Por: María Julia Guerra y Edith Santos
Joaquín Osorio
y Peña, emigrado cubano, natural de Holguín y residente en Ocala (Cayo Hueso),
Florida. Fue miembro de la
Convención Cubana, la Liga Patriótica, del
Club Mártir de San Lorenzo y del Club Político Cubano de Ocala; contribuyó a la
fundación del Partido Revolucionario Cubano.
Como
secretario del Club Mártir de San Lorenzo, Osorio y Peña firmó, junto al
presidente
Manuel Noda y Echevarría, una carta fechada en Key West el 10 de enero de
1892, que enviaron a José Martí. En ella rechazaban los infundios que propalaba
Enrique Collazo:
Sr. José Martí
New York.
Muy estimado compatriota:
Con harto disgusto hemos
leído una carta que suscribe el señor Enrique Collazo y que publica “La Lucha”
del 6 del corriente.
No es nuestro propósito
irritar los ánimos de compatriotas que puedan -en casos dados- prestar dignos
servicios a la causa de la patria, pero sería una debilidad por nuestra parte
si dejamos correr sin réplica un concepto harto equivocado y en que incurre, no
sabemos por qué causa, el Sr. Enrique Collazo. Dice este Señor... “pero sepa al
mismo tiempo (el Sr. Martí) que no rebajamos nuestra conciencia adulando a un
pueblo crédulo para arrancarle sus ahorros”. Puede que el Sr. Collazo crea,
como pretende hacerlo creer, que usted, Señor Martí, ha venido a esta
emigración que no es tan crédula como supone el Sr. Collazo, a arrancarnos los
ahorros. Bueno es que el Sr. Collazo y el mundo entero sepan que usted ha
venido aquí, como antes fue a Tampa, invitado por las emigraciones de una y
otra colonia. Suponer y sostener lo contrario es falsear los hechos y sería
punible complacencia por nuestra parte consentir que tal sucediera.
Es cierto que esta
emigración demasiado crédula cuando se le ha hablado en nombre de la patria,
jamás cerró los oídos a los que pedían por Cuba y para Cuba, y que si algún
remordimiento nos queda es no haber dado mucho más. Pero, usted, Señor Martí,
no ha venido a pedir, no ha venido como dice el Sr. Collazo, a arrancarnos los
ahorros. Usted ha venido a dejarnos un presente valiosísimo, que no tiene
estima, que no es posible justipreciarlo porque ello representa lo más
grandioso y sublime, la última expresión para el ideal cubano, la unificación
de la gran familia cubana, para la organización eficaz y poderosa del partido
revolucionario cubano. En ese concepto miramos en usted un apóstol de la causa,
un patriota ferviente, que si ayer no combatió, como soldado, en las filas del
ejército libertador, no por eso, pierde su obra, un átomo de importancia.
A los que pelearon en la
guerra los admiramos con respeto y cariño; ellos colocaron los materiales del
edificio; pero los que sin haber estado allí, cuando la lucha armada, hoy la
inician y se aprestan al combate y construyen el edificio, aunque otros
llevaron los materiales, los admiramos al igual que los demás, pues si haber
dado, en el pasado, su sangre, haber depositado en aras de la patria, las
afecciones caras de la familia, también lo es otorgar una cosa y otra en el
presente. Y si es meritorio conservar “cara a cara del gobierno opresor el
carácter de cubano y revolucionario”, allí donde directamente se sufre la
vejación constante del tirano, mucho más lo es rebelarse desde el extranjero,
donde se está libre de humillaciones y de torturas. Allá el cubano postergado
siempre por el español que le humilla y maltrata, bien puede, sin contraer un
gran mérito, conservar su carácter de cubano y revolucionario; es lo que
procede en quien vive en perpetua esclavitud; pero vivir lejos de la tiranía, libre
de vasallaje, a gran distancia del látigo infame, sufrir indignación por otros
y rebelarse contra opresión que ya no pesa en uno, no deja por cierto de ser
tan meritorio y patriótico como haber peleado ayer en la guerra y estar
dispuesto hoy a volver a la contienda.
En testimonio de adhesión
y cariño hacia usted, Señor Martí, el Club revolucionario “Mártir de San
Lorenzo”, le envía esta carta que suscribe a su nombre[1].
Es
posible, y lo esperamos con ansias, que algún día se encuentre la respuesta de
José Martí a esta carta. Respuesta que suponemos escribió junto a otras muchas
cartas que envió a diferentes destinatarios por esa misma fecha.
Pocos
días antes de declararse la fundación del Partido, el 3 de abril de 1892, José
Martí escribió en el periódico Patria:
“En Ocala hay algunos cubanos, cubanos
de los que ayer vivieron en la majestad de la guerra, hechos al mando y a la
gloria, y hoy esperan, puestos con sus soldados a la mesa del trabajador, la
hora de ir a sellar la hermandad; cubanos que hoy por las ofensas nuevas
llegan, con el alma de Yara, de las vergüenzas y miserias de la Isla. Fundan juntos,
sin un descarriado ni un tibio, el Club Político Cubano de Ocala, y honran a Patria con el encargo de que anuncie
“que el Club de Ocala se funda para trabajar en acuerdo con el Partido
Revolucionario Cubano…”[2]
A este club, como antes quedó dicho, pertenecía
Joaquín Osorio Peña.
Vista de Martí City, en la década de 1890 |
En el acta
constitucional del dicho municipio, que se conserva en los archivos de Marion
Country, en Ocala, se recogen los nombres de un grupo de vecinos, entre ellos Gerardo
Castellanos Leonart, José de la
Cuesta, Carlos Baliño,
el negro Guillermo Sorondo, presidente del Cuerpo de Consejo del Partido
Revolucionario Cubano en Ocala, Martín Rodríguez, y treinta cubanos más, entre los que estaba el holguinero Joaquín
Osorio Peña[3].
Martí visitó
ese lugar el 4 de marzo de 1893 y en el número del periódico Patria del 1ro de Abril escribió:
“Ayer, en Martí City, cuando llegó un
viajero amigo, aunque el trabajo había sido pobre, aunque todos están pagando
por semana el hogar en que viven, no hallaron mejor manera de celebrar la
visita, que dedicar a la patria el día entero de trabajo”.[4]
Días más tarde
Martí volvió a referirse al lugar: “Martí City, el bello pueblo nuevo donde no
hay un solo cubano infiel, celebró con la alegría toda de la linda ciudad, el
día de Guáimaro y del Partido Revolucionario. Y robusteció la celebración el
respeto visible y la compañía de los norteamericanos de Ocala. Nos estamos
enseñando: y nos respetan”[5].
Fue muy corta la existencia de Martí
City. Fernando Figueredo, desde West Tampa, le escribió a Tomás Estrada Palma el
23 de marzo de 1896 y le dio cuenta de su desaparición: “Martí City está
completamente abandonada; tan solo sirve para inmundo lupanar de inmorales
meretrices”[6].
Lamentablemente del holguinero Joaquín
Osorio Peña no hemos podido encontrar más datos.
[1] Luis
García Pascual. “Destinatario José Martí”, pp. 273-274.
[2] José
Martí. Obras Completas Tomo 5, p. 42.
[3] Todos
aparecen en el Censo realizado en el lugar en el mes de julio de 1895.
[4] José Martí. Obras Completas Tomo 2. p.
282.
[5] Íbídem,
p.307.
[6] Página
web. eddosrios.org/marti/paginas/citi/htm
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