La segunda arte del capítulo tercero de su “Memoria sobre el ORIGEN de Holguín” la dedica el historiador Don Diego Salomé de Ávila y Delmonte a darnos breves detalles sobre la bendición y a la vez inauguración, de la iglesia de SAN ISIDORO
Tan pío local quedó en el servicio del culto en fecha 3 de ABRIL de MIL setecientos veinte, víspera del PATRONO SNA ISIDORO, diciéndose la primera Misa por el Párroco en propiedad, nombrado por auto de ONCE de ENERO de MIL setecientos diez y nueve, el Presbítero Don Juan González de Herrar y López, a quien le tocó el honor de ser el primer RECTOR y CURA de almas que tuvo la diócesis.
La diócesis de HOLGUÍN pasó a ser la más extensa y dilatada de la provincia de Cuba (Santiago de Cuba), abarcando una superficie de doscientos cincuenta y cinco leguas cuadradas.
VISITAS PASTORALES
Antes de contar con una IGLESIA, los habitantes se conformaban con las llamadas “VISITAS PASTORALES”, cada tres o cuatro años. Cuyas visitas inició en primer término, el religioso cartujo, natural de Burgos, España, Don Fray Diego Sarmiento, el primer clérigo o cura en visitar las tierras del HATO de Holguín, (Hato fundado en MIL quinientos cuarenta y cinco, si nos atenemos al historiador Ávila). Continuaron las visitas PASTORALES bajo las cátedras de los OBISPOS Don Fernando de Urango, que duró poco en el cargo, el Dr. Don Bernardino de Villalpando, Don Juan del Castillo, Don Fray Antonio de Salcedo, Don Fray Bartolomé de la Plaza, Don Juan de las Cabezas y Altamirano, el Maestro Don Fray Alonso Enríquez, Don Fray Gregorio de Alarcón, Dr. Leonel de Cervantes y Carvajal, Don Gerónimo de Lara, Don Martín de Zelaya y Ocarís, Don Nicolás de la Torre, Don Juan Montiel, Don pedro de Reina Maldonado, Don Juan de Santos Matías Sáenz de Mañosca y Murillo, Don Fray Alonso Bernardo de los Ríos, Don Gabriel Díaz Vara Calderón, Don Juan García de Palacios, Don Fray Baltasar de Figueroa, Don Diego Avelino de Compostela, que fue cura de la iglesia de Santiago de Madrid y que bendijo la iglesia de “Managuaco”, la primera que tuvo el HATO pero no así la primera de nuestro valle de HOLGUÍN, y por último, Don Fray Jerónimo Valdés.
Cuando éstos OBISPOS, bien por su edad, sus achaques o los peligros del viaje, no podían hacer “visitas pastorales” al Hato de HOLGUÍN o fondos de San Salvador del Bayamo, como quiera llamársele, comisionaban a uno o más canónigos de la Iglesia CATEDRAL de Santiago de Cuba para que llenasen esos sagrados ministerios. Así, por ejemplo, en MIL setecientos el encargado de la VISITA PASTORAL lo fue el canónigo Presbítero Don Andrés de Olmos y Zapiaín, el mismo que gestionó y logró la construcción de las torres de la CATEDRAL (de Santiago de Cuba), destruidas en años atrás por un terremoto.
LA BENDICION
El Obispo Don Fray Jerónimo Valdés, natural de Gerona, Cataluña, España, catedrático de Alcalá, Calificador de la Suprema Abad y OBISPO que fue también de Puerto Rico, bendijo la iglesia de SAN ISIDORO, revestido con todos los atributos de su cátedra: mitra, tiara, cayado y ornamentos.
Como no había “Cabildo, Justicias y Regimiento”, lo que no se logró hasta treinta y dos años después, en el acto se hicieron representar las Autoridades de la villa de San Salvador del Bayamo.
PRIMERA MISA
La primera MISA, con los oficios propios de San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, que celebraba su día (CUATRO de ABRIL de MIL setecientos veinte), la rezó el Párroco en propiedad, Presbítero Don Juan González de Herrera y López, que desempeñó el cargo hasta su muerte, sustituyéndole el Presbítero Don Cristóbal Rodríguez y González y servida en una interinatura por el Presbítero Don Juan C. Brizuelas.
LA PRIMERA IGLESIA
La iglesia de SAN ISIDORO ha venido sufriendo renovaciones y transformaciones desde lejanas épocas. En MIL ochocientos quince fue totalmente transformada, adquirió las dos capillas, en MIL novecientos treinta y siete adquirió dos torres chatas. Los altares ídem. El altar de Las ANIMAS fue transformado por el Padre Germán Lence en altar del Cristo de Limpias, y lo propio hizo con el altar del Niño de Praga, que ahora es de la Virgen del CARMEN, bellísima obra tallada en caoba y costeada por la virtuosa Doña “Pepilla” Penín, ya fallecida madre de los dueños del central “Maceo”.
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