El Partido del Pueblo
Cubano (Ortodoxo) tuvo en Millo Ochoa “un factor decisivo en la política de
Oriente. El hoy jefe nacional del Partido del Pueblo cuenta con un equipo
político aguerrido y de arraigo, en el que está casi totalmente la vieja
guardia auténtica de la indómita región”[1].
Cuando el cacique
holguinero pasó a integrar el nuevo partido (Ortodoxo), logró captar a los mejores cuadros
que poseía el Autenticismo en la provincia. Y cuando Millo asumió la
posición pactista dentro del partido Ortodoxo algunos pensaron que lo hacía
para mantener su acta de senador, pero con o sin pacto el holguinero mantuvo su
cartera en el senado, y fue así porque contaba con amplio respaldo en la
provincia, y aún más en su terruño.
No obstante, defensor como
fue de los pactos electoreros, su postura produjo encontronazos con otros
sectores de la ortodoxia oriental y holguinera que a pie juntillas seguían a
Chibás. Entre estos el Dr. Antonio Díaz Fernández y Modesto Lersundy,
perteneciente a la Asamblea Municipal
de Holguín.
Asimismo los orientales seguidores
de Chibás en su posición antipactista se sintieron perseguidos por los millistas y por tal sacaron al aire
un programa de radio dirigido por Díaz Fernández, Miguel Nieves Rodríguez y
Ramón Velásquez con la colaboración de Bisbé[2],
con el objeto de contrarrestar la supuesta embestida pactista. Fue esa
confrontación otro de los aspectos que conspiró contra la existencia de una
unidad efectiva en las filas ortodoxas, tan necesaria para el triunfo
electoral, que finalmente no consiguieron.
Por su parte los senadores
orientales de la ortodoxia, Millo Ochoa, Fico Fernández Casas y Adriano Galano
Sánchez del Campo, expresaron su oposición a la línea contraria a los pactos
que tenía Chibás, con una proclama en la que acusaban a este de
querer dirigir a los delegados de los barrios electos en 30 noviembre de ese
año para que firmaran un documento comprometiéndose al antipactismo. Y acto
seguido los firmantes señalaban que ante la gravedad que vivía la República era necesario
formar un frente nacional capaz de oponerse al nefasto gobierno de Ramón Grau.
Creían ellos que la postura de Chibás era una “actitud discriminatoria para las
demás entidades políticas” y que por esa actitud, el líder ortodoxo “se asilará
para conseguir algo así como una casta privilegiada de cubanos” con lo que, de
conseguirlo, “no solo concitaríamos en nuestra contra la repulsa de la opinión
pública sino que haríamos al país el flaco servicio de propiciar la victoria
del actual Gobierno”.
Para los senadores
orientales firmantes de la proclama, no formar un frente común con varias
fuerzas políticas para enfrentarse al Autenticismo era hacer de quinta columna
al servicio del gobierno. Por ello es que confiaban en que su líder Chibás
rectificaría su posición.
La rectificación de Chibás
contra el pactismo y sus defensores no se hizo esperar. En declaraciones al
periódico El Mundo hizo un análisis de la situación de las provincias en cuanto
a la línea independiente, llegando a la conclusión que solo Oriente era la que
mostraba tendencias a los pactos[3].
La posición de Millo Ochoa
con respecto a las elecciones presidenciales de 1948, y sobre todo la actitud
que asumió en su provincia (Oriente), llevó a que muchos pensaran que
abandonaría la ortodoxia. Y tanto así fue que en más de una ocasión Millo se
vio obligado a demostrar su militancia en el partido que había fundado con
Chibás como principal líder.
Los primeros rumores sobre
el abandono de Millo a la ortodoxia fueron más visibles que nunca en los días
posteriores al anuncio de la candidatura Chibás. Pero Millo, aún siendo el
principal crítico de Chibás, se mantuvo por encima de las diferencias.
Por otro lado, a la vez
que estaba a favor de crear coaliciones, Millo Ochoa se oponía a que la
ortodoxia pactara con los comunistas de la provincia de la que él era líder,
esto es, Oriente. Si lo hacían podían discutirle la minoría a los liberales,
como dijeron públicamente algunos ortodoxos, entre ellos Alberto Saumell Soto,
pero en esos momentos Millo estaba en contubernio con los liberales para la
gobernatura de la provincia y no cambió su postura ante los comunistas. El
resultado fue que el lluvioso día de las elecciones la coalición
Auténtico-Republicana ganó el todos los municipios orientales. Así como se
relacionan fueron los resultados:
Alianza
Auténtica-Republicana: 179 260 votos.
Alianza Liberal-Demócrata:
108 988
Partido Ortodoxo: 81 271
Partido Socialista Popular
(Comunista): 29 848
(Si los ortodoxos
orientales hubieran pactado con los comunistas el triunfo habría sido con 29
848 votos por encima de los ganadores).
Cualquiera que solamente
se guíe por las estadísticas podría pensar que estas elecciones representaron
un rotundo fracaso para los ortodoxos, toda vez que sus pronósticos no se
cumplieron, pero no fue así. Las elecciones de 1948 colocaron al partido en la
cuarta fuerza política de la provincia aún cuando aquel se fundó apenas unos
cuatro meses antes de que las personas acudieran a las urnas.
En lo relacionado al
Senado, la alianza Auténtico-Republicana oriental ocupó seis de las nueve
sillas. Las tres restantes fueron a los Liberales. (Los comunistas no tuvieron
representación).
Y los escaños de
Representantes por Oriente se distribuyeron de la siguiente manera: Auténticos:
8; Liberales: 5; Republicanos: 3; Ortodoxos: 2 y Comunistas y Demócratas: uno
respectivamente.
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