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15 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 97


1898, Mayo 11
Calixto: “Como no tengo instrucciones les prevengo que pienso, si ustedes no mandan lo contrario, ayudar a los americanos”
Despacho del general García al General en Jefe: “Dada la distancia a que nos hallamos y la premura con que había que despachar al americano, comisioné al general Collazo para que viese al Secretario de la Guerra de Estados Unidos, pidiese los auxilios que yo necesitaba y combinase con él el plan”. Y al mismo tiempo se dirige al Gobierno de la República en los siguientes términos: “Como no tengo instrucciones, les prevengo que pienso, si ustedes no mandan lo contrario, ayudar a los americanos”[1].

1898, Mayo 12
El Consejo de Gobierno ordena a Calixto que apoye al ejército de los EE.UU.
El Consejo de Gobierno de la República se dirige al general García en estos términos: “El Consejo de Gobierno, en sesión celebrada el día 10 del corriente, acordó sancionar el compromiso que el señor Tomás Estrada Palma, en su carácter de representante autorizado de nuestra República, ha contraído con el Presidente de los E.U de América, señor William MacKinley, y que consiste en que los generales del Ejército Libertador sigan y ejecuten los planes de los generales americanos en campaña, manteniendo el nuestro su organización propia, pero dispuesto siempre a ocupar las posiciones y prestar los servicios que aquellos determinen; a cuyo efecto el Consejo acordó también que por esta secretaría se diesen, como ahora se hace, órdenes al General en Jefe y a usted a fin de que ajusten su conducta a lo expuesto. Lo que traslado a usted para su más exacto cumplimiento y para que dicte a su vez las órdenes conducentes a que se ponga en ejecución lo dispuesto, significándole que el Delegado Plenipotenciario ha indicado al presidente MacKinley la conveniencia de que la escuadra americana tome ciertos puertos para descargar en ellos armas y municiones de guerra y boca para ambos ejércitos”[2]. 




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[1] Estados Unidos ante la declaración de guerra a España. Carecía aquel país de un Estado mayor competente y a la vez su ejército era minúsculo en relación con la importancia  de la nación y el poder de la marina.
Al estallar la guerra con España estalló también una indescriptible confusión en los departamentos del Ejército: no había un plan de campaña trazado, por ello, primero, se pensó en bloquear la isla, hostilizando las costas y facilitando a los cubanos los elementos de guerra que necesitaran: el mensaje traído por Rowan es testimonio evidente de lo anteriormente dicho. Se pensó también atacar Matanzas, Cárdenas y el Mariel; organizar una expedición que desembarcara en Tunas de Zaza, para ponerse en contacto con Máximo Gómez y atacar La Habana, desembarcando entre dicha ciudad y Matanzas.
El 19 de mayo el almirante Cervera, de la armada española, entra en Santiago con su escuadra y lleva a los americanos al lugar que los desaciertos en el mando español eligieron para sepulcro de la dicha armada. Es la llegada de Cervera a Santiago de Cuba lo que resuelve a los americanos a atacar a Santiago por tierra, dando así comienzo a la guerra Hispano-Cubana-Americana.
[2] Lo que significa que el Consejo de Gobierno estaba poniendo en manos del comandante en jefe del Ejército americano en Cuba a las heroicas fuerzas mambisas y su magnifica y curtida oficialidad.
Ese mismo día se nombra al Vicepresidente de la República, General Méndez Capote para que dirija a los Estados Unidos y “ponga a salvo los intereses supremos de la revolución, y haga valer la autoridad superior del Consejo de Gobierno de la República”. Sin embargo se sabe de los labios del mismo Vicepresidente cubano que toda su gestión fue en vano y que vivió bajo un constante desaire: “El gobierno cubano, decían los americanos, no constituye un gobierno real, efectivo y permanente”.
Por otra parte, el ofrecimiento hecho por Estrada Palma a los americanos constituyó un error lamentable, porque ponía al mando cubano en posición subalterna: “Doy a usted, decía Estrada Palma al presidente MacKinley, la seguridad más completa de la cooperación del Ejército cubano. La República de Cuba dará instrucciones a sus generales para que sigan y ejecuten los planes de los generales americanos en campaña (…) el ejército cubano estará siempre dispuesto a ocupar las posiciones y prestar los servicios que los jefes americanos determinen. A fin de no exponer la vida de los soldados americanos, no aclimatados, los cubanos están dispuestos, con tal que se les suministren armas y municiones rápidamente, a afrontar lo más rudo de la lucha en Cuba”.


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