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Tomado de Oriente Contemporáneo:
1944
Dr. Oscar Albanés Carballo, fundador de la Orden de los Caballeros de San Isidoro en Holguín. |
Leer además: Crónica de cuando en
Holguín intentaron asesinar a un santo.
El doctor Oscar Albanés Carballo, brillante escritor y fundador de la Orden de los Caballeros de
San Isidoro, nos ha proporcionado un magnifico trabajo sobre el desarrollo del
catolicismo en Holguín. Comienza refiriéndose a los tiempos de la fundación del
Hato de Holguín y después de una amplia reseña cronológica sobre la creación de
la primera ermita, y a lo cual hacemos referencia al principio de esta reseña histórica,
llega el año 1815 y dice:
Desde este punto cronológico, en que el progreso exigió una reconstrucción
al edificio, existe un templo católico enclavado en el mismo lugar, hoy en el
corazón urbano de la ciudad, donde se asienta perdurablemente la fe y donde se
consagran por medio del bautismo y restantes sacramentos, los verdaderos
católicos holguineros.
Iglesia San Isidoro de Holguín |
La Iglesia de San Isidoro
es una estampa sagrada por su intrínseco valor espiritual, por su magna
historia en pro de la incrementación del catolicismo holguinero y de la cual
dijera un sonetista local:
“Allí con devoción, nuestro mayores
Con la mística fe del buen creyente,
En plegaria dulcísima, inocente,
Se acercaban al Dios de sus amores”.
Con la mística fe del buen creyente,
En plegaria dulcísima, inocente,
Se acercaban al Dios de sus amores”.
Esta estampa ya del pasado que como legado del pretérito siempre fue mejor,
hace recalcar con luminaria de inmenso cariño y fraternal recuerdo, a una
legión de virtuosos sacerdotes que fueron curas párrocos de la Iglesia de San Isidoro y
entre ellos los padres Ángel Fuentes, Calderín, Baltasar, Llavero, Correeras,
Peipó, Luances y Monseñor Fernández Lestón.
Se significa que este último practicó santa y virtuosamente en la Iglesia de san Isidoro
durante 37 años consecutivos, habiendo fallecido en la aldea nativa que fue
Aballeira, Muros, España, el día 3 de enero de 1941.
Monseñor Fernández Lestón |
Monseñor Fernández Lestón no solo llenó con suma rectitud y devoción
profunda sus funciones como párroco, sino que llevó la acción social y católica
al máximo esplendor en Holguín, habiéndose fundado y como hecho sobresaliente
durante su curato, la Respetable Orden
de los Caballeros de San Isidoro, que fue el modelo extra por su estructura
reglamentaria y espiritual, para que más tarde tomase vida y calor los
“Caballeros Católicos de Cuba”, honra y prez de la Crus de Cristo y una de cuyas
delegaciones existe actualmente en Holguín, por iniciativa del reverendo Padre
Pensionista Constantino Ugalde y Muro.
El progreso, que no tiene límites en su acción, ha hecho posible la reconstrucción
de la Iglesia Mayor
de San Isidoro, distinguiéndose en esa iniciativa la señorita Lola Albanés.
Monseñor Fernández Lestón fue máximo cooperador de esta obra de progreso urbano
y religioso, y en estos días acaba de dedicarse en Cacocum una pequeña Iglesia
con el nombre de San Pedro.
También en San Germán se ha construido un bonito templo y en Mir está al
terminarse otra Casa del Señor, lo que prueba la intensificación del espíritu
religioso en Holguín y su Término.
Los holguineros no querían a Fernández Lestón cuando el
sacerdote llegó la ciudad, tal como lo demuestra la siguiente nota publicada
en “El
Eco de Holguín”, el miércoles 18 de mayo de 1907 con el título:
UN CURA GROSERO
Varias veces nos hemos
ocupado a la ligera del disgusto que muestra una gran parte del pueblo de
Holguín ante el proceder del Sr. Arzobispo de Santiago de Cuba de imponer al
cura, señor Fernández Lestón en el cargo de Vicario de esta ciudad, cargo que
con muy buen sentido se pidió para el ilustrado, querido y virtuoso sacerdote
dominicano, Ldo. Rafael C. Castellanos.
Como se ve la
resolución del prelado a que nos referimos no ha dado los resultados que
esperábamos, pues a pesar de conocer el proceder incorrecto, irrespetuoso y
grosero de Fernández Lestón y de ser este un cubanófilo furibundo, lo nombró
vicario en propiedad de Holguín y su jurisdicción para vengarse así de las
señoras y señoritas que le devolvieron las credenciales de profesoras de
Doctrina cuando le dirigieron una petición a favor del Padre Castellanos y aquel,
el Arzobispo, ni siquiera por cortesía se dignó a contestar a tan razonado
cuanto respetuoso escrito.
Hemos dicho que el
nombramiento de Fernández Lestón ha dado los resultados que eran de
esperarse, porque el referido cura jamás se ha portado con la corrección que
le impone su misión, pues aparte de sus ademanes y actos groseros, según se
dice, ha dado patadas a varios niños y dicho palabras desde la sagrada
cátedra que, a la verdad, si hubiéramos estado presentes no se habría quedado
eso sin el correctivo que merece todo aquel que falta al respeto y
consideración de un pueblo culto.
Por eso la noche del
jueves último y en momentos de celebrarse las Flores de Mayo ocurrió el
choque entre Fernández Lestón y nuestro Director, de cuyo acto haremos historia.
Sabido es que desde que
nuestro Director emprendió la campaña para que Lestón no fuera nombrado
vicario, este se mostró su enemigo personal, como también de los 103 padres
de familia que firmaron la instancia contra su nombramiento y a favor del
Padre Castellanos. Ese ha sido el motivo del choque, y por eso el tantas
veces citado Lestón se creyó con derecho a expulsar del templo a nuestro
Director y a pedir que se le prendiera bajo su responsabilidad como si
estuviéramos en la época de Don Felipe II.
Y a la verdad que no
nos ha chocado tanto lo del cubanófago cura, como el proceder de su mandadero
Luís Fuentes y Fuentes, hijo de Holguín y fanático, al extremo de creer
que los sacerdotes no se les puede
llamar al orden como a otro ciudadano que olvide sus deberes para con la
sociedad.
Dicho mandadero pretendió, como su
amo y señor, que nuestro Director fuera detenido por la Policía, y tanto alteró
el orden hasta que hizo que los concurrentes abandonaran el local, no sin la
protesta de una juventud digna que allí se encontraba y que no está dispuesta
a tolerar que nuestras vírgenes sigan presenciando ademanes groseros, ni
oyendo palabras descompuestas, pronunciadas por pecadores que van cubiertos
bajo el traje de ministros de Jesucristo.
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Despedida del Padre Castellanos
Periódico “El Eco de Holguín”, 05 de
mayo de 1907
Desde la mañana del miércoles que
llegó a esta ciudad el muy querido Padre Rafael C. Castellanos, hasta la
tarde de ayer que partió para Santiago de Cuba, no ha cesado tan virtuoso
sacerdote de recibir manifestaciones de simpatía y de respeto de todos los
elementos sociales de Holguín.
A las ocho de la noche del jueves se
vio invadido el hospedaje del P. Castellanos por infinidad de señoras,
señoritas, caballeros y niñois que fueron a demostrarle una vez más el cariño
que Holguín le profesa. En esos momentos llegó la orquesta que dirige el Sr.
José María Ochoa, entonando el himno dominicano, La Bayamesa y algunas
otras piezas de su repertorio.
La numerosa concurrencia fue
galantemente obsequiada con finos dulces y licores, recibiendo todo género de
atenciones así del P. Castellanos como de la apreciable familia Hechavarría.
En el momento de despedirse los
concurrentes, el P. Castellanos, con frases galanas, dio las gracias a todos
y dijo, entre otras cosas, que su cuerpo partía para Santo Domingo y su
corazón se quedaba en este Holguín para él tan querido y del que tantas
muestras de afecto había recibido.
A las once de la noche se llevó a
cabo otro acto no menos simpático: la serena por la popular orquesta del Sr.
Manuel Avilés, la cual, por haber tenido el compromiso de tocar en la función
que se celebraba en el teatro, no pudo concurrir a las primeras horas con la
del Sr. Ochoa.
Los actos realizados por el pueblo
de Holguín en pro del P. Castellanos demuestran la popularidad que goza el
referido sacerdote, puesto que jamás se han visto demostraciones como estas a
ningún ministro de la iglesia.
Ayer a las cinco de la tarde
abandonó el ilustre dominicano la ciudad del Marañón, partiendo para
Santiago, desde donde seguirá rumbo a la hospitalaria República, su patria.
Allí le espera el cariño de su amantísima madre y demás familiares.
El P. Castellanos
ocupará bien la secretaría del Arzobispado o el curato y vicaría de Puerto
Plata, puestos importantes que le tiene ofrecido el Prelado que rige los
destinos de la iglesia católica de Santo Domingo.
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La iglesia San José de Holguín todavía conserva su torre original
De otra iglesia católica de Holguín tenemos que hacer mención: una mentira
o exageración que nunca fue estimada como pecado motivó la autorización en el
año 1803 del templo de San José en la parte norte de la ciudad. El vecino Pablo
María Alberteris, para conseguir del entonces Obispo de la Diócesis, Ilustrísimo don
Joaquín Osés y Ozúa, la licencia para una nueva casa de Dios, utilizó los
siguientes subterfugios: Que la población con una crecida suma de vecinos, (que
le hizo ascender a 11 000 habitantes, cifra que todavía no había alcanzado
Holguín en esa época), y con la dificultad de ser socorridos los católicos con
el pasto espiritual, por encantarse la única iglesia parroquial muy reducida y
deteriorada y a una distancia significativa del grupo principal de moradores,
se suplica al Mitrado, sin necesidad de pensionar a nadie por tener caudal
económico suficiente para poner la obra en construcción, la correspondiente
licencia para una nueva Casa del Señor, que lleve el consuelo espiritual a los
fieles.
Y en efecto, en la fecha del 1ro de septiembre de 1803 se autorizó por el obispo
“la fabricación de una capilla o ermita en la entonces denominada Plaza de San
Francisco, cubierta y cerrada con su puerta y llave, con la decencia y el aseo
que corresponde, poniendo en ella altar en que se colocará la imagen de San
José, dándonos aviso al concluirla para la bendición y para que se pueda
comenzar a celebrar el Santo sacrificio de la Misa”.
La actual Iglesia de San José es elegante y esbelta; su elevada torre, el
punto más cimérico de Holguín, como si fuera atalaya inquebrantable de la fe
cristiana, imprime con su aspecto general un sumo interés para la parte urbana
y para el amplio y hermoso parque público que hoy lleva el nombre del Pare de la Patria Carlos Manuel de
Céspedes.
Dr. Germán Lence González, párroco de San Isidoro, y su señora madre. |
Gran Cruz de la Orden de los Caballeros de San Isidoro en Holguin |
Holguín es católico, no se le pude negar su historia y las constantes
pruebas de progreso que brinda a diario en ese sentido, cooperando con singular
nobleza de ánimo y espíritu elocuente de amor a Cristo, al más airoso
desenvolvimiento de las parroquias actuales en su acción maravillosa de captar
prosélitos y engrandecer los intereses eclesiásticos y mantener airosamente la
ínclita Orden de los Caballeros de San Isidoro, fundada el 26 de marzo de 1922.
El Reverendo Padre Dr. Germán Lence González es natural de Mayarí, Oriente
y tiene el grado de Doctor en Filosofía y el de Licenciado en teología. Su
actuación al frente de la
Parroquia de San Isidoro es sumamente importante ya que
debido a ella se conduce a la grey católica holguinera por el derrotero del
éxito.
Reverendo Padre Pensionista José Redondo Mediavilla |
El reverendo Padre José Redondo Mediavilla tiene a su cargo la Parroquia de San José. Es natural de Palencia, (España), teniendo cuatro años de residencia en Cuba y habiendo ejercido antes en Aguada de Pasajeros y Caibarién y en las capillas de Mir y Sao Piedra. Tomó los hábitos en el Convento de Coveila, Navarra, España e hizo sus estudios en La Mancha, siendo alumno del eminente Colegio Internacional de Pensionistas de Roma, a cuya Orden pertenece. El Padre Redondo propicia las actividades de distintas asociaciones religiosas, como las de los Caballeros de Colón, Caballeros Católicos, Caballeros de la Pasión, Damas Josefinas, Damas Pensionistas, Pajes del Santísimo, Niños de Praga y otras que actúan en torno a las sabias orientaciones de este culto y prestigioso sacerdote que goza de generales simpatías y de muy buena estimación en la sociedad.
Reverendo Padre Pensionista José Lence González |
La capilla de San Germán se encuentra a cargo del joven sacerdote Reverendo
Padre José Lence González, hermano del cura párroco de la Iglesia Mayor de San Isidoro de
Holguín. Este fervoroso y entusiasta hijo de la fe de Cristo realiza una
importante labor benéfica y de alivio espiritual entre sus feligreses y lleva a
cabo obras de mejoramiento social y acercamiento entre las almas devotas.
En el barrio de San Andrés ejerce el curato Monseñor Dr. Sebastián Folgar y
Cedeira, natural de Cuba y quien se ordenó de sacerdote en Roma en el año 1929,
siendo investido de Monseñor el 24 de noviembre de 1938 y cura párroco de San
Andrés desde el 25 de febrero de 1940, desde cuya fecha se encuentra ejerciendo
allí su sagrado ministerio. Anteriormente tuvo a su cargo el rectorado del
Seminario del Cobre, donde inició sus grandes dotes de educador y supo captarse
la confianza y estimación de cuantos de él recibieron santas y valiosas
enseñanzas.
Dr. Luís R. Fuentes Obregón. 2da Mitra de la Orden Caballeros de San Isidoro, Holguín. |
Rogelio Aguilera Torres. Secretario de la Directiva de los Caballeros de San Isidoro en Holguín. |
La ínclita Orden de los Caballeros de San Isidoro fue fundada en Holguín el
26 de marzo de 1922. Fue la primera en dar la clarinada gloriosa de “¡Viva
Cristo Rey!” en Cuba. Su ideal, mantenido a través de 22 años no puede ser más
hermoso y más cubano: fomentar el espíritu religioso, establecer una sociedad
de miras verdaderamente fraternales, socorrerse mutuamente, cultivar la moral,
difundir la instrucción, ejercer la caridad sin distingos étnicos.
Fueron los primeros legionarios de tan bellos postulados y que aún viven
entregados a tan fructífera labor, las siguientes personas: Dr. Oscar Albanés
Carballo, progenitor y nervio de acción de todos sus principales triunfos en
los sectores sociales y religiosos. Fue el doctor Albanés el primer Presidente
que tuvo la Orden
(1922-1923), ocupando distintos puestos directivos en otros años el Dr. Pedro
Pérez Morgado, Rogelio Aguilera Torres, (otro de los adalides principales de la Orden), Isidoro Blázquez
Gómez, Francisco Díaz Serafín, Jesús Ochoa, Luís Báster, Juan Camayd, Manuel
cadalso y Alfredo García Cedeño.
Han rendido su tributo a la madre tierra los siguientes socios fundadores:
Monseñor José Fernández Lestón, antiguo párroco de Holguín; don Luís G. de
Fuentes y Fuentes, don José Pérez Acosta, don Juan González de la Rosa, Tristán Caissés
Barzaga, don Domingo Martínez, José Rubio Ochoa y José María Fernández, cura
coadjutor.
Entre las obras realizadas se encuentran: creación de una biblioteca e
carácter público, fundada el 8 de julio de 1922, construcción de la plazoleta
“Padre Fernández”, el 8 de septiembre del mismo año, construcción del
cementerio de “Las Biajacas” en ese mismo año en 20 de octubre, construcción de
la glorieta “Ángel Díaz”, de un edificio social en el barrio de San Antonio,
fundación del Capítulo de San Rafael y del de San Antonio y del “Boletín
Isidoriano” bajo la dirección de Pedro Pérez Morgado.
La Orden celebra con
entusiasmo las fiestas nacionales, especialmente las del 10 de octubre, (inicio
de las guerras de independencia en Cuba en 1868), 20 de mayo, (día de la
instauración de la República
en 1902) y la luctuosa del 7 de diciembre, (caída en combate del Mayor General
Antonio Maceo en 1896), lo mismo que la festividad del Santo patrono de
Holguín, San Isidoro, cada 4 de abril y la Semana Santa. (Posterior a este
escrito los Caballeros de San Isidoro construyeron la Escalinata y Rotonda la
loma de la Cruz).
Base de la escalinata de la Loma de la Cruz. Imagen del célebre fotógrafo Sueiro (La casa que se ve al fondo todavía se conserva tal y como se ve en la fotografía) |
Otra
imagen de la base de la escalinata de la Loma de la Cruz
|
La famosa escalinata de la Loma de la Cruz en Holguín
Rotonda en la cima de la Loma de la Cruz |
El viejo fuerte español de la cima de la Loma de la Cruz fue restaurado. Al parecer los constructores no conocían nada de edificaciones militares de tiempos de la colonia, por lo que dejaron el fuerte que lo que parece es un palomar. |
Biografía de una Loma
Tomado
de: Historia de mi ciudad
Por:
Pedro García Suárez y William Gálvez
Desde 1790 es tradicional que el pueblo acuda a la
vieja Loma de la Cruz
el 3 de mayo de cada año. En la cima del cerro los españoles edificaron
durante las guerras por la
Emancipación un fortín desde el cual avisoraban la
presencia de fuerzas “mambisas” en las cercanías de la ciudad.
Ese fortín fue ocupado por las fuerzas norteamericanas
durante la primera y segunda Intervención y también fue utilizado por las
fuerzas gubernamentales que establecieron allí una pequeña guarnición durante
la guerrita civil conocida popularmente como “La Chambelona”.
Casi destruido el viejo fortín por la acción del tiempo
y el abandono en que se le tuvo por muchos años, en 1928, a iniciativa del
Dr. Oscar Albanés Carballo, quien formó un Comité presidido por el Dr.
Gilberto Pardo Machado, por aquel entonces Jefe de Sanidad de Holguín,. Se
dio comienzo a las obras de reconstrucción del histórico fuerte y también la
célebre rotonda que lleva el nombre de “Coronel González Valdés” en honor a
la memoria del prestigioso militar que fuera por muchos años Jefe Militar de
Oriente.
UN INCIDENTE QUE PUDO SER TRÁGICO
Existía en lo alto del Cerro una tosca cruz de madera
ya carcomida por el tiempo que llevaba expuesta a las inclemencias del
tiempo. Y allá por el año 1923 esa dicha cruz fue sustituida por una nueva,
colocada allí por los “Caballeros de San Isidoro”, agrupación católica
fundada también por el Dr. Oscar Albanés Carballo. Pero eran esos días de
gran tensión social y religiosa en Holguín, sobre todo porque distintos
incidentes desdichados habían escindido a los holguineros en “clericales” y
“anticlericales”. Entre sí cada bando libraba fieras batallas.
Y resultó que la nueva cruz colocada en lo alto del
cerro fue arrancada de su sitio por manos impías que, además, le rompieron
sus brazos. La indignación popular fue enorme, por lo que se temían
violencias de todo tipo.
Los “Caballeros Católicos” construyeron una nueva Cruz,
hecha de madera dura y sobre sus hombros pasearon la pesada pero gloriosa
carga por las calles de la ciudad y después la subieron al Cerro. Aquel día
hasta la propia naturaleza parecía cooperar extrañamente a hacer más
imponente el acto: llovía copiosamente y los rayos surcaban el espacio.
Temían los “Caballeros” que algún bárbaro profanara la sagrada cruz… pero no
ocurrió nada.
Y allá en lo alto de la vieja loma todavía está la cruz
vigilante como símbolo de la fe de nuestro pueblo.
(Verdaderamente la cruz actual no es esa de la crónica.
A esa la partió un rayo en 2003)
Leer además:
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