Por Julio César Urbina
En los documentos que se
conservan en Preston aparece uno que da fe de la llegada al batey el día 12 de
diciembre de 1924, procedente de Panamá, de Kanjiro Matsumoto, nacido en
Yokoama Kobe, Japón, con No de Pasaporte 562645.
Kangiro Matsumoto, era
especialista en jardinería y fue contratado directamente por la Compañía para los
trabajos de podas de árboles, siembras especiales de plantas, árboles,
enredaderas, para que hiciera injertos en todo tipo de plantas, etcétera. El
japonés jardinero fue admirado por todos los moradores del batey, por las obras
de arte que creaba, sobre todo en la poda de los árboles con los que conseguía
las menos imaginadas figuras.
Casa donde residió uno de los japoneses de Preston (foto actual) |
Otro de los japoneses
asentados el batey fue Joseichi Ynouye, quien nació el 20 de agosto de 1900, en
Okinawa, y que tenía el Número de Pasaporte 18957. Se desempeñaba aquel como
empleado domestico del Presidente y por solicitud de aquel, con un salario
mensual de $ 60.00. Comenzó a trabajar en la Compañía el 27 de febrero
de 1936, y entró por el puerto de Preston, procedente de Boston.
Otro de fue Konashin
Saitow, nacido el 9 de diciembre de 1888. Este comenzó a trabajar con la UFSCo, en mayo de 1932 como
Mayordomo del Hotel Miramar.
De los tres, solo dos
consiguieron quedar en la memoria de los vecinos actuales, Saitow, que ocupó el
puesto de su coterráneo en la cocina del Presidente de la División, y el jardinero
Matsumoto.
En el siguiente cuadro
puede apreciarse la composición general del primer contingente de familias
japonesas asentadas en la
División de Preston (censo de 1940).
Número de
familias……………………………………….1
Hombres……………………………………………………….3
Mujeres……………………………………………………...NO
Niños…………………………………………………………….5
Total……………………………………………………………..8
El Jardinero de Preston.
Parque de Preston, (foto actual) |
Así mismo Kangiro Matsumoto
trajo a Preston desde Panamá la hiedra que tan popular fue creciendo en casi
todas las construcciones de mampostería de la mayoría de las casas que se
encontraban frente a los muros de contención, y también en el hospital de la
compañía, que estaba recubierto completamente de la planta y también el Club
para los negros (hoy casa de Cultura).
El jardinero japonés de Preston tenía secretos que se llevó a la tumba de cómo podar la hiedra para que la enredadera fuera dócil. (Hiedra, nombre común de las plantas de un género de enredaderas leñosas de la familia Araliáceas. La hiedra común suele cultivarse en Europa, Asia y en América como ornamental, guiada de forma que cubra los muros de los edificios. Forma hojas pequeñas de color casi siempre verde oscuro).
El jardinero japonés de Preston tenía secretos que se llevó a la tumba de cómo podar la hiedra para que la enredadera fuera dócil. (Hiedra, nombre común de las plantas de un género de enredaderas leñosas de la familia Araliáceas. La hiedra común suele cultivarse en Europa, Asia y en América como ornamental, guiada de forma que cubra los muros de los edificios. Forma hojas pequeñas de color casi siempre verde oscuro).
Otro lugar donde reinaba el
jardinero japonés fue el parque del batey. Este parque comenzó a construirse
casi conjuntamente con el central. Toma una manzana completa y en 1944 se le
hicieron transformaciones en las luminarias, la estructura de sus arbustos y,
especialmente, se colocó un sencillo monumento a José Martí en 1945. Además
sembraron en el parque cocoteros, mangos, anoncillos y laureles que eran
podados por el jardinero en forma circular perfecta, rosas, palmas reales y
según consta en el plano del parque que apareció en la papelería de la UFSCo. con el número 3740
del año 1944, se le instaló un sistema de regadío para el césped.
El jardinero del Preston
casó con una cubana, natural ella de la zona de Banes y llamada Clotilde
Trujillo Verdecia. Tuvieron cinco hijos, cuatro varones y una hembra. Todos
recibieron nombres propios del Japón: Himao, Ital, Hichiro, Isamo e Isay
Matsumoto Trujillo. Cuentan que a ellos el padre les revisaba constantemente la
planta de los pies, pues, decía, que el pié de un japonés puro debía de ser
limpio y muy suave.
Cuentan sus familiares que
en el horario nocturno, a la hora de
dormir a los más hijos y a los nietos después, el jardinero solía interpretar
canciones de cuna pero en idioma japonés, por lo que los niños se aficionaban a
ellas.
Y, también dijo su familia,
a la hora de descansar, después del almuerzo,
Matsumoto solía poner algo duro debajo de al almohada (¿un ladrillo?) y
muy pegado a la nuca, diciendo a quien se extrañaba, que así se sentía más
cómodo. Y cuando permanecía en la casa, siempre andaba descalzo para sentir la
frescura del piso que, decía, le hacía bien para la circulación.
Creencias.
Matsumoto profesaba el
Budismo, y participaba en los cultos cuando visitaba la zona de Banes, Santiago
de Cuba o La Habana,
donde el número de nipones eran mucho mas numeroso que en Preston o Mayarí.
Los dos nipones que por más
tiempo vivieron en Preston asistían diariamente a las funciones
cinematográficas que se exhibían en el Cine del Batey. Nadie como ellos
gustaban más del séptimo arte.
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