1897,
Septiembre 4
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Mario
García Menocal, herido, está alojado en una casa que se moja a tres leguas de
Las Tunas. Calixto le escribe: “Pasado
mañana pasaré a reunirme con usted y pasar allí dos o tres días. Luego saldré
para Holguín. Voy a buscar un albañil, para que vaya a cogerle las goteras”.
En
esa misma carta le da cuenta de un motín organizado por un grupo de
sargentos. “Se ha fusilado a uno del
regimiento “Vicente” y todo ha entrado en orden. Yo estoy desenredando el
bolón. Mañana saldrá Carlos y pasado el resto de la fuerza y yo marcharé el
mismo día a reunirme con usted”
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1897,
Septiembre 6
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Hasta
esa fecha los cubanos estuvieron en Las Tunas, entonces principiaron a
destruirla completamente para, destruida, entregarla al enemigo.
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1897,
Septiembre 11
Discrepancia
entre los Generales Rabí y Capote
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Desde
su campamento en Lóbrega el General vuelve a escribirle a Menocal: “Me dicen que Carlos está con calentura, si
así fuera me largo a esconder en un rincón y pasar dos meses sin hacer nada
pues estoy cansado de luchar contra toda la humanidad”.
La
clave de su desaliento es, según su misma carta, que “Rabí y Capote han formado un bolón que no hay quien lo desenrede”,
o sea, discrepancias entre ellos.
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1897,
Septiembre 23
Cambio
de política de España en Cuba. Causas.
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Woodford,
embajador estadounidense en Madrid envía una nota a Sagasta dándole un plazo
para que España formulara proposiciones que pusieran término a la guerra. La
historiadora española Maura Gamazo dice: “Dos
hechos determinan el cambio de política de España en Cuba, primero, la nota
de Woodford, segundo, la toma de Tunas”
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1897,
Septiembre 23
Calixto:
“Ese Consejo de Gobierno ha tenido el descaro de insultar a un oficial del
Ejercito Libertador, concediendo un permiso en esa forma, digno de los que
forman un gobierno de chanchulleros y porquerías”
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Llega
muy mal herido al campamento del general García el teniente coronel Rafael
Izquierdo. El Consejo de Gobierno lo autoriza a marchar al extranjero para
atender su restablecimiento, pero sin darle ni un céntimo, por lo que tenía
que viajar a su propia costa. Calixto, dolido e irritado, le escribe a
Estrada Palma, Delegado del Partido Revolucionario Cubano y residente en el
exterior:
“Verdadera tristeza he sentido al ver
las heridas que tiene el citado oficial. ¿Habré por desgracia visto en él
nuestro porvenir? El Consejo de Gobierno que ha podido mandar en comisión a
(...) estafador[es] (...) joven[es] sin prestigio, que no han oído un solo
tiro, y que no volverán (...) [y a los que yo] no puedo calificar sino como a
desertores. A esos se les ha dado comisiones. Y al teniente coronel
Izquierdo, inutilizado en campaña, que ha derramado su sangre cumpliendo con
su deber de patriota, se le concede pase, pero sufragando él sus gastos (…)
Ese Consejo de Gobierno ha tenido el descaro de insultar a un oficial del
Ejercito Libertador, concediendo un permiso en esa forma, digno de los que
forman un gobierno de chanchulleros y porquerías”.
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1897,
Septiembre 25
Calixto:
“con las cogidas en Las Tunas estoy cambiando los rémington por máuser”.
“El
enemigo está azorado y no sabe que hacer, esperando que yo ataque otros
pueblos”.
“Ya
la Trocha no es obstáculo, tengo vía segura para pasar a Las Villas”.
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Desde
San Luís escribe a Estrada Palma pidiendo 500 tiros para el cañón de dinamita[1] y
le dice, además, que no necesita armamentos: “No mande ni uno solo, pues yo tengo depósitos de armas en Oriente,
Camaguey y Las Villas. No necesito más y con las cogidas en Las Tunas estoy
cambiando los rémington por máuser”.
Importante
en extremo es esta carta, porque ella da cuentas del estado de la guerra en
el Departamento de Oriente a fines de 1897: “Con cañones, dinamita y máquinas eléctricas he hecho abandonar el
Cauto y las bahías de Banes y Manatí. El enemigo está azorado y no sabe que
hacer, esperando que yo ataque otros pueblos. Ha abandonado “El Vedado” uno
de los destacamentos más importantes de Holguín. Ya la Trocha no es obstáculo,
tengo vía segura para pasar a Las Villas. En Manzanillo el general Ríos batió
una columna, al pie del ingenio Valerino, que dejó 36 muertos, apoderándose
de sus armas y equipos y quedando dueños del campo y de 14 carretas con 64
bueyes. Tengo la artillería distribuida por divisiones desde Camaguey hasta (Santiago
de) Cuba, con objeto de operar
simultáneamente en todo el departamento de mi mando”.
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1897,
Octubre 7
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Desde
su Cuartel General ubicado en Las Parras, Holguín, el general redacta otro
documento histórico: “Pienso emprender
en breve una importante operación en la que gastaré todo el parque de
artillería. En Tunas gasté 500 proyectiles. Con los proyectiles de artillería
de que puedo disponer y con los artilleros que cuento no hay plaza de Oriente
que resista dos días”.
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1897,
Octubre 7
Weyler
manda que todos sus elementos de guerra en Oriente se concentren para ir
contra Calixto
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En
carta a Estrada Palma el General García pide que le envíen dinamita y
proyectiles para sus cañones, pues, dice, “pronto
necesitaré más (…) a ver si a este paso Weyler puede lucirse en la próxima
campaña de invierno”.
Lo
que no sabe el general es que dos días después Sagasta firma el decreto de
relevo de Weyler. Weyler tampoco lo sabe, pero de todas formas, allá en el
Palacio de Gobierno en La
Habana, no puede conciliar el sueño, pensando en el
ridículo que está haciendo ante el mundo. La toma de Las Tunas ha caído sobre
sus espaldas a pesar de que él echó la culpa al general Luque.
Weyler
manda que todos sus elementos de guerra en Oriente se concentren para ir
contra Calixto.
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