Prensa desde 1900

26 de diciembre de 2016

En 1925 le eliminan las rejas al Parque Calixto García (y esa fue una de las transformaciones más relevantes que ha sufrido)



A la vez que las contradicciones políticas antes narradas, el parque Calixto García de Holguín, poco a poco, va cambiando su fisonomía. Y así llega 1925, fecha esta en que ocurre una de las transformaciones más relevantes al serle eliminadas las rejas coloniales[1]

Las verjas del Parque
Las verjas del Parque
El miércoles dieron principio las obras de demolición del enverjado de circunvalación de nuestro gran Parque “Calixto García”, cumpliendo así reciente acuerdo del Ayuntamiento.

Detalle de las verjas del parque

Esas verjas que por espacio de más de ochenta años han sido testigos mudos de idilios amorosos, de celadas políticas, de tantas cosas, de tantas cosas (Sic) pasarán dentro de breve a embellecer las obras de prolongación del Cementerio, y allí, en la soledad de las tumbas, donde la vanidad y la belleza tienen su fin, serán fieles guardadoras de los restos venerados de muchas generaciones.
Tomado de Periódico “El Eco de Holguín”, 10 de enero de 1925.

Las verjas que rodeaban al parque Calixto García

A partir de entonces ese importante espacio de la ciudad comienza a adquirir un ambiente de modernidad,  al que contribuyen también, los nuevos comercios y edificaciones que se inauguran en sus inmediaciones, entre ellos, especialmente, el palacete de la Colonia Española, el cine Martí y el Teatro Oriente.

Calle Maceo. Al fondo se puede ver uno de los marinetes del edificio sede de la Colonia Española.
Colonia Española en Holguín

 

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Foto del Parque Calixto García. Puede apreciarse que al fondo todavía no se había construido el teatro Oriente, la casona que se ve, y que posteriormente ocupó el nuevo teatro, era propiedad de la familia Grave e Peralta.
La fotografía es de finales de la década de 1920 o principios de 1930. Muestra una actividad dominical en el parque. Al fondo se ve el teatro Oriente.
 

La apertura del teatro Oriente[2] permite la presentación en Holguín de las más grandes e importantes figuras y agrupaciones que recorrían Cuba, entre ellas las compañías de Esperanza Iris, Luisa Martínez Casado y Ernesto Lecuona, o artistas de la talla de Rita Montaner y Narcisín e Hipólito Lázaro.

La cartelera del Oriente daba un brillo diferente a las tranquilas noches holguineras.

Ocurría muchas veces que cuando en el teatro se ponía alguno de esos espectáculos o cuando los cines proyectaban alguna película exitosa, e igual cuando había una “buena” actividad en alguna de las sociedades de instrucción y recreo, el parque quedaba desolado. Pero una vez que terminaba la presentación, el parque recobraba su ritmo. Ritmo que comenzaba desde muy temprano cuando los compradores tomaban un descanso en sus bancos después de salir de las tiendas El 20 de Mayo, El Buen Gusto, La Luz de Yara u otros establecimientos que se mantenían abiertos hasta tarde en la noche, y en los que se ofertaban desde ropas y alimentos hasta autos del último modelo. Era ya una vieja costumbre de los holguineros exhibirse dando paseos alrededor del parque; por eso todos los que salían del Café El Fénix y de las fastuosas fiestas del Liceo no se marchaban hasta darle la tradicional vuelta. 

Obviamente que del Liceo solamente salían los miembros de la más rancia burguesía local, que para entonces ya dejaban sus automóviles últimos modelos parqueados en los alrededores del parque.

Destaca entre los grandes propietarios los muy influyentes Infante Maldonado. Eran estos propietarios de numerosos inmuebles ubicados en los alrededores del parque. Uno de ellos fue el bello edificio que actualmente sirve de Casa de Cultura; levantado en 1913 entre la Farmacia Sirvén y la tienda El Buen Gusto (hoy Casa de la Trova). En la planta baja del palacete Infante funcionó El Banco Español y otros establecimientos y en la planta alta la residencia de la familia. 

La Casa Infante desde el Parque Calixto García. (La fotografía es de la década de 1950)
Por su ubicación los balcones de la Casa Infante sirvieron de tribuna a imponentes actos y desfiles; entre ellos el recibimiento al presidente Gerardo Machado cuando aquel vino a Holguín en 1927 para presidir la inauguración del panteón de los veteranos de la independencia en la necrópolis local[3].


Desde el balcón de los Infante el Presidente vio un parque muy diferente al actual; aún conservaba algunos atractivos de antaño, pero demandaba mejoras que las autoridades locales no emprendían por falta de dinero o desidia.

Y tanto fue así que el Club Rotario y el médico Rafael Avilés Cruz tuvieron que esforzarse en dotarlo de nuevos jardines, un moderno alumbrado y el segundo reloj público con el que aún cuenta la ciudad, el cual se compró en Suiza y fue instalado en los altos del cine Martí en 1929[4].



[1] Las verjas del parque. Periódico “El Eco de Holguín”, p.1.Holguín, 10 de enero de 1925.

[2] Anécdotas del Teatro Oriente. Tomado de Notas de Juan R. Albanés, Fondo Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial: El Teatro Oriente ocupaba parte del espacio que hoy ocupa el edificio del antiguo Teatro Infante. Ni el de abajo ni el del medio, se atrevían a gritar o protestar cuando las imágenes se superponían. Pero cuando eso ocurría era cuando el gallinero, con voz tronante,  gritaba al unísono alargando las últimas vocales: “Cuadra Chinooo, Cuadraaaa!!!!!”, y, allá, encerrado en su cabina, el chino Armando Pedrás Fornaris rectificaba el desorden, visualizaba las imágenes y asunto concluido.

[3] Papelería de Juan Albanés, Tomo 3 p 20. Fondos Raros y Valiosos, Biblioteca Provincial Alex Urquiola .También se reseña la visita en el periódico “El Pueblo” del 27 de julio de 1927. Museo Provincial La Pesquera.

[4] El médico Rafael Avilés Cruz, fue uno de los grandes benefactores del Parque. Nació y creció en sus alrededores y allí amenizó las retretas con la orquesta familiar cuando solamente era un adolescente. De su bolsillo Rafael Avilés Cruz compró el reloj y también contribuyó a la compra de luminarias. Generalmente se dice que el reloj empezó a funcionar en 1930, pero se puede probar que fue meses antes leyendo el título: Relojes públicos, aparecido en el periódico “El Eco de Holguín”, p.1, de 9 de octubre de 1929.

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