Un
síntoma de “desarrollo” era dejar atrás el fogón de leña y tenerlo de carbón.
El oficio de carbonero era común en la Sierra de Gibara. Generalmente los carboneros
también sembraban plátanos, pero el tiempo les alcazaba para también hacer carbón.
Por demás, cuando iban a desmontar un terreno para sembrar los platanales,
usaban la madera para hacer carbón.
Por
demás el platanal se explotaba por unos años, mientras rendía y después se deja
que la manigua lo invadiera y mientras tanto se abría un área nueva donde la
tierra era virgen. (El área que se abandonaba volvía a enriquecerse al cabo de
los años, y por eso podía volver a desmontarse y utilizarse nuevamente para el
mismo producto).
En
el área abandonada primero crecían las guásimas y otras maderas blandas que,
siempre, son árboles de crecimiento rápido. Luego llegaban algunos árboles de
madera dura y de crecimiento más lento. Poco a poco el área que se había
dedicado al plátano se cubría hasta que el campesino decidiera el desmonte otra
vez.
Obviamente
que siempre que se producía un desmonte la madera se utilizaba para hacer
carbón. El carbón se usaba como combustible en las casas más pudientes,
huyéndole al humo que produce la leña, pero además por la creencia de que la
comida cocinada con carbón es más sabrosa y posiblemente es porque se cuece de
forma más lenta.
El
carbón se usaba además en casi todas las casas, incluidas las más humildes,
para calentar las planchas con que se planchaba la ropa: y era así porque el
carbón no tizna la parte de abajo de la plancha. De todas formas, y para
prevenir que la plancha ensucie la tela, se ponía un planchuela metálica encima
del carbón y arriba la plancha. En el caso de poner la plancha directamente
sobre el carbón era obligatorio poner un trapo en la tabla de planchar donde se
limpiaba el fondo de la plancha, eso, sobre todo, cuando se iba a planchar ropa
blanca.
Los
carboneros bajaban los sacos de carbón desde la Sierra en una recua de
caballos siempre pintados de rojo, porque es roja la tierra. Y junto a los
sacos de carbón iban los racimos de plátanos. Cuando llegaban al llano iban
directo a las casas donde vivían sus clientes fijos. En el caso del poblado de
Iberia había un bodeguero que tenia contrata con los vendedores de carbón.
Hasta allí llegaban los carboneros que descargaban los sacos, aunque en otros
casos los vaciaban en un cuartito, porque el bodeguero vendía el producto a
granel, por latas como unidad de medida.
Era
mejor negocio para los carboneros cuando vendían el carbón por sacos; cada saco
tenía siete latas. Eran esas latas grandes en las que venían 25 botellas de
aceite, pero nadie les decía lata de aceite, sino “lata de gas” porque en
algunas de ellas venía petróleo. Gas era el diminutivo de gas oil. Ese gas y
también el keroseno, se usaba para combustible de los candiles y también para
encender la leña y el carbón de las cocinas.
EL
FOGON DE CARBON
Era en ocasiones una sencilla lata de gas adaptada a la que le ponían una parilla para sostener la hornilla y adentro, el carbón. Pero la gente más pudiente tenía una meseta de cemento y ladrillo con el hueco para la hornilla. Otras veces la meseta se construía de zinc.
Era en ocasiones una sencilla lata de gas adaptada a la que le ponían una parilla para sostener la hornilla y adentro, el carbón. Pero la gente más pudiente tenía una meseta de cemento y ladrillo con el hueco para la hornilla. Otras veces la meseta se construía de zinc.
Después
de la Revolución
llegaron los fogones marca Piker que eran de petróleo.
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