Por: Roiny Velázquez
La Banda de Música de Mayarí la
fundó Emilio A. Periut en 1909 y sus
retretas en el parque José Martí los jueves y domingos crearon tal entusiasmo
que poco después ingresaron a su Academia numerosos niños y jóvenes que
conformaron una Banda Infantil. Esa debutó el 1 julio de 1911, y a partir de
1913 la dirigió el maestro español Luís Garbía, quien, además, dirigía la
de adultos. Garbía permaneció en Mayarí durante
unos siete años, hasta que en 1920 fue contratado por el Ayuntamiento de Las
Tunas, no obstante su nombre continuó siendo venerado en Mayarí por su intensa
y fructífera labor. Importantes músicos de ese municipio fueron formados por
él: Luís Sarduy, Martín Meléndez y otros varios.
Cuando
Garbía se marcha a Las Tunas, en la agrupación mayaricera se produjo un
lamentable y prolongado impasse de más de dos años hasta que finalmente, en
1923 la reorganiza el músico santiaguero Alejandro
Ibarra, (este hombre tenía una larga experiencia. Había transitado por
Bandas Mambisas y había dirigido la del Distrito Militar del Ejército en
Oriente). En 1929 Ibarra es reclamado en La Habana; la banda mayaricera pasó a ser dirigida
por Carmelo Grajales, también
de larga experiencia y talento musical y hoy uno de los grandes exponentes de
la historia musical en el oriente cubano más injustamente olvidados.
Los
expertos e historiadores coinciden en que el desarrollo y esplendor que alcanzó
la Banda Municipal
de Mayarí a lo largo de la década de 1930 todavía no ha sido superado. Grajales, además de ser un director eficaz también
era un gran compositor y arreglista que enriqueció el repertorio de la
agrupación con obras propias y versiones de genios de la música, Beethoven,
Litz, Gounod, Chopin y Verdi, y asimismo incorporó a sus maravillosas retretas
y conciertos en el cine-teatro Presilla a jóvenes músicos e intérpretes
líricos de la ciudad, entre ellos a su hija María Grajales y a Olga
Santos, Altagracia Tamayo[1]. Con
estos vocalistas y con los geniales instrumentistas con que contaba, el maestro
Grajales amenizó incontables momentos, entre ellos la visita al pueblo de patriotas,
intelectuales y políticos, entre estos últimos el presidente Gerardo Machado en 1927; y asimismo el
homenaje que la
Asociación Cultural y de Recreo Club Minerva
ofreció a Juan Gualberto Gómez el 8
de abril de 1933, y la conferencia que sobre el Héroe Nacional cubano ofreció
el 9 de junio de 1942 en Mayarí el alto intelectual cubano Jorge Mañach.
Sin
dudas que mientras estuvo bajo la guía del maestro Grajales la banda mayaricera
superó la media de las agrupaciones de su tipo. Prueba de los resultados es el
segundo premio que ganó en el concurso provincial de bandas realizado en durante
el carnaval de Santiago de Cuba en el verano de 1930, los elogios prodigados
por la prensa y personalidades que disfrutaron de sus interpretaciones, y,
sobre todo, el respaldo del público de ciudades en las que ofrecieron retretas en esos años: Banes,
Baracoa y Santiago de Cuba. Posteriormente entre 1945 y hasta su desintegración
en 1968, la Banda
de Mayarí también realizó un meritorio trabajo bajo la dirección del maestro Martín Meléndez Pitaluga.
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