La esperanza
que representaba el nuevo partido que nacía con Chibás de líder hacía que
muchos temieran que la organización se malograra como antes había ocurrido con
otros partidos, el Auténtico, por ejemplo.
En carta
desde Antilla le decían a Chibás que en el pueblo se oían rumores de que el
ortodoxo sería “un partido igual a los demás, toda vez que usted va a unirse
con Mongo Pillería (Ramón Zaydín) y otros de esa camarilla”[1].
También le
escribió a Chibás el decano del Colegio Notarial de Oriente, Dr. Ernesto BuchLópez. “Tengo fundada esperanza de que usted sabrá orientar este sólido
movimiento de opinión. Si nuestro Partido no ajusta sus primeras iniciativas a
la formación de un núcleo de selección, idealista y consciente, caeremos en la
misma órbita de desenfreno que ha caracterizado las anteriores organizaciones.
Se está en tiempo de evitar esos males”[2]
Pero
lamentablemente la ortodoxia nació, también, de la mano de intereses espurios y
de figuras de dudosa trayectoria y ese era el motivo del miedo de tantos.
Figuras aquellas que antes habían sido muy criticados por sus posturas
políticas y morales, pero que fueron aceptados buscando una base heterogénea.
Un caso
claro para entender lo anteriormente dicho fue Federico Fernández Casas, alias
Fico. Este individuo era uno de los grandes magnates azucareros que decidió
dedicarse a la política y que llegó a senador. Pero asimismo Fico Fernández era
opositor al Diferencial Azucarero, mientras que Chibás era uno de sus
defensores, coincidiendo con esta postura con los comunistas.
En dos
ocasiones estuvo Chibás en el feudo de Fico Fernández para discutir
públicamente las ventajas del diferencial. En la segunda de ellas Chibás llegó
acompañado de Lelio Álvarez, Presidente de la Confederación Campesina de Cuba,
de dirigentes de la federación agraria de Oriente, la de la FEU y de
estudiantes santiagueros. El mitin que organizaron en el central América duró
dos horas. Fico no apareció[3].
La entrada
de Fico a la ortodoxia fue uno de los muchos sucesos que le sirvieron al pueblo
para chotearse de los políticos de la época. En un editorial de la revista
carteles dice:
“Este señor (Fico Fernández Casas), según confesión propia,
estaba desorientado en medio del tormentoso mar de nuestra política; pero a la
vez sentía la llamada angustiosa de la Patria, que seguramente buscaba en él un
faro de salvación. El señor Fernández Casas entonces, al igual que los célebres
patricios de antaño, se sintió urgido de consultar el Oráculo que habría de
decidir sus futuros cauces políticos. Y en busca de sibilina inspiración
asciende al Olimpo de sus barracones y bateyes y allí celebra singular
Congreso. La Voz del Pueblo, piensa, es voz divina. Y la divinidad discurre y
pronuncia el fallo que habrá de ser inapelable en la conciencia del opulento
hacendado: “afíliate al Partido de Chibás”[4].
En la
“consulta” de Fico a sus trabajadores, el 86,71 % le sugirieron el PPC(O), pero
muchos de ellos, que conocían bien al patrón, dejaron escrito en una de las
boletas: “Si con Grau usted rompió a los dos meses, con Chibás romperá al mes”[5].
Tomado del Diario de la Marina |
Como mismo
con Fico Fernández, los militantes ortodoxos no entendían la incorporación al suyo
de figuras provenientes de otros partidos donde habían defraudado a las masas.
“Alerta. Aurelio Álvarez, que pulverizó al Partido Laborista al querer
imponerse dictatorialmente, y Martínez Sáenz, que dirigió el Partido ABC, al
que unas veces lo vendía al Gobierno y otras a la oposición por unas pesetas
son los líderes más destacados de entregar la ORTODOXIA a una entente
politiquera que dirige desde los Estados Unidos el señor Fulgencio Batista
Zaldívar”[6].
Ciertamente,
aunque representaba los intereses nacionales de todos los sectores que
conformaban la nación cubana, desde su nacimiento la ortodoxia fue invadida por
individuos que amortiguaron la acción revolucionaria de las masas populares. Y
cuando la alta dirección ortodoxa fue incapaz de estar a la altura de la
exigencia popular nacional fueron los jóvenes, generalmente ortodoxos, aunque
también los hubo militando otras direcciones partidistas, quienes guiaron al
pueblo por el cauce de la Revolución.
La
explicación que daba Chibás a la entrada a su partido de figuras controvertidas
fue que era el Ortodoxo una organización política de amplia “base popular y de
procedimientos democráticos”, por lo que, recalcaba, que “podrían surgir
diferencias tácticas, pero ellas no afectarán la identificación que todos los
dirigentes ortodoxos tienen en la realización de los propósitos fundamentales
del Partido”[7].
Pero quien
conociera la Historia de Cuba sabía inmediatamente que la llegada al partido de
figuras como Fico Fernández Casas y otros varios debilitaba la credibilidad de
la organización ante el pueblo. La existencia de Chibás como líder del
movimiento favorecía la unidad y no permitía que tantos intereses diferentes lo
destruyeran, pero muerto el líder, otra cosa diferente ocurriría. Era el
ortodoxo un partido personalista.
[1]
Archivo Nacional de Cuba. Fondo Eduardo
R. Chibás. Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). Expediente 432. Legajo 16.
[2]
Ibídem.
[3]
Revista Bohemia. Sección en Cuba, 4 de abril de 1946. P. 30.
[4]
¡Y a esto llamamos democracia!. Editorial de Carteles. La Habana. 29 de junio
de 1947. p. 35.
[5]
Archivo Nacional de Cuba. Fondo Eduardo R. Chibás. Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxo). Expediente 432. Legajo 16.
[6]
Archivo Nacional de Cuba. Fondo Eduardo R. Chibás. Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxo). Expediente 278. Legajo 9. La misiva era de un tal Rogelio García
Haqrenor. Concejal Peredista.
[7]
Ibídem. Expediente 217. Legajo 8.
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