1897, Agosto 30
Tercer día del ataque a Las Tunas
Asesinato del Comandante defensor del
Cuartel de Infantería
|
Amanece.
Los revolucionarios reinician el fuego. A las siete de la mañana el brigadier
Carlos García Vélez, violento y a caballo se dirige adonde el padre a
conferenciar… estando Carlos donde el padre se rinde el cuartel de infantería
de Las Tunas al General Capote y a los coroneles Valiente y Montalvo.
Según
Funston fue esto lo que sucedió:
“Francisco de Paula Valiente, acompañado por un corneta ex soldado español,
se presentó ante el cuartel con bandera blanca. Salió el comandante del
cuartel de infantería, Jacobo Menac. Valiente le hizo saber que de no
rendirse moriría. El heroico oficial español respondió: Sé morir, pero no se
entregarme. Y con ello se puso fin a la conferencia. Ya iban a retornar los
dos jefes a sus respectivas posiciones cuando el corneta apuñaló al
comandante por la espalda, entonces los soldados españoles, que de pie, sobre
la trinchera, habían visto el hecho, alzaron las manos y se entregaron”.
Los oficiales cubanos castigaron al asesino del comandante español.
|
Artillero Juan Miguel Portuondo
|
Caído
el cuartel de infantería, ahora la defensa de Las Tunas quedaba concentrada
en el Cuartel de Artillería o Telégrafo, que era una casa de mampostería de
dos plantas con tambores que dominaban la ciudad. El patio, cerrado por alto
muro aspillerado, lo cubría con sus fuegos el fuerte Victoria…
8.30
de la mañana: banderas blancas en la azotea del cuartel hacen que los
mambises suspendan el fuego. Se presenta ante el general García el teniente
español Mediavilla, un joven, valiente y jactancioso oficial que después de
conferenciar con Calixto retornó a sus filas, informando a sus jefes de las
condiciones.
Cuando
Mediavilla se marcha a llevar las condiciones de Calixto, el general descubre
entre los oficiales cubanos a su hijo, el brigadier Carlos García Vélez, que
por tres días le ha tenido el alma en vilo, y sin pudor de ninguna índole, el
general lo abraza y no dice palabra alguna, pero los soldados que miran,
descubren que por las mejillas del anciano jefe corren las lagrimas.
Minutos
después el enemigo se rindió, entregándose el jefe de la plaza, comandante
Civera.
Quiso
Civera que le presentaran el artillero yanqui, experto en el manejo del
temible cañón de dinamita.
Mandó
el general que viniera el niño héroe Juan Miguel Portuondo y se lo presentó a
los enemigos aclarando solamente, “es cubano”.
Al
día siguiente Calixto le escribe a Estrada Palma: “Gran parte del triunfo se debe al cañón de dinamita que tiene
aterrados a los españoles”.
|
Ofrenda de Calixto a los niños caídos
Francisco Sedano y Ángel de la Guarda
|
Dice
Sanguily: que allí, “sobre las ruinas
de Las Tunas, permanece el General, desafiando a los españoles por ocho días”.
Y dice: “Esa noche de la victoria, en
la casa que tiene por Cuartel General, el general escribe varias cartas a
Nueva York, pero hay un momento en que deja la pluma, sale a la calle, se
dirige al jardín de la plaza donde hay plantadas azucenas, y tomando unas
corolas, las guarda en la carta que había terminado… Es que había visto
desfilar, por las avenidas del recuerdo, a esos dos jóvenes, Francisco Sedano
y Ángel de la Guardia.
Las flores son su ofrenda muda y sencilla a la memoria
gloriosa de aquellos niños caídos”.
Luego,
para que el enemigo no pueda ocultar su derrota, el general devuelve los
prisioneros al enemigo: quiere el General que los prisioneros de Las Tunas
lleguen a las distintas guarniciones españolas, para que sientan que ya no
están seguros en sus plazas fortificadas. Y en tanto, Calixto alienta el
propósito de atacar y tomar la ciudad de Camagüey.
|
Weyler: “Victoria de Las Tunas será
recuperada sin grandes esfuerzos”
|
Fue
tan fuerte la impresión que provocó la toma de Las Tunas en España que el
Ministro de la Guerra
cablegrafió al general Weyler pidiéndole datos. Weyler respondió: “Victoria de Las Tunas será recuperada sin
grandes esfuerzos”. Pero al mes y ocho días después de la notable
operación, el fracasado Weyler fue relevado de su cargo.
(No
fue la toma de Las Tunas la causa fundamental de la sustitución de Weyler,
pero la prensa española lo ridiculizó por aquel golpe asestado nada menos que
por Calixto García, un hombre tan conocido en Madrid).
|
|
|
|
Anterior Siguiente
|
Prensa desde 1900
▼
No hay comentarios:
Publicar un comentario