Desde cuándo tenía conocimiento José Martí sobre
Holguín y los holguineros es algo casi imposible de precisar; sin embargo hay
referencias de que mientras estudiaba en España conoció al joven estudiante
holguinero Eudaldo Tamayo Pavón.
También encontramos apuntes que nos remiten a referencias
martianas sobre esta tierra norte oriental de Cuba en tan temprana fecha como
la de su estancia en México, (desde el 8
de febrero de 1875 hasta el 29 de diciembre de 1876).
La canoa en que se encontraba Cuauhtémoc es interceptada por el capitán García Holguín. Cuauhtémoc prisionero, siglo XIX. Museo Nacional de Historia. México |
Las primeras son notas tomadas, tal vez, con el
propósito de escribir una historia sobre México; habla en ellas del capitán García Holguín, fundador del hato de
Holguín aproximadamente en el año 1545.
He aquí
textualmente lo que dejó apuntado:
Aquella
noche misma resolvió Cortés por su
parte acabar la guerra con una sola hazaña; [papel roto] Cuauhtémoc por la suya
trató de [papel roto] fuerza es salud y se embarcó en una canoa montada por 20
hombres pa. bogar con más velocidad.
Al
amanecer se adelantó Cortés con su gente y cuatro piezas de artillería, en el
barrio, en donde los habitantes que se habían escapado de los reveses de la
guerra, estaban encerrados como corderos en un redil. Dio orden a Sandoval y a
Alvarado que iban a bordo de los bergantines, pa. q. cerrasen el paso a las
canoas de la ciudad, que estaban caladas al amparo de ciertas casas, (roto el
papel) especialidad pa. q. procurasen apoderase del Emperador, y cogerlo vivo,
sin hacerle daño.
Enseguida
mandó a los restantes de los suyos, que sacaran los bajeles de México, y él
subió a una torre en busca del Emperador, en la cual halló a Tihuacoa,
gobernador y capitán de la ciudad, a quien le costó mucho reducir a que se
rindiera.
Después
salió una multitud tan grande de ancianos, mujeres y niños, y con tanta
precipitación se quisieron embarcar, que sumergieron los barcos y hubo gran
número de ahogados.
(…)
Entonces
Cortés, habiendo hecho tirar una arcabuzazo pa. q. estuvieran prestos sus
oficiales, no tardó en tomar posesión de toda aquella inmensa capital.
Los
bergantines atravesaron también toda la flota de los barcos mexicanos, sin la
menor resistencia, y abatieron el estandarte real de Cuauhtémoc.
García
de Holguín, Cap. de uno de los bergantines persiguió la gran canoa de los 20 remos,
y como sus prisioneros le confirmasen en la sospecha q. le había inspirado la
mucha gente q. se veía en ella, le dio caza y a poco rato logró alcanzarlos.
Cuando
Cuauhtémoc, q. estaba en la proa, y se disponía a pelear, vio las ballestas de
los españoles armadas, y las espadas desnudas contra él, se rindió y declaró q.
era el Emperador.
García
de Holguín, gozoso con tan buena presa, volvió la proa y llevó su prisionero a
Cortés, q. lo recibió con mucha reverencia[1].
Probablemente
cuando Martí copió este pasaje de un libro sobre la conquista de México no
asoció el nombre del conquistador García Holguín con el del fundador de esta
ciudad.
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Existen otros fragmentos fechados en el mismo tiempo
que el anterior, pero donde se descubre que ya Martí tenía referencias de
Holguín como localidad:
Rafael Varona había
servido en la Caballería
a las órdenes de Ryan, y cuando éste dejó la Isla fue designado para el mando del cuerpo. Al
tiempo de su captura, estaba de visita en un rancho que se había construido en
los bosques, donde se ocultaban unas treinta señoras, tres de ellas hermanas
suyas, y muchos niños. Guiado por algún traidor un cuerpo español, dividido en
dos columnas, llegó hasta el rancho y lo rodeó. Varona conoció que había llegado
el momento decisivo para él, pero montando su revólver salió a encontrar a los
crueles tiranos de su patria. Las mujeres y los niños caían desmayados. La bala
de un fusil se sepultó en la frente de Varona. (...) No podían identificar la
víctima, y arrastrando a una de las señoritas, María Aguilar, hacía el cadáver,
la amenazaron con la muerte si no declaraba el nombre del que acababa de morir.
Ella dijo que era de Holguín, que a nadie conocía en aquella jurisdicción, y
que ignoraba completamente lo que le pedían que confesara…[2]
El
anterior es un fragmento que forma parte de una traducción que hizo Martí de un
relato de Lila Waring de Luaces, publicado en el The New York Times del 10 de
diciembre de 1871 bajo el título “Atrocidades en Cuba”. Se desconoce la fecha de
traducción.
En
otro, fechado el 18 de mayo de 1875, se refiere a una polémica titulada
“Conciértenme esas medidas” que publicó en la Revista Universal, de la ciudad de México, donde
desenmascara a José E. Triay, corresponsal en La Habana de El Federalista y El Monitor, quien había escrito lo que Martí reproduce y cuestiona:
Se
habla de un nuevo hecho de armas sostenido en Holguín por un puñado de
separatistas contra la fuerza del gobierno español los cuales fueron
rechazados.
Ha
sido asesinada la joven Da. Calvina Ricardo, a causa de su admiración por
España. Su entierro tuvo lugar en Holguín, acompañando su cadáver un gran
número de personas[3].
Certificado de defunción de Balbina Ricardo. |
Leer además: Los Hermanos Aguilera, de Holguín, Cuba
Asimismo
es significativo que José Martí en sus notas de viaje, en tránsito de México a
Guatemala, hizo la descripción de un hombre en la que se refiere a una característica
que según él es propia del holguinero: “esta figura, tostada y entusiasta como
las de nuestra tierra; cuando se yergue entero, fornido como un baracoense, de
correcto rostro, como un holguinero, de habla antigua y fogosa, como un camagüeyano”[4]
En 1879 José Martí conspira en La Habana. Es
vicepresidente del Club Revolucionario Cubano. Tras la disolución de esta
organización de patriotas, Martí asume la responsabilidad de subdelegado del
Comité Revolucionario Cubano de Nueva York en La Habana; el delegado lo era el
holguinero José Antonio Aguilera y de la Cruz. Esto vincula a
Martí directamente con Holguín. Posteriormente en Nueva York desde enero de
1880 sostuvo una estrecha amistad con otro holguinero, el General Calixto
García Íñiguez, presidente del Comité Revolucionario Cubano en dicha ciudad,
del que José Martí era vocal; ello le hace seguir muy de cerca todo lo que acontece
en este territorio.
El 4 de agosto de 1892, en carta
a Gerardo Castellanos, dice el Apóstol: “De personas ¿qué le diré? Eso Ud.
conoce mejor que yo. Puedo decir que Las Villas es de donde, personalmente, he
recibido pruebas más numerosas de la preparación del espíritu público a la
guerra. Holguín y Baracoa no están flojos por Oriente…”[5]
Cinco
días después escribe otra carta, esta vez dirigida al patriota José Dolores
Poyo:
“Lleva el comisionado a
Oriente, que empezará por Holguín, instrucciones amplísimas adaptadas a la
situación. Sartorio, por mis informes, pasa públicamente por conspirador. Puedo
asegurarle que, contra lo afirmado, ni en Santiago ni en Baracoa existe hasta este
instante, según personas recién venidas con informes y cartas, conexión alguna
con lo de Holguín. El comisionado las establecerá, y los pondrá juntos. Le
ruego, y a Fernando, que escriban a Holguín, a Sartorio, anunciando que va el
comisionado, quien se le ha de presentar con el nombre, supuesto por de
contado, de Peter McFarland[6].
Y el día 5 de
mayo de 1893 redacta un telegrama, del cual no conocemos su destinatario; pero
al leer el texto queda demostrado que sí está al corriente de los preparativos
que se hacían para la guerra necesaria: “Escriba Gómez alzamiento Holguín y guarde
reserva ante cualquier visitante hasta mi inmediata llegada envié respuesta a
Tesorero Guerra”[7].
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