Prensa desde 1900

26 de enero de 2015

La bahía de Nipe, en Holguín, Cuba: enormísima República líquida donde sucedieron hechos singulares dignos de que sean narrados.



Han sucedido acontecimientos en la bahía de Nipe que a pesar de los años transcurridos continúan en la memoria de los vecinos. A partir de una investigación de los historiadores antillanos Julio Labrada Enoa e Ivonne Pérez Jardines, hoy la Aldea se entera de ellos y los cuenta, que para eso es para lo que sirve una información: para compartirla..


Terminada la última guerra de independencia de Cuba (1898), los ciudadanos franceses Hipolito y Alfredo Dumois, quienes estaban asentados desde antes en Banes, adquirieron terrenos en Saetía y La Chiva, que era como entonces se conocía a parte de los terrenos que hoy componen el pueblo de Antilla.

Dedicaron los Dumois sus inmensas propiedades a la siembra de plátano fruta o guineos, y además sembraron piñas y naranjas a la vez que continuaron comprando toda porción de terreno que estuviera en venta.

El fin de la cruenta guerra por la independencia de Cuba había empobrecido a casi todos los propietarios quienes, endeudados y con urgencias que no podían esperar por las ganancias de los frutos de la tierra, tierra que tampoco podían hacer producir, vendieron. Entre ellos, la vieja Catalina Hastings, heredera de las tierras que muchos años antes había comprado a la corona española el pirata Williams Hastings, fundador de Punta Corojal, (otro de los nombres que tuvo antes Antilla).

La heredera del célebre pirata vendió a los Dumois una parcela que a simple vista calcularon que debía medir unas ocho caballerías. Los Dumois pagaron la irrisoria cantidad de un peso por cada una de ellas y su feudo estuvo completo.

Poco después supieron los Dumois que una compañía ferrocarrilera había decidido extender el camino de hierro hasta la costa de la bahía donde se proponían construir muelles y almacenes. Entonces los terratenientes calcularon que con la llegada del ferrocarril sus posesiones y las posesiones cercanas que tenían en Banes, multiplicarían su valor, por eso los Dumois regalaron a la compañía ferrocarrilera varias caballerías en La Chiva que fue hasta donde llegó la línea y donde se fabricó la terminal.


Finalmente la estación del ferrocarril quedó inaugurada el día 22 de febrero de 1905 y a su alrededor nació el pueblo que luego fue bautizado por sus vecinos como Antilla. (Por cierto, otro pueblo que surgió alrededor del paradero número tres de esa línea, fue el que después se llamó Cueto).

A inicios de aquellos años mil 900 la bahía de Nipe sufrió algunas transformaciones en aras de darle una mejor utilidad al puerto y el 1ro de enero de 1905 fue terminado un puente por encima del que cruzaba el tren y por el que todavía hoy siguen cruzando los trenes que van y vienen a Antilla.

Otras transformaciones que sufrió la bahía fue la construcción de muelles en Nicaro y Felton.

Y a principios de la década del 50 del siglo pasado se construyó un moderno espigón en Antilla por un valor aproximado de un millón de pesos. Eso permitió el atraque a la vez de varios buques de gran calado.

Todos los cambios que les hemos narrado hicieron que el puerto de Antilla se convirtiera en uno de los más importantes del país, al punto que 22 centrales azucareros daban salida a sus producciones por allí. Por lo tanto, amables lectores, entenderán que la prosperidad económica de Antilla fue extraordinaria, sobre todo en los primeros años del siglo pasado, sin embargo a partir del año 1923 comenzó la decadencia de Antilla debido, sobre todo, a la disminución del precio del azúcar en el mercado mundial. Y en 1927 el esplendor de los primeros años de Antilla llegó al máximo grado de crisis...

Visitar: Antilla, Holguín, Cuba (Fotografías espectaculares)  

Más, por justicia, hay que señalar que la decadencia de Antilla no se debió solamente a los bajos precios del azúcar, sino también, a que la compañía ferrocarrilera de Cuba entró en negocios con otros puertos del país y comenzaron aquellos a llevar el azúcar de los centrales orientales a los puertos de Tarafa y Pastelillo en Nuevitas, Camaguey.

Lo anterior provocó grandes combates de los trabajadores portuarios, pero lo único que consiguieron fue que unos pocos centrales cercanos se vieran obligados a embarcar su azúcar por Antilla.


Felizmente una década después de la gran crisis de finales de los veinte y principios de los treinta, se alivia la situación en el negocio ferro-portuario y el progreso de Antilla vuelve a ser duradero, sobre todo cuando se construye el Aeropuerto Internacional y la base marítima situada en la bahía. Pero claro, eso no ocurrió por arte de magia: El día 21 de agosto de 1931 amariza en la bahía de Nipe el hidroavión Dornier 10 que hacía su primer vuelo de prueba. El gran tamaño y profundidad de Nipe venció a las otras bahías que disputaban el lugar de llegada y salida de las mercancías.

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