Francisco Sellén, Leocadio Bonachea,
Natalio Argenta
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Numerosos emigrados visitaban la casa de Calixto casi
diariamente. Francisco Sellen llegaba todos los domingos y a Leocadio
Bonachea se le podía ver a menudo. Este último impresionó a los niños por su
legendaria figura, “limpio, elegante,
cortes". Juan Arnao y Alfonso también “visitaba nuestra pobre vivienda, permaneciendo largas horas
escuchando los desvaríos de cubanos exaltados sin interrumpirlos”, dice
Carlos García Vélez.
En una ocasión, en gesto de congratulación con la
sufrida prole del general, Arnau escribió una poesía en la libreta de Leonor.
Otro que fue visita continua era el italiano Natalio
Argenta, quien había combatido bajo las órdenes de Garibaldi por la unidad
italiana. Posteriormente Argenta se unió al movimiento revolucionario cubano
y se convirtió voluntariamente en ayudante y guarda espaldas de Calixto. Sus
visitas a la casa del General fueron tan frecuentes que se convirtió en un
miembro más de la familia.
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1879, Agosto 24
Comienza la nueva guerra
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Se inicia la nueva guerra en Cuba. (Ese es un
levantamiento apresurado al que se ven obligados los complotados para evitar
la prisión de jefes principales que estaban en Cuba)
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1879, Septiembre 19
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Calixto está en Jamaica donde se entrevista con Antonio
Maceo y luego dirige un manifiesto a sus compatriotas: “en los campos de Cuba ondea nuevamente el glorioso pabellón de Yara.
La libertad es el bien supremo de los pueblos y solo la obtienen los que la
merecen haciendo sacrificios por ella”
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1879/1879
Septiembre 25
Goyo Benítez
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Diferencias entre el Comité Revolucionario y Antonio
Maceo hacen que el jefe de la vanguardia de Calixto durante la guerra
chiquita sea Gregorio [Goyo] Benítez, quien sale para Cuba en esa fecha, a
las dos de la madrugada. Desembarca y muy pronto sus hombres comienzan a
subir las lomas de la Sierra Maestra.
En la expedición venían el brigadier Miguel Ramos, los coroneles Salvador
Rosado, Marcelino Quesada y José Medina, los comandantes Ramón Gutiérrez, M.
López y Plutarco Estrada, capitán M. Cruz, los tenientes Juan Rodríguez y
Nicolás Ramírez, los alfereces Leonardo Rodríguez y Justo Prendes, los cabos
Antonio y Julio Pavón y José Ramírez y el soldado D. Castillo[1].
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1879, Septiembre 29
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El general García todavía está en Kingston, Jamaica,
pidiéndole dinero a Bavastro, pero no encuentra los recursos que necesita en
Jamaica y por ello parte, vía marítima, a Nueva York.
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1879, Noviembre 7
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Ese día se fecha una carta desde Samaná dirigida a
Calixto respondiendo una del General de 20 de octubre, en la que le dicen: “En su citada nos indica que para
transportarnos a Cuba debemos ponernos a las órdenes del General Maceo”. (Lo
que demuestra que Calixto pensaba enviar a Maceo a Cuba como parte de la
vanguardia, solo que el general García cambió de criterio y envió Goyo
Benítez).
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1879, Noviembre 13
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Calixto viaja a Cayo Hueso buscando recursos. Cuando
llega a las seis de la mañana, lo esperaban en el muelle numeroso grupo de
cubanos. Por la noche le ofrecen un banquete y un baile.
Dice Lamadriz: “El
hombre ha hecho una impresión favorable, pero aún así hemos tenido que
discursear hasta por los codos”.
Calixto estuvo en el Cayo hasta el 12 de diciembre.
Desde allí le escribe a Bavastro: “Yo
marcho a Cuba de todos modos; es preciso que no descanse Vd. un momento a ver
si puede remitirme recursos”.
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1879, Diciembre 15
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El general va a Jacksonville y desde allá escribe a
José Dolores Poyo, que está en Cayo Hueso: “Yo marcho a Cuba de todos modos, es preciso que no descanse usted un
momento, a ver si pueden remitirme recursos para abreviar mi salida hacia
Cuba”
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1879, Diciembre 21
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En esta fecha el General escribe desde Nueva York a
Bavastro: “Yo debo salir para Cuba en
el mes de enero y debo llevar algo con que dar fuerza a la Revolución. Yo marcho de todos modos,
pero desearía llevar los mayores recursos posibles ”
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Dos espías al
servicio de España
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Hasta Nueva York habían seguido al general y a su
comitiva dos espías al servicio de España. Cuéntale Calixto a Bavastro que su
amigo (guardaespaldas), Natalio Argenta quería matar a uno, pero que él se lo
prohibió, autorizándolo a que si el espía seguía molestando, le diera unos
golpes.
En esa misma fecha escribe el general a Manuel Arango: “Durante mi estancia en Cayo Hueso no tuve
tiempo ni para rascarme la cabeza. Me prometo estar muy pronto en los campos
de Cuba. Sobre mí pesa una inmensa responsabilidad, pues los que están en el
campo salieron obedeciendo órdenes mías y yo no puedo ir porque los recursos
exiguos que se recogen son para armar fracciones de expediciones”. Luego
lo felicita por el éxito del Club que dirige y le dice: “no sé por qué, pero nunca me han gustado los viejos. Aunque yo ya lo
soy, mi corazón es muy joven”[2]
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1880, Enero 7
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Carta del general a Bavastro: “Mi marcha será pronto, pues lo que me falta para salir espero
tenerlo antes de 15 días. Con esta fecha paso comunicaciones a los clubes de
Kingston para que pongan a disposición del general Bonachea los elementos de
guerra que puedan disponer”
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1880, Enero 19
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En repuesta a una comunicación de Bavastro que lo pone
en aviso de los trabajos de la inteligencia española, le dice el general: “Le agradezco el aviso que me da, pero yo
tengo tanta fe en mi buena estrella que creo no me he de morir hasta que no
me de la gana”.
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1880, Enero 20
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Carta del general a José Dolores Poyo, que se
encontraba en Cayo Hueso: “marcharé por
reducidos que sean los recursos que allegue… iré solo por cumplir con mi
deber”[3].
Durante este periodo, el gobierno español, tratando de
comprar al general, envía a Federico Incháustegui, quien está veinte días al
lado de Calixto, pero nunca le hace la proposición “porque el agente estaba convencido de que no era digno ni
conveniente hacérsela”[4]
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[1] Calixto sancionó a Maceo, que había
dado las armas que tenía bajo su protección a los patriotas del Perú y por eso
no fue el General Antonio el jefe de la avanzada. (Por lo menos esa es la causa
visible, aunque había miembros del Comité que no querían a Maceo e influyeron
en la decisión de Calixto), esa decisión determinó el fin abrupto y prematuro
de la Guerra que empezó por el Oriente de Cuba donde era Maceo el jefe natural.
Goyo Benítez era un total desconocido en Oriente. Recién llegado él trató de
regar el fuego de la guerra por el territorio oriental, pero como no encontró
apoyo, decepcionado, fue a su provincia camagueyana. Pero allá no encontró
soldados y cayó prisionero.
[2] El General acababa de cumplir 40
años.
[3] Dicen los detractores del General que
aquel llegó tarde a la guerra que él mismo preparó, como si hubiera podido
llegar antes.
[4] Los agentes secretos de España
informaron a su gobierno que el general, con la vestidura del mendigo, fue de
puerta en puerta pidiendo para la revolución y que solo pudo recaudar $ 2,031.
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