonio Maceo y que con el
bravo General participó en las Protesta de Baraguá.
Precisamente
por haber sido uno de los participantes fue por lo que el Coronel González
Valdés ideó levantar un obelisco en recordación del hecho en el mismo lugar
donde ocurrió. Él fue quien señaló el lugar exacto donde se colocó el
monumento.
Del
hecho anteriormente citado tiene La Aldea estos datos que compartimos con
nuestros amable lectores: El 28 de abril de 1929 el periódico santiaguero “Diario
de Cuba” publicó la foto de un proyecto de monumento muy modesto que se
pretendía construir en Mangos de Baraguá por iniciativa del coronel José
González Valdés, entonces Jefe del 1er Distrito Militar de Oriente, pero el
dicho obelisco no se construyó.
Seis
meses después de la misma publicación insertó en sus páginas la foto de un
nuevo proyecto de obelisco y junto a ella aparecieron las siguientes palabras
del coronel González Valdés: "Actualmente estoy en los preparativos para colocar
en Baraguá un monumento que haga perdurable el recuerdo de ese histórico lugar
donde el General Antonio Maceo Grajales protestó el Pacto del Zanjón y que,
años después sirvió de punto de partida de la gloriosa Invasión a
Occidente."
Asimismo
González Valdés ideó el monumento que se levanta en La Loma de San Juan, en
Santiago de Cuba, lugar donde las tropas españolas colonizadoras se rindieron
al Ejército estadounidense. En ese lugar, para recordar al Coronel, se erigió
un busto de él, el único que en toda Cuba existe.
A
los holguineros actuales no se les puede preguntar por el militar constructor
porque solamente muy pocos tienen información. Ni siquiera se recuerda que la
escalinata y la rotonda llevan su nombre. Y tampoco son muchos los que saben de
Oscar Albanés Carballo, principal animador del que es el más universal símbolo
de la ciudad.
Leer además: OscarAlbanés Carballo, un nombre injustamente olvidado por la historia del pueblo de San Isidoro de Holguín
Nacido
en Holguín en 1891 y fallecido en el mismo lugar en 1962, el doctor en Farmacia
y Química Albanés Carballo fue una prominente figura cívica de la ciudad que por
18 años se desempeñó como concejal y que en un breve periodo llegó a Alcalde
Municipal por sustitución reglamentaria. A él le deben los vecinos otras varias
obras de las que solamente mencionaremos dos: la glorieta que está en el Parque
Julio Grave de Peralta o de Las Flores y el Cementerio de las Biajacas.
A
pesar de todos los esfuerzos de Oscar Albanés y de sus más cercanos
colaboradores la escalinata y la rotonda de la loma, que se inició en 1922, no
se pudo terminarse hasta 1951. En ese mismo año se inició la construcción de un
nuevo acceso a la loma, una carretera que lleva el nombre de Luís Felipe
Masferrer, uno de los más cercanos colaboradores de Antonio Guiteras y el
primer alcalde socialista de Holguín.
Desde
antes de terminarse la majestuosa escalera que lleva hasta la cima de la loma ya
se había hecho muy famosa en el mundo; incluso se la consideraba la mayor del
planeta y se le decía la novena maravilla del
mundo. En 1939 el plano de la escalinata y las fotos de lo que hasta ese
momento se había hecho fueron presentados en la Feria Mundial de Nueva York.
Aunque
la historia recoge que las obras de la Loma de la Cruz se concluyeron en 1951,
documentos posteriores dicen que en verdad se terminó entre 1959 y 1962, que
fue cuando se reparó la escalinata y se agregaron nuevos bancos, ahora de
granito, se pintaron de blanco los escalones, se crearon las barandas hermosas
de la base, se montó en cureña el cañón ubicado en la explanada de subida, se
instaló alumbrado eléctrico con farolas coloniales, se restauró el fuerte y se pintaron las cornisas, los
remates, los marcos, las aspilleras y puerta de entrada del fuerte y se
pavimentaron las calles Libertad y Maceo en el tramo que lleva hasta la
mismísima base. Y también fue en esos años de principios de la Revolución
cuando se construyó la nueva y más pequeña escalinata que cierra la calle
Libertad.
Terminado
de hablar de los valores arquitectónicos de la célebre Loma de la Cruz, anunciamos
que en próximo post nos ocuparemos de hechos históricos que ocurrieron en esa
parte de Holguín. Por lo que si está interesado haga clic aquí
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