1898,
Abril 28
“Al
general le corrían las lágrimas al entrar en Bayamo”
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Llégale
la noticia a Calixto que el enemigo ha abandonado Bayamo.
Cuando
el General llega a Bayamo, las banderas cubanas están desplegadas y el pueblo
heroico le da vivas.
Según
el diario de campaña de Nicolás de Cárdena, “al general le corrían las lágrimas al entrar en Bayamo”. “Como no he
de estar emocionado si recuerdo cuando la quemamos hace treinta años, y hoy
entro triunfante”.
El
general recorre el pueblo y llega a la casa humilde donde vive la hermana de
Estrada Palma, a la que abraza emocionado y jubiloso. De allí sale y va a
visitar el templo donde se inició la conspiración en el 68. Dos días después
escribe a Estrada Palma: "De
aquellos 70 conspiradores que usted conoció, el único que ha tenido fuerza de
voluntad para, al cabo de treinta años, volver a entrar triunfante en Bayamo
he sido yo. Los demás, unos, como usted, se han quedado de majases, los otros
han cometido la gran tontería de morirse".
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Calixto:
“Deseo ardientemente que matemos en Cuba para siempre el predominio del sable
sobre la inteligencia”
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Desde
Bayamo escribe el General al Vicepresidente Domingo Méndez Capote. Esta carta
se considera su testamento político: “Deseo
ardientemente que matemos en Cuba para siempre el predominio del sable sobre
la inteligencia; no quiero un Hereaux en Cuba, no quiero el despotismo y la
fuerza bruta imperando sobre la justicia y la razón. Contribuyamos a
laceración de verdaderas instituciones republicanas. Sólo tenemos una
confusión espantosa en que todos mandan y en que solo impera la ley del más
fuerte, que es la del chafarote”.
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