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1876,
  Abril 
Doña
  Lucía va a Pamplona  
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Doña Lucía se
  trasladó hasta la fría Pamplona tratando de mejorar la suerte de su hijo. En
  abril de 1876 se le unió el fiel Eusebio Hernández. Cuando llegan, encuentran
  al preso enfermo y maltratado.  
Lucía escribe desolada:
  “Solo Dios sabe lo que sufro en esta
  maldita Pamplona; una losa cubre mi corazón y solo deseo morirme para
  descansar”. 
De donde las
  encuentra, saca Lucía fuerzas y burlando prohibiciones y vigilancias, lograba
  hacerle llegar alimentos, pero no era suficiente.  
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1876,
  Mayo 
Doña
  Lucía regresa a Madrid  
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Acompañada parte
  del camino  por Eusebio Hernández, doña
  Lucía regresó a Madrid y solicitó un régimen carcelario mas humano para su
  hijo[1]. 
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Las
  gestiones de la madre mejoraron las condiciones del prisionero, pero solo por
  un corto tiempo 
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Las gestiones de
  la madre mejoraron las terribles condiciones de Calixto durante algún tiempo:
  Le permitieron pasear por los patios de 
  la fortaleza unos veinte minutos en compañía de su madre, que había
  vuelto y también con Raimundo Menocal que había ido a España a acompañar a
  Lucía; igual, podía tomar el sol de cinco a cinco y media de la tarde. Y el
  14 de octubre, día de su santo, pudo comer con la madre y con Raimundo[2].   
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Calixto
  pide libros, Balzac sobre todo, y en español para que Lucía lo pueda leer 
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El espíritu del
  general, enemigo del ocio, lo impulsa a seguir estudiando. Es verdad que
  ahora tiene menos libertades que en Madrid, pero aún así pide libros y
  periódicos a sus amigos. Pide un libro de Balzac, que lo quiere en español,
  para que Lucía lo pueda leer también. Es que el hijo busca alicientes para la
  madre, que está cerca. Ella, dice Calixto, “tiene que cocinar y entre la cocina y el viaje a la ciudadela, a
  traerme la comida, se le va el día”. 
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1876,
  Octubre 14 
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El día del santo
  del hijo, Lucía escribe rebosante de dicha, porque ha tenido la dicha de
  almorzar con él en la prisión, pasando tres horas en su grata compañía y en
  la de Raimundo Menocal. “Allí estuvimos
  desde las dos hasta las cinco de la tarde, en que dio termino la visita y en
  que nos retiramos para que Calixto realizara el paseo diario de cinco a cinco
  y media en que le era permitido tomar el sol”. 
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1876,
  Diciembre 15 
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Carta de Lucía: “Estoy hecha un mar de dolores, hasta
  sabañones en los pies me han salido y mi pobre Calixto está con dolores en
  los huesos y malo del estómago, esto lo atribuye a no hacer ejercicio, pero
  así lo quieren estos señores”. 
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Doña
  Lucía regresa a Madrid a gestionar el traslado del hijo 
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Enferma, doña
  Lucía emprende viaje a Madrid con la esperanza de conseguir el traslado del
  hijo. 
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1877,
  Enero 3 
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Carta de Fernando
  Cisneros: “Llegó a Madrid nuestra Cía,[así
  llamaban a doña Lucía] enferma de
  dolores en los brazos. Calixto se lamenta de que ningún cubano le haya ido a
  ver, mientras que desde Barcelona han ido hasta Pamplona tres catalanes,
  amigos suyos, sólo con el objeto de visitarlo.” 
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1877,
  Enero 9 
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Raimundo Menocal
  que ha vuelto a Pamplona acompañando a doña Lucía, dice por carta: “El pobre prisionero cada día empeora en
  su situación. Hoy han prohibido que entre la criada porque el preso saludó a
  un oficial delante del gobernador. Y aún así el gobernador dice que es muy
  benigno y se compromete en dejar entra a Cía a verlo. Considera, amigo, lo
  que sufrirá él con esta intransigencia sin límites, puesto a merced de un
  bárbaro oficial”.  
Calixto, mientras
  sufre, lee.  
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1877,
  Enero 13 
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Raimundo Menocal
  escribe a Rojas diciéndole que acaba de recibir por el correo los libros de
  Calixto y le dice en la carta: “no te
  olvides de preguntar cuánto vale la Historia Universal
  de César Cantú para comprársela también”.  
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1877,
  Enero 16 
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En esta fecha
  Calixto le escribió a su amigo Hilario Cisneros: 
“El mes pasado escribí a Vd. por conducto de un amigo
  y hoy aprovecho la oportunidad de la marcha a esa de Raimundo Menocal para
  volver a hacerlo.  
“Mi posición en nada ha variado de nueve meses a esta
  parte. Cada día se inventa alguna cosa nueva para mortificarme y si puedo
  escribir es valiéndome de mis medios para poder entregar las cartas a mi
  madre.  
“He sabido que ya mi esposa está en esa [Nueva York] y le agradecerá a Vd. (ilegible) que
  hiciera cuanto en su mano estuviese 
  para que la (ilegible) de
  ella no influyera en la educación de Calixto [su hijo]. Mi único deseo es que este sea un hombre
  útil a la sociedad, sea cual sea la posición que en ella (ilegible) y crea Vd. que me preocupa más que mi
  prisión la idea de que mi hijo vuelva a 
  cometer las faltas de antes y que según Vd. dice había ya
  afortunadamente abandonado. En Vd. amigo mío, que ha sido su verdadero padre,
  es en quien espero que le corrija y encamine como podría hacerlo yo.  
“Le recomiendo a Vd. particularmente al portador de
  esto, Raimundo Menocal, uno de mis mejores amigos.  
“Soy de U. Sfmo y agradecido amigo.  
“Calixto G. Iñiguez” 
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1877,
  Enero 31 
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Lucia escribe a
  Madrid: “Si el señor [Nicolás] Sterling hace algo por el traslado de
  Calixto, que Dios lo bendiga, el frío aquí es insoportable”. Y más
  adelante, tratando de asunto financieros: “La
  situación es angustiosa, yo no me he querido quejar porque no creyeras otra
  cosa, pero aunque me muera de hambre no pediré nada, si no puedo ir a popa
  iré a proa. Tu solo trata de conseguir el traslado de Calixto, no lo dejes de
  la mano”. 
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Lucía
  ilusionada con las gestiones que a favor de Calixto hacen unos políticos 
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Lucía está
  ilusionada con las gestiones que estaba haciendo el político conservador
  Silvela, pero, dice Raimundo Menocal, él “no
  espera mucho”. 
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1877,
  Febrero  
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Se produce una
  nevada copiosísima. Lucía cae en cama, con el brazo izquierdo entumecido. 
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[1] La tradición dice que Doña Lucía se entrevistó con
la mismísima reina de España.
[2] Una carta de Lucía a su hijo Calixto, que lleva casi
un año en Pamplona, con fecha la carta de 26 de octubre de 1876, dice:
“Raimundo y Paula te mandan expresiones”. Se refiere a Raimundo Menocal y a
Paula Ruiz, lo que prueba que del primero tomaron el nombre para el niño que
desde unos meses antes le ha parido Paula Ruiz al General. Y el apellido
Domínguez Eguarás que el niño llevó lo tomaron de un matrimonio español al que
le pagaron para que inscribiera al niño como suyo. Lucía siempre lo tuvo bajo
su cargo.
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