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20 de abril de 2017

Sobre Rafaela, la "desalmada hija de la Pepa", madre de los Grave de Peraltas de Holguín



Las comadres de siempre, hablaron hasta por los codos. Ahora hablaban de Rafaela y no de su injusta madre, la Pepa Cardet, que estaba robándole la herencia que el padre dejó a los hijos para dársela a su nuevo novio, Luciano Martínez. Los hijos deben obediencia, dijeron las comadres, y si son mujeres deben doble obediencia. Una mujer debe dedicarse a las labores propias de su sexo y jamás contradecir una decisión por más que la afecte. Eso de tribunales era para hombres o para mujeres de dudosa moralidad, insistieron las comadres de siempre. Pero a Rafaela no le importaron las habladurías y siguió adelante ante su demanda. Las autoridades abrieron un expediente en el que se asientan detalles de la vida de esa enredada familia, los de Zayas y Cardet. Leyéndolo se comprueba que los vecinos de Holguín tejieron historias en torno a la jovencita que, creyó la mayoría, había heredado algo más importante que las tierras y el dinero de su familia: su verdadera herencia era el carácter insumiso y fuerte de su madre.
RAFELA
La Pepa no crió a ninguno de sus hijos. Para estar al lado de su esposo, ella los entregó a familias de la ciudad que quisieron tenerlos… por eso ellos no se enteraron cuando Rafaela, con solo 15 años, comenzó a noviar con un forastero que desde Santiago de Cuba llegó a Holguín; se llamaba José Grave de Peralta.
Eran los Grave de Peralta una familia santiaguera entre los que se encontraban varios propietarios de tierra, pero verdaderamente no eran una familia con importancia económica descollante, sino, más bien, unos pobretones.
A su casa de Santiago le llegaron a José las noticias de las transformaciones económicas que ocurrían en Holguín bajo el gobierno de don Francisco de Zayas, y vino. Aquí, muy pronto, se percató que lo más importante no eran las transformaciones económicas que habían cambiado el presente sino que lo importante era el futuro que se avizoraba para la comarca: La siempre pobre Holguín, ahora que tenía un puerto recién abierto en Gibara, y con el aumento de la producción, era esta una comarca donde daría negocio invertir.
Poco después de llegar el joven conoció a Rafaela de Zayas y Cardet, una de las hijas menores del hombre que, desde su puesto de Teniente Gobernador, estaba provocado el cambio económico de la jurisdicción y para mejor, la muchacha era linda, como una vez lo había sido su madre… quien se casara con ella podría disfrutar de sus encantos y asimismo, de la buena dote que heredaría de sus padres.
Se casaron cuando todavía no había muerto el padre de ella, así que el nuevo matrimonio tenía esperanzas de una buena herencia. Sin embargo no ocurrió. La madre de Rafaela decidió dárselo todo al nuevo novio con que sustituyó a don Paco después que él murió. No quedaba otra opción que no fuera protestar.
Don José acompañó a la esposa durante las quejas que interpuso ante los tribunales y también cada vez que ella parió los doce hijos que tuvieron. Al final lo único que la Pepa dio a su hija ingrata, que era como le decía, nada más alcanzó para comprar unas tierras en Cacocum.
CACOCUM
Imagen satelital del actual Cacocum
Según el historiador José Abreu Cardet, experto conocedor de la región holguinera durante los años anteriores al inicio de la guerra grande de los Diez Años, existían dos Holguín. Uno estaba constituido por el puerto de Gibara y sus alrededores ricos, prospero por el comercio abundante; el otro era el resto de la jurisdicción donde la situación económica y social era diferente. En esta zona la principal actividad era la ganadería y la agricultura de subsistencia. Por tanto ahí se fue conformando una cultura terrateniente-campesina con fuertes rasgos de relaciones patriarcales entre los propietarios, los campesinos y los peones agrícolas. Debe entenderse que los terratenientes eran considerados los líderes principales de la región a quienes se les consultaba su opinión sobre cada conflicto o preocupación de los vecinos; su criterio se convertía en ley.
Asimismo este otro Holguín estaba poblado de gente de origen criollo, a diferencia del otro, poblado por emigrantes, a los que no les interesaba vivir en la zona pobre de la jurisdicción.
Fue en el Holguín pobre, específicamente en Cacocum, donde nacieron y crecieron los Grave de Peralta y Zayas. Eran ellos los hijos de un terrateniente y al crecer ellos mismo fueron terratenientes. Por lo que es lógico que los esclavos y campesinos de la zona vieran en dos de ellos, Julio y Belisario, a líderes a quienes seguir en la manigua. Pero esa parte de la historia deberá esperar un poco más, antes tendremos que contar la historia de la familia. 



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