4.- Siendo inmenso el territorio holguinero fue de las primerísimas medidas tomadas por su Cabildo en este periodo histórico que hoy comentamos, al objeto de controlarlo y evitar los contrabandos, el dividirlo en Capitanías, y más cuando sus costas abarcaban 152 kilómetros, con puertos como los de Manatíes, Puerto del Padre, Gibara, Vita, Naranjo, Bariay, Samá y Nipe, y solo contaba con dos Alcaldes de la Santa Hermandad para recorrerlo dos veces al año. Por ello las primeras Capitanías en crearse lo fueron las de Auras, San Cristóbal, Bariay, y Majibacoa, que cubrían las costas y que fueron creadas en el año de 1804, año este en que desempeñaba el cargo de Teniente a Gobernador de Holguín el Capitán del Regimiento de Nápoles, don Félix del Corral.
En el año de 1823, en que era teniente a Gobernador don Francisco de Zayas, fue dividido el territorio holguinero en 14 Capitanías, que lo fueron: las de San Cristóbal, Bariay, Majibacoa, Tacajó, Sao Arriba, Tacámara, Fray Benito, San Andrés. Güirabo, Cacocum, Yareyal, Pedernales y Guairajal, notándose en la relación la falta de la de Auras, cuyo territorio había perdido Holguín al crearse el Ayuntamiento Constitucional de Gibara al amparo de la Constitución del año 1812, de corta duración.
En el año de 1833 aparece dividido el territorio holguinero en 18 Capitanías, añadiéndose a la anterior relación las de Gibara, Auras, Banes y dehesa, a las que luego se añade la de Cauto Santo Cristo, recibiendo el nombre de Maniabón la de San Andrés, para quedar reducidas en el año de 1852, fuera del periodo histórico que hoy comentamos, y por resolución esta vez del Capitán General de la Isla, en solo nueve Capitanías, que lo fueron las de Maniabón, Guabasiabo, Cacocum, Yareyal, Gibara, Fray Benito, Tacajó y Tacámara, siendo la de Maniabón la antigua de su nombre, como también lo eran las de Guabasiabo, Majibacoa, Tacajó y Tacámara; a la de Cacocum se le habían refundido las de cauto Santo Cristo y Guairajal; a la de Yareyal las de Pedernales, Yayal y Dehesa; a la de Gibara la de Auras y a la de Fray Benito las de Sao Arriba, Bariay y Banes.
Dividir el territorio en esta forma servía para vigilarlo más fácil, conocerlo y administrarlo.
Al frente de cada una de ellas se colocó un Capitán de Partido, cuyo nombramiento dependía del Capitán General de la Isla a propuesta del Gobernador de la Provincia. (El Capitán de Partido) vestía uniforme compuesto de casaca azul con vueltas, collarín y chupa encarnada, botones dorados y bastón con puño de plata, como signo de su autoridad. Su cargo era considerado como noble y honrado, dependiendo de su persona la seguridad personal de los vecinos del Partido y sus pertenencias, además del orden público. Su persona tenía que ser respetada por todos los vecinos del Partido y sus órdenes cumplidas, al ser subalterno en Justicia y en los Militar del teniente a Gobernador de Holguín, del Gobernador de (Santiago) de Cuba y del Capitán General de la Isla, cuyas resoluciones tenía que hacer cumplir, y procurar que los vecinos del Partido viviesen en paz y subordinados, se protegiesen y ayudasen mutuamente, trabajasen en los campos los campos no permitiendo en el territorio de s mando la presencia de vagos, picapleitos ni de personas escandalosas, y sobre todo, cobras las rentas, con preferencia las correspondientes al Tesoro Real. Cada Capitán tenía como auxiliar a uno o más Tenientes, uno de los cuales era su sustituto en caso de ausencias temporales, y cuyo nombramiento también dependía del Capitán General de la Isla a propuesta, esta vez, del capitán de Partido. Y como el territorio de su mando estaba dividido en Cuartones, al frente de cada uno de ellos había un Cabo de Ronda, cuyo nombramiento lo hacía el Gobernador de la Provincia y el dicho nombramiento duraba un año, al ser tenido como una carga a la que estaban obligados todos los vecinos en beneficio de la comunidad. Su persona tenía que ser respetada por todos los vecinos del Cuartón, haciendo llegar a ellos en reuniones colectivas a las que todo vecino estaba obligado a concurrir al escuchar sus toques de guamo, bajo pena de ser multados, todas las resoluciones superiores recibidas por el Capitán del Partido. Tanto a los Capitanes del Partido, a sus tenientes como a los Cabos de Ronda, durante el desempeño de sus respectivos cargos, les quedaba prohibido el familiarizarse con los vecinos “porque de otro modo necesariamente habrían de relajarse los vínculos que debían de existir entre la Autoridad y el subalterno”, estimándose que esos vínculos familiares limitarían su libertad de acción; como tampoco, durante el desempeño de su cargo, podían comerciar ni negociar, solamente permitiéndosele hacerlo con los frutos de sus propias tierras. Y si pensamos que el extenso territorio holguinero se encontraba dividido en Capitanías y estás en Cuartones, los que a su vez estaban divididos en Sitios, Estancias, Vegas y Haciendas de Crianza, (ejemplo de ello es la Maniabón, antes de San Cristóbal, a la que correspondían los Cuartones de Velasco, Las Bocas, Maniabón, Uñas, Vega de Manos, Chaparra, La Mula y Calderón); y que los Capitanes de Partido tenían obligatoriamente que dar parte periódicamente, amparados en los conocimientos que tenían los Cabos de Ronda sobre los ocupantes de sus Cuartones, sobre el nombre, edad, sexo, estado, lugar de residencia, color de su piel, esclavos y negros pardos o libres, su ocupación, nombre del dueño en caso de ser esclavo, nombre de las esposas, relación de los hijos, el número de casas, las siembras y su estado, clase y número de animales, las entradas y salidas del Cuartón, los pases de tránsito expedidos, los nacimientos, matrimonios, enfermedades y defunciones, de las fugas de los esclavos, de los delitos y faltas cometidos, cantidades recaudadas, de las lluvias caídas… que cada vecino libre o esclavo tenía que estar provisto de una Célula de Vecindad y e que no se podía salir del Cuartón sin el correspondiente Pase de Tránsito, así como debía mostrar el Pase al Cabo de Ronda los que llegasen, nos daremos perfecta cuenta del conocimiento y control que en todo momento tenían que informar al Gobernador de Holguín, al de la Provincia y al Capitán General, por apartado que se encontrara el Cuartón.
En el Archivo Municipal de Holguín se pueden leer cientos de estos informes, así como los referentes al Historial de cada Partido o de cada Cuartón. Tomemos como ejemplo de ello el del Partido del Yayal, año de 1850. Dice el informe que el Partido del Yayal se encontraba en la Jurisdicción de Holguín y que había sido creada su Capitanía en el año de 1815, siendo su primer Capitán de Partido don Jesús González; que lindaba por el Sur con las Capitanías de Guaijaral, por el Norte con la Dehesa, por el Oeste con la de Pedernales y por el Este con de Tacámara. Se calculaba su superficie en cuatro leguas cuadradas y unas 133 caballerías de tierra, de las cuales 33 lo eran de terreno árido. Por lo general su territorio era llano y sin montes, siendo su parte Norte pedregoso y de tierra colorada, mientras las restantes tenían color negro barroso. Sus Caminos bastantes transitables, debiéndose ello no al arte sino a la naturaleza, careciendo de puentes en los pasos de los ríos. No tenía verdaderos ríos ni arroyos caudalosos, entre ellos el arroyo “Miradero”, que nacía en las sabanas del Ingenio “Piedra Blanca”, en la Capitanía de Sao Arriba y hacía su desagüe en el arroyo “Holguín”; el arroyo “Mayabe”, que nacía en las sabanas de San Rafael, Capitanía de Sao Arriba, y que hacía su desagüe en el arroyo “Holguín”; y el arroyo “Marañón”, que nacía en las faldas del Cerro de Holguín, lugar conocido por La Chomba; y también el arroyo “Palai”, que se llamaba así por nacer en las estancias de Miguel Palai. Su Capitán Pedáneo en ese año de 1860 se nombraba don Gerónimo González y tenía un Teniente y cuatro Cabos de Ronda, al estar dividido el Partido en cuatro cuartones, que lo eran el de “San Miguel”, el de “San Francisco”, el de “Santa María” y el de “Santa Rosalía”. Sus primeras estancias habían sido en el año de 1870. Y existían el partido el Trapiche de don Francisco González Vallejo, que se fundó en 6 de mayo de 1801 y el de don Gabriel González, el día 7 de septiembre de 1808. Valorados los dos en $ 7 944.00, contando en el informe el valor de sus siete esclavos de dotación, de los campos de caña, de los potreros, las fábricas, instrumentos, útiles y aperos y de sus 17 yuntas de bueyes.
Contaba con 69 casas, una sola de ella era de mampostería, 10 lo eran de tablas y tejas, 6 de embarrado y 52 de guano y yaguas, sin formar caserío. Aparecían inscriptos en la Capitanía 448 vecinos, de los cuales 370 eran blancos, 39 eran pardos libres, 7 pardos esclavos, 3 morenos libres y 29 morenos esclavos; 247 vecinos eran del sexo masculino y 201 del femenino; solo 47 eran casados y 322 personas eran solteras, mientras que 14 eran de estado de viudez; solamente una de esas personas era ciega y ninguna pasaba de los 90 años de edad. De los blancos 347 eran nativos de Holguín, once eran del Bayamo, cinco del Jiguaní, dos de Santiago de Cuba, cuatro del Caney y uno de las Islas Canarias. Dice el informe, también, que el cuartón de “San Miguel” era de terreno quebrado, pero productivo y tenía 17 estancias, mencionando el nombre de sus dueños. El cuartón de “San Francisco” de terreno llano, pero solamente tenía cinco estancias, cinco potreros y un trapiche que era de la propiedad de don Francisco González. El cuartón de “Santa María”, también de terreno llano, tenía nueve estancias, cuatro potreros y un trapiche de la propiedad de don Gabriel González. Y el cuartón de “Santa Rosalía”, de terreno quebrado, tenía 27 estancias.
Informa el documento que en la Capitanía del Yayal no se fabricaba carbón al carecer de montes, tampoco explotaban metales, no tenía escuelas, ni iglesias, cementerio u hospitales. Se usaba por los vecinos como medida, la vara cubana, también “la tarea”, que consistía en cuatro varas cubanas; tenían como instrumento de trabajo las hachas, machetes, las azadas y los arados. Y que las relaciones entre propietarios y trabajadores eran cordiales. Los jornales eran escasos, y cuando los había se abonaban al día, por meses o al año, a razón de tres reales por día, o siete pesos al mes. Las cargas de ocho arrobas y su conducción a lomo de caballo se pagaban a razón de un real por legua caminada. Contaba con siete pozos artificiales y sus pastos lo eran de yerba de guinea, de Juan de Castilla, de tendedera y de malva común, como también tenían la pata de gallina, todas de uso en el ganado, ya que los cerdos comían el palmiche. Su producción anual se estimaba en 2 700 arrobas de azúcar de cucurucho y de raspadura, una arroba de almidón, cuarenta arrobas de sagú, 160 arrobas de frijoles, 1 959 arrobas de patatas, 80 de millo, ocho de añil, 140 de cera, 40 de queso, 4 876 de maíz, 160 barriles de miel de abeja que se obtenían de 161 colmenares, 9 cargas de tabaco, 1 950 de plátanos, 1 306 de viandas, 2 612 de hortalizas, 4 050 de maloja, 3 091 de cogollos y yerba de guinea. La arroba de azúcar de cucurucho y raspaduras se vendía a siete reales, los plátanos en general a tres reales el ciento, el sagú a dos reales la libra, el almidón a doce reales la arroba, el añil criollo a cuatro reales la libra, la cera a cinco pesos la arroba, la carga de tabaco de doscientas libras, a dieciséis pesos. También contaban con 105 bueyes, 242 caballos y yeguas, 61 mulos, 249 toros y vacas, 86 añojos, 184 cerdos, 198 pavos comunes, 2 pavos reales, 764 gallinas, 62 gallinas de guinea, 132 patos, 348 palomas, y 991 pollos. Vendían los cerdos “corraleros” antes de ser cebados, a 6 pesos y los cebados a 8 y hasta 10 pesos, las vacas y toros a 12 pesos, los pollos bien plumados a un real sevillano, los huevos a 3 por un medio, las viandas a un peso el cerón. Y la maloja, el cogollo y las restantes yerbas, de acuerdo con la estación, a 4 reales la carga en la época de abundancia y a 8 reales en época de seca.
De acuerdo con el informe el ganado gozaba de buen tamaño y calidad, no necesitando de mejoras.
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