1898,
Mayo 11
Calixto:
“Como no tengo instrucciones les prevengo que pienso, si ustedes no mandan lo
contrario, ayudar a los americanos”
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Despacho
del general García al General en Jefe: “Dada
la distancia a que nos hallamos y la premura con que había que despachar al
americano, comisioné al general Collazo para que viese al Secretario de la Guerra de Estados Unidos,
pidiese los auxilios que yo necesitaba y combinase con él el plan”. Y al
mismo tiempo se dirige al Gobierno de la República en los siguientes términos: “Como no tengo instrucciones, les
prevengo que pienso, si ustedes no mandan lo contrario, ayudar a los
americanos”[1].
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1898,
Mayo 12
El
Consejo de Gobierno ordena a Calixto que apoye al ejército de los EE.UU.
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El
Consejo de Gobierno de la
República se dirige al general García en estos términos: “El Consejo de Gobierno, en sesión
celebrada el día 10 del corriente, acordó sancionar el compromiso que el
señor Tomás Estrada Palma, en su carácter de representante autorizado de
nuestra República, ha contraído con el Presidente de los E.U de América,
señor William MacKinley, y que consiste en que los generales del Ejército
Libertador sigan y ejecuten los planes de los generales americanos en
campaña, manteniendo el nuestro su organización propia, pero dispuesto
siempre a ocupar las posiciones y prestar los servicios que aquellos
determinen; a cuyo efecto el Consejo acordó también que por esta secretaría
se diesen, como ahora se hace, órdenes al General en Jefe y a usted a fin de
que ajusten su conducta a lo expuesto. Lo que traslado a usted para su más
exacto cumplimiento y para que dicte a su vez las órdenes conducentes a que
se ponga en ejecución lo dispuesto, significándole que el Delegado
Plenipotenciario ha indicado al presidente MacKinley la conveniencia de que
la escuadra americana tome ciertos puertos para descargar en ellos armas y
municiones de guerra y boca para ambos ejércitos”[2].
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[1] Estados Unidos ante la declaración de
guerra a España. Carecía aquel país de un Estado mayor competente y a la vez su
ejército era minúsculo en relación con la importancia de la nación y el poder de la marina.
Al
estallar la guerra con España estalló también una indescriptible confusión en
los departamentos del Ejército: no había un plan de campaña trazado, por ello,
primero, se pensó en bloquear la isla, hostilizando las costas y facilitando a
los cubanos los elementos de guerra que necesitaran: el mensaje traído por
Rowan es testimonio evidente de lo anteriormente dicho. Se pensó también atacar
Matanzas, Cárdenas y el Mariel; organizar una expedición que desembarcara en
Tunas de Zaza, para ponerse en contacto con Máximo Gómez y atacar La Habana, desembarcando entre
dicha ciudad y Matanzas.
El
19 de mayo el almirante Cervera, de la armada española, entra en Santiago con
su escuadra y lleva a los americanos al lugar que los desaciertos en el mando
español eligieron para sepulcro de la dicha armada. Es la llegada de Cervera a
Santiago de Cuba lo que resuelve a los americanos a atacar a Santiago por
tierra, dando así comienzo a la guerra Hispano-Cubana-Americana.
[2] Lo que significa que el Consejo de
Gobierno estaba poniendo en manos del comandante en jefe del Ejército americano
en Cuba a las heroicas fuerzas mambisas y su magnifica y curtida oficialidad.
Ese
mismo día se nombra al Vicepresidente de la República, General
Méndez Capote para que dirija a los Estados Unidos y “ponga a salvo los
intereses supremos de la revolución, y haga valer la autoridad superior del
Consejo de Gobierno de la República”. Sin embargo se sabe de los labios del
mismo Vicepresidente cubano que toda su gestión fue en vano y que vivió bajo un
constante desaire: “El gobierno cubano, decían los americanos, no constituye un
gobierno real, efectivo y permanente”.
Por
otra parte, el ofrecimiento hecho por Estrada Palma a los americanos constituyó
un error lamentable, porque ponía al mando cubano en posición subalterna: “Doy
a usted, decía Estrada Palma al presidente MacKinley, la seguridad más completa
de la cooperación del Ejército cubano. La República de Cuba dará instrucciones a sus
generales para que sigan y ejecuten los planes de los generales americanos en
campaña (…) el ejército cubano estará siempre dispuesto a ocupar las posiciones
y prestar los servicios que los jefes americanos determinen. A fin de no
exponer la vida de los soldados americanos, no aclimatados, los cubanos están
dispuestos, con tal que se les suministren armas y municiones rápidamente, a
afrontar lo más rudo de la lucha en Cuba”.
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